I.
No lograba comprenderlo. Él, un poderoso pura sangre con más de tantos siglos de vida aun no podía entender él como su instinto ha escogido como compañero al cazador.
Es verdad.
Es adorable. Más que Yuki.
Es hermoso. Más que Yuki.
Es listo. Más que Yuki.
Y con él podía debatir —Pelear— temas que la castaña no podría comprender.
Kiryuu Zero era un ser impresionante.
¿Sera esa la razón?
Presentía que había más por detrás de eso y aún no lograba verlo.
—Kuran
— ¿Hm?
—Deja de verme
—Imposible
II.
Hay un ángel durmiendo en su cama. Ese ángel abraza una de sus camisas. Ese ángel lo volvía loco y él le enseñaría que a un Kuran no se le provoca.
Al día siguiente su ángel con un doloroso problema en la cadera, lo hecho de su propia habitación.
III.
La clase nocturna veía con asombro a la pareja al fondo del aula. Su líder tenía en sus piernas a Kiryuu Zero. Sonrojado, avergonzado, y con una expresión adorable en su rostro.
— ¡Suéltame estúpido!
—No quiero
— ¡Kuran!
—He dicho que no
IV.
Él séquito Kuran miraron impresionados la escena desarrollándose frente a ellos. Takuma sonreía atontado. Ruka estaba impactada. Kain no sabía si estar aliviado o preocupado, ya no era el único en cuidar de la infantileces de su primo, pero podría morir en él acto. Seiren era Seiren. Rima seguía comiendo y Kaname había encontrado a la madre de sus hijos.
— ¡Shiki! ¡¿Cuantas veces te he dicho que no permitas que él rubio teñido robe tu comida?!
— ¡Soy rubio natural!
—Lo siento —Musito Senri acojonado.
— ¡Toma! ¡Te daré de mi comida por hoy! ¡Que no se vuelva a repetir o les meteré un tiró a la cabeza! ¡¿Entendido?!
No había modo de negarse y menos si aún quieren sus cabezas pegadas al cuello.
Kiryuu Zero era toda una madre.
Y a una madre nunca se le debe hacer enojar.
V.
Acaramelados.
Una simple palabra los describía a la perfección en esos momentos. Era inevitable no dejarse llevar por la atmósfera formada, se sentían cómodos y si alguien los llegase a interrumpir lo matarían por inoportuno.
Zero acaricio con suavidad los oscuros hilos de Kaname, provocándole un delicioso cosquilleo. Este metido entre sus dos piernas largas se dejaba hacer por él albino, recargándose en la curvatura de su cuello e inhalando a mares él dulce aroma que salía de sus poros, dejándolo completamente en un sueño. No una pesadilla. Un sueño de los que no tenía.
Era un lindo momento.
No sabían cómo llegaron a estar así, pero si sabían que no quería que terminara.
Zero recargo su mejilla en la cabeza de Kuran, con sus finos cabellos plateados rozando su piel en un suave toque y un escalofrío recorrió al sangre pura.
Podrían estar así todo el día.
— ¡Kaname-senpai!
Y odiaron a Yuki por inoportuna.
VI.
Zero los vio besándose.
Zero vio a Yuki y a Kaname besándose.
VII.
Estaba desesperado. Su garganta seca no emitía sonido alguno.
Quería decirle. Quería gritarle: “¡Ella me beso!" y que esos hermosos amatistas dejaran de verlo frío, sin sentimiento. Vacíos.
No sabía nada de su boca. Estaba abrumado, esas joyas acuchillaban su pecho tan brutalmente que le quitaban el aliento.
Zero.
Su Zero se estaba yendo.
Lo estaba perdiendo.
VIII.
—Kiryuu
—...
—Zero, es un malentendido
—...
— ¡Ze...!
—Kuran, no me hables, no me mires, abstente de tocarme
—Te amo
—Te odio
—Mientes
—Me prometí nunca confiar en ti Kuran, y lo hice, en verdad que lo hice.
iX.
Zero ya no dormía con él.
Zero lo ignoraba.
La marca de unión estaba desapareciendo.
La marca de unión dolía.
Él dolor de Zero.
X.
Hay un castaño cortejando a su Zero.
La marca en su cuello estaba casi desvanecida.
No lo permitiría.
Kiryuu Zero era suyo y solamente suyo.
XI.
Kuran beso la coronilla de Zero con dulzura y cubrió su desnudes con su camisa negra, quedando como un bonito vestido.
Habían tenido sexo.
No.
Hicieron el amor.
Había valido la pena él perder el conocimiento para mostrarle a su ángel su inocencia.
Mostrar hechos del pasado era agotador. Requería de toda su energía para volver él tiempo atrás, pero valió la pena
Kaname abrazo él cuerpo del cazador temiendo que al despertar se esfumaría, besando con anhelo la marca de un negro vivo contrastante en su piel pálida llena de chupetones.
Ahora Zero estaba con él de nuevo.
XI.
Hasta el día de hoy, no había día que no se tomaran de las manos.
¿Fin? :)