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GEMINI por Witch Chameleon

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Notas del capitulo:

Hola! Juro que pensé que no llegaba a colocar este capítulo, pero aquí estoy con el final de esta historia. La razón de qué casi no llegó es porque me atrase entre mis debates personales sobre cuál sería el mejor final. Y saben qué? No pude con mi genio, aun cuando me debatí totalmente en cambiar el destino (?) No diré más nada porque develare algo que no debería hacer.


 


Muchas Gracias a todos los que siguieron la historia, a todos aquellos que me han dejado comentario o me han dicho sus impresiones.


 


Y especial a quienes va dedicado el fic, Geno, Sabri, Naty y Yesi :)


 


¡Disfrútenlo!

 


 


 


El reflejo que el espejo proyectaba no era de su agrado, estaba agobiado de su vida monótona.  Cada noche, cada fiesta, incluso cada persona que conocía,  no le llenaba el vacío. Era sólo una noche más,  amaneciendo en camas distintas con distintas personas, desgastando su pobre corazón entre cada par de piernas que conocía.  Una pequeña y débil lágrima cayó de sus ojos, mojando sus labios, antes de secarla con el dorso de su mano. Alguien entró al baño,  por lo que sin pensarlo dos veces, se retiró de allí.  No se atrevía a responder preguntas estúpidas de personas que apenas conocía y que seguramente terminarían pretendiendo otras cosas.


 


 


 


 


 


Al cruzar por la puerta, la música alta y ruidosa lo recibió.  Comenzó a caminar, chocando con algunas personas que bailaban y gritaban con sus tragos en las manos,  antes  de poder llegar a la barra. No le gustaba bailar sin haber una razón aparente para hacerlo o al menos alguien por quién valiera la pena mover su cuerpo. Sentía un repentino dolor de cabeza, lo que le confirmaba que aquella noche definitivamente no tenía por qué haber salido, pero ello en su vida era rutinario.


 


 


 


 


Tomó dos sorbos de su extraño y colorido trago, antes de recibir un extraño abrazo por la espalda, al ver quién era, movió sus labios en una molesta mueca.  Un pesado que sólo quería “pasarla bien”, sus conversaciones eran  subidas de tono, a lo que él prefirió evitarlas a toda costa, no respondió a ninguna de ellas más que con sonrisas. En un momento volteó su mirada a la pista de baile para encontrarse con la mirada de un muchacho que le impacto.  Frunció el entrecejo.  ¿Quién era? Nunca antes lo había visto en esas fiestas. 


 


 


 


 


Como pudo se sacó de encima al tipo que no dejaba de abrazarlo, y se excusó rápidamente,  explicando que su novio había llegado. El “insoportable”, no se lo creyó,  pero aun así no le insistió,  lo dejo retirarse. 


 


 


 


 


Caminó hasta el centro de la pista, sin dejar de mirar aquel chico que bailaba y al mismo tiempo tampoco dejaba de mirarlo. Estaba seguro de no haberlo visto antes, pero mucho más seguro de que nunca había visto a alguien tan hermoso. Al estar cerca, comenzó a bailar, animándose a sonreírle. El castaño no tardó en simpatizar con su figura, antes de animarse a preguntar.


 


 


 


 


-       ¿Cómo te llamas?— Su voz era suave, pero a pesar de la música alta, podía escucharlo a la perfección.


 


 


 


 


-        Hiroto…— Contestó con cierta timidez, era extraño normalmente no se comportaba de aquel modo, al contrario  solía ser avasallante y atrevido. Pero en ese momento estaba idiotizado.


 


 


 


 


 


-       Bonito nombre… Me llamo Takashi pero puedes decirme Saga. — Exclamó aquello sin dejar de bailar, y a medida que lo hacían, sus cuerpos se mezclaban con otras personas, pero sus miradas no dejaban de buscarse.


 


 


 


 


-       Tu y yo podríamos hacer muchas cosas…— Propuso de repente,  aunque su estatura siempre le hacía parecer para el resto de los mortales, alguien simplemente adorable, en verdad tenía carácter y aunque aquel muchacho extremadamente bello lo cohibía, no dejaría pasar la oportunidad. Quería vivir algo de alto voltaje y sentía por la mirada eléctrica del castaño que ello era posible.


 


 


 


-       ¿Te refieres a…?— Saga hizo un gesto obsceno con sus dedos, que hizo reír a Hiroto. — No pensé que un niño bonito fueras tan descarado. — Exclamó risueño a medida que a Hiroto se le transformaba la mirada ¿Le había llamado “niño”? Odiaba eso.


 


 


 


-       Te puedo demostrar que no soy ningún niño. — Lo retó al castaño poniéndose serio, algo que terminó dibujando una sonrisa juguetona en los labios del más alto.


 


 


 


-       Lo siento… No me gusta acostarme con nadie. —Añadió con una bobalicona sonrisa que desespero al más bajo. — No lo tomes a personal… No quiero sexo. No lo necesito.- —Hiroto dejo de bailar al oír aquello. ¿Quién diablos era este tipo? Estaba acostumbrado a que todos  allí solo lo buscarán como aventura para una noche. 


 


Hiroto se perdió entre sus pensamientos,  como no entendiendo, estaba asombrado por la  actitud del mismo la cual  había sido de rechazo.  De pronto la música se sentía lejana y los movimientos que le rodeaban estaban más lentos de los normales. Era como si estuviera cerca de descompensarse, pero para cuando reacciono perdió de vista a Saga, y buscarlo en aquel mar de gente seria realmente difícil. Antes de poder hacerlo, chocó contra alguien con fuerza, haciéndolo caer de bruces sobre el piso. Con quién había chocado, no llegó a verlo, hasta que abrió los ojos y se encontró con un muchacho regordete de gafas, quién le observaba con sumo interés antes de disculparse por el choque y le ayudaba a levantarse del suelo.


 


 


 


 


Hiroto no había llegado a golpearse la cabeza pero el dolor de su espalda era intenso por lo que cerraba los ojos para soportarlo. Sentía la mano de aquel muchacho de gafas entrelazada a sus dedos y como el mismo lo conducía hacia fuera del recinto. Una vez pasaron por la puerta y la música quedo lejos, escuchó la voz de quién le acompañaba.  El mismo pronunció con calma que se llamaba “Nao” y que estaba apenado por lo ocurrido, que aceptara como compensación que le asistiera.  Hiroto no estaba seguro de con quién hablaba, estaba demasiado dolorido para responder. Lo único que supo después es que fue arrastrado hasta la casa de un desconocido.


 


 


 


 


El proceso del experimento podía tardar horas enteras, esas horas encontró a Shinji y a  Kazumasa en el living de  un desconocido.  Ninguno de los dos mencionaba ni una sola palabra, por sus cabezas sólo repasaban aquellas horas que habían vivido junto a cada parte de Ogata. Y más aún pensaban en el propio futuro y en el despertar del más bajo.


 


 


 


 


Pasaron unos minutos más,  antes de escuchar un leve click de la puerta que se encontraba en el lado izquierdo. Seguían sin conocer a Nao puesto que el que salió de esa puerta, era Takashi. Su rostro no demostraba ninguna expresión,  aunque él mismo estaba algo acostumbrado, dado su trabajo.


 


 


 


 


-       Les aviso que ha salido todo muy bien. Ya hemos fusionado el cuerpo y el alma de Hiroto. Podríamos decir que ha sido un éxito. — Cuando el castaño expresó aquello,  las miradas intrigantes de los otros dos, le hizo dibujar una mueca, no necesitaba ni siquiera oír la pregunta, se leían en aquellos pares de ojos. — No puedo ocultarles las consecuencias de este proceso. Hay una alta probabilidad que ninguna parte recuerde nada de lo sucedido previo a la intervención.  Intentar hacerle recordar también es contraproducente, porque al haber vivido él distintas cosas en distintos cuerpos, podría  experimentar un trauma. Son cosas que vivió incluso al mismo tiempo y eso puede ser shockeante.  Así que tendré que pedirles que se retiren.


 


 


 


-       ¿Qué? — Kazumasa no tolero aquello, no había esperado todo ese tiempo por nada.


 


 


 


-       ¿Takashi hay posibilidad de que lo veamos? Puedes decirle que somos tus amigos o algo así.  Sólo quiero estar seguro que está bien. — El pelinegro habló con más calma e intentando mermar la rabia de su mejor amigo. El enfermero volvió a dibujar una mueca, antes de ver los pardos de su ex pareja en una especie de súplica.


 


 


 


-       Está bien… Pero no intenten decirle nada que lo altere.  Él despertará en unos minutos o una hora, como mucho. — Aclaró observando su reloj.  Kazumasa asistió suave y Shinji  tomó la mano de su ex para besar sus nudillos, sorprendiendo al enfermero.


 


 


 


-       Gracias… Takashi. — Agradeció mirándolo a los ojos. Kazumasa frunció el entrecejo antes de rodar los ojos. El enfermero dibujó una simple sonrisa.


 


 


 


 


Nao estaba en plena investigación de un listado de fármacos que podían dividir a un cuerpo en dos. Formando de una persona a dos casi idénticas.  Ese proyecto estaba en fase de ensayo,  por lo que se  necesitaba adeptos que se atrevieran a realizarlo. Pero era casi imposible conseguirlos, por lo que aquella noche, al chocar con aquel chico de pulposos labios, pensó que era exactamente lo que estaba buscando. Consiguió la excusa perfecta para “ayudarlo” y llevarlo hasta su casa con el pretexto de cuidarlo.


 


 


 


 


Una vez estuvo con aquel muchacho en las cuatro paredes de su casa, le ayudo con el dolor de su espalda y poco a poco comenzaron a conocerse y descubrió que aquel chico de nombre “Hiroto” estaba cansado de su monótona vida. Que no tenía a nadie (Algo que le convenía ya que nadie reclamaría por él) y que su esperanza de formar una familia era poca, dada su propia promiscuidad.


 


 


 


 


Nao una vez se sintió seguro de lo que Hiroto estaba buscando, le propuso ser parte del experimento.  Al principio el de labios gruesos dudó un poco pero luego recordó como había sido cruelmente  rechazado aquella noche,  y pensó que aquella propuesta no era tan mala. Antes que nada debían firmar un contrato donde Hiroto aceptaba todas las condiciones y a su vez él o su familia serian indemnizados en caso de que el experimento genere graves secuelas o incluso la muerte.  Nao sabía que dado la fase en que se encontraba el experimento los errores eran letales y por eso siempre se iniciaba con animales, pero él como científico sentía que no podía esperar por ver la división y decidió probarlo con aquel ser humano que por lo mencionado nadie se iba a enterar de todo lo que pasaría de ahora en adelante.


 


 


Paso una hora para que Hiroto despertara completamente desnudo sobre una camilla. La luz del techo lo encegueció los primeros segundos,  antes de escuchar una voz. Tardó en enfocar el rostro del dueño de aquellas palabras, al verlo bien, pegó un sonoro grito que asustó incluso a Kazumasa y Shinji quienes esperaban fuera.


 


 


 


-       Tranquilo… Hiroto. Soy…—El enfermero no podía detener los manotazos del menor, por lo que tampoco podía completar sus propias palabras, ante la intensión de defenderse.


 


 


 


-       Ya sé quién eres. ¿Qué haces aquí?  ¿Dónde estoy? — Preguntó asustado, mientras se desconectaba todo los cables que llevaba puesto en el cuerpo, sin importarle para que eran.


 


 


 


-       ¿Cómo?  Espera… por favor… No me obligues a atarte a la camilla Hiroto-kun…


 


 


 


 


-       Tú me rechazaste… tú fuiste mi perdición aquella noche. Si no me hubiese fijado en ti… No me hubiese tropezado con ese loco, y no estaría ahora siendo violentado por experimentos…


 


 


 


 


-       Hiroto, perdona por lo de esa noche. Admito que no me acuerdo mucho de ese día. Pero no fui el culpable. A cambio soy el que te hizo volver y si quieres le hacemos juicio al loco que experimenta con nosotros.  Pero yo soy igual de víctima que tu. — Takashi no mentía sobre ello, dado que también estaba bajo las drogas que Nao le suministraba y no recordaba del todo las cosas que habían ocurrido durante esos días.


 


 


-       ¿Eh?... - Hiroto observó al castaño y noto su bata de enfermero. Antes de oír como Nao ingresaba al cuarto con un anotador.


 


 


 


-       ¿Que están planeando ustedes dos? Deberían agradecerme por no haberlos matado. — Exclamó con aire superado el científico, quien seguía con aquel sombrero ridículo en su cabeza. — Me alegra que despertaras Ogata, pero mi casa no es un hotel así que debes retirarte. — Su tono enfatizaba su falta de cordura.


 


 


 


-       Deberás pagarme por todo el daño que me has causado, ni siquiera sé como he despertado después de tanto...Ni siquiera sé que ha pasado, sólo siento mi cuerpo todo dolorido. — Exclamó enojado el más bajo, tocándose la espalda y cerrando los ojos ante el dolor que sentía.


 


 


 


-       No debo pagar si no hay daños permanentes, esos dolores son del golpe que te diste cuando me conociste. — Nao no estaba dispuesto a pagar absolutamente nada. Hiroto estuvo a punto de abalanzarse sobre el científico con la intensión de golpearlo, cuando el enfermero lo detuvo,  y le obligó a que lo mirase. 


 


 


 


-       Tranquilo Hiroto… Agravarás  tu cuadro sino te calmas. Tu cuerpo ha pasado por un proceso al que necesitas mucho descanso. Y no vale la pena discutir con Nao. — Takashi volvió su mirada al científico. — No te demandare por el momento. Pero me llegó a enterar que sigues cometiendo este tipo de ilícitos y  te aseguro que hasta no verte tras las rejas, no me detengo. —El enfermero le amenazó clavándole la mirada, provocando que Nao se riera.


 


 


 


-       No te tengo miedo, intento de enfermero,  creyéndote un salvador. — Takashi negó con la cabeza, estaba seguro de que era inútil  discutir con un idiota como él. Que no veía más allá de sus propias narices y que sólo tenía la estúpida ambición de conseguir un experimento revolucionaron,  poniendo en peligro a seres humanos. 


 


 


 


-       Hiroto… Confía en mí.  No gastes tus energías.  Puedo llevarte a tu casa. — Se ofreció volviendo a mirar al menor que estaba entrecerrando los ojos, dado los efectos de los fármacos. 


 


 


 


-       No tengo a nadie… Soy huérfano y ni siquiera tengo pareja. Estoy muy solo y no quiero estar solo. Takashi por favor… Cuida de mí. — Pidió aferrándose a la bata del castaño con firmeza.


 


 


 


-        No te preocupes… Soy enfermero puedo cuidarte. — Expresó con calma, antes de tomar el cuerpo del menor y cargarlo en sus brazos para llevarlo a su auto. Dejando al científico, quien no dejaba de reírse como un loco. Hiroto se quedo dormido, por lo que al cruzar el living no vio ni a Kazumasa ni a Shinji. Los mismos escoltaron al enfermero, olvidándose de Nao que ni siquiera lo habían conocido. 


 


 


 


 


 


 


Un mes después de esas fatídicas semanas que le cambio en absoluto la vida a los cuatro, Hiroto había demostrado mejorías con ciertas secuelas a las que Takashi se encargó de tratar. El menor volvió a su trabajo en una tienda de música y dejo de asistir a las fiestas. Se hizo amigo del enfermero, dado que convivieron durante todo ese tiempo y de paso lograban pagar juntos las expensas. Takashi había conseguido un trabajo en un asilo para ancianos, por lo que lentamente todo parecía mejorar, aunque los recuerdos eran quizás los más difíciles de sortear.


 


 


 


 


 


Takashi y Kazumasa volvieron a hablarse, aunque el empleado hotelero estaba demasiado molesto con el castaño,  fue capaz  de  entender su situación,  aparte de querer saber sobre la evolución de Hiroto. Estaba claro que para el castaño miel era muy difícil sacarse de la mente a Hiroshi, había sido una de esas aventuras ardientes que jamás había pensado tener y que aún más,  no se imagino que le podría tomar tanto cariño.  Takashi le explicó que era posible que en unos meses más,  pudieran encontrarse y probar sus reacciones.  Pero que todo debía ser medido.  Kazumasa mantenía muy altas sus esperanzas y sus deseos de volver a hablar con el de labios pomposos. 


 


 


 


 


Mientras que Shinji y el castaño enfermero habían vuelto a hablarse luego de aquellos seis meses y un poco más, antes del “terminó de su relación”. Ambos necesitaban decirse por todo lo que habían pasado,  y para que mentir Shinji seguía profundamente enamorado de ese chico al que le había salvado la vida a Hiroto. Juntos habían acordado mantenerse separados durante ese tiempo y dejar que las cosas fluyeran. Takashi seguía enamorado de Shinji, pero entendía que aquello que apenas recordaba dado los efectos de la droga, era doloroso para su ex. Y apresurar las cosas no valdría la pena.


 


 


 


 


 


Un determinado día, unos meses después,  Shinji paso a buscar a Takashi a su trabajo, en sus manos llevaba un pequeño ramo de flores. El enfermero lo observó con asombro, pero no exclamo nada hasta encontrarse fuera del edificio.


 


 


 


-       ¿Tienes una cita? — Se atrevió a preguntar, mientras se acomodaba el bolso en su hombro, sabía que no tenía porque entrometerse con ello, el pelinegro estaba soltero hacia tiempo.


 


 


 


-       ¿Por qué lo preguntas? — Shinji respondió con aquella pregunta, observando de reojo al castaño,  el cuál frunció el entrecejo. —Oh… que torpe~ Son para ti. — Exclamó de repente tendiéndole las flores. — Takashi abrió sus ojos completamente asombrado.


 


 


 


 


-       ¿Ehhh? —Estaban en plena calle y de repente se habían detenido para poder agarrar las flores. Ante las palabras del pelinegro no pudo evitar sonrojarse. — Gracias… Agradeció sintiendo la mirada curiosa de las demás personas. 


 


 


 


-       Volvamos Takashi… — La frase  del pelinegro era exactamente lo que ambos ansiaban.


 


 


 


 El enfermero  abrió sus labios sin llegar a encontrar alguna palabra coherente para responder, mientras sentía más ardor en sus mejillas. Los ojos pardos del más alto le hacían latir con más fuerza el corazón y no atinó más que a  abrazarlo para esconderse en su cuello y responder “Sí,  quiero” logrando una sonora risotada del pelinegro quién se encontraba demasiado contento, aquella respuesta le había parecido tan nupcial como exquisita. 


 


 


 


 


Aunque Takashi y Shinji habían vuelto,  prefirieron esperar para convivir más que nada porque el enfermero no quería dejar solo a Hiroto aún, algo que el pelinegro entendió a la perfección y tampoco tenía apuro.  Era feliz con saber que estaban juntos.  Por lo que tenían citas y algunos encuentros en la casa del más alto que era la antigua casa de ellos.


Takashi evitaba a toda costa que Hiroto se cruzará con el mayor. Del mismo modo que con el mejor amigo de su pareja.


 


 


 


 


Hiroto había pasado aquellos meses solo, había presenciado como su compañero de departamento se enamoraba y volvió a sentir el vacío que sintió aquella noche. Takashi le gustaba pero dada las circunstancias de como se conocieron y como terminaron conviviendo, se percató que en verdad funcionaban mejor como amigos que como amantes. Su vacío lo debilitaba y buscaba entre otras personas que veía en la tienda de música alguien que le hiciera sentirse vivo aunque sea por unos débiles minutos.  Quizás una sonrisa o una mirada que le hiciera latir fuerte el corazón.  Día a día ese deseo crecía en su interior, pero parecía que Cupido lo esquivaba.


 


 


 


 


El castaño oscuro perdió gran parte de sus esperanzas, sabiendo que no era bueno seguir esperando lo que quizás nunca llegue.  Perdido en sus pensamientos, alguien le llamó la atención para pagar un CD, a lo que tardó en reaccionar pero cuando lo observó, aquellos cabellos miel y una sonrisa sacada de una publicidad para pastas dentales, le hizo abrir los ojos sintiéndose nervioso. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal en cuanto sus dedos chocaron sin querer debido a que el CD debía pasar por la caja registradora. No pudo saber el nombre de aquel cliente, sólo atinó a agradecer por su compra y un mensaje sugerente de que “volviese pronto” Hiroto usaba aquella frase con todos los clientes, era parte de la normativa que la casa de discos, tenía como cortesía.  Pero por primera vez en mucho tiempo, el de labios pomposos  deseo que ese mensaje realmente significara algo más profundo para aquel muchacho.


 


 


 


 


Kazumasa cruzó la puerta del local con su corazón latiendo sin parar y con las palabras de Hiroshi (Como lo había conocido) resonando en sus oídos.  Dibujó una ancha sonrisa, antes asentir. “Claro que volveré Hiroshi” Exclamó aunque pareciera estar hablando solo, no le importó.  Estaba feliz de volver a verlo, quizás no tenía que esperar tanto para estar con él… Quizás. 


 


 


 


FIN-


 


 


 

Notas finales:

 

Se los avise!! No pude y más aun con mi amor hacia los finales abiertos, así que puede haber un científico loco suelto en Tokyo y mandarse más líos jajaja. En verdad espero que a pesar de esta locura de fic, les haya sido de su agrado seguirlo. Muchas Gracias por sus leídas y espero que pueda escribir más pronto. Aun quedan en el listado por escribir, y mis deseos de terminar obras viejas, pero debo confesar que me está picando el bicho del rol de nuevo y eso no es bueno para la salud de una escritora (?) Si el domingo que viene no hay fic nuevo, es que morí en la tentación (¿??)

 

¡Muchas Gracias a todos!

¡Besos!


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