Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lazos por Tina Black

[Reviews - 65]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Algo tarde, pero aquí está, disfrutenlo.

-¿Y...? ¿Entonces...?

-¿De qué?

-¿Por qué odias a tu amigo, pero estás llorando a mitad de una terrible situación suplicando para que no muera?

-Eso fue muy duro... –El espadachín vio a la bruja dimensional, notó que hablaba en serio por su expresión en el rostro.

-¿A dónde quieres llegar? ¿No te has dado cuenta, cierto?

-... –El peli verde estaba confundido – ¿Qué mas sabes de mí?

-Lo necesario para poder derrotarte... Pero ese no es mi trabajo... Lo que puedo decirte es que tienes un hábito...

-¿A qué te refieres con eso?

-Si no cambias pronto ese hábito, habrá consecuencias... Si no enmiendas ese error, cuando menos te des cuenta, será demasiado tarde... –Dijo esto la peli negra mientras se levantaba de su lugar para ir a descansar –Hasta que tu amigo se recupere, puedes pasar el tiempo aquí, pero claro, lo cargaré a tu cuenta... Mañana me lo pagarás... –Respondió dirigiéndose a la puerta de la sala para salir, dándole la espalda al espadachín.

-¡Alto...! –Ordenó Zoro posando la hoja de la espada Sandai Kitetsu en el hombro de Yuko, ella no se inmutó en lo más mínimo – ¿Dijiste que tenias el poder suficiente para derrotarme no es así? Demuéstramelo... –Dijo el espadachín con un aura retadora.

-... –La chica cerró los ojos –Jmm... Veo que esa espada tiene un gran poder... Inténtalo... –No podía creer lo que Zoro había escuchado, antes de poder hacer un movimiento, sintió algo extraño en su espada, no emanaba la misma presencia, era como si la espada no quisiera ceder a pelear contra Yuko. Hasta que sintió una fuerte descarga en su brazo, soltó la espada y esta cayó al suelo. –No soy buena para una pelea, pero si para detener una... Si no me querrás ver enojada, y ni siquiera lo pienses... –Giró un poco su vista hacia Zoro y continuó –Piensa en lo que te dije... Hay una cama extra en la habitación en donde está tu amigo. Buenas noches, Roronoa-san –La chica se retiró de la sala para ir a descansar a su cuarto, dejando a un marimo sobándose su muñeca, cuando sintió que el dolor se había ido, levantó la espada y la guardó –Parece que no es cualquier persona... Sería una gran adversaria... –El peli verde se retiró de la sala para ir a dormir a su habitación temporal. Al llegar, dio un pequeño vistazo a su compañero, Sanji se encontraba durmiendo, en su semblante se mostraba una tranquilidad, pero había algo que no tenia tranquilo a Zoro –Mas te vale despertar cocinero... Tal vez sea acogedora la sala... Recogió el futon y lo llevó a la sala para poder dormir.

Mientras tanto:

-Sí, disculpa que te llame a estas horas... Gracias. Serás compensado con un gran festín... Por supuesto, Watanuki hará un delicioso banquete... De acuerdo, te veo mañana Doumeki-kun... Buenas noches –Yuko colgó el teléfono –Quién diría que ese joven espadachín atrae los problemas al igual que esa chica Himawari-san, al menos su mala suerte no es tan poderosa como la de ella. Una vez que ellos estén afuera, efectuaré mi plan... Presiento que esto se pondrá interesante...

Al día siguiente:

Ya habían pasado más de las once de la mañana, Zoro no despertaba de su profundo sueño, hasta que... –¡Despierta! –Un extraño conejo negro parlante aterrizó sobre su cara, logrando despertar de golpe al espadachín. Con trabajos se logró quitar de la cara a la molesta bola de pelo -¡UN CONEJO! ¡Fuera de aquí! –Aventó al animalito quien cayó al suelo y giró, se detuvo y se lavantó -¡Hey! ¿Qué sucede contigo? ¡Ya es muy tarde! –Zoro pegó un grito al ver que el conejo tenía sentido de la razón y hablaba –Mokona no es un conejo... ¡Mokona es Mokona!

-¿Qué rayos pasa aquí? –De pronto unas niñas entraron a la sala con la ropa limpia del peli verde en sus manos. -¿Unas niñas?

-¡Buenos días! –Dijeron las gemelas al unísono, la peli negra estaba viendo el show desde el marco de la puerta –Vaya... Al fin despertaste... Déjame presentarlos, ella es Maru y ella es Moro –Dijo señalando a cada niña –Sus nombres son Marudashi y Morodashi, ¿son lindos nombres, no?

-¡¿En qué diablos estabas pensando al bautizarlas?! –Gritó sonrojado el espadachín –Nunca pensé que habían más personas como ese cocinero o Brook...

-¿Brook...? ¿Te refieres al esqueleto parlante? –Dijo la chica con una sonrisa picara.

-¡Ya deja de hablar de mi vida! –Gritó el marimo con fastidio.

-Pasemos a otro tema, Roronoa-kun... En cuanto te termines de arreglar quiero que vayas a hacer un mandado por mí...

-¿Un mandado? ¿Qué clase de mandado?

-Bueno, es el pago por haberte quedado aquí y mientras mas tiempo pase aquí, mas deberes te voy a encargar...

-¿Como sé que no eres una tratante...?

-¡Termina de vestirte!  -Yuko arrojó a Mokona con fastidió atinando sobre la cara de Zoro –Por cierto, el es Mokona, te sugiero que seas más amable con el...

-¿Qué es un Mokona? –Dijo el espadachín volviendo a quitarse de encima al pequeño

-¡Ya te lo dije Mokona es Mokona...!

-Muy bien, vayan a ayudar a Watanuki con los deberes y díganle que también tengo un trabajo para el... -La bruja dimensional se dirigió hacia sus ayudantes -¡Siiii! –Los pequeños se retiraron de la sala junto con Yuko, dejando al marimo tranquilo para que pudiera vestirse. Watanuki se encontraba terminando de tender algunas sabanas –Serias la esposa perfecta de cualquiera... –Buscó al dueño de aquella voz y con una actitud de muy pocos amigos Watanuki dijo  –¡¡¡Doumeki!!! ¡¿Qué haces aquí?!

-Tu jefa me pidió que viniera... –Zoro terminó de ponerse sus botas y salió al jardín para ver lo que estaba pasando –¿Te está molestando?

-Mmm... Ah, buenos días, Zoro-san, no...  Bueno, reconozco que es un tipo muy desagradable, pero no es peligroso –El peli verde fijo su vista hacia Doumeki y este respondió con total calma –Es un gusto, soy Doumeki Shizuka... –Dijo en reverencia.

-Mucho gusto, Zoro –Hizo la misma reverencia.

-Un momento... Tienen la misma voz... ¿Pero...? –Yuko salió a verlos y saludó a Doumeki –Ah, Yuko-san. ¿Para qué me necesitabas? –Preguntó Watanuki

-Cierto, necesito que tu y Doumeki vayan a entregar esto, la dirección está en este papel, después de ahí necesito que traigan estas cosas –Dijo la peli negra dnadole a Watanuki  una pequeña bolsa de tela de color morado cerrada, no pesaba demasiado –No la abran hasta que se lo entreguen al dueño de la tienda. –Después se acercó al marimo –Roronoa-kun, debes ir con ellos... Sólo promete que no te separaras de ellos...

-Cómo si te fuera a hacer caso... –Cuando menos lo esperó, la chica le había puesto un brazalete en la muñeca -¿Qué es esto? ¿Por qué me lo pusiste? –Trató de quitárselo, pero no pudo, Yuko se acercó a Doumeki y le puso un brazalete idéntico al que le había colocado a Zoro –Sólo yo puedo quitártelo, esto servirá para que no te pierdas, Doumeki, si ves que se separa de ustedes sólo da la orden de que regrese a ustedes... Has la prueba... –Doumeki miró por un momento el brazalete y obedeció.

-Ven... –Zoro comenzó a sentirse extraño y empezó a caminar en contra de su voluntad hacia el muchacho.

-Eres una... –El peli verde miró con odio a la chica y esta sólo hizo su clásica sonrisa de triunfo –Maldita...

-Luego me dirás lo que quieras, ahora vayan... ¡Con cuidado! –Los tres jóvenes salieron de la casa a hacer lo que la chica les había encargado. Una vez que ya no estaban, entró de nuevo a la casa para ir a revisar el estado de Sanji. Estaba caminado por el pasillo pensando en cómo iba a efectuar el plan, llegó a la puerta de la habitación. –Este muchacho no debe dejar ir lo que lo ha hecho feliz por culpa de las tonterías de su marimo... Ellos deben aprender una lección, pero primero, debo conocer lo que guarda en su corazón este joven. Sanji estaba sentado en la cama contemplando las pequeñas mariposas que estaban en las telas. No llevaba mucho despierto, hizo memoria de lo que había pasado, apenas recordaba el momento en el que la bala lo había herido y ahí todo se volvió oscuro. Ahora lo que quería saber era como llegaron a ese lugar y donde se encontraba su nakama. Estaba muy confundido, traía puesta una bata, se tocó el pecho y se percató que ya no tenía la herida, ni siquiera una marca –Ya no está... ¿Qué pasó...?

-Me alegra mucho que encuentres mejor... –La voz de Yuko rompió los pensamientos de Sanji y este la vio que estaba recargada en el marco de la puerta, se había perdido en sus pensamientos que no escuchó cuando la mítica mujer abrió la puerta. Y claro como era de esperarse el cocinero se emocionó al instante al verla. Nunca, aparte de Robin, había conocido a una mujer con una personalidad tan misteriosa pero muy atractiva.

-¡¡¡¡UNA DIOSA!!!! ¡Tú fuiste quien me salvó! Pensé que nunca iba a ser merecedor de recibir el cariño y el cuidado de una hermosa mujer como tu –Dijo esto parándose de la cama e ir a sostener con gentileza la mano de su nuevo amor -¿Cómo voy a pagarte por este gran favor, mi hermosa y misteriosa mariposa? –Yuko se sentía muy alagada por el trato que le daba el cocinero. –Eres muy gentil y muy bueno para rimar los cumplidos –Dijo con una sonrisa –Para mi querida... Ah, sí, lo siento mucho... Mi nombre es Sanji. ¿Cuál es el tuyo?

-Yuko, Ichihara Yuko –Dijo con mucha amabilidad la peli negra

-Ah, Yuko, que hermoso nombre... ¿Puedo llamarte Yuko-Chwan o Yuko-swan? ¿O tal vez...? –La chica puso su dedo índice con delicadeza en los labios del cocinero. –Con llamarme por mi nombre está bien, querido Sanji-san –Dijo con una sonrisa que provocó que el cocinero girara de tanta felicidad desbordando corazones, mientras que Yuko lo miraba con toda la tranquilidad, la verdad a Yuko no le molestaba la actitud de Sanji, se acercó al joven enamorado y colocó su mano sobre el mentón de éste. Sanji quedó hipnotizado ante la acción de la chica pensando que iba a recibir un beso, cerró los ojos y alzo sus labios para responder aquel beso, pero nunca llegó –Sanji-san... ¿Podrías sentarte en la cama por favor...? –Dijo la bella bruja y Sanji sin dudarlo obedeció y se sentó como niño bueno, mientras que Yuko acercó una silla y se sentó en frente del cocinero.

-Sanji... ¿Tu nombre está compuesto por los números de tu cumpleaños, verdad?

-Sí, supongo que no es un nombre muy original... Jajajaja...

-Para nada, es un lindo nombre... Lamento decirte que lo que hice por ti no fue por decisión mía, de hecho fue un deseo...

-¿Un deseo...?

-Zoro deseó que te recuperaras... –Sanji no podía creer lo que había escuchado... –Entonces... –El cocinero bajó la cabeza –Zoro... –Estaba confundido. Ya no sabía que pensar de su nakama, había sido un completo patán con él y después estaba pidiendo porque salvaran su vida –Sanji... No es bueno que afirmes tu fecha de cumpleaños así como así, si lo haces...

-Es porque estoy dándole a esa persona la habilidad de ver mi pasado y mi futuro... –Yuko no sé esperaba una respuesta como esa, estaba sorprendida.

-Ya veo... ¿Por qué no dudaste de mí?

-Porque puedo ver en ti que eres una buena mujer... Sé cuando una mujer miente o dice la verdad... Mi deber como caballero es proteger y amar a las mujeres sin importar qué...

-Eres un hombre muy interesante... Aunque no compartan la misma sangre, te doy por hecho que eres el hijo legítimo del hombre que te salvó...

-Sabía que las supersticiones no eran falsas... En verdad sabes de mí...

-Es bueno saber que aun hay humanos que no subestiman lo sobrenatural o lo que no ven a simple vista... Es por eso que hay un dibujo en tu cartel... Jeje –Dijo un poco divertida la peli negra.

-No me recuerdes eso...

-Jajajaja... Está bien, no lo tomes como algo malo, por ahora no corres mucho peligro de que te molesten en tu mundo...

-Tienes razón... Es cierto... ¿Cómo voy a agradecerte por lo que hiciste? Me dijiste que no lo hiciste por tu propia voluntad, pero quiero agradecértelo, tu me curaste... –Dijo el cocinero con mucha pena.

-Descuida, tu amigo ya lo pagó... Con darme las gracias es más que suficiente para mí...

-Claro que no... Voy a pagártelo como sea... No lo tomes como un pago extra, tómalo como un regalo... Pero... No tengo nada que ofrecerte... Demonios...

-Sabes cocinar, ¿no?

-Es cierto, puedo hacer lo que quieras... Pídeme el platillo que sea, no importa... Sé que no será suficiente, pero...

-Descuida, Sanji. Eso lo hablaremos después, ahora necesito saber cual será tu deseo...

-¿Mi... Deseo?

-Esta es una tienda donde puedo cumplir todos tus deseos, siempre y cuando sean pagados por el mismo valor de éste, ni más ni menos...

-Yuko... San... –Sanji no podía creer lo que estaba pasando, sabía que esa herida que había recibido era algo que ni siquiera Chopper podría ser capaz de curar, sólo un milagro lo salvaría o en este caso por medio de la magia. A diferencia de Zoro, pudo comprender un poco lo que estaba pasando a su alrededor, pero le costaba entenderlo todavía – ¿Cómo te lo pagó ese tonto?

-El pagó con su sangre... Los deseos no son pagados por dinero, dependiendo de la magnitud de tu deseo, puedo cobrarte desde lo más insignificante, hasta lo más complejo...

-Siempre y cuando tengan el mismo valor... El deseo de ese marimo era salvarme y lo hizo dando su sangre, porque lo más justo...

-Exacto... Y tú tienes un deseo... ¿No es así...? –Yuko apoyó su brazo sobre el brazo de la silla, recargando su cabeza sobre su mano a la vez –El abrió una vieja herida que habías tratado de mantenerla muy en el fondo de tu corazón... Pero uno no puede escapar de su pasado... Por más que lo quieras olvidar o reprimir, es imposible –En la misma posición, miró a Sanji a los ojos y continuó, pero está vez articulando sus labios sin sacar sonido alguno, algo que sólo escucharía el corazón de Sanji.

-<<V-I-N-S-M-O-K-E   S-A-N-J-I>> -Las ondas que ataban a Sanji se hicieron presentes, al fin el cocinero podía ver los hilos que lo tenían aprisionado, el cocinero estaba petrificado al haber escuchado ese apellido.

Notas finales:

No olviden darme sus comentarios, nos vemos :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).