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Cachorros por Tenshi Lain

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Cachorros.

By Tenshi Lain


Notas en negativo:


-Los personajes de YU-GI-OH! son propiedad de Kazuki Takashi, solo los utilizo porque ADORO el SetoXJoey.

-Esta Historia contiene Shonen Ai, si no te gusta, ya sabes donde está el botón para salir, si te gusta ¡disfrútalo!

 

Cap. 10

Joey entró en el cuarto de su hija por la mañana. La pequeña seguía durmiendo, aunque enseguida se percató de que algo no iba bien. Su respiración era irregular. Se acercó deprisa y comprobó con espanto que estaba ardiendo de fiebre.

- ¡Seto! - llamó a gritos mientras se apresuraba a coger a la niña en brazos. El moreno entró corriendo aun a medio vestir.

- ¿Qué pasa?

- Tenemos que llevarla al hospital, está muy mal - dijo Joey haciendo todo lo posible por mantener la calma.

- Abrígala, yo llamaré al chofer y nos iremos al hospital - dijo Seto volviendo a salir.

Joey cubrió a su hija con una manta y salió; por el caminó se encontró con un par de doncellas que le dijeron que el coche estaría en la entrada en unos instantes. Ambas observaban al pequeño sol de la casa extremadamente preocupadas. Hana le salió al paso mientras se dirigía a la entrada.

- Señor... - llamó casi ahogada por la angustia. Pero antes de que Joey pudiera contestar Kaiba llegó a su lado ya vestido y ambos salieron hacia el coche.

- Date prisa Hiroshi - ordenó Seto, aunque no era necesario. Tan pronto como el moreno había cerrado la puerta, había salido disparado.

Kaiba llamaba al hospital con su móvil para que estuvieran preparados para su llegada, después cortó la llamada y miró a sus dos acompañantes. Joey acariciaba distraídamente la cabeza de Kari mientras susurraba palabras de ánimo a su inconsciente hija.

- Todo irá bien, no te preocupes... estamos aquí... enseguida llegaremos al hospital... todo irá bien...

Seto solo observaba en silencio. El nudo de su garganta no le permitía articular palabra. La pequeña entreabrió los ojos pesadamente y los observó en silencio, intentó decir algo, pero volvió a caer inconsciente.

Tras lo que se les antojó una eternidad, llegaron al hospital. El doctor Kenta junto a varias enfermeras se apresuraron a poner a la niña sobre una camilla y la llevaron a toda prisa dentro.

Un rato después el doctor los recibió en su despacho tras haber examinado a la niña. Joey explicaba hecho un mar de nervios como había encontrado a la niña y que había pasado muy mala noche. El doctor suspiró cansado, como si acabaran de confirmarle algo que temía.

- Me temo que ahora si que hay que ingresarla. Tiene que estar bajo estrecha vigilancia las 24 horas. Un susto como el de hoy era inevitable.

- Ya... - dijo vagamente Joey con la mirada perdida entre los diplomas del doctor.

- ¿Se sabe algo de la lista de donantes? - preguntó Seto.

- Aun nada, ya les dije que era extremadamente difícil encontrar uno fuera de la familia...

- Anoche hablé con la madre de Kari - dijo de pronto Joey dejando sorprendidos a los otros dos - llegará el miércoles, entonces sabremos si todo está perdido o no.

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- Creía que no mantenías contacto con ella - comentó Seto bebiendo café. Estaban sentados en la terraza del aeropuerto. Esperando que anunciaran la llegada de aquel vuelo. Un extraño regusto en el estómago lo tenía inquieto, pero no podía hacer nada al respecto.

- Y no lo hago - contestó el rubio mientras removía distraídamente la cuchara en su taza -. No había hablado con ella desde hacía doce años. Pero tenemos amigos comunes...

- ¿Quien? - preguntó con curiosidad.

- ¿Recuerdas a Tea Gardner?

- ¿Cómo no? - dijo con una leve nota de sarcasmo.

- Pues bien. La llamé la otra noche y le pedí que averiguara el número de teléfono de una antigua amiga suya y esta a su vez el de la madre de Kari.

- ¿Cómo la conociste? - preguntó el CEO. Ahora era el momento de averiguar lo que siempre había querido saber.

- Después de acabar de estudiar gráfica me fui de viaje con Thomas, ya sabes el fotógrafo - Kaiba asintió -. Viajamos por casi todo el viejo continente: Grecia, Italia, Alemania, Inglaterra, Francia, España y finalmente Portugal. Después saltamos el charco y fuimos a América. Visitamos Washington, los Ángeles, California y finalmente Nueva York. Allí me reencontré con Tea. Estaba estudiando danza en una prestigiosa academia. Para celebrar el encuentro, me invitó a una fiesta que habían organizado algunos de sus compañeros de grupo. Una vez allí me presentó a su compañera de piso Mishel y a la prima de esta, June.

- ¿La madre de Kari? - aventuró Seto al notar el tono con que pronunció su nombre.

- Si - confirmó con una sonrisa nostálgica -. Era una chica muy atractiva, cabello castaño y rizado, sonrisa preciosa, ojos centelleantes y carácter fuerte y temperamental.

- Toda una mujer - dijo Seto con algo de sorna. No intentó detener aquel repentino brote de celos, de todos modos nunca había podido contenerlos.

- Si, así es - siguió Joey sin darse cuenta del tono de su pareja -. Su familia era de Filadelfia y ella estaba estudiando en San Francisco, compartía piso con su novio. Pero justamente aquella semana habían tenido una fuerte discusión y ella se había ido a casa de su prima mientras se le pasaba el cabreo. Además su novio iba a partir de viaje de estudios y no se verían en una buena temporada... En aquella fiesta bebimos de más. Para ser sincero no recuerdo mucho de aquella noche. Estuvo contándome pestes de su novio, pero también realzaba sus virtudes. Se notaba que estaba muy enamorada de él. Pero también estaba muy resentida. Aquella noche quería olvidar... y yo también...

- ¿Qué querías olvidar? - preguntó Seto dejando su taza a medias sobre la mesa.

- Supongo que un poco de todo. Me gustaba mi trabajo, viajar, ver mundo, conocer gente... pero me sentía solo. No tenía un lugar al que regresar, a nadie con quien volver.

- ¿Y tu hermana? ¿y tus amigos? - Joey sonrió, al recordar cierta noche en la que le había preguntado lo mismo al CEO mientras deliraba de fiebre.

- Ya sabes a que me refiero - dijo con una sonrisa, clavó los ojos en su taza y prosiguió su relato -.  Las penas se ahogaron en alcohol y a la soledad la engañamos por unas horas. Al despertar a la mañana siguiente y ser conscientes de lo que habíamos hecho, decidimos de mutuo acuerdo olvidarlo. No había sido más que un revolcón que no significaba nada para ninguno de los dos. Yo continué con mi trabajo y ella regresó a sus estudios en San Francisco. No volví a saber nada de ella hasta cuatro meses después. Entonces yo estaba en Nevada, nunca supe como me localizó pero el caso es que lo hizo y me comunicó la gran noticia: Esperaba un hijo mío. Ya estaba de cuatro meses, no podía abortar y tampoco podía presentarse en casa con el hijo de otro. Recuerdo que le pregunté a June si esperaba que le propusiera matrimonio - Kaiba se atragantó -, pero ella se rió y me dijo que no soportaría vivir con alguien a quien no amara y que sabía que yo era de la misma opinión. Dejé el trabajo con Thomas y los dos nos instalamos en un pequeño pueblo cerca de un lago. Allí pasamos los siguientes cuatro meses hasta que nació Kari.

- Querrás decir cinco...

- No, Kari es ochomesina. Nació antes de tiempo, pero no muy baja de peso y con buena salud... je je hasta en eso se notaba que era impaciente -sonrió con nostalgia al pensar en su niña -. La idea era tener a la niña y darla en adopción, pero no pude. Cuando la tuve en mis brazos por primera vez, algo se me removió aquí - dijo golpeándose el pecho levemente con el puño -. Era mi sangre la que corría por sus venas. Sangre de mi sangre. Era parte de mí. Nunca he abandonado a los míos y no iba a hacerlo en ese momento. Lo hablé con ella, le dije que yo me haría cargo. Nunca tendría que volver a saber de ella si no quería y yo tampoco le hablaría a Kari de su madre. June aceptó y tras recuperarse del parto regresó a Filadelfia con su familia. Como si nada hubiera pasado, para ellos simplemente se había ido de viaje unos meses.

Un tenso silencio siguió a aquel relato. Los altavoces anunciaban la llegada y salida de los diferentes vuelos, entre ellos, el que estaban esperando. Se pusieron en pie y caminaron hacia la terminal para recibirla.

- Y durante todo este tiempo no has sabido nada de ella - comentó Seto observando a los pasajeros que salían.

- He dicho que no hemos mantenido el contacto, no que no halla sabido de ella - le corrigió el rubio -. Al medio año se casó con su novio de toda la vida, con el que sigue viviendo en la actualidad.

- ¿Cómo lo sabes?

- Tú mismo me lo dijiste - contestó Joey con una enigmática sonrisa. Entonces levantó un brazo y saludó a alguien entre la multitud -. No te he dicho su nombre de soltera ¿verdad?

- No - dijo Kaiba mientras veía acercarse a una mujer vestida de azul oscuro, aunque no podía distinguir su rostro.

- Slyther. June Slyther...

- ¡¿La hija de Geremy Slyther?! - preguntó Seto impresionado - ¿el magnate americano?

- Así es y actualmente esposa de Nicolas Regan, presidente de la más grande empresa de software de realidad virtual de EE.UU.

La mujer por fin llegó ante ellos, cabellos castaños lisos y de corte moderno. Elegante traje azul oscuro que hacía resaltar sus ojos anaranjados. Los cuales se fijaron en Seto al instante.

- Señor Kaiba es un placer volver a verle - saludó con cortesía al muy impresionado empresario.


Continuará...


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