-¡Kagami, sube! –Gritó Aomine para ver a un desesperado Kagami subir a las escaleras y esconderse en su habitación. Sonrió ladino y triunfante para proceder a abrir la puerta. –Akashi… -Bufó como un recién despierto. –Es muy tarde… ¿Qué haces aquí? –Se arrimó a la orilla de la puerta para mirarlo incrédulo.
-Vengo a charlar un poco contigo, ¿Puedo? –Sin esperar respuesta alguna, se adentró a la casa para primero ojear la sala, la cocina, el comedor, las escaleras, y una puerta que se hallaba arriba de esta. Contemplando que todo se encontraba bien, siguió el camino que lo llevaba al comedor para tomar asiento.
-¿Es por Kise? –Consultó el moreno llegando para calentar un poco de agua con la intención de prepara té al emperador.
-Mucho más. –Contestó para espera al té y ver como el As de Tôô se acomodaba delante de él. –Los policías están reconsiderando investigar a algún sospecho.
-¿Entonces ya tienen a alguien?
-Tienen a uno en la vista y, al parecer las suposiciones de Tatsuya están resurgiendo. –Lo miró fijo a los ojos, insinuando a través de estos las intenciones, cosa que pudo percatarse Aomine. –Las “pequeñas” evidencias y argumentos válidos, de por así decir, de Tatsuya, van a ser tomados en cuenta por la policía para investigar a más profundidad.
-Así que simplemente soy yo. –Expresó con un tono levemente enojado el oji azul.
-Daiki fueron vistos por última vez en tu región. –La paciencia y mera amabilidad que emanaba Akashi se estaba desvaneciendo.
-¿Eso es todo? ¿Por ser al último al que concurrieron me van a llevar a la cárcel? ¿Sin prueba de ADN o algo?
-Tatsuya encontró cartas que le enviabas cuando niño a Taiga. ¿Por qué nos mentiste?
-… -Por sus adentros Aomine se descojonaba de la rabia pero como buen actor nunca fallaba. –Después de que Kagami regresara le conté sobre mis padres… -Informó cabizbaja. –Me dijo que se sentía culpable por no haberme apoyado en ese momento… y quería comenzar de nuevo conmigo, que olvidáramos todo y empezáramos de cero.
Akashi quedó callado aun interrogándole con la mirada.
-Prometimos olvidar todo.
-¿Solo por eso nos mentiste?
-¿Hubiera cambiado algo si lo decía? –Touché. –Si no mal recuerdo el chaleco de Kise fue encontrado a muy lejos de aquí.
-No serás investigado por el caso de Kise pero si por la desaparición de Kagami.
-¿Y Takao?
-Tampoco.
-Sería incapaz de hacerles algo, verdaderamente, malo a ellos.
-Sabes… a mí no me solía importar a quien dañaría antes, cuando estábamos en Teiko. Si para alcanzar la victoria se requería de lastimar a alguien no me importaba, al igual que tu Daiki.
El otro lo miró con seña de que fuese al grano.
-Hasta que conocí a Kouki. Hice todo para que saliésemos y lo logré, cuando me enamoré de él sentía que quería matar a cualquiera que incluso solo lo viese por accidente, pero sé que a él no le gustaría.
Aomine contrajo sus pupilas, iba a descontrolarse.
-El amor mata en ocasiones. ¿Amabas mucho Ryouta?
-…Sí.
-¿Querías mucho a Taiga?
Se quedó mudo, pero respondió con un movimiento de cabeza indicándole un “sí” para ahora prepara el té.
-¿Le harías daño a Taiga por Ryouta?
-Akashi, vete.
Dándole la espalda al peli rojo escuchó como éste se ponía en pie para caminar hacia la puerta.
-Buenas noches, Daiki.
El sonoro sonido de la puerta le indicó que Akashi ya no se encontraba y como instinto, fue a ver al tigre, tigre, que ya se encontraba en el escalón final de las escaleras.
-¿Te están investigando? –Preguntó en voz alta con un notorio enojo en su cara.
-Kagami…
-¡Aomine no… no tenías que hacerlo! –Gritó.
-… ¿Escuchaste mucho? –Murmuró como si fuese un perrito que lo habían regañado.
-Solo un poco…
-No tienes que preocuparte Taiga, no me pasará nada. –Sonrió tratando de calmar al peli rojo.
-… Pero…
Flashback
-Daiki fueron vistos por última vez en tu región.
Fin del Flashback
-“¿Por qué… Aomine me mintió?” –Pensó triste, comenzaba a dudar del moreno. Hasta que algo lo bajó de las nubes para ver que Aomine le extendía una de la flores que le había comprado.
Lo tomó y le brindó una leve sonrisa.
-“Ha escuchado.” –Se dijo así mismo el moreno.
No pudo contenerse más y besó sus labios, su cuello y delineaba con sus manos la cintura del oji rojos.
Cada toque y beso que le daba Aomine lo manipulaba, eliminaba sus dudas sobre él y lo dejaba llevarse por la pasión. Era algo incontrolable.
Levantó su cuerpo para enredarlo a su cadera mientras Kagami entrecruzaba sus brazos en su ancha espalda. Empezaron un beso lento y apasionado mientras Aomine lo subía a la habitación y lo colocaba en la cama.
Tocó su pecho, lamió sus pezones, acariciaba su entrepierna para despojarlo de su vestimenta y seguir el sexo oral sacándole gemidos al tigre. Se introdujo a él embistiéndolo rápidamente y dejo que Taiga se encimara en él para ver como subía y bajaba mientras jadeaba fuertemente… como siempre lo había soñado.
Después de la ronda Kagami dormitó boca abajo mientras Aomine lo observaba sentado y desnudo. Lanzó una sonrisa y decidió por vestirse y bajar a la cocina para hidratarse.
El peli rojo se colocó boca arriba para escuchar los pasos lejanos de su… ¿Pareja? ¿Amigo?
-“Me siento… una ramera.” –Río por lo pensado.
Pues, empezó a meditar lo que hacía con Aomine y… sentía que le daba sexo a cambio de todo lo que había hecho por él. Aunque amaba a Aomine… se sentía de esa forma.
Pero se pasmó cuando escuchó una caída dentro de la misma habitación. Pensó que era Aomine pero no lo había escuchado subir y él seguramente se encontraba abajo, hasta que… giró hacia su izquierda viendo la venta abierta y a… Momoi… ahí.
-¿Kaga…min…?
“ADN.”