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My unknown husband por frizzante gatto

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Las diversiones en Bath habían comenzado a aburrir a Sasuke. No le interesaba demasiado hacer compras ni los entretenimientos sociales, y Dios era testigo de que él no necesitaba de las aguas minerales ni de sus efectos vigorizantes sobre los órganos digestivos. No tenía nada por hacer, salvo esperar el regreso de Naruto, cosa que lo aburría e irritaba de una manera notable. En Londres lo esperaba una vida llena de movimiento, había asuntos tanto personales como de negocios que requerían su inmediata atención, y ahí estaba él, languideciendo en Bath.

Después de una cuidadosa meditación había tomado la decisión de quedarse en la ciudad en lugar de seguir a Nartuo. Había logrado que Kiba y algunos parlanchines, entre los miembros del personal de la compañía, le dieran detalles; así Sasuke sabía que el rubio se había marchado de Bath porque había un enfermo en su familia y que probablemente regresaría el martes. Dedujo que Kushina debía de haber empeorado, y que eso había movido a Minato a mandar a buscar a su hijo, en contra de sus propios deseos.

Naruto había preferido ir solo al encuentro de su familia, sin el apoyo de ningún extraño.

El blondo tenía ese derecho, y Sasuke no quería imponerse en una reunión íntima de la familia Namikaze. Por otra parte, se habría dejado condenar antes de echarse a trotar detrás de Naruto como un perro faldero.

El segundo día después de la partida de Naruto, cuando volvió de una caminata hasta la vecina aldea de Weston, Sasuke tuvo la sorpresa de comprobar que su hermano había llegado a la casa de Laura Place. Itachi estaba, como siempre, en excelente forma, extendido sobre un sofá de estilo griego, en la biblioteca, con un coñac en la mano.

Cuando Sasuke entró, él levantó la vista y le dedicó una sonrisa de recibimiento. —¿Estabas haciendo ejercicio? —dijo Itachi, al notar el color rubicundo en las mejillas de su hermano y la picante fragancia de las hojas otoñales que todavía se adhería a él—. No me digas que has agotado todas las demás posibilidades de pasar una tarde agradable en Bath. A falta de algo mejor, podrías encontrar a algún doncel solteron atractivo con quien retozar: la ciudad está llena de ellos. Como se les estima poco, he descubierto que compensan su falta de belleza con una abundancia de gratitud y buena disposición...

—Ahórrame tus teorías acerca de mujeres y donceles —dijo Sasuke con actitud, sirviéndose una copa y sentándose en un pesado sillón de cuero.

Itachi se incorporó y miró a su hermano con aire cordial. —¿Cómo está tu espooa, hermanito querido?

—Hasta donde yo sé, Naruto está bien —dijo Sasuke y, tras una pausa, agregó—: No está en Bath.

—¡¿Ah ,sí?! —exclamó Itachi, ladeando la cabeza como un papagayo intrigado—. ¿Cuándo regresará?

—Lo más probable es que regrese el martes. Él no me lo ha dicho.

Itachi observó la expresión torva de su hermano y, de repente, estalló en incontenibles carcajadas.

—Dios mío —jadeó—. Qué ironía que, habiendo cantidades de mujeres y donceles tratando de pescarte y a pesar de la persecución de Sakura , Naruto sólo desee escapar de ti.

—Bueno; ríe, si quieres —dijo Sasuke sonriendo, aunque aún ceñudo—. Algún día, él verá mis encantos bajo una luz diferente.

Itachi siguió riendo con socarronería, como un escolar en vacaciones.

—Como te conozco, me imagino cuál debe de ser el problema. Permíteme que te dé un consejo, hermano...

—Preferiría que no —dijo Sasuke, pero el mayor prosiguió.

—Los donceles no buscan la honestidad en un hombre. Quieren ser conquistados, engañados, seducidos y, por sobre todo, no les interesa estar seguros de un hombre. A los donceles les gusta jugar. Y antes de que sigas mirándome con ese aire de superioridad, piensa en el hecho de que yo he conseguido a todo doncel y mujer que he intentado conquistar.

Sasuke esbozó una sonrisa irónica.

—Es fácil conquistar a camareras y acotres de bar.

Del rostro de Itachi se borró la expresión jactanciosa y fue suplantada por otra de ofendido.

- Bueno no debería resultarte difícil conquistar a Naruto. ¡El hecho de estar casado con él debería darte cierta ventaja sobre la competencia!

Sasuke miró a su hermano sin parpadear. Por mucho que Itachi tratase de fingir que la conversación le entretenía, había un matiz apenas discernible de tensión en su expresión. Conocía lo bastante a su hermano para saber que debía de tener algo en mente. Cambió de tema de manera repentina.

—¿Para qué has venido a Bath?

—Para ver Señor Engaño, claro. No puedo estar más tiempo sin conocer el final de la historia —repuso Itachi, con una sonrisa ladeada que no tardó en esfumarse. Cruzó por su semblante una crispación de incomodidad—. Y hay otra razón.

—Me lo imaginé —dijo Sasuke con sequedad—. ¿Estás en dificultades otra vez?

—No. En realidad, tú estás en dificultades, y yo he quedado atrapado en ellas. —Explícate.

Itachi se encogió y bebió un buen trago de su bebida.

—Sakura fue a visitarme en Londres, en mis aposentos privados —dijo, sin rodeos—Dijo que quería conocerme mejor, pues pronto estaríamos emparentados. Dijo que no había motivos para que no nos hiciéramos “amigos” y nos apoyásemos mutuamente, como hacen los hermanos.

—¿A qué clase de “apoyo” se refería ella?

—No lo dijo con precisión pero, teniendo en cuenta el vestido que llevaba puesto y el modo insistente en que me tocaba, ¡pienso que estaba tratando de seducirme! Te juro que no dije nada para alentarla, Saskue, jamás me inmiscuiría en tus asuntos. Por el amor de Dios, somos hermanos...

—Está bien —lo interrumpió Sasuke con calma—. Cuéntame qué más te dijo Sakura.

—Me halagó mucho; dijo que ella y yo teníamos mucho en común y que quizá yo tuviese interés en descubrir hasta qué punto era así. Por supuesto, yo fingí que no entendía e hice todo lo posible para que se marchara cuanto antes; pero ella dijo que se sentía sola cuando tu no estabas en Londres y que esperaba poder acudir a mí en procura de ayuda si alguna vez le resultaba necesario.

Sasuke reflexionó acerca de la situación y exhaló un prolongado suspiro para expresar el alivio que lo desbordaba.

—Muy interesante —murmuró el menor.

La información que Itachi le traía confirmaba sus mayores esperanzas. Ya no tenía dudas en su mente: Sakura no estaba embarazada. Lo único que lo sorprendía era que hubiese caído tan bajo e intentara seducir a su propio medio hermano. Con todo, tenía lógica. Si Sakura lograba ser preñada por Itachi, la semejanza con la familia sería incontrovertible y, como era una de las partes culpables, Itachi jamás revelaría un secreto tan desagradable como ése: que el heredero de su hermano era, en realidad, su propio hijo bastardo.

—¿No estás enfadado? —preguntó Itachi, expresando un inmenso alivio.

—Todo lo contrario —respondió Sasuke, levantando la copa para hacer un brindis con su hermano; una sonrisa le iluminaba la cara—. Gracias.

—¿Por qué?

—Por haber venido a contármelo tan pronto. Y por el control que has tenido sobre ti mismo. Estoy seguro de que muchos hombres habrían encontrado demasiado tentador el ofrecimiento de Sakura para rechazarlo.

—Por favor —dijo Itachi, indignado—. Hasta yo tengo mis límites.

—A veces —reflexioné Sasuke en voz alta—, realmente creo que hay esperanzas para ti.

—¿Eso significaría que he pagado por el asunto de Konan?

—Casi —dijo Sasuke—. Si encuentras el modo de ayudarme en una última cuestión relacionada con Sakura...

 

Itachi se inclinó hacia delante, y sus ojos onix bailotearon, expectantes. —¿En qué estás pensando?

Notas finales:

Gracias por leer y por mensajes. Aunque no los responda al momento siempre los leeo :3 


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