Las escaleras resonaban por toda la casa, detonando pasos fuertes y largos para llegar rápidamente a algún lugar.
-¡¿Dónde está Kise?! –Rechinó sus dientes y al llegar a la habitación zarandeo el cuerpo del peli rojo, que, se encontraba por alguna razón tranquilo.
-¿De qué me estás hablando? –Lo miró irónico. -¿Qué no lo habías matado ya?
La mejilla de Kagami se enrojeció fuertemente al ser golpeada por una mano sin compasión de golpearle.
-¡No te hagas el tonto! –Tomó sus hombros para sacudirlo fuertemente.
-¡N-No lo sé! ¡Pensé que-que lo habías matado! –Las lágrimas no tardaron en esparcirse en el rostro de Taiga mientras trataba de convencer con su mirada a un enfadado Aomine.
Soltó el cuerpo y agarró sus cabellos en un intento de arrancárselos mientras el sudor aparecía en su frente. Miraba con gran furia a Kagami, una mirada que le trasmitía que su momento había llegado, que tal vez se reuniría con sus amigos quien sabe dónde.
-¡Es verdad!
-¡Deja de mentir o mataré a Kuroko! ¡A Himuro también!
Su debilidad ahora corría en riesgo, no se lo permitiría. Sabía muy bien que el moreno era muy capaz de hacerlo.
-… L-Lo… -Sollozó como un niño mientras trataba de liberar sus palabras. –Lo liberé cuando… cuando me habías dejado deambular por la casa…
-¡¿Cuándo?!
-Hace unos pocos días… ¡Perdón! ¡Perdóname, no le hagas daño a nadie!
Sus palabras no sirvieron de nada, pues, fue ignorado y solo vio salir el cuerpo de la pantera de la habitación.
Revisó cada habitación hasta que halló, en una de ellas, la ventana con vidrios rotos mientras un aire fresco se introducía.
-…Se escapó… se escapó… se escapó…
El corazón comenzó a latir como nunca antes, una corriente eléctrica se extendía por cada hueso de su cuerpo, y su mente, simplemente ya no pensaba. Sus ojos miraban cada rincón como si quisiera hallar alguna respuesta en ellas.
Bajó de las escaleras y salió de la casa sin más. La noche ya hacia su presencia y lo único que se le había pasado por la mente era partir en busca de la casa de Kise y Kasamatsu lo más rápido posible.
Revisó su reloj de mano que indicaban las 20:30 y salió en su búsqueda.
-Nunca has sido bueno buscando… -Murmuró saliendo de su escondite en el único lugar que Aomine no había revisado. Caminó por el estrecho pasillo pasando por el cuarto donde se encontraba el peli rojo, éste lo miró pasmado mientras que el rubio solo lo miró indiferente. –Luego me encargo de ti.
Sonrió apenas y bajó con simpleza revisando sus heridas ya atendidas por él mismo. Llegó a la cocina, tomó un vaso de agua y buscó entre los cajones el cuchillo más filoso hasta encontrarlo.
-Solo queda esperar… -Miro a la ventana viendo que una fuerte tormenta se acercaba. –Solo queda esperar…
Nada, nada y nada. Las patrullas vigilaban la zona constantemente y las cosas se le dificultaban. Pero como pudo buscó y simplemente, nada.
Mordió su labio inferior mientras maldecía a Kagami por haberlo traicionado y decidió retomar su camino para sacar algo de su boca, porque él definitivamente debía saber algo.
El silencio había inundado el lugar mientras los policías y Akashi esperaban expectante al superior allí.
-No creo que-
-Tengo la confesión de su padre y hemos confirmado que Aomine Daiki iba acompañado de Kagami Taiga en el kínder.
-Aún así-
-¡Es solo confiscar su casa! No pido que lo arrestemos y hagamos el proceso para deliberar su inocencia. Podríamos encontrar algo allí, es lo único que nos queda, no perdemos nada.
El sargento allí solo bufó al ver la insistencia del Akashi pero decidió que podría ser lo correcto y asintió en señal de aprobación.
-Vayan dos patrullas con los útiles necesarios, cualquier cosa o movimiento quiero que informen a la radio a sus compañeros y aquí.
Los agentes se movieron automáticamente a sus deberes mientras que Akashi, por un momento, pudo sentir un gran peso deshacerse de su espalda.
Salió de la oficina junto con los agentes para ir por su propia cuenta a la casa de su ex compañero de equipo, después de todo, sentía que el final se estaba acercando y cuando el presentía algo, jamás se equivocaba.
20:50 p.m marcaban las agujas del reloj para abrir la puerta. Durante el trayecto había comenzado a llover y los relámpagos era monstruosos. Y entre uno de ellos había caído cercano a la casa provocando un gran corte de luz por la zona.
No le tomó importancia y decidió entrar rápido a la casa en lo oscuro, cerró con seguridad y aferrado a la idea de torturar a Kagami en busca de respuesta al paradero de Kise se resbaló con el suelo.
Pero al llegar al piso pudo ver algo brillante venirle y por impulso lo esquivó.
Siguió el metal viendo con claridad, gracias a las múltiples luces de relámpagos, que había caído un cuchillo.
-¿Qué…?
Escuchó unos rápidos pasos venir de la cocina cuando vio de quien se trataba.
Se levantó fugazmente para tomar el cuerpo del otro y en un instante llevarlo contra la pared.
-Te estaba buscando pedazo de mierda.
Kagami escuchaba las cosas caer y vidrios romperse, se temía lo peor. Aomine mataría a Kise.
Los ruidos de los relámpagos no le ayudaba mucho quien trataba de ignorar todo con sin éxito y en un intento de desesperación intentaba liberarse de las esposas.
-“¡Lo va a matar!”
-¿Ya estamos por llegar? –Preguntó un impaciente Akashi al chofer.
-En unos pocos minutos señor.
-¡Te voy a matar! –El forcejeo se volvió más intenso y los dos ya se encontraban heridos luchando por tomar el cuchillo y hacer el primer corte.
-¡Daah! –La sangre se escurría de su piel y agradecía que la cama era de una madera frágil logrando liberar sus manos y turno de liberar sus pies lo cual hizo sin mucho esfuerzo.
Bajó de las escaleras aguantando el dolor de sus heridas para ver a Kise por sobre arriba de Aomine dispuesta a apuñalarlo con el filoso cuchillo.
-¡Muere!
-¡No! –Desesperado corrió para tirar al rubio al suelo junto a él pero cuando menos se lo esperó sintió una punzada en su ombligo.
Absorto dirigió su mirada dónde ahora se sentía fresco para ver el charco de sangre salir de su propio estomago. Esquivó su mirada para ver a un Aomine impactado y sin poder reaccionar viéndole y el sonido de las sirenas fue lo último que escuchó.