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Salvador por Aurora Execution

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Notas del capitulo:

Hola gente bonita, regreso con un nuevo capítulo :) debo agradecer siempre sus lindas palabras. Sólo me resta decir que disfruten de la lectura, el próximo será el último capítulo.

Es probable que si la vida le diera la oportunidad de escoger nuevamente, buscaría ese mismo instante en que sus ojos lo encontraron.

 

 

El sol no salía todavía, pero para James no valía la pena permanecer en ese lugar. Se movió con cautela, siendo consciente de que el niño dormía profundamente en el granero, se decidió a recorrer el lugar en busca de algún vehículo que le ayudara a escapar, no muy lejos de ahí encontró una camioneta algo vieja, pero que, después de revisarla un momento, pudo deducir que funcionaba perfectamente. El soldado de invierno apretó sus dientes cuando sintió el motor encenderse, esperaba que los dueños se percataran del hurto cuando estuvieran lo suficientemente lejos, bastante ya con tener a la mayor organización terrorista sobre la Tierra tras ellos, como para sumarle unos campesinos furibundos.

 

Regresó al galpón viendo que Tony no se había movido de su lugar, seguramente demasiado cansado como para percibir algo a su alrededor, quizá debería envidiarlo, pero el castaño ya no era dueño de su libertad… justo como él.

Lo tomó entre sus brazos cargándolo con un cuidado que no se había permitido tener con nadie en mucho tiempo, Tony se removió unos instantes, acomodando su rostro sobre el pecho de James, encontrado ese lugar al parecer cómodo a juzgar por el suspiro que dio. Y aquella sensación extraña volvió a apoderarse del implacable asesino. James no lo sabía, o no podía darle nombre a esa sensación sobreprotectora, pero parecía algo innato en él, una costumbre que parecía guardar su mente, una resonancia con viejas vivencias, casi como… y sí, la revelación le cayó como un balde de agua helada; era él, con la necesidad de proteger a su escuálido amigo. Bajó su rostro observando al joven en sus brazos, Tony se parecía en cierta forma a Steve, delgado, aunque no al extremo del rubio, pero sin dudas su apariencia frágil despertaba en el soldado todos esos recuerdos que vivió en su pasado con Steve. En su pasado donde era alguien, donde fue libre… donde todavía no se había ensuciado las manos con la sangre ajena.

 

¿Y ayudar al hijo de Howard lavaría sus manos?

 

No, por supuesto que no. Pero sería un peso menos sobre la enorme mochila que cargaría el resto de su vida.

 

Abrió la puerta del copiloto, acomodando a Tony en el asiento, este emitió un leve quejido y un pequeño puchero se formó en sus labios «adorable» tal y como vino ese pensamiento, lo desechó. Cerró la puerta, subiendo él del otro lado, dando marcha, no sabía muy bien hacia dónde, pero mientras más lejos se hallaran, tendrían posibilidad de buscar al mayor de los Stark, quizá y Tony tenía razón y Howard podría ayudarlo, quizá juntos buscarían la manera de destruir a Hydra para siempre, después de todo, el ingeniero era un hombre poderoso, seguramente tendría contactos, tal vez alguno de sus antiguos compañeros también le ayudarían… por primera vez desde que despertó como su alter ego, la esperanza brilló en sus ojos.

 

 

Unos bruscos movimientos hicieron que su cuerpo saltara, despertando en el proceso. La luz lastimó sus ojos al instante de abrirlos, Tony se los restregó tratando de ver algo más que círculos de colores. Estaba dentro de un vehículo, una camioneta vieja, y a su lado, James conducía, se notaba cansado, pero su expresión siempre estoica y parca no pretendían demostrarlo. El castaño se acomodó mejor sobre el asiento, no fue consciente del dolor en su cuerpo hasta que sus huesos tronaron por las malas posturas que seguramente tuvo mientras dormía. Se sentía sucio y mortalmente hambriento, observó por la ventanilla, no reconociendo nada más que una carretera sacada de películas de John Wayne. No iba a preguntar de dónde había sacado ese trasto, porque estaba claro que lo había tomado prestado, sin consentimiento, claro.

 

¡Oh!

 

Tony dio un salto, haciendo que Bucky desviara unos momentos su vista del camino para observarlo con curiosidad. El joven rebuscaba algo de su bolsillo, sacando al fin unos cuantos dólares. James vio como Tony sonreía y le miraba con felicidad, el pecho del mayor fue azotado por una cálida sensación. Una que le incomodaba pero que le hizo sonreír sin ser consciente realmente de ello.

 

—Había olvidado lo millonario que soy—dijo socarrón, y esta vez ante los ojos fascinados del menor, James se permitió dejar salir su risa.—¡vaya! Comenzaba a pensar que en verdad eras una especie de robot…

 

—Robot no, un arma.

 

—Muy bien arma, ¿dónde encontraremos comida en este desierto? Porque no sé las armas, pero las personas sí necesitamos comer.

 

Y James rió por segunda vez en… en casi cuarenta años.

 

—¿No temes que puedan reconocerte?

 

—No, lo dudo, el famoso es mi padre, no yo.—Y James lo vio.

 

Vio el desprecio que se ocultaban perfectamente tras esos ojos brillantes, la desilusión de sus facciones  que le delataban aunque no lo quisiese. En verdad poco y nada había conocido a Strak, nunca tuvo alguna clase de amistad con el hombre futurista, pero lo respetaba y admiraba. Si recordaba, sus encuentros habían sido siempre en reuniones donde compartían conversaciones triviales que hacían de ambos nada más que conocidos, camaradas si se quiere.

 

—Tal parece que no te llevas muy bien con él.—dijo. Tony chasqueó la lengua enfurruñado, pero no dijo nada, mas ese gesto le dijo más que cualquier cosa. Tampoco era un asunto que le importara. —¿Te encuentras mejor?—habló después de un tiempo, Tony suspiró, dejando de ver por la ventanilla para centrar su vista en él.

 

—Quiero despedirme de Jarvis.

 

Y los ojos del castaño brillaron nuevamente. Brillo antecesor del llanto retenido, perdiendo la sonrisa que portara hacía escasos segundos, James se sintió culpable de provocar esa expresión desolada, ¿Cuántos años tenía a fin de cuentas?

 

»Es un niño James, un niño…

 

—Cuanto más pronto lleguemos, así que, ¿dónde debemos ir?

 

—A New York, el edificio de Stark Indrustries se encuentra ahí, y mi padre también.

 

—Nos detendremos cuando encontremos algún sito para comer—Tony asintió, iba a ignorar al mayor nuevamente, pero su vista recayó en su – aún – objeto de curiosidad.

 

Se mordió el labio ligeramente, levantando su mano, teniendo que casi abrazar al hombre para tocar el brazo mecánico que poseía el soldado, una pieza perfectamente hecha. Bucky respingó, más por el asombro, tuvo la increíble sensación de sentir esa caricia, tal y como si se tratara de su propia piel enviándole pulsos eléctricos a su sistema nervioso. Tragó con dificultad observando de soslayo a Tony, quien no parecía percatarse de la tensión en el mayor, inmiscuido en su prótesis—Es un niño, James—apretó sus dientes sin quitar la vista de Tony ¿Qué mierda le estaba pasando? Su pecho se congeló, asqueado por la sarta de pensamientos que tuvo al momento en que Tony elevaba su rostro, observándolo con un sonrojo tenue en sus pálidas mejillas. Asustado, dio un manotazo, quitándose al menor de encima.

 

¡Carajo! ¿En qué momento se había acercado tanto? Su respiración de repente se había acelerado, seguro que sus propios ojos se habían dilatado de la impresión. La camioneta dio un salto al salirse de la carretera y chocar con varias rocas. Bucky frenó de repente. Cerrando sus ojos mientras suspiraba tratando de calmarse. Tony apretó sus labios un tanto confuso por lo que había ocurrido… ¿iba a besarlo? La sangre se le heló en las venas. Vio a James llevar las manos a su rostro, suspirando para masajearse el puente de su nariz por último, antes de observarlo con severidad. Punto para su cordura, el soldado ya le habría quebrado el cuello.

 

—¿Qué intentabas hacer?

 

—Lo siento, quería ver tu brazo y…—tartamudeó algunas palabras más sin sentido, con el rostro encendido, James se calmó al ver que realmente no sabía por qué lo hizo. Pasó su vista de Tony a su brazo, apretó los labios, no le gustaba verlo, pues era la prueba de que él ya no existía, de qué en verdad era un… arma.

 

—Perdí mi brazo en mi última misión junto a Steve, donde caí del tren, cuando Hydra me encontró y me hizo su arma, me colocó este en reemplazo… es de vibranio. ¿Conforme?— Tony asintió aún sin saber qué decir o cómo actuar.

 

James puso en marcha nuevamente, mantenía su ceño fruncido, Tony a su lado se sintió pequeñísimo e infantil. Él que siempre pregonaba de que, a pesar de ser un mocoso de trece años – como algunos osaban llamarle – era por mucho más maduro que el resto de su generación e incluso mayores, sin mencionar por supuesto, que era una de las mentes más brillantes que este mundo hubiera conocido. Tony conocía un mundo distinto al resto, donde no necesitaba esforzarse por conseguir lo que quería, al contrario era llenado de excesos para ocultar otros agujeros, esos que cualquier niño debería tener. Tal vez fue por ello que había madurado antes que cualquier adolescente, pero en su caso, tristemente, había madurado de la manera incorrecta y lo sabía, era justo ese sentir el que molestaba por sobre el resto, el que pinchaba cada vez que observaba a niños de su edad corretear por las calles en días de lluvia, embarrándose de pies a cabeza… Cuán mentira era esa de que él obtenía todo lo que quería.

Frunció el ceño, qué más daba si era feliz o no, el mundo no necesitaba que lo fuera, no le importaba. Bastaba con que demostrara que era digno de ser llamado Stark.  ¿Qué pensarían del heredero de Howard si se enteraban que poseía horribles inclinaciones? Tony observó unos instantes al mayor, el cual parecía ignorarlo completamente, su culpa, y sí, el calor le subió hasta las orejas, ya en ocasiones anteriores había sentido esa clase de atracción hacia un hombre, él le había llamado admiración, porque el susodicho era un empresario en auge, de esos que encontraba asiduamente en las reuniones de la aristocracia, no le dio importancia mas al comprobar que lo que él entendía por belleza, no estaba ni remotamente cerca de ser lo que se supone debía ser, la realización le llegó como una bofetada – literalmente – Howard le había reprendido hasta los golpes al descubrirlo en una no disimulada observación hacia un joven.

 

¡Pum! Al gran Tony Stark le gustaban los hombres.

 

»Es simplemente una etapa – el psicólogo le dijo – es un niño. Con el tiempo volverá a ser normal.

 

Lo divertido de todo ese asunto es que Tony no se sentía en lo absoluto incomodo con su orientación, ¿Quién le había dicho a ellos que él deseaba ser normal? Ahora bien, una cosa era no sentir vergüenza por desear a los de su par y otra muy distinta es estar – completamente – atraído por un ex sargento devenido en asesino.  James no tenía la culpa y para Tony, eso era suficiente.

 

—Parece una estación—Tony respingó al escuchar la voz de su acompañante, se había inmiscuido tanto en sus pensamientos, James lo observó y el castaño suspiro al ver que el mayor ya no parecía enfadado—, podremos llenar el tanque y comer algo.

 

—¡Espero haya hamburguesas!—Tony sonrió nervioso al darse cuenta que había sonado demasiado emocionado, pero es que tenía tanta hambre.

 

Bucky le devolvió la sonrisa y asintió. Hamburguesas sonaba muy bien, después de todo él era un súper soldado, pero también debía comer. Estacionó en el pequeño aparcadero que estaba a un lado de lo que parecía una cafetería, primero lo primero, se dijo, cuando vio a Tony descender de la camioneta y dirigirse dentro del local presuroso, al bajar inspeccionó el lugar un momento, no les convenía estar mucho tiempo en un sitio si no querían ser encontrados, había pocas personas, y es que aún era demasiado temprano, no parecían sospechosas, pero el soldado aprendió hace mucho tiempo ya, a no confiarse de nadie. Entró a la cafetería, no había rastros del castaño y un pequeño vacío se formó en su estómago pensando que quizá y había huido mientras estaba distraído recorriendo los alrededores, pero antes de que ese pensamiento cobrara fuerzas, Tony salió de lo que supuso, era el baño. El joven genio le sonrió mostrando sus blancos dientes y un alivio le recorrió la espina dorsal. Suspiró.

Se ubicaron en la última mesa, situada en una esquina, desde donde James tenía un panorama de todo el local y la puerta.

 

—Deberías calmarte un poco, no creo que algunos de esos hombres esté aquí—dijo Tony, viendo lo tenso que se hallaba el mayor.

 

—No debemos confiarnos, no sabes de lo que es capaz Hydra.

 

—Creo que sí lo sé…

 

James dejó de observar la entrada para prestar atención al joven, Tony tenía una leve sonrisa, pero esta no llegaba a sus ojos. ¡Maldición! No le gustaba verle triste. Iba a decir algo cuando la camarera llegó para anotar sus órdenes, Tony ordenó dos hamburguesas y un refresco grande, James sonrió, parecía un niño, feliz con pequeñas cosas—y lo es—pensó. Sus expresivos ojos ámbar lo observaron, contagiado por su efervescencia, pidió exactamente lo mismo. Ya que. Comieron en silencio, nada incomodo, pero estaban tan hambrientos como para pensar en algo más.

 

—Y dime, ¿Cómo era el Cap?—Bucky enarcó una ceja, Tony se limpiaba los restos de alimento de su boca, observándolo muy serio.

 

—¿Y a qué viene eso? Pensé que no te agradaba Steve.

 

—Nunca dije eso.

 

—No fue necesario.—Bucky sonrió ante el puchero del menor.—Peggy y Howard seguramente te habrán hablado de él, no sé qué más podría decirte.

 

Tony entrecerró sus ojos, James rehusó devolverle la mirada. Dolía. Pensar en Steve dolía.

 

—¡Oh, claro que me hablaron de él! He escuchado sus historias desde que era un niño.

 

—Eres un niño—Tony lo fulminó con la mirada, a James le parecía sumamente divertido ver la poca paciencia que tenía el castaño—sí ya has escuchado sus historias, entonces no hay más que decir, Steve era un buena persona.

 

Tony chasqueó la lengua—Tú lo conociste mejor que ellos, y a decir verdad, no confío en aquellas personas que a todo mundo parece caerle bien, me hace pensar que ocultan algo en realidad.—dijo, cruzándose de brazos.

 

—Si hubieras tenido la oportunidad de conocerlo, comprenderías que él es distinto al resto—Bucky tenía el ceño fruncido—ahora debemos irnos, ya perdimos demasiado tiempo aquí.—sin esperar respuesta salió del local, todavía debía llenar el tanque de la camioneta.

 

—¡Espera!—Tony se incorporó siguiéndole los pasos—yo y mi bocaza—.Lo encontró en uno de los surtidores.

 

—Paga y sube.—ordenó mientras se subía a la camioneta.

 

Y Tony la había jodido, pero nadie le ordenaba cosas a él, arrugó su frente, dándole el dinero al hombre que los observaba curioso, subiendo a la camioneta, dando un ligero portazo—malcriado—cruzándose de brazos, mientras el soldado ponía el vehículo en marcha y retomaban la carretera. Ninguno de los dos volvió a pronunciar palabra durante lo que a Tony le pareció una eternidad. Fue James quien con un suspiro, dio por finalizado el maldito silencio. No estaba molesto con el castaño por sentir curiosidad por el Capitán América, pero era un tema que le costaba horrores desenterrar.

 

—Hablar de Steve me recuerda un pasado y una vida que me arrebataron—Tony lo observó, sus ojos perdieron dureza—incluso ahora, que no estoy bajo el dominio de Hydra, me cuesta recordar gran parte de esta, tengo imágenes en mi mente, pero no recuerdos completos… ahora soy alguien distinto.

 

—Lo siento, y aunque no lo creas, sé lo que es vivir una vida que no te pertenece.—Tony posó su mano con suavidad en su muslo, James observó esa mano casi atragantándose con su propia saliva.—Vas a estar bien, vamos a estar bien, James.

 

Bucky elevó su vista, fijando sus ojos en el joven, apretó sus manos sobre el volante al sentir como su corazón se aceleraba, pero antes de que su cuerpo le traicionara, un sonido lejano, pero perfectamente audible le hizo fruncir el ceño y observar por el espejo retrovisor. Era un helicóptero.

 

—¡Maldición!

 

—¿Qué sucede?—Tony se alarmó por la expresión en el mayor.

 

James frenó, girando el volante dando un giro bruco para poder distraer al helicóptero, pero fue demasiado tarde. Ambos abrieron enorme sus ojos cuando se escuchó la detonación del misil que se dirigía hacia ellos. James tomó entre sus brazos a Tony, abriendo la puerta de una patada, saltó de la camioneta, pero el impacto del misil fue suficientemente fuerte como para arrojarlos a metros sobre las rocas, el soldado cubrió como pudo el cuerpo bajo suyo, mientras rodaba sobre el suelo. Tony se había desmayado.

 

—Los rebeldes siempre son una jodida molestia.—escuchó.

 

Cuando Bucky logró incorporarse tenía a cuatro soldados de Hydra apuntándole, observó el cuerpo de Tony detrás suyo, luego a los hombres. Apretó sus puños, no le quedaba más remedio, o lo lamentaría. Corrió, sabiendo que tenía unos segundos antes de que descargaran sus armas en él, con el envión, se agachó con los pies al frente, arrastrando consigo a uno de ellos, tomándolo de su tobillo izquierdo con su mano mecánica, para arrojarlo hacia el otro, derrumbándolos, por ultimo pateó el arma del que quedaba en pie, antes de que cayera la agarró apuntando al hombre caído.

 

—Les doy una sola oportunidad para largarse—dijo con los dientes apretados y la respiración pesada.

 

Detrás de él se escucharon unos aplausos, James tensó sus hombros al tiempo que sentía la sangre escapándosele del cuerpo cuando escuchó un lastimero quejido.  Giró y sus ojos se dilataron al ver como dos soldados sostenían el cuerpo de Tony, el castaño tenía sus ojos abiertos y lo observaba aterrado, a su lado estaba el Coronel Karpov, sus ojos se alarmaron al ver el objeto que tenía en manos; un cuaderno de tapa roja con una estrella negra en medio. Su verdugo. Los soldados que él había derribado se incorporaron, sujetándolo, uno de ellos le dio un puñetazo en el estómago, Bucky apretó sus dientes sintiendo como el aire se le escapaba.

 

—¡James!—Tony gritó, forcejeando con los hombres que lo tenían cautivo, uno de los soldados le propino un golpe, sintiendo el menor como su mandíbula crujía ante el impacto, aturdiéndolo.

 

—Infeliz—James iba a matarlo, pero se detuvo cuando el Coronel dio unos pasos hasta el menor.

 

—Qué conmovedora muestra de valentía soldado—sonrió con desquicia—, es una lástima que pienses que puedes ocultarte de nosotros Barnes, nos perteneces, y si no quieres que este niño muera, tendrás que obedecer.—dijo moviendo el maldito cuaderno delante de él, Bucky dejó de forcejear siendo arrastrado junto a Tony al interior del helicóptero.

 

—No hagas esto, James—dijo Tony apretando su mano, al borde de las lágrimas.

 

—Debo hacerlo, o ellos harás que te asesine.

 

James también sintió la impotencia nadar en él, con lágrimas que hicieron brillar sus ojos, porque no era más que el perro obediente en que lo habían convertido. La esperanza había abandonado su suerte hacia mucho y fue un iluso al pensar que pudo haberla recuperado. Bucky apretó la mano de Tony, pues no importaba si él volvía a caer, pero por nada del mundo iba a permitir que Tony se hundiera también.  

 

Un golpe certero en sus nucas y todo se volvió oscuro para ellos.

Notas finales:

Hasta aquí por ahora, espero hayan disfrutado de la lectura.

Recuerden que la historia está centrada en un Tony joven, por lo tanto hablamos de la época de los 80. Una de las décadas más intolerantes en cuanto a la homosexualidad se refiere (aunque qué época no lo es ¬_¬ ) debido a gran parte por la aparición del vih/sida, enfermedad que se les atribuyó tan erróneamente. Es de esperar que Howard pusiera el grito en el cielo al descubrir a su hijo observando a otros hombres.

En fin, gracias por leer, nos vemos en el último capítulo.


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