-¿Kaga…min…? –La peli rosada quedó estática en su lugar viendo al igual a un sorprendido peli rojo.
Ambos no dijeron palabra alguna hasta escuchar los fuertes pasos de alguien venir.
Aomine abrió la puerta y quedó congelado mirando a su mejor amiga confundida mientras que con su mirada buscaba alguna explicación.
-Aomine… ¿Qué…? –Cuando pudo percatarse el moreno la había tomado por los hombros para golpearla contra la pared y dejarla inconsciente en el frio suelo.
-¡Aomine! –Kagami corrió a socorrerla, se acercó a su pecho para poder sentir sus latidos y suspiro de alivio al saber que se encontraba bien. –Aomine… ella… me vio… ¿Q-Qué hacemos? –Observó al otro un poco asustado.
Le dolía la cabeza, con esfuerzo pudo abrir sus ojos un poco desorientada. No recordaba mucho de lo que le había sucedido, sentía sus muñecas presionadas. Exploró el lugar donde se encontraba hasta ver los orbes rubís que le regresó sus recuerdos.
-¿Kagamin? –Pudo pronunciar viendo al tigre sentado frente a ella con expresión de tristeza.
Flashback
-¡A-Aomine! –Como si de un foco se le hubiera encendido arriba de su cabeza, tuvo una idea para poder manejar todo esto. –Por favor, d-déjame con Momoi a solas, y-yo hablaré con ella.
-¡¿Qué?! –Expresó asustado la pantera, pues, si lo hacía, era como poner su cuello voluntariamente a la cuerda.
-Yo la convenceré de que no diga nada ¡Te lo prometo!
-¡Kagami eso es imposible!
-¡Por favor!
Estuvieron así durante bastante tiempo, en una acalorada discusión. Todo mientras Aomine tomaba las muñecas de la peli rosa para encadenarla junto a una silla.
Pero después de todo, Kagami logró convencerlo para que lo dejase a solas junto con Momoi.
Fin del Flashback
-Kagamin ¿Por qué estás aquí?
El mencionado seguía sin hablar, no estaba preparado para ello.
-Momoi… y-yo
Daiki esperaba impacientemente debajo de las escaleras, pero él no era para nada tonto. Había tomado el celular de la oji rosa para indagar en él y buscar algo que le sirviese pero nada. No había llamado a nadie hace días y sus mensajes eran solamente hacía sus amigas, supuso que no había sido involucrada en la investigación así que con repulsión cerró la tapa de ésta.
-Satsuki es muy observadora pero es una reverenda imbécil. -Dijo como casi un suspiro.
-¿D-Donde están los demás? ¿Tú sabes donde están Takao y Ki-chan?
Tragó en seco tras la pregunta pero ya estaba decidido a lo que haría.
-Momoi… y-yo si… si sé donde están…
-¿Dond-? –Interrumpió su pregunta al ver las esposas en su muñeca. Racionalizó completamente todo para detenerse. –E-Esto es una broma… jaja ¿V-Verdad Kagamin? –Al no recibir respuesta Momoi se estaba desesperando. -¿D-Donde está Dai-chan?
Se mordió su labio ante la situación de la que estaba siendo testigo, lo último que quería hacer era provocarle cualquier tipo de daño a la ex manager del Teiko.
-Yo los asesiné.
El cuarto quedó en un completo silencio.
-Yo los maté. –La miró a los ojos después de estar por largos minutos cabizbajo. –P-Perdón.
-¿Eh…?
-Y-Yo… Momoi, y-yo te dejaré ir pero… Aomine teme a que les digas a los policías que estoy aquí, por eso… si prometes qué si te dejo ir no le dirás a los policías, t-te liberaré, convenceré a Aomine. –Se sentía roto, se sentía una verdadera mierda por lo que hacía.
-¿Tú… los mataste? –El pánico la estaba consumiendo, la cordura y la lógica se le estaban desvaneciendo. -¿Cómo… Por qué…? –Su respiración se aceleraba mientras veía con sumo miedo a Kagami, a quien hora, desconocía. -¡Eres un asesino! ¡Eres un asesino! –Gritó espantada. -¡Eres un asesi-!
-¡Ya lo sé! –La tomó por los hombros con lágrimas en sus ojos. -¡Ya lo sé Momoi! ¡Y-Yo me entregaré a la policía si no dices nada pero dame tiempo!
Justo pudo recordar un pequeño fragmento, la situación le era familiar… el pelo de la oji rosa se tiñó a un negro y sus ojos a un grisáceo… Como la de un… Takao…
Observó el piso que ahora se encontraba bañado de sangre y desvió su mirada a las… de los ojos sin vida de… ¿Takao?
No pudo evitar para salir de la habitación y vomitar mientras Aomine subía para atenderlo.
-¡Kagami!
Ya no oía nada, no se dio cuenta de cuando fue qué Daiki ya no estaba con él. Limpió su labio y un poco más en la realidad se dirigió a la habitación cuando…
Las manos del moreno ejercían una fuerza indescriptible, la sonrisa que solo su amiga de infancia podía ver era deforme, la lucha que daba sin embargo era algo que él no se esperaba.
-Aomine… ¿Qué haces…? –Daiki estaba arriba de la peli rosa mientras rodeaba sus manos sobre su cuello, Momoi se estaba debilitando hasta que finalmente dejó de respirar y se tumbó en el suelo.
-Ah~ -Suspiro y se alejó del cuerpo hasta toparse con la vista con un Kagami asustado. –Kagami…
-Momoi… -Estaba en shock. Lo poco que pudo recordar era ver a la pantera acercarse a él, diciéndole algo que no recordaba para llevarse el cuerpo de la manager.
Después de notar que estaba ya solo, caminó hasta las escaleras para bajar con el objetivo de tomar algo dulce debido a la presión pero se desplomó de rodillas, casi llegando a la cocina. Se quedó a descansar un poco desde donde estaba, ojeó una de las puertas que se encontraba allí y, sin querer, su mirada, chocó con unos orbes amarillentos.
-“Como pesa esta mierda.” –Pensó Aomine llevando el cuerpo sin vida dentro de un bolsón grande color negro.
El día estaba nublado y se escabullía por los rincones menos concurridos para que nadie lo descubriera. Para su suerte no pudo establecer su rutina en la que usaba a los cuerpos, es decir, lavarlos y borrar cualquier tipo de prueba que lo inculpara pero al tener a Kagami allí, se lo evitó.
Sin embargo, ya sabía qué hacer con el cuerpo, donde depositarlo y para qué. Sonrió ladino casi llegando a su destino pero paró enfurecido al ver que la calle que daba a ese callejón se estaba celebrando algún tipo de festividad donde se encontraba mucha gente.
Casi en pánico y escuchando unos pasos venir, dejó la bolsa junto con el cuerpo para salir de allí lo más rápido.
-“¡Mierdaa!” –Maldecía recordando que al menos no pudo deshacerse de los dedos y dientes de su antigua amiga.
Después de unos minutos llegó a la casa procurando no ser visto por alguien para entrar finalmente.
Suspiro ya cansado y se sacó la capucha que lo cubría hasta girar y ver a Kagami sentado en las escaleras mirándole.
-Kagami… -Lo miró penoso. Se despojó de su campera cuando…
-Recordé. –Pronunció sin rodeos Taiga. –Recordé todo.
-Los ojos de Aomine se transformaron, su piel se erizó. Giró nuevamente a verlo y… Kagami corrió hacia la habitación, huyendo ahora de Aomine que lo perseguía velozmente.
El peli rojo miró hacia la ventana que recordaba estaba abierta y decidió escaparse por ahí, a tan solo centímetros Aomine lo tomó del cabello para tirarlo con fuerza.
-¡Ayudaa! –Sin fruto Aomine ya había cerrado con seguridad la ventana.
-Taiga. –Pronunció para volverle a ver con sus pupilas contraídas.