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Betta turquoise por Siri_Looper

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La pequeña Haru fue encontrada por Taeyang y SeungRi, estaba secuestrada por unos pobres diablos que habían hecho el trabajo por encargo de otros, solo se la llevaron sin saber con qué fines, estaban esperando entregar a niña a quienes los habían contratado, pero no llegaron nunca, se pusieron nerviosos, salieron de su escondite a ver qué pasaba y fueron descubiertos. Mucho más tarde esos pobres diablos se enterarían que los hombres con los que habían hecho el trato fueron encontrados muertos en una calle, uno con una estocada en el corazón y otro en un costado.

 

Desde que Ji Yong y Seung Hyun volvieron a la mansión esa noche, mantuvieron las distancias, Ji ya no leía en la biblioteca, se llevaba los libros a su habitación, no se quería quedar a solas con el capitán porque no podía permitir que lo volviera a besar, sabía que si TOP quería hacerlo otra vez no tendría la fuerza mental ni física para evitarlo. Los días de Ji Yong se reformularon, después de cenar se iba derecho a su habitación o a la de sus hermanas a conversar con ellas. A veces también se la pasaba con SeungRi, bebían algo antes de ir a dormir y de esa forma el rubio se enteró como estaban las cosas entre ellos dos, Ji le conto lo del beso y porque ya no pasaban tiempo juntos en la biblioteca. Ri era de la misma opinión del capitán, su amigo no debería volver a Corea, allí seria infeliz, también sabia respecto al trato de la familia Kwon hacia el menor de sus hijos y con sinceridad creía que el mejor lugar para Ji Yong era Nirilia. Ri y Taeyang trataron de convencer a Ji Yong de quedarse, pero la decisión estaba tomada, no se quedaría, el bienestar de sus hermanas era más importante, además se lo debía a ellas y a la familia Park, se lo debía por los trece años que vivió en su casa donde fue tratado con cariño, no podría pagarles de esa manera, dejándose llevar por un amorío clandestino. 

 

Seung Hyun estaba arrepentido de haberlo besado, eso le había costado que Ji se alejara, entendía que tenía una gran responsabilidad sobre sus hermanas, pero no podía evitar sentirse miserable y como si fuese poco le había rogado, nunca imagino conocer a alguien que lo hiciera rebajarse al grado de rogar, eso y el rechazo le habían dado directo en el orgullo.

 

Ya habían pasado meses desde que había llegado a Nirilia, Ji Yong estaba trabajando una tarde en el muelle cuando Mino se le acercó para decirle que Seung Hyun lo llamaba desde la mansión, que fuera en seguida porque era algo muy importante. Ji obedeció confundido, rogaba mientras subía las escaleras que Seung no lo esperara solo, no se imaginaba que podría ser eso tan importante que quería decirle, hace algunas semanas que había ocurrido lo del secuestro de Haru y no se dirigían la palabra a menos que fuera estrictamente necesario.

 

Cuando entro a la mansión se encontró con Jin Woo y este le dijo que su jefe lo esperaba en la sala, por primera vez Ji vio tristeza en la cara de ese joven, su mirada era sombría y tenía en ella una pizca de lastima. Ji ahora sí que estaba preocupado, se dirigió a la sala y se encontró a Seung Hyun sentado en la butaca individual con posa brazos dorados, tenía un vaso con licor en su mano y distribuidos en la sala, algunos sentados y otros de pie, siete hombres en total, los extraños estaban sudados, llevaban túnicas coreanas y sombreros que se notaban a tres kilómetros que venían del otro lado del mundo porque en definitiva no estaban hechos para el calor se ese país.

 

— ¡Señorito Kwon! — exclamaron un par de ellos, todos se acercaron y le hicieron reverencias, Ji  reconoció vagamente algunas caras, eran guardias y sirvientes de su padre.

 

El castaño solo se quedó ahí parado tratando se terminar de creer lo que estaba viendo, su padre había mandado gente por él. Los hombres comenzaron a hablarle en coreano, a preguntarle cómo se encontraba, estaban impresionados por su apariencia, más por lo que había crecido lo estaban por su rostro más moreno y su cabello largo de un solo lado, parecía un pirata como el resto de hombres que habían visto en la mansión.

 

Ji Yong no respondió nada, miraba entre las cabezas de los coreanos a Seung Hyun, no se había movido de su butaca, el capitán miraba el licor en su mano, pero entonces levanto la cabezo como si hubiese sentido los ojos del otro sobre él, ambos se sostuvieron la mirada un momento, el rostro de Ji era triste y Seung lo noto, el rostro de Seung era de seriedad, pero por dentro estaba muriendo de tristeza, eso Ji Yong también lo noto, ya lo conocía bien como para poder leerle los sentimientos a través de los ojos. El mayor desvió la mirada, se levantó de la butaca y salió de la sala, Ji reparo en un pequeño cofre que descansaba en el suelo cerca de donde estuvo sentado, estaba abierto y de dentro alcanzo a ver múltiples cosas brillantes, era la recompensa.

 

— ¡Por dios es cierto! — entraron a la sala Dara y Chaerin y abrazaron a su hermano al ver que la recompensa al fin había llegado y podrían seguir su camino, ellas estaban muy felices y pensaron que las lágrimas que empañaron los ojos de Ji eran por la misma felicidad, pero estaban muy equivocadas. 

 

Seung Hyun mando a preparar habitaciones de huéspedes para los hombres coreanos a quienes odiaba con toda su alma, ojala se hubiesen ahogado en el camino, se los hubiesen comido los tiburones y sus huesos terminaran hundidos en el fondo del mar, pero lástima que ahí estaban alojados en su casa. También le pidió ayuda a Mino para que les consiguiera espacio en un barco para que se fueran lo antes posible, este les consiguió pasaje en uno que saldría temprano al día subsiguiente rumbo a Panamá, donde tendrían que tomar otra embarcación. Ahora Ji ya no tendría de que preocuparse, su padre envió a siete hombres porque le pareció el número adecuado para cuidar la recompensa en el viaje hacia allá y los cuidaran a ellos tres en el viaje de regreso.

 

La misma noche después de la llegada de la recompensa las dos hermanas comenzaron a arreglar sus cosas, estaban emocionadas, querían llegar pronto a Corea para obtener noticias de España y de sus padres. Ji les dijo que no era necesario que comenzaran a ordenar, aún faltaba un día entero antes de irse, pero ellas estaban ansiosas y no les hicieron caso, también estaban emocionadas porque verían su tierra natal, habían vivido en Corea, pero eran tan pequeñas cuando se fueron que no recordaban nada, por las historias de Ji sabían que era un lugar muy diferente a España y morían por conocerlo.

 

Esa noche Ji estaba en su habitación, no podía dormir, hace tiempo que no le ocurría, ya se había acostumbrado al calor y el trabajo en el muelle lo hacían irse a dormir más cansado, pero esa noche era distinta, era la penúltima en la mansión y no podía dejar de ver el techo con nostalgia, mañana seria su última noche bajo ese techo. Se sentó en la cama y miro la habitación, los muebles, las mantas, todo dentro del cuarto lo sentía tan suyo, le daba mucha tristeza tener que dejarlo, aún estaba intentando convencerse de que irse era lo mejor. En la penumbra vio una montaña de libros arrumbados en una esquina, libros que había acumulado ahí desde que ya no leía en la biblioteca, se levantó y se puso su camisa, no podía dejar todos esos libros ahí para que Jin Woo los ordenara, así que tomo una pila de ellos y se fue rumbo a la biblioteca para guardarlos.

 

Cuando llego la puerta doble estaba abierta de par en par como siempre, se detuvo en el umbral sin atreverse a entrar, Seung Hyun estaba ahí, inclinado sobre sus mapas en la gran mesa, un candelabro con varias velas iluminaba los papeles. Ji estaba a un segundo de darse la vuelta y volver a su habitación, pero TOP había escuchado sus pasos y levanto la cabeza.

 

— Ji… — balbuceo sorprendido.

 

— Estas trabajando otra vez en tus mapas — fue lo único que atino a decir aun desde el umbral.

 

— Si, la marina quiere que salga pronto, ya tengo la ruta, son solo los detalles lo que me faltan ¿vienes a guardar esos libros? — pregunto mirando la columna de libros que cargaba contra su pecho, el menor movió la cabeza de forma afirmativa —  pasa, hazlo, no tienes que quedarte fuera porque yo esté aquí.

 

Ji entro tímido dando pequeños pasos, sentía los ojos afilados de Seung Hyun sobre él, se dirigió a uno de los estantes y comenzó a guardar los libros de la forma que Jin Woo le había enseñado para no alterar su orden. De reojo vio que Seung se había vuelto a concentrar en sus mapas, hace mucho que no estaba a solas con TOP y se sentía nervioso. Ji Yong hizo otros dos viajes más por libros desde su habitación, se ayudó de un candelabro de una sola vela para guardar los que estaban en las estanterías de arriba o lejos de la mesa que usaba Seung.

 

Cuando Ji termino apago la vela y se encamino hacia la salida.

 

— Buenas noches — dijo de espaldas al mayor.

 

— ¿Ya no tienes más libros en tu cuarto?

 

— No, esos eran todos — dijo sin darse la vuelta dando un nuevo paso.

 

— Ji Yong…

 

El menor se detuvo, sus sentimientos estaban en pelea dentro de su corazón, quería que Seung le volviera a pedir que se quedara, que otra vez lo acorralara contra una pared y lo besara, pero por otro lado no quería, si se volvía a repetir lo ocurrido esa noche mientras buscaban a Haru estaba seguro que no podría volver a ser fuerte, sucumbiría ante los extraños sentimientos que sentia hacia el capitán y no volvería a ser capaz de decirle que se iría. Ji se dio la vuelta a un lado del marco de la puerta y Seung continuo hablando.

 

— Hazme un favor… cuando te vayas, cuando te preguntes que hiciste estos meses, diles a todos que te trate mal, que te tenia encerrado en el calabozo — Ji Yong frunció el ceño extrañado ante la petición —…la reputación.

 

— Ah, sí claro, se lo diré mis hermanas — se fue del lugar antes de Seung pudiese decir algo más que lo retuviese a su lado.

 

Ji volvió a su habitación, se sentó al borde de la cama y se pasó las manos por el rostro, todo eso estaba siendo más difícil de lo que creyó y lo peor es que aún no tenía sueño, se recostó en la cama otra vez sin la esperanza de dormir. No pasó mucho tiempo antes de ver que su mesita de noche aún quedaban cuatro libros. Ante su falta de sueño decidió ir a guardarlos, si tenía suerte Seung Hyun ya se habría ido a dormir.

 

Ji dio un paso dentro de la biblioteca y se detuvo en seco, las velas aún estaban prendidas sobre la mesa, pero Seung Hyun estaba sentado en una de las butacas al lado de la ventana, la misma que usaba siempre cuando leían juntos, una de sus manos sostenía una botella de ron colgando entre sus piernas abiertas y la otra estaba en su rostro, el espacio entre sus dedos índice y pulgar rodeaba sus cejas, Ji Yong no podía ver sus ojos, pero si las lágrimas que caían por sus mejillas y podía oír también sus ahogados sollozos.

 

El menor retrocedió el paso que había dado dentro de la biblioteca y salió corriendo por el pasillo, no se detuvo hasta que cerró la puerta de su habitación y apoyo su espalda en ella, apretó los libros contra su pecho, su visión estaba nublada por las lágrimas, no fue lo suficientemente fuerte para mantenerlas en sus ojos, están cayeron por sus mejillas y solo al sentir el cosquilleo en su piel se dio cuenta que estaba llorando y del dolor en su corazón, arrastro la espalda hasta que quedo sentado en el suelo, dejo caer los libros sobre su regazo, cayó en cuenta de lo que estaba a punto de pasar, se iría de Nirilia, ya no importaba si tenía que volver a Corea con su familia que no lo quería, lo que realmente importaba y razón por la cual estaba llorando era porque jamás volvería otra vez a ver a Seung Hyun, en un día tendría que decirle adiós para siempre.

 

Al día siguiente Ji Yong casi no salió de su habitación, se excusó con todos diciendo que estaba muy ocupado arreglando sus cosas para el viaje, pero la verdad era que no tenía muchas cosas que arreglar, la verdadera razón era Seung Hyun, verlo sería doloroso, también al resto, no estaba seguro como debía despedirse de todos, le había tomado un cariño especial a cada uno. Se negó a cenar, pero de todas formas Jin Woo envió a una sirvienta con comida a su habitación.

 

Esa noche Ji Yong recibió la visita de todo el mundo en su habitación, SeungRi le rogo con lágrimas en los ojos que no se fuera, Taeyang trato de convencerlo de forma más practica diciéndole que lo mejor para él y sus hermanas era quedarse. Daesung a solas le confirmo que Seung estaba enamorado de él, le dejo claro que le estaba haciendo mucho daño yéndose, Dae sentía impotencia, estaba viendo sufrir a su amigo del alma y una vez mas no podía hacer nada al respecto.

 

Los cinco hermanos también lo visitaron y trataron de convencerlo, Mino hasta le ofreció un mejor puesto de trabajo en el puerto, ganaría más y seria jefe, pero Ji siguió diciendo que no, ni siguiera la lagrimas que Jin Woo derramo sobre su hombro logaron convencerlo, pero sí hicieron el doloroso agujero de su corazón más grande.

 

SeungRi sentía mucha pena por la partida de Ji, en los meses que llevaban de conocerse se habían vuelto muy buenos amigos, cuando le rogo esa noche que se quedara sintió la pena en los ojos de su amigo, él tenía claro que Ji, aunque no lo admitiera, también estaba enamorado de Seung Hyun y no se quería ir. Ri creía que Seung no estaba haciendo lo suficiente por hacer que Ji se quedara, no estaba dando su mayor esfuerzo, solo se quedaba ahí viendo como el amor de su vida se largaba de su lado para siempre. Esa noche después de salir de la habitación de su amigo fue por el del cabello turquesa dando grandes zancadas decidido a decirle sus verdades, Taeyang lo siguió para evitar que hiciera o dijera algo estúpido. 

 

Encontraron a TOP en el jardín, sentado en una banca mirando el mar nocturno con una botella de ron, todos en la mansión habían notado ese día su actitud depresiva, pero nadie dijo nada, tenían claro la razón de su estado.

 

— ¿¡Vas a dejar que se vaya?! — le grito Ri en medio del jardín. Seung lo miro sin ganas, sentía su cuerpo sin fuerzas y no era por culpa del alcohol, no estaba ebrio, solo muy triste.

 

— No puedo hacer nada…

 

— ¿¡Qué mierda te pasa Seung!? ¡Ji se ira mañana y tu estas sentado ahí como si nada!

 

Seung Hyun miro al cielo, apoyo su nuca en la espalda de la banca y dejo salir un suspiro. Taeyang se acercó a su novio y lo tomo de la muñeca, intento tirarlo para hacerlo entrar a la mansión para que dejara al mayor en paz con su tristeza y su ron, pero el rubio de soltó de su agarre.

 

— ¡Ve a decirle que se quede, ve y dile que lo amas! ¡Haz algo maldición!

 

— Ya le rogué SeungRi — TOP hablaba mirando el cielo estrellado — le dije que le daría trabajo, le dije que yo ya no podía vivir sin él, ya no sé qué más podría hacer, él tiene obligaciones que cumplir y no me quiere… — su voz se quebró — solo quiere irse, ni tu ni yo podemos hacer nada…

 

— Escucha lo que estás diciendo, eres un imbécil — Seung sin levantar la cabeza de la banca la volteo hacia sus amigos — que se pudra Ji y sus obligaciones y lo que él quiera también, eres el gran capitán TOP y todo el mundo te teme. Tú quieres que se quede, eso es suficiente, oblígalo a hacerlo, no tienes que rogarle.

 

— ¿Obligarlo?

 

— Si, oblígalo, nosotros te ayudaremos ¿cierto Bae? — miro al moreno que abrió los ojos grandes por la pregunta repentina.

 

— Yo… — comenzó a responder en un balbuceo.

 

— ¿Ves? Bae también ayudara, estoy seguro que Daesung también si se lo pides, todos en la mansión ayudaran.

 

— No había pensado en obligarlo… — impasible volteo su cabeza otra vez hacia el cielo y dio un nuevo suspiro.  

 

— — — — —

 

Ji Yong casi no durmió esa noche, solo con una hora de sueño encima se levantó de la cama, un pequeño costal descansaba en contra de una de las paredes, dentro estaban todas sus cosas, solo era un poco de ropa que había comprado en el mercado. Salió de la habitación caminado lento y mirando al suelo, paso por los pasillos de la mansión, se detuvo frente a la puerta de SeungRi y Taeyang, seguramente estarían dormidos, levanto la mano para golpear la puerta y despedirse, pero lo pensó mejor y la bajo, despedirse solo lo haría más difícil.

 

Paso por fuera de la biblioteca, la tenue luz del amanecer entraba por la ventana y unos débiles rayos de sol alumbraban las butacas donde Seung y el solían leer, desde el umbral alcanzo a ver tres botellas vacías de ron sobre la mesita entre los sillones. Se quedó mirando la habitación bastante tiempo, paso su mirada por cada rincón varias veces, ese sin duda era su lugar favorito de la casa e intentaba memorizar cada detalle, no quería olvidar nada de ese lugar, atesoraría los recuerdos ahí como un tesoro por el resto de su vida. Con mucho esfuerzo se tragó el nudo que se le había formado en la garganta y siguió su camino, llego hasta el hall de entrada de la mansión, ahí estaban sus hermanas sonrientes y los hombres de sus padres esperándolo.

 

Bajo las escaleras hacia el muelle aliviado porque nadie había despertado para despedirlo, todos dormían en sus camas, era una suerte, no quería llorar en frente de nadie.

 

Llegaron al muelle, el barco y los tripulantes estaban esperándolos, los siete guardianes fueron los primeros en subir, algunos cargaban los costales con vestidos y otras pertenencias de las hermanas, luego subieron ellas dos y por ultimo Ji Yong quien lo hizo mirando al suelo, cuando iba a la mitad de la rampla se detuvo, dio un suspiro y miro hacia atrás, desde ahí alcanzaba a ver el pálido color amarillo de la mansión y las largas ventanas del segundo piso. Apretó sus puños con rabia mientras estaba ahí, maldita vida que le había tocado, una vez más debía renunciar a lo que quería por cumplir con sus obligaciones, por primera vez había encontrado un lugar al que sentía que alguna vez podría llamarle hogar, había encontrado amigos y el amor, pero tenía que dejarlo todo por ser quien era.

 

Por otro lado ¿estaba enamorado? Ji no lo había notado antes, se dio cuenta en ese momento, creyó que era atracción, amistad, pero ahí, parado en medio de la rampla a punto de irse se dio cuenta que amaba al capitán TOP como jamás había amado a nadie, se había enamorado por primera vez, miro su mano donde llevaba el anillo que le había regalado y sus ojos se empañaron, inmediatamente después de restregó con rabia las lágrimas con la manga de su camisa, no podía llorar, el ya no era el Ji Yong débil que salió de España, era un hombre nuevo, uno fuerte y los hombres fuertes no lloran. Volteo su rostro al frente hacia al barco y siguió su camino a la cubierta, enfrentaría su destino, enfrentaría la vida que le toco vivir y cumpliría con sus responsabilidades como el hombre fuerte en el que se había convertido, siempre atesoraría sus días en Nirilia y a bordo del Bigbang como los mejores de su vida, tenía la esperanza de algún día poder dejar de sentir ese agujero en el corazón y atesorar esos días tan solo como buenos y lejanos recuerdos.


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