Dos días después Saba escucha mucho ruido al anochecer, se asoma cautelosamente y descubre a Clío gruñendo, arañando muebles y destrozando cosas... se ve completamente agitado. Saba presiente que algo no esta bien y baja a hablar con él:
- Clío, ¿qué sucede?, ¿estas bien?
- ¡Vete! – grita volteando furioso, una gran luna llena comienza a asomarse entre las nubes y su luz parece quemar a Clío.
- ¿Qué te pasa?
- No puedo controlarlo... ¡Arghhh! – dice Clío cayendo de rodillas retorciéndose de dolor.
Saba asustado corre a socorrer a Clío, pero este se abalanza sobre él derribándolo en el suelo con la respiración sumamente agitada. Saba tratando de controlarse hace un esfuerzo por tranquilizar a Clío:
- ¡Detente!... respira profundo, tranquilízate...
- ¡¿No entiendes?!... tengo hambre, ya no puedo controlarme... – dice con mirada amenazante.
- ¿Hambre?, ¿de que?
- De sangre... – mientras dice esto clava sus garras en la piel de Saba, el cual grita de dolor – solo la sangre me quitara el dolor...
- No puedes... no debes... – dice Saba tratando de tolerar el dolor.
Clío por breves momentos reacciona y se aleja de Saba, jadeando como animal herido le suplica a Saba:
- ¡Vete por favor!, no quiero lastimarte... enciérrate, no me dejes tocarte por nada del mundo...
- Pero...
- ¡Vete!
Clío comienza a rugir y a transformarse, Saba corre a encerrarse en su cuarto y apenas logra cerrar la puerta cuando Clío clava sus garras en ella. Intenta derribar la puerta por varios minutos y de repente todo queda en silencio. Saba retrocede hacia la cama pensando en que Clío se ha marchado, pero sorprendentemente logro trepar hacia la ventana rompiendo el cristal para entrar. Clío se acerca lentamente hacia Saba listo para atacarlo, pero él insiste en tratar de tranquilizarlo:
- ¡Clío escúchame por favor!, no se que te pasa, pero tienes que esforzarte por controlarte, recuerda lo que me has enseñado...
Clío poseído por su instinto se abalanza sobre Saba y trata de morder su cuello mientras le clava las garras en su carne. Saba desperado comienza a transformarse adquiriendo con ello mucho más fuerza. Logra lanzar a Clío hacia la pared, pero este se repone rápidamente y nuevamente se lanza sobre Saba. Ambos luchan ferozmente, pero es hasta que Saba muerde violentamente el brazo derecho de Clío que se separan. Ambas criaturas jadean de cansancio, ambos están notablemente heridos y al llegar el amanecer, ambos vuelven a la normalidad y Saba pierde el conocimiento.
Cuando despierta Saba esta vendado del dorso y los brazos. Se incorpora con dificultad, y en una fuerte jaqueca llegan a su mente recuerdos confusos de esa noche. Furioso baja a buscar a Clío, al llegar a al sala se arma con un atizador de la chimenea y lo va a buscar a la cocina. Abre lentamente la puerta y ve de espaldas a Clío vestido con pijama y una larga bata de algodón. Entra silenciosamente empuñando el atizador cuando Clío, sin voltear y preparando una taza de té le dice:
- ¿Vienes a rematarme?
- ¿A rematarte?, ¡Fuiste tú el que me ataco!
Clío voltea y al verlo, Saba baja el atizador. Tiene en el brazo derecho un cabrestillo, todo su pecho esta vendado y en su rostro tiene parches y moretones. Cuando camina, notablemente cojea del pie izquierdo. Clío se sienta con dificultad en la mesita de la cocina y le dice a Saba:
- Eres demasiado fuerte, tu solo tienes golpes y algunos arañazos. Yo tengo dos costillas rotas, un brazo fracturado, me tuvieron que coser una pierna...
En ese instante entra Tasuke visiblemente agitado a la cocina preguntando:
- ¿Qué sucedió?, ¿estas bien Saba?
Antes de que contestara algo, Clío golpea la mesa con el puño izquierdo y le grita a Tasuke:
- ¡¿Cómo te atreves a venir a mi casa?!, ¡creí que eras mi amigo y además de todo finges preocuparte!. – se dirige a él amenazante - Tu y esa maldita hechicera lo probaron conmigo. Mentiste en todo, el se transforma a voluntad, tu nunca quisiste que yo lo ayudara a controlarse... solo me usaste para ver hasta donde llega su poder...
- ¿De que hablas?... – dice Tasuke fingiendo sorpresa.
- Sabias que ayer en la noche la luna estaría muy cerca de la Tierra y no me dijiste nada. Conocías mejor que nadie que no podría controlarme... – toma un cuchillo de la mesa y se acerca más a Tasuke – Me engañaste...
- ¡Te juro que desconocía eso! – dice Tasuke retrocediendo hacia la puerta
- ¡Mientes!... si no lo supieras no estarías aquí...
- ¿Es cierto eso Tasuke? – pregunta desconcertado Saba.
- No es cierto... trata de culparme por intentar matarte...
- Maldito... – dice Clío clavando con furia el cuchillo de nuevo en la mesa. Camina hacia la estufa y sin voltear le dice a Tasuke – llévatelo... por eso has venido ¿no?
- Si... es peligroso que este aquí contigo.
- Pero te advierto Tasuke: ya no te debo nada. Dile a la hechicera que beberé sangre en su honor...
- Entonces es cierto... ayer intentaste matarme para beber mi sangre... – dice Saba completamente desconcertado.
Clío voltea furioso y les grita con rencor:
- ¡Lárguense de mi casa!...
- Saba ve por tus cosas. Te espero afuera. – dice Tasuke dándose la media vuelta para salir a la calle.
Saba se queda callado, se encuentra confundido y se aproxima a Clío desesperadamente para hablar con él:
- ¿Por qué?, ¿por qué lo hiciste?
- Yo... yo bebo sangre, es mi naturaleza. Normalmente me puedo controlar, pero cuando la luna se acerca mucho a la Tierra no lo puedo evitar. A todas las mujeres que quise y me amaron... las asesine para beber su sangre. Ayer lo intente contigo, no lo niego, es por eso que debes irte.
- No me quiero ir...
- Saba... entiéndelo por favor. Debes irte. Pero te advierto que la mujer que provoco tu transformación es muy peligrosa, es una hechicera que ha tratado de utilizarte a través de mí y eso no lo puedo permitir... realmente te quiero y no deseo que me usen para controlarte.
Clío suspira y acaricia el rostro de Saba. Le da un suave beso y le dice al oído:
- No te preocupes, tratare de estar pendiente de ti. Pero ahora debes irte. Recuerda lo que hemos hablado y no caigas en su juego.
Saba no dice más. Le da un cálido beso en la mejilla y se marcha con Tasuke.