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Betta turquoise por Siri_Looper

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Un bote avanzaba lentamente en la penumbra, Ji Yong en la punta miraba alrededor extrañado, el lugar estaba muy húmedo y frio, su nariz dolía en cada respiración por la gélida atmósfera.


— ¿Debería tener preparada mi espada? — pregunto mirando a Seung que impulsaba el bote remando muy lentamente, apenas podía verle, la tenue lampara en la embarcación alumbraba vagamente el lugar. 


— Claro que no, este es el lugar más seguro del mundo — y le sonrió a lo que el menor solo pudo distinguir sus dientes blancos. 


Esa mañana habían bajado solos del Bigbang hasta el bote, luego atravesado un banco de niebla y finalmente encontraron una pequeña isla que se veía muy lúgubre, toda de roca, Ji dudo que existiera vida en ese lugar, a lo lejos no se veía ni un poco de verde y estaba cubierta de densas nubes que no dejaban paso a los rayos del sol. Se acercaron a la isla y entre las rocas se internaron en una abertura, una cueva enorme, Ji escuchaba a ratos uno que otro chillido, adivino que la cueva estaba llena de murciélagos. A donde sea que viera lo único que veía era negrura, en el agua debajo de él, incluso aldelante, temía que por la falta de luz de pronto chocaran de frente con una pared de roca. 


Cuando Seung Hyun era solo un adolescente, perdió a su padre y este con su último aliento le entrego un mapa, el mapa de aquello increíble que no se podía contar, que se tiene que ver para creer y que oculta el secreto de los extraños poderes de Seung Hyun, aquella era la isla marcada en ese mapa, Ji Yong esperaba al fin ver aquello tan secreto que su amado le había ocultado. 


Seguían avanzando suavemente, Ji Yong en un intento por ver el fondo del agua y descubrir que tan onda era miro hacia abajo del bote, las ondas que dejaba la barcaza eran lúgubres y por un segundo lo hicieron sentirse mareado, pero su mareo se disolvió cuando una luz se vio a través del agua, una sombra se movió debajo de ellos a toda velocidad, en su cuerpo llevaba algo brillante que se vio por tan solo un instante en la superficie. 


— ¡Seung! — exclamo el más joven y miro hacia el otro — ahí algo allí abajo.


— Si — sonrió radiante — son peces, saben que alguien viene y van a advertirle a sus amos.


— ¿Qué? — pregunto Ji más enojado que confuso, ya estaba en la estúpida isla de la que tanto alardeaba Seung Hyun, ¿por qué rayos no le hablaba claro de una vez por todas?


— No importa, ya lo veras, no pasa nada. 


Seung dejo de remar, mordió su dedo con una mueca y dejo un par de gotas caer, luego se agacho y hundió su mano en el agua para que sanara. Miro al más pequeño que seguía con una marcada expresión de molestia en su rostro. 


— Si no lo hiciera nos atacarían, voltearían el bote y nos devorarían. 


— Que lindo... que bueno que es el lugar más seguro del mundo...


— Lo es si vienes conmigo — y le guiño un ojo mientras tomaba los remos una vez más, eso molesto más a Ji, parecía que su tonto novio disfrutaba verlo totalmente perdido en una fea isla escondida quien sabe dónde, ya comenzaba a pensar que solo lo llevaba ahí para violarlo, no para mostrarle algo increíble.


— ¡Oye Seung! Ya quiero volver, estoy muriendo de frio y... — Ji no pudo seguir hablando, el bote se meció obligándolo a afirmarse de ambos costados para mantener el equilibrio, al agua alrededor de la madera estaba salpicando, eran criaturas marinas moviéndose demasiado cerca, reaccionando a la sangre real en el agua. 


— Solo un momento más mi amor, casi llegamos, te gustara... — y volvió a sonreír, suerte que Ji Yong no tenía nada cerca para lanzarle en la cara y borrarle su sonrisa pedante. 


Después de veinte minutos más deslizándose sobre el agua al fin Ji Yong distinguió algo extraño, al frente ya no veía esa continua negrura, extrañas formas estaban adelante, solo sombras en la oscuridad, pero estaba seguro que algo había allí, no fue hasta cuando el bote paro repentinamente cuando se dio cuenta que al fin habían tocado tierra, más bien madera, una improvisada superficie de madera estaba allí, era para detener los botes antes de que estos chocaran contra la roca y se agujerearan, pues todo allí era de roca, las paredes, el techo y también el suelo. 


El menor trataba de distinguir que es lo que había después de aquella superficie de madera, pero no lograba ver nada, solo sombras y más oscuridad en lo que percibia ser un amplio espacio, miro a Seung y lo vio amarrando al bote a un viejo mástil puesto allí con ese propósito, avanzo por la barcaza y tomo la pequeña lampara. 


— No te muevas aun, prenderé las luces para ti — dijo Seung sonriendo, estaba feliz de estar en ese lugar con Ji Yong, su estómago se estrujaba de la emoción. 


Ji Yong obedeció y no se movió, solo se hizo a un lado para que el otro pasara y pisara tierra, lo vio moverse con la lampara en la mano por el lugar, vio como sacaba unos cerillos de su bolsillo y encendía una antorcha en una pared, luego otra y otra, Ji Yong trago duro, su corazón de acelero cuando descubrió finalmente donde lo había llevado Seung Hyun. 


Se encontraban en un salón forjado de forma natural en la roca, ya no hacia ese gélido frio, el lugar estaba un poco más templado, aunque en las paredes caían pequeñas vertientes que terminaban en el océano, Ji aun sin moverse vio como Seung abandonaba la linterna ya inútil y seguía encendiendo antorchas por todo alrededor de la cueva. A medida que las antorchas estuvieron encendidas el escenario fue mas claro, donde quiera que Ji veía sus ojos se deslumbraban con brillante oro y piedras preciosas. 


— Que... — balbuceo el menor levantándose al fin lentamente del bote mientras Seung prendía las ultimas antorchas, piso la superficie de roca y dio algunos lentos pasos en el lugar. 


Miraba anonadado, aquel era el tesoro del capitán TOP, botines de años y años de ser un pirata, el tesoro que Yang había buscado al quemar su mansión en Nirilia. Ji Yong por un momento pensó que realmente no existía, Seung nunca le hablo de él, pensó que todo su oro lo regalaba y jamás se imaginó que tendría tal riqueza escondida. Camino algunos pasos más, las monedas de oro hacían un delicioso ruido al tocarlas con sus botas, Ji reprimió lamerse los labios a medida que caía en cuenta de hasta donde llegaban las pequeñas montañas rebosantes de riquezas, se agacho ligeramente para rozar con sus dedos un pila de cosas amontonadas como si no valieran nada, estaban frías como el hielo, de forma floja movió los dedos provocando un diminuto derrumbe, entre las cosas que cayeron distinguió joyas y piedras preciosas de colores, hasta un collar de perlas.


Ji escucho los pasos de Seung entre el oro y levanto la cabeza, todas las antorchas estaban encendidas y el mayor caminaba hacia el sonriendo. 


— ¿Qué te parece? — pregunto Seung cuando estuvo frente al otro. 


— Esto es... es demasiado...


— Para evitar que Yang me quitara mis botines los escondía en este lugar, la Marina nunca tuvo la verdadera comisión que exigía, eso es un poco reconfortante ¿no? Al final, no obtuvieron de ninguna forma lo que querían. 


— Pero... esto es demasiado Seung Hyun, tú... ¿robaste todo esto?


Los ojos de Ji Yong aunque extasiados parecían preocupados y un poco confundidos. 


— Si, soy un pirata no lo olvides — y acaricio su rostro con delicadeza acercándose un podrás más — este es el lugar mas seguro que pueda existir y por eso guarde acá mi tesoro, te enseñare a encontrar la isla sin mi ayuda, de esta forma podrás venir acá si alguna vez me ocurre algo. 


— Pero... — para los ojos de Ji era difícil aun digerir todo eso.


— Ten, prepare esto para ti... — Seung le extendió la mano, en ella había un pequeño frasco con un corcho, sangre oscura se mecía dentro — esta es la llave, tienes mi permiso de venir acá y tomar lo que quieras o esconderte si lo necesitas, si un día pasa algo Ji, algo malo y nos separamos...


— Eso no va a pasar.


— Escucha, una guerra se acerca, prometo protegerte con mi vida, pero nos enfrentaremos a la marina, su flota es enorme y cosas malas podrían pasar, en caso de eso ven acá, nadie más puede entrar aquí a menos que tenga mi sangre, lánzala al agua cuando sientas a las criaturas en la cueva, si la huelen te dejaran pasar, si no destruirán el bote y te devoraran. 


Ji Yong lo miro con el ceño ligeramente fruncido y luego tomo el frasco entre ambas manos preguntándose si habría mas que solo peces en esa cueva oscura que había recorrido antes. 


— Daesung, Bae y Ri también tienen uno de esos, este es el lugar de encuentro ¿Lo entiendes? — el otro movió la cabeza de forma afirmativa lentamente. 


— ¿Ellos han estado aquí?


— Claro — dio una leve carcajada — SeungRi fingió nadar entre el oro. 


Ji Yong dio una leva carcajada, se imagino al rubio haciendo el tonto por todo el lugar, corriendo alucinando como un niño pequeño. 


— Ahora te mostrare otra cosa — Seung volvió a sonreír.


— ¿Me mostraras aquello que no me puedes contar?


El mayor movió la cabeza de forma afirmativa y tomo la fría mano de Ji entre las suyas — te lo mostrare, pero Ji ¿confías en mi verdad?


— Te confiaría mi vida.


— Bueno, para ver esto no pondrás en riesgo tu vida, pero tendrás que ser valiente.


— Soy valiente, por favor Seung, déjame verlo de una vez por todas ¡mírame! Estoy acá como un pirata parado en el interior de una isla en medio de la nada, lo que sea que tengas que mostrarme, puedo con eso... 


— Tu puedes con lo que sea Ji Yong... — una nueva sonrisa de Seung Hyun, sus ojos estaban brillantes de felicidad y del reflejo del oro alrededor, por un súbito segundo pensó, "¡por Dios, he encontrado al amor de mi vida!" — entonces vamos, ella sabe que estamos acá, no tardara en llegar... 


Ji Yong no quiso preguntar a que se refería con eso último, se abstuvo adivinando que muy pronto lo entendería, ya lo tenia harto la oración "es demasiado increible para contarlo, hay que verlo" y no queria arriesgarse a volver a escucharla. Se dejó llevar a través del lugar de la mano de su amado, quien lo empujo suavemente entre la pila de oro y lo llevo hasta el inicio de un pasillo de roca, Seung quito una antorcha prendida de la pared y con ella adelante ambos hombres se internaron aun mas en aquella oscura isla, caminaron juntos por ese pasillo que a ratos se hacía más ancho o angosto, el único sonido era el de sus pies y el del agua que se filtraba lenta entre las paredes de roca. 


Después de cerca de diez minutos de avanzar por aquel lugar lúgubre espacio al fin Seung se detuvo en lo que parecía ser el final del camino, la antorcha alumbro una nueva cámara de roca, pero en este lugar ya no hacia frio, cuando al fin se detuvieron Ji se dio cuenta que su frente tenia una ligera capa de sudor, la temperatura entre ambos salones era muy distinta. 


Seung coloco la antorcha en la pared, un gancho estaba ahí puesto previamente.


— ¿Estas bien? — pregunto el mayor. 


— Si — respondió Ji mirando alrededor, pero en esta nueva cámara no parecía haber nada, mas que un viejo baúl debajo de la antorcha, tenia incrustaciones de oro, parecía costoso, seguro era parte del tesoro del pirata.


Ji se percató de que, si había algo en ese lugar, a sus oídos llego un muy leve sonido de agua, entonces lo vio, una parte de la superficie estaba inundada, una laguna subterránea, no podía ver donde terminaba, la antorcha solo alumbraba un par de metros alrededor, todo el resto del lugar se perdía en oscuridad. 


— Nosotros los piratas dominamos la superficie del mar, pero abajo, dentro del agua hay muchas cosas que pocos conocen, secretos y cosas que no podrías creer.


— ¿Cómo que cosas? 


— Como mi madre. 


— ¿Qué? — fue lo único que atino a preguntar Ji Yong, a esas alturas se esperaba cualquier cosa. 


— Ven a aquí...


Seung le incito a acercarse a la orilla del agua y se agacho, Ji lo imito y observo el agua sin ver nada en particular. 


— Mi padre era un marino mercante cuando joven, un día su barco naufrago, todos murieron menos él por qué fue salvado por mi madre, ella se enamoró a primera vista, no pudo dejarlo morir y lo ayudo, al mismo tiempo lo hipnotizo para hacerlo suyo y poseer su cuerpo, pero ella sabia que eso era lo único que podía tener de él, era un amor imposible — Seung estiro su mano y la metió en el agua para juguetear con ella — mi padre fue dejado en la orilla de una isla, me hubiese gustado saber su versión de la historia, pero tú sabes, murió antes de yo saber la verdad. 


Ji Yong lo escuchaba atento con la mirada en la mano de Seung Hyun entre el agua porque había visto algo moverse allí, pequeños puntos de colores se hicieron cada vez un poco más visibles, después de algunos segundos pudo distinguirlo, eran peces, peces de color turquesa se acercaban a la mano de Sung y nadaban cerca de ella saludándolo. 


— Meses después mi padre me recibió cuando era un bebe, mi madre se le apareció en el barco donde estaba navegando y me entrego a él, porque había nacido con piernas y por eso no podía vivir en el mar con ella...


— ¿Con piernas? 


— Si, de no haber sido por eso hubiese vivido en el mar, le entregó a mi padre el mapa y le dijo que ahí podría visitarla. Aun no entiendo porque mi padre no me lo dijo antes, creo que tenía miedo, después de todo estoy seguro que ni el entendió muy bien como llegue a este mundo, mi madre me explico que tiene que ver algo con la luna llena, pero en verdad aun no logro entenderlo del todo. 


— Entonces... ¿tu madre vive en el mar? 


— Si, soy mitad humano, mi madre es una sirena, por eso los peces reaccionan con mi sangre, por eso sano con el agua del mar y mi cabello es de color turquesa. 


— Vaya... yo... — murmuro Ji sin entenderlo, luego dio una carcajada floja pensando "quiza es una broma" pero en el rostro serio de Seung no habia ni una piszca de broma, no lograba procesarlo, había muchas cosas que no comprendía, pero no sabía por dónde empezar a preguntar. Sumergió su mano en el agua y jugueteo con ella, se sorprendió al sentirla tibia. 


— Estos son Betta Turquoise — dijo Seung refiriéndose a los peces que nadaban cerca de su mano.


Uno de los peces nado mas lejos de la mano de Seung y para sorpresa de ambos hombres se dirigió a la mano de Ji, este pudo sentir las escamas rosar sus dedos y dio una pequeña risita por las cosquillas, pero el pez era un poco diferente, tenia la misma forma, pero las puntas de sus aletas y cola eran de un brillante color rojo. 


— Creo que le gustas — le sonrió Seung — ese es un Betta Dragon, mi madre me enseño los nombres de los peces que viven por acá. 


— Dragon, es un buen nombre para un pirata... — murmuro Ji, una idea fugaz que dijo sin pensarlo bien. 


— G-Dragon, suena mejor... — Seung le sonrió. 


— Me gusta... — una sonrisa en el menor, el lugar estaba silencioso, reinaba una paz en la atmosfera, pero sus corazones latían ambos desesperados. 


Se miraron un momento, hablando con sus ojos pues en ese momento ninguno de los dos necesitó palabras para decirse "Te amo", la paz del lugar se rompió cuando un salpicar llego a sus oídos, venia de lejos, de donde la antorcha no alcanzaba a alumbrar, Ji Yong se levanto de golpe y dio un paso atrás.


— ¡¿Qué fue eso?! — pregunto tratando de mirar, pero no alcanza a ver nada, solo algunas ondas en la superficie que llegaban tranquilas hasta la orilla y los Betta Turquoise nadando en cerca de sus pies. 


— Es ella, es mi madre — dijo Seung y se levantó también, se puso a un lado de su novio y tomo firme su mano. 


Ji no quitaba la vista del agua, nuevas ondas y salpicaduras provocaron miedo en él, nunca había visto una sirena, hace dos minutos pensaba que eran solo un mito, no sabia que debía esperar, solo deseaba que no fuera algo aterrador. 


Una sombra se distinguía entre la oscuridad del agua, los peces nadaban rápido por entre ella, algo se acercaba flotando suavemente, Ji Yong al final logro verla, una cabeza asomada hasta la mitad sobre el agua, una brillante cabeza turquesa y un par de ojos del mismo color, ella se detuvo antes de la orilla al ver que Seung no estaba solo y miro penetrante a Ji Yong, luego a Seung como preguntándole que hacia esa persona ahí. 


— Esta bien mamá, es Ji Yong, es mi novio ¿ves? — Seung levanto la unión de sus manos para que ella pudiera verla pues sabía bien que no podía entender sus palabras. 


Ji Yong no sabia que hacer, solo se quedó ahí un poco aturdido mirando atento.


La sirena se acerco a la orilla aun era solo una cabeza en el agua hasta que llego al borde de roca, Ji Yong vio sus manos apoyarse en él, unas manos amarillentas y de dedos demasiado largos para un humano, la vio ayudarse del agarre de sus manos para impulsarse fuera del agua, su cabeza estaba visible, sus labios eran delgados como los de Seung y su cabello turquesa caía interminable encima de sus pechos desnudos, Ji Yong pudo ver hasta su ombligo, lugar donde empezaban las escamas que se perdían en el agua. 


Ella se quedó ahí mirando, esperando, Seung soltó a Ji, se acercó y se agacho frente al agua. 


— Hola mamá — le dijo suavemente, ella alzo una mano y acaricio la mejilla de su hijo sin emitir ningún sonido, pues el lenguaje de las sirenas solo era audible bajo el agua, acariciar su mejilla fue siempre la forma de saludarlo. 


Ji Yong desde atrás la vio sonreír, sus dientes eran puntiagudos y amarillentos, la mano que acaricio su mejilla ahora bajaba hacia el hombro de Seung, el menor se asustó cuando de un solo impulso lo empujo hacia el agua, Seung Hyun cayo de frente al agua entre un gran chapoteo.


— ¡Seung, Seu... ¡ — Ji se abalanzo contra la orilla, pero no alcanzo ni a pestañear cuando vio la cabeza de Seung sumergir de nuevo entre el agua, estaba riendo. 


— Esta bien Ji, solo puedo hablar con ella bajo el agua, en seguida volveré, no te muevas de aquí y espérame — dijo antes de sumergirse otra vez. 


— Genial... — murmuro sarcástico Ji, estaba solo y confundido. 


Seung a pesar de tener piernas podía nadar muy bien, podía ver muy bien también en el agua y podía pasar horas bajo ella antes de tener que salir a la superficie por una bocanada de aire, fueron horas exactamente las que demoro en salir, nadó lejos de esa laguna junto con su madre y en su arcaico lenguaje marino le explico desde principio a fin lo ocurrido con Ji Yong. 


Cuando al fin salió del mar sus manos estaban arrugadas, sorprendió a Ji Yong durmiendo con la espalda apoyada en aquel baúl donde guardaba ropa seca, pues su madre siempre solía tirarlo al agua con botas y todo. Ji Yong despertó y en seguida abrió los ojos de golpe al notar que Seung al fin había regresado, se sentó ahí a esperar y ni siquiera noto en qué momento cayo dormido. 


— Hola mi amor — salió Seung del agua completamente desnudo, se sentó en el borde de roca, su respiración era rápida, jadeaba levemente y desde ahí Ji podía ver su piel casi morada por haber estado en el agua por tanto tiempo. 


— ¿Estas bien? — se acerco un poco Ji Yong, tomo una manta vieja que había encontrado en el baúl y se la puso a Seung sobre la espalda, en el agua aun estaba la cabeza de la sirena, lo miraba de pies a cabeza tan fijamente que se sintió nervioso. 


— Si — respondió Seung y se abrigo más con la manta cerrándola contra su pecho, la temperatura del ambiente era más fría que el agua.


— ¿Qué diablos fue eso Seung? — pregunto Ji mirandolo desde su hombro, sus labios estaban morados y comenzaban a tiritar de frio. 


— Fui con ella de paseo, le conte sobre ti, ahora ambos lo saben todo, el idioma de las sirenas solo se puede pronunciar en el agua, por eso necesitaba nadar con ella. 


Ji Yong no sabia que decir, no sabia si debia mostrarle sus respetos a la supuesta madre de su novio, y si debia hacerlo ¿cuál forma era la adecuada? Solo se quedo estupefacto mirandola sobre el agua, ella se movio suavemente hasta el borde de roca y saco un mano del agua, en ella habia un frasco pequeño con un liquido transparente, lo estiraba fuera del agua. 


— Es un regalo — digo el mayor, recibelo, tambien le dio uno a Daesung, a el tambien lo conoce.


Ji miro a su novio y luego a la sirena otra vez, dio dos pasos adelante y recibio el frasco, por un instante sintio la piel de la sirena fria y viscosa, ella se dejo caer al agua y Ji miro el regalo, solo parecia agua en un frasco con un corcho de coral.


— Debes tomarlo, Daesung lo hizo y desde ese dia no ha tenido dolores de cabeza ni se ha resfriado, creo que fue gracias a mi madre, ella me pidio que te lo dijera "Por favor cuida de mi hijo, este un regalo del mar" creo que todas las madres son iguales, todavia no se da cuenta que no necesito que nadie me cuide — Seung sonrio, a su manera su madre lo habia cuidado desde las profundidades del oceano desde siempre, solo la biologia fue el impedimiento para alejarse, sabia que su madre lo amaba tanto como lo habia hecho su padre. 


— Definiticamente necesitas que te cuiden Seung Hyun, eres un pirata pero a veces te comportas como un niño. 


— Bebelo — dijo entre una carcajada — no se ira hasta que te vea hacerlo. 


— Muy bien — quito de un tiron el corcho de coral y sin pensarlo demasiado bebio de un sorbo el contenido, su rostro se arrugo, sabia a algas podridas, se abstuvo de decirlo ante la presencia de la sirena. 


— Tambien mi madre dijo que eres muy bonito, digo que la luna te bendijo con la belleza el dia de tu nacimiento. 


— ¿Qué? — preguntó el menor pasandose la manga de la camisa por los labios. 


— No sé, cosas de sirena, hay muchas cosas que no entiendo aun y creo que jamas lo hare, pero eso fue lo que dijo. 


— Gracias — dijo Ji Yong mirando a la sirena aun en el agua, ella sonrio y se sumergio. 


Algunos segundos despues se escucho un nuevo chapoteo del agua, la cabeza de la sirena volvio a aparecer algunos metros mas lejos, fuera del alcance de la luz de la antocha, donde solo se distinguia su silueta. Seung aun sentado en el borde de roca alzo una mano entre la manta y la agito en el aire a modo de despedida, la sirena lo imito, miro a Ji Yong buscando la misma despedida y este lo hizo, ella satisfecha volvio a sumerguirse para irse de vuelta al fondo del mar. 


— No sabia que las sirenas se despiden agitando la mano — dijo Ji.


— No lo hacen — Seung comenzaba a levantarse, su cuerpo seguia muy frio y le ansiaba vestirse — lo copio de mi. 


Ji ayudo a vestirse a Seung con la ropa guardada en aquel baul y froto su espalda para ayudarlo a entrar en calor. Todavia estaba confundido y deseaba hacer un monton de preguntas, ataco a Seung con ellas, no solo de la sirena que acababa de conocer, si no tambien de la infancia con su padre, detalles que no conocia, se dio cuenta que habia mucho que aun le faltaba por conocer de Seung y ya no temia enamorarse mas de él si sabia más cosas. 


Caminaron de vuelta al pimer salon, el lugar seguia iluminado por las antochas en las paredes, las montañas de oro estaban ahí brillantes por doquier. Seung se dejo caer en una pila, estaba muy cansado, nadar lo agotaba y sus musculos aun no se acostumbraban por completo a la gravedad, estaban pesados y adormecidos. 


— ¿Estas bien? — pregunto Seung. 


— Lo estoy, creo que despues de todo me lo esperaba... bueno no exactamente eso, esperaba que no seria facil de creer, ya entendi que contigo nada es facil — le sonrio a Seung con ternura y paso la mano por su humedo cabello. 


— Contigo menos — Seung le sonrio de vuelta y con suavidad lo acerco a su cuerpo, acaricio sus muslos y apoyo una de sus mejillas sobre su abdomen y cerro los ojos — gracias por venir aca conmigo Ji, por dejar que te lo enseñara, se que no es sencillo. 


— Pero fue divertido, menos la parte donde te fuiste por horas... pero es un elojio que me permitieras ver a tu madre, es hermosa — continuo acariciendo entre sus cabellos turquesa mientras recordaba los de su madre, tan largos como su torso. 


Ji Yong se despego con suavidad y se agacho frente al otro, lo miro a los ojos un momento, tenia notorias ojeras, su rostro se veia muy cansado, le acaricio la mejilla y dejo un suave beso en sus labios. 


— Yo remare de vuelta al Bigbang — dijo el menor sin dejar de acariciar la mejilla.


— Gracias... queria hacerte el amor en este lugar, pero estoy demasiado cansado, nade con mamá mucho tiempo, le conte todo, desde el principio, por eso...


— Me lo debes, la proxima vez que vengamos no te salvas ¿oiste? 


— Si, mi amor — ambos se levantaron y luego de apagar las antorchas y de Ji Yong robar un par de joyas que le gustaron volvieron al Bigbang. 


— Cuando estemos en el Bigbang — dijo Ji mientras remaba de regreso — cuando estemos arriba, debes llamarme G-Dragon, solo en tierra podras llamarme Ji Yong o te encerrare en el calabozo. 


Seung sonrió — claro, se los diré a todos. 


 


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En la oscuridad de la noche una sirena de largo pelo turquesa miraba la luna llena sobre una roca, se veía inmensa sobre el horizonte estrellado. Estaba feliz porque su hijo había encontrado al fin el futuro que siempre busco y lo mejor era que lo había encontrado en un hombre bendecido por la luna, ahora ella le había dado la bendición del mar, con ambas cosas solo podrían ocurrir milagros, le estaba agradecida a Ji Yong y a ese hombre que hace treinta años pudo hacer todo eso posible. 


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