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Strawberry Panic! Flores Caidas por DarkAngelX669

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Notas del capitulo:

Finalmente un +18 (Digo yo)

Querida Hikari…

 

Espero hayas llegado con bien a Inglaterra y que tu viaje haya sido cómodo y placentero. De momento no hago mucho además de pensar en ti y el preguntarme cuando llegaras. Como el clima en invierno es algo difícil para Star Bride, mi tiempo de práctica es más corto que en verano o en cualquier estación de verano, pero igual eh de prepararme para el próximo torneo el cual tendrá lugar a mediados de febrero…

 

Me estaba preguntando si en esta ocasión te gustaría acompañarme como mi invitada especial, eso me serviría mucho de motivación. Sé lo que probablemente estarás pensando, y sí, la hermana me permitirá competir aun teniendo el cargo de Etolie en consideración del prestigio que se le da a la escuela y tomando en cuenta que será solo por tres días a lo sumo. Hablando de otra cosa, me gustaría saber más de ti, y saber cómo es Inglaterra, ya que nunca eh ido, y… tal vez, la próxima pueda verlo por mí misma, contigo a mi lado…

 

Siempre tuya, Otori Amane…

 

 

En la residencia fresa se realizaban los preparativos para una cena particular dirigida a las estudiantes aun presentes. Todas las voluntarias estaban en el comedor ayudando a preparar la mesa, otras colocando coloridos adornos con temas navideños, con arreglos de flores incluidos. Se podían ver a chicas de las tres escuelas conviviendo y trabajando juntas para una causa en común, sin la presión del estudio, o rivalidad de ningún tipo; era como una pequeña hermandad femenina donde todas hablaban con todas mientras se reían de las anécdotas que tuvieron lugar durante el transcurso del año.

 

Era Amane quien dirigía la preparación de la cena, atenta y asegurándose cuidar siempre de los detalles para que se diera de la mejor forma posible. Junto a ella, la ayudaban algunas chicas que quedaron del consejo, entre ellas la mismísima presidenta del consejo de Spica y Le Rim.

 

Chikaru: ¿Le va bien a Hikari-sama en su viaje? – Pregunta de forma aleatoria a la Etolie –

 

Amane (Reaccionando): ¿Huh?

 

Chikaru: Eh escuchado que en estas fechas hace incluso más frio allá que aquí, en la colina. Debe de ser complicado sopesar la temperatura – Continúa tratando de sacar algo de conversación mientras coloca platos delante de los respectivos asientos en una de las mesas principales –

 

Amane: Por lo que sé, ella ya había viajado antes. Seguro sabe cuidarse muy bien – Dice mientras revisa una ligera lista de recados dejada por la hermana para que las monjas pudieran llevar a cabo la elaboración de los platillos – Vaya…

 

Chikaru: ¿Ocurre algo, Etolie-sama?

 

Amane: Al parecer no tenemos ni la mitad de lo que está en esta lista…

 

Tomori: Muchos de esos productos ya se han agotado por la demanda de los comedores de las escuelas a lo largo del año – Dice incorporándose a la conversación - normalmente las monjas son las encargadas de hacer la despensa, pero por lo visto nos tocará a nosotras realizarla para esta noche.

 

Chikaru (Animada): Si hay que ir a la ciudad para hacer un recado, me gustaría mucho tomar esa responsabilidad – Dice en tono alegre y juntando las manos –

 

Amane: Necesitarás personas para que vayan contigo…

 

Chikaru: No se preocupe Etolie-sama, se bien quienes.

 

Tomori: Procura llegar ANTES de las seis. Recuerda que el toque de queda no respeta ni fechas ni días libres.

 

Chikaru: Lo entiendo ¡volveré en un rato! – Dicho eso, no pierde tiempo y se retira –

 

Luego de eso se quedan las dos chicas a cargo de la decoración del interior del salón. Shion no lo había notado antes, pero en cada cosa que involucre alguna actividad que concierna a Astrea, Amane ha tomado su papel muy en serio y con la intención de dar los mejores resultados; ello la tenía de muy buen humor, pues era reflejo de la buena decisión que había tomado para postularla a ella en la elección, y la tranquilizaba al saber que, pese a que al príncipe de Spica no le gustaba llamar mucho la atención, Amane no había demostrado casi oposición u adversidad a su trabajo.

 

Amane: Tomori-san… - Se dirigía a ella –

 

Tomori (Reacciona): ¿Eh?

 

Amane: ¿Podría decirle a las chicas del almacén que trajeran otro juego de té? Aquí ya casi no nos quedan por aquí…

 

Tomori: En seguida…

 

 

En la habitación de Tamao, un familiar silencio predominada en el entorno mientras ella estaba sentada en su escritorio tratando de sacar ideas de la nada sobre algún tema para su siguiente poema, pero conciliar inspiración era casi tan difícil como conciliar sueño en la noche últimamente.

 

Decide que no tiene caso seguir tratando de momento, así que deja lo deja por el momento y guarda todo en el cajón de abajo. Entre las cosas que había en dicho cajón, destacaba un singular objeto de color carmesí que se asomaba entre los libros y algunas páginas revueltas. Tamao sede ante la curiosidad, y cuando lo extrae del cajón, se da cuenta de que representaba algo muy familiar, era el lazo rojo de “protección” que tiempo atrás de había obsequiado a su mejor amiga y más grande amor.

 

Lo sostuvo un momento en su mano y lo miraba detenidamente recordado… cosas, relacionadas con ese lazo.

 

Tamao (Susurrando): Mi querido arcoíris… necesito estar contigo…

 

Se toma un momento para aferrarse al lazo, y luego lo destroza en pedazos. Cada ruptura que le hacía a esa prenda, ella ya la había vivido hasta ese momento y en varias formas; familia, sociedad, mejor amiga… Una vez que acaba de destrozar el recuerdo, va hacia su ventana empuñando los trozos y restos de aquel elegante lazo.

 

Tamao: Si no es tuyo… - Abre lentamente su palma dejando ir lo que queda de aquel preciado recuerdo – No es de nadie…

 

Ahora llegaba la parte del remordimiento por haberse desecho de un objeto de tal valor sentimental, pero no le importaba, sabía que muy probablemente no tendría valor alguno para la persona a quien se lo dio, dado que ni siquiera le correspondió ni en la elección, ni en el amor.

 

Tamao (Susurrando): ¿Qué… acabo de hacer?

 

Inmediatamente después de lo ocurrido, se oyen golpes en la puerta que sorprenden ligeramente a Tamao, quien no esperaba visita de ningún tipo. La poetisa va hacia la puerta y justo antes de tomar el pomo, oye la voz que la llama del otro lado reconociéndola al instante.

 

Tamao (Abriendo la puerta): ¡C-Chikaru-sama! ¿Necesita algo?

 

Chikaru: Buenos días, Tamao-san. No te vi esta mañana, así que vine a saludar.

 

Tamao: ¡Ah! Bueno, yo por lo general suelo madrugar, y como vi que seguías durmiendo, pues pensé que sería mejor retirarme en silencio.

 

Chikaru (Sonríe): Vale. Y dime ¿estás haciendo algo?

 

Tamao: Yo… - Se da media vuelta y mira hacia la ventana donde recién estaba parada – No… nada especial.

 

Chikaru: Entonces ¿te gustaría acompañarnos a la ciudad? Necesito hacer un recado y me vendría bien tu ayuda.

 

Tamao: ¿De verdad? Bueno solo deja que me prepare y te veo en la salida.

 

Chikaru (Alegre): Te estaremos esperando…

 

Había pasado cierto tiempo desde la última vez que Tamao salía de la colina, y fue cuando visitó a su familia en verano por poco tiempo. Si Tamao fuese sincera consigo misma, lograría admitir lo poco que le agrada ir a casa, por esa razón opta por pasar todo el tiempo posible en la residencia. Naturalmente ya había identificado una especie de “hogar” dentro de ella pese a que en momentos como en los que estaban pasando, se sentía sola.

 

Escoge un conjunto para salir de forma desinteresada, vistiendo nada ostentoso o especial; una chamarra de tela gruesa color celeste, gorro, botas y unos pequeños guantes coloridos, que de por si solos resaltaban sobre el resto del conjunto. Ya lista, baja hacia la salida de la residencia para reunirse con las demás. Al llegar, estaba el cuarteto de Le Rim reunido y listo para salir.

 

Tamao: Perdón la demora, ya estoy lista.

 

Kizuna (Entusiasta): ¡Vamos! Quiero ver las ofertas que hay en las tiendas – Dice con el cuerpo queriendo echar a correr en cualquier momento –

 

Remon (Emocionada): Oí que hay unos vestidos precisos en exhibición que llegaron de la temporada de invierno, estoy tan ansiosa…

 

Kagome (Igual que siempre): ¿Boshibaru le gustan los vestidos?

 

Chikaru: Bueno chicas, no veremos mucho hoy. La Etolie necesita que hagamos unas compras y que no lleguemos después del toque de queda. Será cuestión de ir y venir.

 

Kizuna: Tal vez, pero si acabamos antes, es probable que nos dé tiempo de shopping…

 

 

En el lago, que ahora estaba congelado en su totalidad, Yaya pasaba el rato admirando las flores de los alrededores que se tornaban blancas conforme a la nieve. Era en esencia el mismo lago todo el año, pero cambiaba ligeramente conforme a las estaciones del año, adoptando ligeros cambios notorios, de entre los cuales se aprecian más en otoño con el caer de las hojas y justo en aquel invierno con toda esa nieve alrededor. De vez en cuando, para de la fauna del entorno se asomaba de forma breve para interactuar entre sí; tal era el caso de dos conejos blancos dando saltos y unas cuantas ardillas correteando por los árboles. Fuera de ello, todo el paisaje lucía muy quieto y tranquilo.

 

-       No esperaba encontrarte aquí… - Le dice una voz desde atrás, una voz que Yaya reconoce fácilmente, ya que en todo el año la escuchaba recordándole horas de ensayos y regañándola por su ligera falta de dedicación al coro –

 

Yaya (Volteándose): Tsubomi-chan, que sorpresa verte ¿también te gusta estar aquí?

 

Tsubomi: Bueno… no es como si te estuviese buscando u algo. Solo pasaba por aquí y te vi – Dice y se acerca para acompañar a su senpai –

 

Yaya: Ahora que lo pienso, no recuerdo que fueses a viajar en estos días…

 

Tsubomi: No, yo me quedo por ahora. Ya habrá tiempo en otras fechas para pasarlas en familia – Ambas se quedan mirando un rato hacia el frio lago – Yaya-senpai, ¿no viajas tú tampoco?

 

Yaya: En casa hago lo mismo que hago aquí; comer, dormir… de vez en cuando leer un poco, pero, me quedé para el banquete de esta noche, después no sé si me vaya o me quede unos días más…

 

Tsubomi: Ya veo… - Sopla una ligera brisa entre ambas – Esto… Yaya-senpai, sobre lo de la otra vez…

 

Yaya (Interrumpiendo): Lo siento, Tsubomi. Creo que fui algo severa en esa ocasión… - Esas disculpas toman por sorpresa a Tsubomi – Es solo que, aceptar ciertos hechos es algo difícil a veces; sobre todo si son hechos importantes – Yaya hablaba con calma y de forma tranquila, sin nada más que la pura verdad – Aceptar que no te corresponda alguien es… duro. Muy duro. Y nos pasa a más de una persona, de forma frecuente, más de lo que desearía cualquiera…

 

Tsubomi: Yaya-senpai… - Era la primera vez que veía a su senpai siendo sincera al cien por ciento –

 

Yaya: Respecto a tu pregunta… siempre amaré a Hikari. Solo que ahora lo hago de una forma diferente, ya no como solía hacerlo antes, tanto por su bien como para el mío – Desglosa una ligera sonrisa de satisfacción en el rostro – Ella siempre será una persona importante en mi vida, ella es… mi gran amiga… Y nada más…

 

Tsubomi: Y… ¿estás bien con eso?

 

Yaya (Sonriendo): No podría estar mejor… - De repente siente algo cálido en su mano - ¿Tsubomi? ¿Qué estas…?

 

Tsubomi: Solo… déjame un ratito así… - Roja como un tomate y sin saber por qué lo hacía, simplemente tomada de la mano de su senpai a quien nunca antes había visto de otra forma más que un obstáculo entre ella y el “amor” que sentía por Hikari… pero ahora – Así se siente… más cálido…

 

Yaya (Mirando hacia el lago): Claro, claro… - Era cierto, se sentía un poco más cálido estando así las dos – Hay que ver que no eres sincera contigo misma… Tsubomi – Piensa y ambas se quedan así un rato –

 

 

Las calles de Kyoto estaban siempre congestionadas, saturadas de gente en los puntos más importantes de la ciudad, y uno de ellos era el aeropuerto internacional, lugar al que llegan las chicas luego de un viaje en avión. Se podían ver personas de distintos rasgos y nacionalidades pasar por doquier y una vez que llegan a la salida, un coche negro las espera para llevarlas al hogar de la anfitriona.

 

Nagisa (Asomándose): Ohhhh, esto sí es una ciudad… - Menciona presa de su propio asombro dado que nunca había estado tan lejos de casa –

 

Kanna: Si, se ve todo tan bonito… - Iba sentada justo al lado de Nagisa con Shizuma en el otro extremo de la ventana y Miyuki de copiloto –

 

Nagisa: ¿Verdad que sí?

 

Kanna: O al menos eso diría si yo fuese alguna de ustedes…

 

Nagisa: ¿Eh? ¿Por qué lo di…? – Para en seco al ver que Kanna la hace burla pasándose la mano en frente de los ojos diciendo “sobran las explicaciones” con el mero gesto – ¡Ah! Perdón, lo olvidaba… yo… bueno…

 

Kanna (Ríe): No se preocupe Nagisa-san, solo es un poco de humor. Mis maestros dicen que es bueno de vez en cuando – Le dedica una sonrisa al final –

 

Nagisa (Avergonzada): Oh, ya veo. Debe de ser divertido, supongo…

 

Kanna: Sí, pero será más emocionante conocer nuevas personas y entrar a una escuela para regulares.

 

Shizuma: Todo a su tiempo, Kanna-chan. De momento hay que aprovechar estos cortos días para descansar lo más que se pueda – Dice sin dejar de mirar por la ventana –

 

Miyuki: Shizuma, ¿falta mucho?

 

Shizuma: Falta muy poco – Dice al final con un leve suspiro –

 

El coche se detiene en una zona residencial bastante tranquila, haciendo algo de contraste con el congestionamiento del aeropuerto. Era tiempo de bajar el equipaje del coche y Shizuma se disponía a bajar lo más pesado cuando alguien la detiene.

 

Nagisa: Estas muy cansada ¿no? Deberías ir a saludar mientras Miyuki y yo nos encargamos de esto – Le dedica una casual sonrisa para evitar peros de su parte –

 

Shizuma (Sonríe): Gracias. Trata de no esforzarte demasiado – Le da un beso en la frente y se dirige hacia la entrada principal de lo que hace años fue, y en teoría sigue siendo, su hogar; pero reconocía a Astrea como un lugar más familiar luego de todo el tiempo que estuvo allá –

 

Aquella era una casa bastante amplia de color blanco en su mayoría y con un jardín delantero bien conservado y con ligeros adornos que la ex Etolie no recuerda que estuviesen; somo por ejemplo una pequeña fuente con un nomo en su centro, o los bonsáis que estaban colocados justo antes de llegar a las escaleras y donde el sendero que cruzaba el jardín terminaba.

 

“¿Qué cara debería poner?”

 

Se disponía a tocar el timbre…

 

“¿Qué debería decir?”

 

Dudaba y meditaba entre si lo hacía o no lo hacía…

 

“¿Debería decir algo…?”

 

No lo sabía con certeza. Solo decidió tocar y ver que le nacía del rostro en el momento en que alguien le abriera la puerta. Espera un momento y al principio no sucede nada, se da la vuelta para ver lo que hacían las demás y justo cuando estaba distraída nota que la manija de la puerta se abre y se asoma lo que parecía ser una proyección de la mismísima Shizuma. De rasgos más maduros, un pelo mucho más corto, menos abundante y claramente más alta que ella, era la persona que tenía en frente. La miraba con esos ojos color avellana muy similares a los suyos.

 

-       Has cambiado… mucho… - La mira carente de expresión y fríamente –

 

Shizuma: M-madre… - El plan de esperar tener una reacción de forma espontánea fracasó en todos los sentidos posibles. Ella estaba justo en frente y no tenía ni idea de que decir. Ante la duda, se disponía a hacer un comentario aleatorio sobre el jardín o el acabado de la casa para romper un poco el hielo. Sin embargo, no fue ella quien rompió ese hielo –

 

-       No sabes… ¡Cuánto te eh extrañado! – La toma con los brazos y la abraza fuertemente con la esperanza de no dejarla ir. Shizuma sentía el calor reconfortante de haber vuelto a su hogar natal, lo cual le dio una clase de paz que no experimentaba desde que había ingresado a la academia –

 

Shizuma (Susurra): He vuelto…

 

 

Bueno era saber que todo había marchado bien en la ausencia de Shizuma en su casa. No obstante, había muchas cosas de las que hablar, momento que revivir e historias que contar de ambas partes. En muchos aspectos era muy nostálgico el estar en su propia casa; muchas de los rincones de la misma tenían anécdotas propias de la pequeña Shizuma de cuando todavía recibía clases particulares en casa y no en una institución femenina.

 

Por otra parte, no podían faltar las presentaciones de parte de una importante presidenta y su hermana, ni la de la chica que recién había ingresado. Nagisa creyó sentirse nerviosa al conocer a la madre de Shizuma, pero no era lo que esperaba; era como si lo único que tuviesen en común las dos mujeres fuese el físico, porque si la personalidad de Shizuma se compara a la de una elegante pieza de piano con notas en bemol, suaves, calmadas con cambios de tonalidad poco usuales que mantienen su elegancia en todo momento; la personalidad que demostraba la señora era parecida a la de un ritmo de salsa casino con tonos mayores y alegres.

 

Shizuma: Chicas… - Se dirigía al trio que la había acompañado durante el último viaje. Todas estaban sentadas en la sala de la elegante casa de la ex Etolie, la cual presentaba varios toques modernos en comparación al estilo de Ichigo Sha – Ella es mi madre Shinju. Hanazono Shinju…

 

Shinju (Sonríe): O al menos ese es mi nombre de casada jajaja – Mira con detenimiento a cada una de sus invitadas – Mi pequeña habla muy muy bien de todas ustedes – Junta las manos sin poder disimular su emoción – Si son amigas de Shizuma, son más que bienvenidas a esta casa, y pueden llamarme solo por mi nombre ¿de acuerdo?

 

Nagisa (Insegura): ¿Entonces… Shinju-san?

 

Shinju: ¡Sí! Aoi Nagisa-san ¿no? Tú debes de ir más o menos en tercero sino me equivoco, Shizuma me cuanta que eres super aplicada.

 

Nagisa: Bueno, no es para tanto; ella me ayudó mucho jeje… y voy en cuarto…

 

Shinju: Ohh, claro, y tú… - Dirigiéndose a Miyuki – Debe ser duro tener toda la responsabilidad de tener todo un comité estudiantil a tu cargo ¿no es así? Rokujo Miyuki-san

 

Miyuki (Sonríe): Hago lo que puedo, y estoy contenta de poder darlo todo por mi escuela.

 

Shinju: ¡Me parece genial! Oh, y no me olvido de Kanna-chan. Es la primera vez que conozco a una persona con tanto talento.

 

Kanna: Me agradan sus palabras señora. Por cierto, se ve de maravilla el día de hoy… - Hace otra de sus bromas, aunque para variar había disimulado su ceguera desde que entro a la casa ya que Miyuki la iba guiando de la mano –

 

Shinju: ¡Vaya! Muchas gracias, Kanna-chan…

 

Miyuki (Susurrándole de cerca): ¡Oye Kanna! Eso no fue nada educado…

 

Kanna (Susurrando): Perdón, pero sentía que me moría si no lo hacía – Ponía todo su empeño en disimular su sonrisa de satisfacción –

 

Luego de un rato de charla, todas empiezan a desempacar y a acomodarse en la, prácticamente mansión de la ex Etolie, pues cuartos de invitados no faltaban y los mismos estaban en muy buenas condiciones. La madre de Shizuma no estaba al tanto de la relación entre su hija y Nagisa, era bastante lógico que pensara en colocarla en un cuarto separado, cosa que no le extrañó en absoluto, pues por su mente nunca paso la idea de hacer “cosas” con Shizuma durante su estancia en esa casa.

 

Era por completo impensable por varias razones bien justificadas; la primera y principal, era que la casa de los padres era el lugar más inapropiado para actos de placer, segundo, no había motivos para poner a Shizuma en una situación incómoda si se descubría algo. En definitiva, no era el lugar, ni la ocasión para intentar nada y por el bien de su relación, confiaba en que Shizuma sabía todo eso…

 

Shizuma (Susurrando al oído): Cariño…

 

En breves segundos la tenía a su espalda, pero ¿cómo era posible? ¿en qué momento? Nagisa estaba en su habitación de huéspedes, tenía su maleta abierta y estaba pensando en qué ponerse para descansar, pues se hacía de noche y la pelirroja era del tipo de chica que le gusta acostarse temprano. Recordó haber cerrado la puerta, no con llave, pero, aun así, no sintió el momento en el que Shizuma irrumpió en su habitación, era silenciosa.

 

Nagisa (Sorprendida): Shizuma… ¿qué haces? Se supone que no deberías… quiero decir… - Se ve silenciada por un rápido beso, dulce, suave y tan paralizante como la primera vez que la vio en aquel árbol – Ya eh tenido esta sensación antes…

 

Shizuma (Susurrando): Esta bien, mi Nagisa… la verdad es que yo… - Con una mano la sujeta bien de la cintura y la otra la toma desde un lugar indecente y ambas caen en la cama – Eh querido hacer esto contigo… desde que salimos… - Sus ojos se veían cegados por el casi incontrolable deseo de la rompe corazones favorita de Astrea, sonrojada a más no poder y con un solo objetivo en mente… Acabar con la inocencia de Nagisa –

 

Nagisa por su parte, no sabía bien cómo manejar la situación. Experimentaba un sin número de sensaciones recientes, con las que todavía con se familiarizaba. La mano de su amada, tocándola y moviéndose con tal intensidad, con toda esa confianza, hacía que su cuerpo empezara a actuar casi por sí solo.

 

Nagisa (Habla con esfuerzo): Shi… zu… espera. No creo que sea correcto ¿y si alguien nos ve? – No negaba que se sentía muy a gusto en ese momento, por nada del mundo quería para o interrumpir el momento. Acariciaba la idea de incluso tomar algo de iniciativa, pero no sabía cómo.  Sin embargo, Shizuma se le notaba confiada segura, muy deseosa pero tranquila; ella sabía bien lo que hacía y cómo lo hacía –

 

El sudor ya se hacía notar un poco en el cuerpo y los gemidos no cesaban. Esas acciones, esas caricias, toda esa ternura acabarían por consumir la parte consiente de la pelirroja; no sabía qué haría si en un momento perdía el control, pero ¿cómo evitarlo? Mientras su novia le hacía el amor como nunca en su vida se lo harían, masajeándola en zonas que hasta la fecha solo ella misma se había tocado, y cómo olvidar todos esos besos tan profundos, que hacían que perdiera un poco el aliento, pero a su vez le hacían desear más… mucho más.

 

Durante un momento Shizuma se detiene levemente para mirarla a los ojos, memorizar cada gesto y expresión de su rostro, ese bello rostro que sin palabras le pedía que continuara.

 

Shizuma (Sonrojada): ¿Estas bien? ¿Se siente bien? – Sabía que Nagisa no era una mujer con mucha experiencia, aun así, disfrutaba mucho hacer aquello con ella. Le daba la mayor satisfacción que podrían obtener, mayor que con cualquier otra, por muy dedicada o profesional que fuese, era un elixir tan exquisito y una sensación que no la reemplazaría nadie –

 

Nagisa (Excitada): Sí… estoy bien… - Traía todavía el conjunto de ropa con la que había estado viajando, una chaqueta roja sobre una blusa color rosa y ambas prendas se estaban desprendiendo de su cuerpo, pues Shizuma empezaba a quitarle la chamarra, dejando solo aquella blusa delgada y algo ajustada, dejaba apreciar bien su figura y el tamaño de su pecho –

 

Shizuma: Despacio… Despacio… - Le quita la blusa dejando solo el sostén – Debo hacer que dure… - Para su leve sorpresa, fue Nagisa quien se terminó quitando el sostén… - No debo apresurarme… - Dejándola al descubierto – Yo… no… no puedo… -

 

Comienza por el cuello. Tocaba sus pezones, suaves y tiernos. Poco a poco su boca baja del cuerpo hasta la parte media de su pecho. Nagisa lanza un gemido ahogado, era un momento tan irreal… como un sueño, o más bien, una fantasía materializada. Su lengua empezaba a moverse sola pasando alrededor del contorno del pezón para finalmente chupar con todas las ganas que tenía y había acumulado durante varias horas, lo que hace que Nagisa se retuerza un poco de placer, y pese a que le dolía por ser la primera vez que amamantaba, le gustaba. Mucho.

 

Nagisa (Sin poder evitarlo): M-mas… quiero… tus dedos… - Sus deseos eran órdenes, y poco a poco desabrochaba su falda dejándole la ropa interior. Baja su mano y lugar sentir toda esa humedad, toda esa aprobación… se disponía a introducir dos dedos para explorar el interior de su amada –

 

TOC! TOC!

 

De la pasión a la sorpresa y por consiguiente al no saber qué hacer en menos de segundo y medio. Llamaban a la puerta de la habitación y la escena que se vería si alguien entraba sería de escándalo total. Había que actuar rápido.

 

Nagisa (Susurrando): Oh dios… debí imaginarlo…

 

Shizuma (Tranquila): Solo actúa con normalidad…

 

Nagisa (Aterrada): ¿Normalidad? ¡Me echaran de esta casa! Todo por querer pasarla bien…

 

Shizuma: Descuida eso no va a…

 

-       ¿Nagisa-san? ¿Se puede? Te traje unas sábanas por si tenías frio… - Shinju, quien hablaba desde el otro lado de la puerta –

 

Nagisa: ¡Un momento! Me estoy cambiando…

 

Shizuma (Mirada pícara): Se nota que tenías en mente un escenario como este…

 

Nagisa (Nerviosa): Este no es el momento, solo…ve y escóndete – Dijo apuntando hacia un armario que tenía cerca –

 

Poco después Nagisa abre la puerta aún muy nerviosa, pero tratando de disimular lo mejor posible todas las sensaciones que tenía en ese momento.

 

Shinju: ¿Mm? ¿Nagisa-san? ¿Pasa algo?

 

Nagisa: N-n-n-no, quiero decir ¿por qué habría de pasar algo a estas horas? Digo…

 

Shinju (Seria): Sé lo que ocurre…

 

No pintaba bien en ningún sentido posible. Si ella lo sabía, no había nada que hacer, era hora de afrontar las cosas de frente y sin remordimientos, solo la verdad. Nagisa trataba con todas sus fuerzas de permaneces firme antes una mirada que veía muy reflejada en su novia pero que era el doble de penetrante y daba lugar a cero reproches.

 

Shinju: Deja que te diga algo…

 

Nagisa (Muerta de miedo): ¿Sí?

 

Shinju (Pone su mano en su hombro): ¡No debes estar nerviosa! Se que la gente dice que doy miedo, pero tú puedes estar tranquila – Le brinda una agradable sonrisa cambiando toda su expresión en un santiamén – Incluso se nota que eres buena chica ¡me alegra mucho que mi hijita tenga muy buenas compañías!

 

Nagisa: C-claro… yo ehm…

 

Shinju: ¿Sabes? Puede que la veas como una senpai, pero lo cierto es que es algo descuidada en varios aspectos, si pudieras cuidar un poco de ella ¡te lo agradecería mucho! – La mira con detenimiento y algo de entusiasmo. Nagisa todavía trataba de entender cómo podían ser las dos mujeres tan diferentes, de no ser por el parecido físico, dudaría un poco si son o no familia –

 

Nagisa (Sin saber qué decir): S-s-s-si, p-por supuesto. Déjemelo a mí…

 

Shinju (Sonríe): ¡Me alegro tanto! – Junta las manos en señal de agradecimiento – Bueno, perdón por molestarte justo ahora, debes estar muy cansada. Descansa y si necesitas algo avísame ¿de acuerdo?

 

Nagisa: Se lo agradezco mucho, gracias… - Shinju se da la vuelta y se dispone a retirarse –

 

Shinju: ¡Ah! Casi lo olvido… - Se detiene al tercer paso y se dirige nuevamente hacia la pelirroja - ¿De casualidad no habrás visto a Shizuma?

 

Nagisa (Se apresura a mentir): No…

 

Shinju: Ya veo… si la vez, de favor dile que necesito hablar algo con ella. Es importante – Suena un poco más sincera y seria con eso último. Nagisa se pregunta un poco sobre qué asunto tendrán que hablar, es decir, está claro que tienen demasiado de que hablar luego de tanto tiempo sin haberse visto, pero, algo le decía que no era una conversación para saber solo como le había ido todo este tiempo. Era algo más… -

 

Nagisa: Sí, estaré al pendiente…

 

Shinju: Buenas noches…

 

Finalmente, la escena incómoda había acabado. Nagisa sentía que se había quitado una enorme tensión de encima, como si todo el rato hubiera estado cargando una pesa olímpica que justo había dejado caer al fin. Echa un vistazo a la habitación y nota que Shizuma sale del closet (literalmente) en el que se había metido; la mira y se le acerca algo preocupada.

 

Shizuma: Lamento mucho haberte hecho pasar por esto cariño. Yo no… no quería ponerte incómoda…

 

Nagisa (Más relajada): No pasa nada, Shizuma. Igual yo quería hacer cositas contigo, pero, por ahora creo que es mejor… esperar un poco – No sabía si mirarla a los ojos, o a los lados, hacia abajo, o hacia qué dirección. Le resultaba algo incómodo verla justo después de las “cositas” que estaban haciendo, era vergonzoso, y al mismo tiempo quería retomarlo donde se habían quedado –

 

Shizuma se le acerca más y toma su mejilla con su palma muy suavemente guiando su vista hacia ella, una vista que no podía dejar de apreciar ni un solo momento. Se sentía algo culpable por el casi incidente de hace poco y sentía que debía compensárselo.

 

Shizuma (Susurrando): Fui demasiado apresurada… e incluso hice que mintieras por mi… no estuvo bien. De mi parte. No quiero hacerte hacer eso otra vez… pero… yo de verdad quisiera pasar la noche contigo – La última vez que pidió disculpas, le habían pegado, según recordaba –

 

Nagisa (Sonríe): no le has dicho nada sobre lo nuestro ¿verdad?

 

Shizuma (Se apresura): N-no es que me avergüences ni nada, lo juro. Es por otras razones créeme…

 

Nagisa: Lo entiendo. De veras lo entiendo – Ahora es ella quien la acaricia removiendo algunos mechones de cabello del rostro y acomodándoselos – Sea lo que sea está bien, aunque tarde o temprano debas aclarar todo, quiero estar ahí contigo cuando eso suceda – Sinceridad, amor, comprensión, fe, confianza… Nagisa quería entregarle lo mejor de sí a la persona a quien le entregó su corazón, quería hacerle saber que estaría ahí pase lo que pase –

 

Shizuma: Nagisa… - Poco a poco, la toma de la cintura, esta vez no con fines tan atrevidos, solo quería acercarse lo suficiente –

 

Nagisa: Shizuma… - Justo lo suficiente… -

 

Shizuma: Te amo… - Para besarla… -

 

 

Miyuki: Vaya, así que era cierto lo que decía sobre el jacuzzi… - Se pone al descubierto y abre la llave – Supongo que debo aprovechar esto… - Verifica que la temperatura sea la adecuada para meterse – No se cuanto más pueda hacer lo que yo decida – Adentra en el agua – Con quienes yo decida…

 

-       ¿Qué tanto cambiará mi vida luego de graduarme? ¿Cómo será esa nueva vida? Ni siquiera recuerdo el nombre de la persona a la que me ataron de nacimiento… - Pierde la vista por un momento recordando las cosas que hiso durante su estancia en Astrea – Ahora recuerdo… no es que lo haya olvidado… nunca tuve interés en saber quién era…

 

Podía admirar su propio reflejo en el agua, tan quieta que era como un espejo que reflejaba sus preocupaciones, miedos y angustias, reflejaba lo que era y lo que alguna vez quiso ser. Justo en ese momento, no era nadie.

 

-       Tampoco es que yo tenga planes mucho mejores… si pudiera elegir… ¿qué haría? ¿A dónde iría? Pero más importante ¿con quién estaría? – No estaba segura sobre muchas cosas. Toda su vida la había vivido conforme a sus exigencias; estudió en Miatre como se le dijo, fue su decisión convertirse en presidenta; aceptó el matrimonio como se le dijo, fue su decisión casarse en cuanto se graduara –

 

Había ciertas cosas que ella podía decidir, pero solo a partir de lo que se le imponía sin peros ni contras. No solía cuestionar, no debía cuestionar, no necesitaba cuestionar, la palabra de su madre era absoluta y final, no había otras opciones, no había alternativas, todo está escrito desde su nacimiento, ella estaba destinada a hacer lo que se le decía y nada más; de otro modo, era una inútil como hija.

 

-       Deberías relajarte un poco más… te noto muy tensa – Escuchar una voz que la atrae nuevamente a la realidad de forma tan repentina que se sobresalta –

 

 Miyuki (Amable): ¿Cómo sabes que estoy tensa? – Su hermana había entrado al baño sin que Miyuki se diera cuenta –

 

Kanna: ¿Cómo no notarlo? Desde aquí se oyen tus pensamientos… - Ello confundió un poco a la presidenta, pero no hiso más que sonreír de satisfacción al saber que su hermanita no la perdía de… “vista” (solo es un dicho) –

 

Miyuki: A veces dices cosas raras, Kanna – La niña sentía algo de penita desde la entrada del baño, vestida solo con su toalla que la cubría por completo –

 

Kanna: ¿Q-quieres que te lave la espalda? – Miyuki supuso que era normal que entre hermanas hicieran esas cosas –

 

Miyuki: Adelante…

 

Ambas chicas estaban desnudas en el jacuzzi (esperen… eso sonó demasiado erótico para esta escena…) relajando todo el cuerpo con el agua caliente mientras que Kanna ayudaba a su hermana con su baño. Podía sentir la diferencia de los años que le habían hecho crecer bastante como mujer, pensando en que ella de igual forma debía esforzarse mucho para llegar a ser como ella, igual de fuerte, igual de decidida e igual en muchas otras cualidades de las que todavía no estaba muy segura, pero sabía que tenía.

 

Kanna: ¿Alguna vez podré llegar a ser tan buena como tú, Nee-san?

 

Miyuki: Estoy seguro que serás mucho mejor que yo… tienes lo que se requiere para ello…

 

Kanna: ¡Oh no! No hay forma, tú eres tan buena que no creo poder estar a la altura en mucho tiempo – Notaba algo de inseguridad en el tono –

 

Miyuki: ¿Es porque no puedes ver? – Toca el tema sin vacilar, pero de forma natural. Kanna guarda silencio por un rato, lo que le hacía pensar que quizás no fue buena idea decir eso, pero luego siente los brazos alrededor de su cuello abrazándola –

 

Kanna: Si yo pudiera ver… lo primero que vería sería tu rostro. Me gustaría verte sonreír, porque así te imagino, sonriendo todo el tiempo – La realidad era otra. Miyuki estaba pasando por momento de mucha incertidumbre, los días en el consejo se hacían largos y seguramente lo seguirían siendo una vez se retomen las clases, no sentía muchos ánimos de hacer algo en aquellos días más que enterrar la cabeza en la tierra y no saber de nada ni de nadie más que de su hermana – Podría verme a mí misma, y preocuparme de mis desperfectos menores como cualquier chica.

 

Miyuki: Me gustaría hacer algo por su visión. Me gustaría que me viera tal como soy, que notara mis expresiones, que no solo oyera mis pensamientos, sino que los asimilara por completo. Hay tanto que no ha visto… - Bueno, no te miento, hay ocasiones en las que eh deseado no ver nada, pero… ver el mundo con tus propios ojos vale mucho la pena… -

 

Kanna: ¿Crees que algún día pueda ver? ¿Verte… a ti?

 

Miyuki: Es probable… - Susurra – Es probable…

Notas finales:

Espero que los que inicien clases (o los que ya iniciaron) tengan un excelente semestre (o año) y que sigan adelante. Aca esta mi aporta para su inspiración...


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