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My unknown husband por frizzante gatto

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Notas del capitulo:

Aclaraciones: Recuerden que en este universo de Donceles y Hombres, los donceles no tiene mayor derecho, y sobre todo en este tiempo. Es igual que los derechos de las mujeres. En esta época eran casi inexistentes sus derechos.

Ahora, otro punto: Me entristece decir que tuve que hacer un poco de Occ a las personalidades de Kushina y Minato, para que se acomodaran a la historia ( no soy muy fanática del occ pero si no esta historia no iba a tomar rumbo) 

Sin más los dejo leer

—Yo te lo había dicho —decía Tsunade Senju, y su algo arrugado rostro se abrió en una rara y bella sonrisa—. La mejor alternativa que tenías era aproximarte a Neji Hyuga . Yo admiro su obra en el Capital. Pese a que es tan joven, es un director capaz. Sacarás más provecho formando parte de la compañía del Hyuga de lo que has logrado en Drury Lane —dijo, y un estremecimiento sacudió sus hombros frágiles y en su rostro apareció una expresión desdeñosa

—Su dueño, con su estrafalario gusto para el espectáculo, está arruinando a Drury Lane. Tú deberías de haber nacido hace medio siglo, para haber trabajado con Ōtsutsuki. Él habría sabido bien qué hacer con un muchacho de tu talento. ¡Me imagino cómo habrías hecho el papel opuesto a él en The Wonder!

—¿Eso significa que el señor Hyuga te parece bien? — preguntó Naruto, llevándola con delicadeza otra vez al tema, antes de que la señora Senju cayera en una de sus largas reminiscencias.

—Oh, sí. Sus producciones tienen un estilo maravilloso y su dedicación al arte de la actuación es indiscutible.

Permanecieron sentados, bebiendo té en la sala de la señora Tsunade, con sus muebles tapizados de seda rosada que olían a humedad y sus paredes cubiertas de antiguos recuerdos de una vida dedicada al teatro. Naruto había conocido a la anciana hacía unos meses, cuando la Tsunade había aceptado un pequeño papel en el teatro Daly. Por lo común, una aparición en el Daly habría estado por debajo del nivel de una actriz tan importante, que había actuado en el Drury Lane durante más de treinta años. Pero el Hidan había pagado una fortuna a Tsunade, consciente de que su nombre llenaría el teatro.

Después de una temporada de un mes de éxito con la obra, Tsunade había abandonado al Daly pero, antes, había llevado a Naruto aparte y le había dado un consejo cargado de buenas intenciones:

—Aquí, tus dones están desperdiciados —había dicho al rubio—. Tienes que encontrar otro teatro, uno respetable; así recibirás una buena preparación.

Naruto se había sentido tan halagado que se había quedado sin palabras. Él admiraba mucho a esa madura mujer cuya vida ella misma había convertido en un éxito. 

Senju Tsunade, nacida en el seno de una pobre y numerosa familia, en el extremo este de Londres, había sacado provecho de su considerable talento para la escena y, además, de algunas discretas aventuras amorosas con hombres de fortuna. Si bien su legendaria belleza se había desvanecido con los años, con su hermoso cabello rubio, ahora platinado, ella seguía siendo una mujer hermosa.

Hacía unos años, Tsunade se había retirado y vivía en una casa en el centro de Londres, y la cuidaba una reducida dotación de sirvientes. Si se encaprichaba con un aspirante a actor o a actriz, cada tanto daba lecciones de actuación. Y si bien Naruto no podía pagar sus elevadas tarifas, de todos modos Tsunade había decidido cobijarlo bajo su ala.

—Si lo deseo, puedo darme el lujo de enseñar por placer —le había dicho—. Estoy segura de que nuestro vínculo será beneficioso para ambos. Yo te ayudaré a lograr el éxito que tú mereces, y tú iluminarás mi vida con tus visitas. Los ancianos debemos tener cerca a personas jóvenes.., tú te asemejas mucho a mí cuando tenía tu edad.

Una vez por semana, Naruto visitaba a Tsunade y, mientras bebían té en su atestada sala, en tazas de porcelana pintada, él escuchaba, extasiado, las instrucciones de la anciana. Naruto había sido contratado en el Capital; al saberlo, Tsunade se había alegrado tanto como el propio Naruto.

—Yo sabía que Neji no vacilaría en contratarte apenas te viese actuar —comentó la mujer mayor- Tienes una cualidad que él no podía dejar de ver, querido mío. Lo das todo de ti cuando estás en escena... y sin embargo te reservas lo suficiente para que, quienes te vean, deseen más. Nunca lo des todo, Menma, pues de ese modo no te valorizarán —siguió diciendo, tras reclinarse en la mullida silla y contemplar a Naruto con ojos brillantes—Y ahora, cuéntame, ¿cómo ha sido trabajar en una escena con un actor de su calibre?

—Conmovedor —respondió Naruto, de inmediato—. Me hizo creer, casi, que estaba sucediendo de verdad. Jamás he conocido a alguien que haga que una escena de una obra parezca un momento de la vida real.

—Así sucede con los grandes —comentó Tsunade , pensativa—. Pero, ten cuidado, Menma, tras alcanzar esas alturas que, a veces, se alcanzan en el teatro, la vida real puede parecerte decepcionante. Quizás ocurra que despiertes una mañana y descubras que tu profesión te ha robado años preciosos. Y, en ese caso, estarás como yo, rodeada de objetos y retratos descoloridos, sin otra cosa que los recuerdos para sostenerte.

—Me encantaría ser exactamente como tú —dijo Neruto,con fervor—. Tú has dejado tu marca en el teatro, eres respetable, llevas una vida cómoda e independiente, no podría pretender nada mejor que eso.

Por un momento, los ojos de Tsunade se llenaron de tristeza.

—No siempre he hecho las elecciones correctas. He tenido que vivir demasiado tiempo pagando las consecuencias.

— ¿Quiere decir que...? --Naruto lo miró, perplejo—. ¿Lamentas, acaso, no haberte casado?

—Yo sólo quería casarme con un hombre en particular —explicó la anciana, con una mueca amarga en sus labios—. Por desgracia, él no estaba relacionado con el teatro.Él quería que yo lo abandonase todo, por eso... —extendió sus manos en un ademán de impotencia—. Dejé que se marchara. ¡Cuánto he envidiado a las mujeres que no se vieron obligadas a hacer esa elección!

Contempló a Naruto con cierto toque de compasión en su semblante, como si estuviese convencida de que, algún día, el doncel tendría que enfrentar el mismo conflicto. Naruto deseó poder decir la verdad a Tsunade: que nunca tendría que elegir entre el amor y su profesión, que él, en realidad, ya estaba casado y que su marido no representaba el menor obstáculo.

_______________________________________

En silencio, Naruto fue hacia el dormitorio de su madre, situado en la sombría ala este de Hargate Hall. La lujosa mansión gótica era oscura y sólida, con altas chimeneas y ventanas estrechas y altas. Se erguía en medio de las colinas calizas de Buckinghamshire, y se comunicaba con el mercado del pueblo por medio de un hundido y antiguo sendero de un par de kilómetros de longitud, y que se hallaba en el mismo estado desde hacía décadas. Hargate Hall era sombría y silenciosa, con sus pesados muebles de caoba y sus cielos rasos decorados de bóvedas en forma de abanico, llenas de telarañas.

Entrar en el hogar que había abandonado hacía dos años llenaba a Naruto de una sensación de incomodidad y de encierro. Con movimientos resueltos, subió por una de las largas escaleras laterales, temiendo, hasta cierto punto, oír la voz de su padre, cortante como un cuchillo, ordenándole que se marchase.

Nadie se atrevió a dirigirle la palabra, salvo unos pocos criados que él conocía desde su niñez, que la saludaron con discreción. Todos, en Hargate Hall, sabían que no era una visita bien recibida, pues su padre le había prohibido poner un pie en la propiedad; sin embargo nadie le impediría visitar a Kushina , su madre, ahora enferma.

El aire viciado que había en el dormitorio de Kushina hizo fruncir la nariz a Naruto, que se apresuró a correr las cortinas y a abrir la ventana para dejar entrar la brisa de afuera. Bajo las mantas, algo se agitó y llegó la voz débil de Kushina:

—¿Quién es?

—Tu hijo prodigio —respondió Naruto con ligereza y, acercándose a la cama, se inclinó y besé la frente pálida de su madre.

Kushina parpadeó y trató de incorporarse, con su rostro endurecido por la consternación. Era una mujer menuda, delgada, de cabello rojo ahora un poco veteado de plata y grandes ojos violetas. Daba la impresión de haber envejecido mucho en los últimos dos años, su piel incolora estaba surcada por pequeñas líneas y los huesos de su cara se veían más prominentes que nunca.

—Naruto, no deberías estar aquí. ¡Es peligroso!

—No hay problema —dijo Naruto, sin alzar su voz—. Tú me habías escrito diciéndome que hoy no estaría mi padre. ¿No lo recuerdas?

—Oh, sí —dijo su madre, frotándose la frente con expresión afligida—. Este último tiempo, las cosas se van de mi cabeza con tanta facilidad... —se lamentó, suspirando y apoyando de nuevo sus hombros en la almohada—. He estado enferma, Naruto...

—Sí, lo sé —repuso él, apretando los labios y observando a su madre, que siempre había sido delgada. Ahora, estaba tan frágil que parecía un pájaro—. No tendrías que estar encerrada en este cuarto oscuro, mamá. Necesitas luz, aire fresco, caminar al aire libre...

—No debes quedarte mucho tiempo —dijo su madre, con voz débil— Si llegara a volver tu padre en forma inesperada...

—Me echaría —concluyó el rubio, esbozando una mueca sarcástica—. No te preocupes, mamá. No le temo. Ahora, ya no puede decir ni hacer nada que me importe.

Su rostro se suavizó al notar la aflicción de su madre, y se sentó con cuidado en el borde del colchón. Tomó en las suyas una de las delgadas y frías manos de su madre y la oprimió con delicadeza.

—He edificado una vida nueva para mí. Ahora, soy actor; bastante bueno —dijo, sin poder contener una sonrisa al ver la expresión de su madre -Actor, no cortesano... si bien admito que la mayoría de las personas no perciben la diferencia. Esta temporada, trabajaré en el teatro Capital y me prepararé con la guía del propio Neji Hyuga.Tendré una buena paga, mi propio coche, una casa... y he elegido un nuevo seudónimo para mí: Menma Uzumaki. ¿Te gusta?

Kushina movió su cabeza.

—No has nacido para eso —dijo, con sus labios resecos—. Tú no eres eso.

—Quién soy yo, mamá? —preguntó Naruto en voz suave, aunque ya conocía la respuesta.Una súbita desdicha oprimió su pecho.

 —Eres el marqués de Uchiha.

Naruto se levantó de la cama de un salto, pues no podía soportar el mero sonido de ese apellido.

—Eso es así sólo porque no he podido evitarlo. Estoy casado con un hombre que no conozco, y sólo para satisfacer las ambiciones sociales de mi padre. Es una situación absurda. No conozco a lord Uchiha ni de vista y nunca he intercambiado correspondencia con él, siquiera. ¡A veces, me pregunto si existe de verdad!

—Al parecer, lord Uhiha no tiene más deseos que tú de reconocer el matrimonio —admitió la madre—. Ni tu padre ni el padre del él hubiesen imaginado que los hijos de ambos guardarían tanto resentimiento con respecto al matrimonio.

—¿No guardar resentimiento de que te hayan robado tu futuro? —exclamó Naruto, paseándose por la habitación mientras seguía hablando, acaloradamente—. Fui vendido para conseguir un apellido, lord Uchiha, a cambio de una fortuna. Mi padre tiene ahora un título para su hijo, y los Uchihas se salvaron de la ruina económica. Y lo único que tuvieron que hacer fue sacrificar a sus hijos.

—Por qué tienes que obstinarte en ese mal sentimiento hacia tu padre? —preguntó su madre con tristeza—. Minato hizo algo muy similar a lo que hacen otros padres en nuestra posición. Se conciertan matrimonios continuamente.

—Esto fue diferente. Yo sólo tenía cuatro años de edad, y mí así llamado marido, no era mucho mayor —recalcó Naruto, yendo hacia la ventana y mirando por entre las cortinas, haciendo pasar el terciopelo bordeado de seda entre los dedos—. Cuando yo me enteré de esto, tenía doce años y albergaba la fantasía de estar enamorado de un muchacho de la aldea... hasta que mi padre me llevó aparte y me dijo que jamás tendría el derecho de amar a ningún hombre porque ya estaba casado —recordó, moviendo la cabeza y riendo sin alegría—. Yo no podía creerlo. Aún no puedo. Durante años, me perseguían las dudas con respecto a mi “marido”, me preguntaba si, al crecer, se habría convertido en un retardado, en un pesado, en un mujeriego...

—Por lo que hemos oído acerca de él, la reputación de lord Uchiha es la de un hombre tranquilo y responsable.

—No me importa cómo sea él —replicó Naruto , aun sabiendo que a su madre le sonaría como pura terquedad de su parte y, quizás, en cierto modo tuviese razón.

Pero también se debía a la convicción de que si aceptaba la vida que su padre había elegido para él, iría borroneándose hasta convertirse en la misma clase de persona dócil y desdichada a la que pertenecía su madre.

—No importaría aunque lord Uchiha fuese un santo. No pienso convertirme, nunca, en el duque de Uchiha. No estoy de acuerdo con los planes que mi padre elaboró para mí. Ha controlado cada día, cada hora, cada minuto de mi vida hasta que, por fin, yo reuní el coraje suficiente para huir.

—Él quería abrigarte y protegerte...

—Mi padre me ha mantenido encerrado en esta propiedad, sin permitirme salir nunca ni conocer a nadie. Desde el día en que nací, estuvo decidido a que me casara con un hombre de título importante; me pregunto si alguna vez se le ocurrió pensar que, tal vez, un día yo podría conocer a un duque o a un conde, sin su intervención. ¿O pensó, alguna vez, en la posibilidad de que yo no quisiera eso para mí? Me imagino que sería esperar demasiado que él pudiera querer mi felicidad...

Naruto se interrumpió al ver que sus dedos apretaban los pliegues de terciopelo. Los aflojó e hizo una inspiración profunda para calmarse. Le dolía saber que, si bien él había escapado del dominio de su padre, Kushina aún estaba bajo su control. El único recurso de su madre había sido refugiarse en la enfermedad, convirtiéndose poco a poco en una inválida. Ésa era la única defensa de Kushina contra ese marido autoritario que había manipulado las vidas de todos quienes lo rodeaban.

Minato, lord Namikaze, despreciaba cualquier enfermedad. En realidad, les temía porque las enfermedades eran ajenas a su vigorosa naturaleza. Era un hombre fuerte, con un impulso inflexible que lo llevaba a dejar de lado cualquier sentimiento que no fuese suyo. A veces era cruel, y negaba a las personas aquello que más deseaban para demostrar su riqueza y su poder. El resto de la familia Namikaze, primos, hermanos, tíos y tías, lo evitaban todo lo posible. Sin embargo, cuando él estaba de su peor talante, su esposa lo defendía y lo apoyaba porque era su deber.

—Tiene que haber alguna otra cosa que puedas hacer —murmuró Kushina— que no sea dedicar tu vida al teatro. Cuando pienso en mi hijo viviendo entre esas personas, trabajando sobre un escenario... Me suena muy sórdido.

—Estaré muy bien en el Capital —repuso Naruto, con firmeza—. Es una compañía respetable. Y actuar es la ocupación perfecta para mí. Como he estado tanto tiempo recluido, cuando era niño, he desarrollado una poderosa imaginación.

—Recuerdo cuánto me afligía yo —murmuró Kushina—. Tú parecías vivir en un mundo de fantasía casi todo el tiempo; fingías ser otra persona.

Naruto volvió junto a la cama y sonrió a su madre.

—Ahora, me pagarán un buen dinero por hacerlo.

 —¿Y qué me dices de lord Uchiha?

Naruto se encogió de hombros.

—De momento él no ha dado señales de querer reconocer el matrimonio. No se me ocurre ninguna otra alternativa para llevar adelante mi vida —incómodo, hizo una mueca—. Qué raro resulta saber que pertenezco a un desconocido... que él tiene más derechos sobre mí que yo mismo, desde el punto de vista legal. Esa idea me despierta el deseo de huir al último confín de la tierra. Admito que me da miedo descubrir qué clase de hombre es, en realidad. No estoy listo para eso... tal vez, nunca lo esté.

—No podrás escamotearle el cuerpo a la verdad para siempre —dijo Kushina—. Algún día, lord Uchiha descubrirá que su esposo ha estado trabajando en el teatro. ¿Cómo crees que se sentirá?

—No me cabe duda de que querrá la anulación —repuso; de pronto una sonrisa maliciosa apareció en el rostro de Naruto —. Y yo tendré mucho gusto en complacerlo.Estoy seguro de que seré mucho mejor actor que duque.

Notas finales:

Les prometo que la próxima vez que suba capítulo ya va haber interacción Sasunaru, no dejen de leer porque se va a poner muy interesante 


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