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My unknown husband por frizzante gatto

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Al ver a su hijo, Kushina exhaló una exclamación consternada. Sasuke no mostró ninguna reacción, fuera de la súbita rigidez de su mandíbula. Su aparición, en cambio, produjo en Minato el efecto de un rayo.

Naruto se acercó a su madre y apoyó una mano en el hombro delgado de ella. Aunque tuviese la apariencia de un gesto de consuelo, en realidad, estaba destinado a darle fuerzas. La fragilidad de su madre que su mano percibía y la noción de que su padre había contribuido a la desdicha de Kushina, aumentaron la cólera de Naruto, haciéndole alcanzar nuevas alturas.

—¿Cómo te atreves a mostrarte aquí? —exclamó su padre.

—Créeme que no lo haría si hubiese otra forma de que yo pudiese ver a mamá.

—¡Habéis estado conspirando contra mí!

Naruto lo observó, notando los pocos cambios que había dejado el tiempo en su progenitor, las escazas líneas que surcaban su rostro, la menguada plata que estriaba su pelo. Se preguntó si Minato también notaría los cambios en él, si vería que había perdido su suavidad de muchacho y se había convertido en un doncel. ¿Por qué el mayor nunca había sido capaz de darle la ternura paternal que siempre había anhelado? Unas palabras bondadosas, una manifestación de orgullo por sus logros, podrían haber cambiado el curso de su vida. Hubiese querido librarse de la necesidad de su amor, lo había intentado desde que había abandonado el hogar, pero algo en su interior se negaba tercamente a renunciar a los últimos vestigios de esperanza.

Subió a sus ojos el humillante escozor de las lágrimas y se esforzó por no dejarlas caer.

—Nunca he podido complacerte —dijo, mirando a la cara pétrea de su padre—¿Acaso te extraña que al fin haya dejado de intentarlo? Nadie ha podido llenar nunca tus elevadas expectativas.

—Tú afirmas que yo esperaba demasiado de ti —repuso su padre, alzando las cejas—. Y lo único que yo te pedí era obediencia. No creo que sea una exigencia desmedida. A cambio, yo te di lujo, educación y un esposo de la nobleza... que Dios me perdone.

—¿Sabes por qué me he convertido en actor? Porque acostumbraba pasar todo el tiempo imaginando cómo sería la vida si tú me amaras, si te importara un ápice lo que yo pensaba y sentía. Me volví tan hábil para fingir que ya no pude vivir de otra manera.

     —-¡Yo no tengo la culpa de tus fallas! —dijo Minato, lanzando una mirada mordaz a Sasuke—. Hay un hecho cargado de ironía: están hechos el uno para el otro, ambos son rebeldes y desagradecidos. Bueno, ya no volveré a entrometerme en vuestra vida, y vosotros no interferiréis en la mía. ¡Les prohibo regresar aquí!.

Sasuke se adelantó en un movimiento instintivo para parar la discusión pero, cuando se acercó a Naruto, el rubio se apartó lanzando una exclamación de sobresalto y miró al azabache con una expresión tan suplicante e impotente que Sasuke quedó estupefacto. En ese momento, el blondo supo que el moreno lo comprendía, que quizá lo comprendía más de lo que nadie jamás lo haría. Él y el Uchiha estaban poseídos por la misma combinación de orgullo y añoranza que había teñido toda su vida. Ansiaban ser amados pero les aterrorizaba entregar su corazón por completo a alguien.

La mano de Saske se crispó a su costado. Estaba a punto de estirarse hacia el kitsune, de sacarlo de en medio de tan desagradable escena. Las palabras estuvieron por escapársele de los labios, ésas que jamás le había dicho, hasta entonces, a ninguna persona, sea mujer o doncel: “Ven conmigo... yo te cuidaré de todo... Yo puedo ayudarte”. Pero antes de que pudiera moverse, Naruto se había vuelto y huía de la sala con la espalda recta y los puños apretados. Tras su salida, se hizo un incómodo silencio en la habitación. Al volverse, Sasuke vio que la escena había dejado a lord Namizake impertérrito.

—Cualesquiera hayan sido mis errores —dijo Minato—, no merecía un hijo como él.

Los labios de Sasuke se estiraron en una mueca desdeñosa. —Coincido con usted: él es demasiado bueno para usted.

El rubio mayor resopló, despectivo.

—Tenga la bondad de marcharse de esta casa, Uchiha.

Dirigió a su esposa una mirada de advertencia, una mirada que decía que la cuestión estaba lejos de haber concluido, y salió de la sala con pasos enérgicos.

Sasuke se acercó a lady Kushina, que comenzaba a adquirir aspecto enfermizo, y se agachó junto a su silla.

—¿Quiere que llame a una criada? —le preguntó—. ¿Quiere que venga alguien en particular?

Ella respondió balanceando la cabeza.

—Por favor —dijo, en voz titubeante—, tiene que tratar de ayudar a Naruto. Tal vez él le parezca muy fuerte pero, en el fondo...

—Sí, lo sé —murmuró él—. Naruto estará bien, le doy mi palabra.

—Es muy triste que esto haya terminado así —susurró la mujer—. Siempre tuve la

esperanza de que algún día vosotros se encontraran y que, entonces...

—¿Y entonces? —preguntó él, uniendo las cejas. Ella sonrió como disculpando su propia tontería.

—Y tal vez descubrieseis que, después de todo, son el uno para el otro.

Sasuke contuvo un resoplido irónico.

—Esa habría sido una solución cómoda, pero me temo que las cosas no son tan sencillas.

—No —admitió ella, mirándolo con tristeza.

 

 

Notas finales:

Gracias por leer y por sus mensajitos :3


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