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My unknown husband por frizzante gatto

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Rígido de miedo, Naruto fue llevado, medio a la rastra, hacia la parte de atrás del teatro y subido a un carruaje que aguardaba. La caperuza le obstruía lo visual por completo.

Aguardó a ciegas con los brazos atados y apretados entre el asiento y la espalda.

Dejaba escapar el aliento en ásperas bocanadas. En ese vehículo sólo reinaba el silencio. El coche arrancó con una sacudida y comenzó a moverse alejándose del teatro.

Heladas gotas de sudor resbalaban por el cuello de Naruto. El rubio suponía que estaba solo en el coche, pero alguien se movió y ocupó el sitio que había a su lado. Se encogió y bajó la cabeza cuando una mano aferró al borde de la caperuza y la echó hacia atrás dejando su rostro al descubierto. El menor levantó la vista lentamente y, con sus ojos dilatados, vio el rostro de su marido, de su ex marido, lord Uchiha.

Su primera reaccion  fue un arranque de furia pero, después de haberlo observado, la furia se esfumó rápidamente, sintió que su rostro palidecía Ese era un Sasuke que todavía no había visto nunca, desaliñado y apestando a coñac.

Habló con un acento arrastrado, casi irreconocihle.

—Buenas noches, señor Uzumaki. Muy amable de su parte concederme una hora de su valioso tiempo. Yo tendría que haber ido a buscarlo en persona pero me pareció que sería más fácil de este modo.

Sus dedos ardientes se posaron en el costado de su mandíbula y acariciaron su piel suave. Naruto echó bruscamente la cabeza hacia atrás y le lanzó una mirada colérica, exigiéndole sin palabras que quitara la mordaza de su boca.

—No —musitó el azabache, adivinándole el pensamiento—. No necesito oír lo que puedas decirme. Lo has dejado bien en claro al cortar el lazo que te unía a mí y al haber aceptado casarte con Neji. Sí, lo sé. Deberías haber sabido que no podías confiar tus secretos a Kiba.

El mayor le quitó la capa de los hombros y contempló abiertamente su cuerpo. Naruto hizo una fuerte inhalación, con la espalda rígida como si fuese de acero.

—¿Él ya te ha tomado como amante? —preguntó Sasuke—. No tienes el aspecto de un doncel satisfecho, el que tenías después de que yo te hice el amor. ¿Has gozado de sus manos sobre tu piel, su boca sobre la tuya? ¿Qué sientes al acostarte con un hombre a quien no amas?

Naruto pensó en sacudir la cabeza para negar pero se obstinó, y permaneció inmóvil, con los ojos fijos en el semblante sombrío del Uchiha.

"¡Maldito sea por hacerme esto, canalla egoísta!", pensó. El mayor quería vengarse, quería darle un susto mortal. Esa noche, vio algo diferente en él, una aspereza que hacía desaparecer su apostura y le daba el aire de un sátiro. Esa noche, daba la impresión de ser capaz de cualquier cosa, como si fuese una bestia herida a quien le proporcionara placer lastimar a cualquiera que estuviese a su alcance, a todos.

—Él no te ama —dijo Sasuke—. Yo tampoco te amaría si pudiese evitarlo. Haría cualquier cosa por sacarte de mi cabeza, por no recordar tu cara, tu dulce cuerpo —dijo, pasando sus manos por su vientre, al principio con delicadeza y luego, paso a su entrepierna apretándolo con sus dedos y aferrándolo hasta que Naruto soltó una exclamación de dolor—Esto es mío —dijo, y el menor sintió el aliento del contrario en la cara y el cuello—. Todavía eres mi esposo. Eso nunca cambiará. Ninguna ley de Dios ni de los hombres te apartará de mí.

Indignado Naruto intentó apartarse del moreno pero éste lo retuvo apretado sobre el asiento. A Naruto le dio vueltas la cabeza cuando el contrario se inclinó sobre su cuerpo murmurando algo incomprensible, buscando con sus labios el cuello del rubio, y sus manos lo acariciaron en intentos torpes aunque apasionados. El menor cerró los ojos y luchó por contener su propia reacción, pero nada podía reprimir la súbita vibración de sus nervios, la erección de su miembro en las manos del Uchiha, el erizarse que recorría toda su piel. Su cuerpo gozaba con el olor familiar de Sasuke, el roce áspero de su cabello en su mejilla, mientras su boca se desplazaba desde la garganta hasta  posarse encima de la tela de sus pezones.

Sasuke lamió el rastro de sal en la piel de Naruto, y su aliento iba quemándolo como vapor sobre el trayecto húmedo que había dejado su boca. Al oír el débil gemido del rubio, Sasuke levantó la cabeza y lo miró con expresión triunfante. Naruto sabía que su cara estaba acalorada y su pulso acelerado, que las señales de su excitación eran evidentes. El mayor le arrancó con brusquedad la mordaza de la boca y aplastó sus labios sobre los contrarios, penetrándolo con su lengua en ardiente exploración.

En cuanto levantó la cabeza, Naruto lo miró con severidad y se esforzó por serenar sus nervios.

—Desátame las manos —dijo, con la respiración agitada.

—No lo haré hasta que no hayamos dejado en claro algunos puntos.

 —No discutiré nada contigo hasta que no estés sobrio.

—No estoy borracho, aunque haya estado bebiendo. Es lo único que podía hacer para no enloquecer durante mi viaje a Londres.

—¿Qué piensas hacer? —preguntó Naruto—. ¿Raptarme? ¿Impedir la boda de alguna manera? Eso no importa: sólo lograrás retrasar algo que es inevitable.

—Voy a arruinarte, de modo que no puedas estar con ningún otro hombre —dijo, y rozó con sus manos el frágil cuello del rubio—. Tal vez lo elijas a él, pero nunca tendrás lo que yo puedo darte.

—¿Ahora piensas recurrir a la violación? —preguntó Naruto con frialdad, sin hacer caso de la ardiente respuesta que daba su cuerpo a las caricias de él.

—No será una violación.

Su egoísmo y su arrogancia enfurecieron a Naruto.

—Vas a hacer que lamente todo lo que ha pasado, alguna vez, entre nosotros.

—Tú lo lamentaras. Lamentaras haber sabido lo que es ser amado cuando estés acostada junto a un hombre a quien no le importa nada aparte de su profesión.

—Eso es lo que yo quiero. Y no me he acostado con Neji: sólo será un matrimonio de conveniencia.

Esa afirmación hizo resoplar por la nariz a Sasuke.

—Tarde o temprano, acabarás en su cama. Eres demasiado hermoso para que él no te desee. Tú, en cambio, despertarás deseándome a mi.

—¿Acaso crees que no lo sé? —Preguntó Naruto, con la voz repentinamente quebrada—. ¿Acaso crees que ha sido fácil para mí aceptar la propuesta de un matrimonio sin amor en lugar de quedarme junto al hombre que yo...

La frase fue extinguiéndose, pero Sasuke quiso oírla completa.

—¿El hombre que qué? Dilo, Naruto. Al menos, me debes eso.

El menor apretó con fuerza sus labios temblorosos y clavó en él la mirada de sus ojos relucientes.

Al mirarlo, a Sasuke se le cortó el aliento.

—¡Por Dios, voy a obligarte a admitirlo antes de que acabe esta noche!.

—¿ Par a qué serviría eso? —preguntó el blondo, y una lágrima cayó de sus ojos y resbaló por la mejilla.

Sasuke recorrió la huella mojada con el pulgar.

—Tengo que oír las palabras. Necesito convencerme de que tú sabes lo que estás haciendo.

Su rostro estaba muy próximo al del menor, su revuelto cabello azabache le caía sobre la frente, sus ojos estaban inyectados en sangre. Ló rodeó con sus brazos y el rubio sintió que los dedos contrarios desataban las ligaduras que le sujetaban las muñecas. Cuando tuvo los brazos libres, Naruto lo empujó con fuerza en el pecho, pero el Uchiha siguió teniéndolo ceñido, con su boca en el oído del kitsune.

—Yo sé qué quieres tú —dijo el moreno con aspereza—. Quieres aquello que más temes: amar a un hombre, entregarte a él sin reservar nada. Y estás demasiado asustado para confiar en mí. Tú crees que utilizaré tus sentimientos contra ti, como ha hecho tu padre con tu madre.

—¿Y qué me dices de ti? —preguntó el rubio, retorciéndose—. ¡Todo tiene que ser a tu manera, según tu conveniencia, sin que importe lo que yo deba sacrificar para poder complacerte!

—No tiene por qué ser de ese modo.

Los dos permanecieron inmóviles, ligados, como dos guerreros en batalla. El coche se detuvo y Sasuke sacó a Naruto del vehículo a la rastra, a pesar de sus protestas. Estaban en la casa de los Uchiha, en Laura Place. Dos lacayos perplejos se esforzaron por desempeñar sus deberes mientras su patrón cargaba a un doncel contra su voluntad, y lo llevaba hacia el interior de la residencia. A Naruto se le ocurrió gritar pidiendo ayuda a los sirvientes de la casa, pero Sasuke se lo impidió con una breve afirmación:

—No te molestes. No te ayudarán.

Naruto siguió forcejeando mientras él lo llevaba en brazos hacia la escalera, hasta que se detuvo y lo cargó sobre un hombro. El menor lanzó un grito de sorpresa y se sintió mareado al ver los peldaños que iban pasando bajo los pies de Sasuke. Por fin, llegaron al dormitorio del moreno, amueblado con una sólida cama cubierta por un baldaquino de color azul cobalto. Sasuke depositó a Naruto sobre el colchón y, luego, fue hacia la puerta y la cerró con llave. Giró hacia el menor y tiró la llave sobre el piso alfombrado.

Naruto salió gateando de la cama, con los músculos endurecidos por la indignación.

—¿Esto te da resultado con lady Haruno? Te aseguro que conmigo no funcionará.

—Ya he roto la relación con Sakura. Ella no está embarazada. No tiene ningún derecho sobre mí.

Naruto no quiso mostrar ninguna reacción ante la novedad, por más que su corazón dio un inesperado salto de alegría.

—Qué ironía. Te has quedado sin esposo y sin querida al mismo tiempo.

 —Me alegra que no estemos casados.

—¿Eso a qué se debe? —preguntó el blondo, tratando de sostener su posición al tiempo que el azabache se acercaba a él.

Sasuke se detuvo a menos de medio metro de Naruto y se quitó la chaqueta. La dejó caer al suelo y comenzó a desabrochar los botones de la camisa.

—Ahora, sólo se trata de ti y de mí; todo lo que habían hecho nuestros padres ha terminado.

—¿Has hablado con tu padre sobre la carta? – preguntó Naruto, si bien él aún no se había resuelto a decir a su propia familia lo que había hecho.

Una extraña y tensa expresión atravesó el semblante de Sasuke.

—No —dijo Sasuke, cortante—. Él murió antes de que yo lo supiera. 

—¿Qué? —Preguntó Naruto, desconcertado, mirándolo con expresión atónita hasta que captó el sentido de lo que el contrario había dicho—. Oh —dijo, con voz débil—Fue por eso que no regresaste a Bath. Yo... lo siento.

Sasuke cortó la condolencia con un gesto impaciente de los hombros, mostrando a las claras intenciones que no tenía deseos de hablar de ello.

—Él estaba enfermo desde hacía mucho tiempo.

La pena y el arrepentimiento se abrieron paso entre el tumulto de emociones que bullían dentro de Naruto. Si hubiese conocido la situación, por cierto no habría enviado la carta.

—Parece que mi sentido de la oportunidad no ha sido muy considerado... —empezó a decir el menor, contrito.

—Yo no quiero tu consideración.

El azabache se sacó los faldones de la camisa de dentro de los pantalones. Al abrirse, el lino blanco dejó al descubierto la ondulación de los músculos del vientre.

—Quiero que te desnudes y te metas en la cama.

A Naruto se le resecó la boca y sintió la precipitación frenética de la sangre en sus venas. —No es posible que hables en serio.

—¿Prefieres que yo te ayude?

—¿Te has vuelto loco? —preguntó el rubio en voz que hubiese sonado controlada, de no haber sido por el jadeo que subrayó la pregunta.

—Creo que no falta mucho —repuso Sasuke. Aunque su boca tenía una expresión irónica, Naruto percibió, con un escalofrío de temor, que el Uchiha estaba siendo sincero—. Lo estoy desde el momento en que te conocí —continuó—. Me he preguntado por qué no pude enamorarme de algun otro, de una persona que quisiera la vida que yo podía ofrecerle.Pero yo nunca he tenido posibilidad de elegir.Te amé desde mucho antes de saber que eras mi esposo. Para mí, descubrir que tú eras Naruto Namikaze fue un golpe de suerte que jamás había esperado. Tenía la esperanza de que eso te atase a mí pero, tal como tú lo has señalado una vez, el matrimonio nunca había sido real. Yo no podía sujetarte a los votos que te habían obligado a hacer cuando eras niño. Además, estabas empecinado en salirte con la tuya, tanto como lo estaba yo. Me temo que ninguno de los dos es muy habilidoso en el arte del acuerdo. Y ninguno de los dos puede obligar al otro a cambiar. Por lo tanto, sólo me queda un deseo. Por una vez en mi vida, quiero hacerte el amor y escuchar tu admisión de que me amas.

Se miraron uno al otro, conscientes del aumento de la tensión en el aire, del chisporroteo de una esperanza sin fundamentos. En medio del tenso silencio, llegó una voz de hombre desde la escalera, profiriendo amenazas y preguntas mientras los criados trataban de disuadirlo.

 

—¡Sasuke! ¡Quiero saber dónde diablos está Menma! ¡Maldito cobarde... quiero verlo ahora mismo!

 

Notas finales:

Bueno, con esto entramos en la recta para llegar al final :D yo espero que les este gustando. Gracias por seguirme apoyando 


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