Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Recorrido 'In-seminal'. por Negatto

[Reviews - 29]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Capítulo 9:
¡Alola, lectores!
Primero que todo, me gustaría aclararles porque no había actualizado aquí.
He tenido problemas con mi computador, por lo que decidí formatearlo de alguna forma. El día de hoy ha llegado y he podido subir el capítulo 9 de una forma atrasada (ya que está publicado hace un tiempo en Wattpad).
No pude publicar aquí, ya que en amor-yaoi no me deja pegar un texto tan largo desde el celular (no sé exactamente porque).
Espero que lo entiendan y disfruten del capítulo.
Advertencia: Ninguna, creo.

Corriendo en medio de la oscuridad, saltando obstaculos, buscando una salida, buscando a Kiawe.

El mayor rodeaba cada cueva de Colina Dequilate, buscando la salida de la misma. Luego de unos largos minutos de ardúa busqueda en el oscuro lugar logró abandonar gigantesco laberinto.
Buscó entre las malezas su automovil, el cual tristemente al encontrar notó lo destruído que estaba, en él estaba grabado con pintura en aerosol:
"EL TEAM SKULL NUNK MUERE!!!!".

—¡¿Por qué mierda me haces esto?! —gritaba el fornido hombre sin esperar respuesta alguna.

Comenzó a correr de una forma desesperada, cada cierto tiempo miraba su PokéVisor y apretaba la foto de Kiawe, con la intención de llamarlo. Sin embargo, el moreno no daba respuesta alguna a las llamadas del mayor.
Corriendo entre grandes árboles pudo encontrar el camino a la playa, donde estaba su gigantesca casa a la orilla del mar. Sus largas pisadas acompañadas de brincos y gritos eufóricos tratando de localizar al estudiante extranjero ahuyentaban a los pokémon salvajes que habitaban por ahí.

El profesor logró llegar a la orilla del mar, miró a su izquierda entrecerrando sus ojos para ver mejor y no divisó nada. Miró a la derecha logrando ver una figura humana a lo lejos sentada en una roca.

Corrió rapidamente hacia aquella persona, era Kiawe, estaba más que seguro que era él.

El moreno se encontraba sentado sobre una gigantesca roca a la orilla del mar, llorando desconsoladamente. En sus brazos estaba el azulado pokémon recién nacido ese día.
El corazón del profesor se partió en mil pedazos cuando logró distinguir las extrañas sombras pudiendo divisar el estado en el que se encontraba el menor.

       —K-Kiawe... —jadeaba. —Dejame explicarlo todo... Por favor....
—No vale la pena, profesor... —susurraba el moreno secando sus lágrimas mientras metía su mano izquierda al bolsillo de la chaqueta.
—En serio... —jadeaba exhausto. —Puedo explicarlo todo...
Kiawe se puso de pie en la roca y lanzó una pokéball al cielo, de ella salió Lizard el cual comenzó a volar en el mismo sitio.
—No tiene nada que explicar —el menor se lanzaba al vacío siendo tomado por el anaranjado pokémon sobre su lomo. —Sé que no éramos nada realmente, y no sé por qué estoy llorando de esta forma, sólo no quiero volverlo a ver jamás —susurraba desviando su mirada de la del mayor.
—S-sí teníamos algo muchacho, de verdad yo siento que... —suspiró. —Creo que me gustas, Kiawe. 
El moreno le dedicó una mirada de odio acompañada de pequeñas lágrimas que caían cual cascada por sus mejillas. Omitió todo tipo de comentario y dio una suave palmada a Charizard para que emprendiera el vuelo.
—¡N-no, espera por favor! —gritaba el mayor mientras trataba de subir a la gigantesca roca.
Kiawe y Charizard abandonaron la isla de un fuerte impulso por parte del pokémon de naranjo color. El profesor no pudo hacer absolutamente nada, cayó al suelo derrotado, no sabía dónde estaría el moreno. Sin embargo, haría lo que tuviese en mano para encontrarlo.
...
Volaban sin dirección, Lizard sólo se dejaba llevar por el viento. Kiawe permanecía callado abrazando al pequeño Shinx que mantenía una triste expresión en su cara mirando al moreno directo a sus ojos. El pequeño felino de color celeste apegó su cabeza al abdomen del abrigado joven, se restregó lentamente dando pequeños ronroneos. El moreno acarició la cabeza del pequeño pokémon en sus brazos aferrándose fuertemente a Charizard con ambas piernas para no perder el equilibrio.
Estaba amaneciendo cuando el moreno le pidió a Charizard que aterrizaran dentro de Ciudad Hauoli, era uno de los pocos lugares que conocía de la isla y recordaba haber visto un hotel por ahí.
—Muchas gracias, Lizard... —decía el menor mientras bajaba del lomo del pokémon.
Sacó su pokéball, miró al naranjo monstruo frente a él y notó su triste expresión. Lizard se acercó al moreno y lo abrazó fuertemente con sus pequeños brazos. Al separarse Kiawe esbozó una forzada sonrisa para calmarlo y procedió a meterlo a su pokéball.
El triste chico caminaba cabizbajo por la acera con Shinx dormido en sus brazos cuando una mano se posó en su hombro izquierdo. Kiawe se giró con una enfurecida expresión en su cara, imaginaba que sería el fornido hombre que le mintió, pero no fue así. Una chica alta de cabello oscuro que lucía unos oscuros lentes lo miraba con una sonrisa, se mantenía llena de bolsas en ambas manos.
—Hola, pequeño —decía la chica. —¿Puedo hacerte unas preguntas?.
—Ho-Hola —tartamudeaba el moreno por la belleza de la mujer frente a él. —S-Sí dime.
—Lo que pasa es que he venido de otra región a visitar a un amigo, y bueno, me he perdido dando vueltas por las tiendas de por aquí, es algo loco ¿no crees? —reía.
—Es bastante grande Ciudad Hauoli —contestaba el moreno con una sonrisa. Su tierno pokémon se despertaba debido a la conversación liberando un dulce bostezo.
—¡Pero que ternura! —la mujer se agachaba para quedar al nivel del pokémon. —¿También vienes de otra región?.
—S-sí, soy de Kanto. Mi nombre es Kiawe ¿y el tuyo? —sonreía nerviosamente.
La alta mujer miró a su alrededor y al notar que no había gente cerca se acercó al oído de Kiawe, le susurró su nombre y se separó de este levantando un poco sus oscuros lentes.
—¡¿Cómo no lo noté antes?, eres Camila! —gritaba asombrado el joven.
Camila puso su mano izquierda sobre la boca del moreno haciéndolo callar.
—¡No lo grites! —gruñía la chica.
—Lo-lo siento, Camila
—Llámame Elesa, ese es mi nombre real y casi nadie lo sabe _sonreía separando su delicada mano de la boca del menor. —¿Conoces a un tal Kukui?
La expresión del chico pasó de ser una brillante sonrisa a una triste decepción, no quería saber más de ese hombre y sin embargo, al encontrarse con una de las diseñadoras más famosas internacionalmente se ve involucrado con el profesor otra vez.
—Sí... El profesor ¿no? —contestaba desviando la mirada.
—Eh, sí. ¿Estás bien? —la mujer acariciaba la cabeza del menor. —Es mi amigo y me había pedido un encargo hace unos días, he aprovechado un viaje de trabajo y he venido a entregárselos yo misma.
Kiawe suspiró y le contó a la mujer por donde debía de caminar para llegar a la casa del profesor.
— (...) Y no es difícil, ya que es una casa gigantesca y es la única en ese lugar de la playa.
—La conoces muy bien ¿eh? —reía Camila.
—Algo parecido... Estuve viviendo ahí por un tiempo mientras buscaba un hotel —mentía descaradamente el moreno, sin ninguna mala intención en realidad.
—Espera, ¿vivías con él? —la mujer sonreía. —¡Así que tú eres el chico!. Mira tú, ¡que pequeño que es el mundo!
El joven no entendía para nada la situación, puso una extraña expresión en su rostro y Camila rió al notarlo.
—He estado diseñando ropa para ti, tontito. ¿Cómo no lo noté? Si incluso esa playera que llevas la mandé yo misma la semana pasada.
El chico se miraba a si mismo recordando que llevaba lo puesto de la noche anterior, aún con la chaqueta del mayor encima.
—Oh, acerca de eso. ¿Cómo es que ya no vives con él? ¿Pelearon?. Sólo me contaba maravillas de ti —sonreía Camila dejando la gran cantidad de bolsas en el suelo.
—No exactamente...
—¿Entonces? Me parece raro, de verdad creía que le gustabas. ¡No me digas que...! ¡¿Acaso se te confesó y lo rechazaste?!.
—No es eso... Es un mentiroso. Me mintió todo este tiempo y yo le creí todo bobamente.
La mujer se sorprendió por las palabras del joven, nunca esperaría algo así de Kukui, si bien era desordenado y algo inmaduro, nunca se esperaría que aquel confiable tipo fuese capaz de mentir, aunque fuese una mentira de lo más piadosa.
—¿Qué pasó, pequeñín? —la mujer rodeaba al moreno que volvía a llorar cabizbajo. —No llores, por favor. ¡Me vas a hacer llorar a mi!.
Camila tomó las bolsas con la ayuda de Kiawe y comenzaron a caminar mientras la mujer consolaba al menor, le daba palmaditas en la espalda en forma de ánimos y acariciaba su cabeza de vez en cuando.
Llegaron a un gran árbol retirado de la ciudad y se sentaron bajo él.
Camila le pidió a Kiawe que le contase todo lo sucedido. Obviamente el moreno omitió los detalles sexuales, dándole a conocer todo lo que Guzma le contó. La mujer se encontraba anonadada, miraba sorprendida al moreno sabiendo todo por lo que tuvo que pasar y por todo lo que se enteró.
—Tan pequeño y pasando por todo esto —susurraba la mayor. —Pero, ¿y a ti te gusta Kukui?.
El moreno se quedó viéndola por un rato, pensando en una posible respuesta. Sabía que estimaba mucho al profesor por todo lo que le había brindado y su constante preocupación hacia él. Sin embargo, el saber si le gustaba o no era otra cosa, aún no estaba seguro de sus sentimientos más nunca se lo había preguntado seriamente. Dudó otro rato más y omitió respuesta alguna.
—Mmh... Ya veo —la mayor daba por hecho la respuesta del moreno. —Pero no hablaste las cosas con él, ese tal Guzma podría estar mintiendo y ni escuchaste a Kukui.
—Él calló todo el rato que ese tipo peliblanco habló, era obvio que asumía todo lo que pasaba. Podré ser un ''niño'' aún, pero tonto no soy. Si me quería tanto como él decía ¿por qué no me contó todo antes?. Me siento usado, Elesa.
Camila se quedó perpleja por la respuesta, después de tantos silencios por parte del joven, ahora estaba dando razones coherentes respecto al tema.
—Tienes razón... —suspiraba. —No obstante, hay algo que no me cuadra. Yo sabía que Kukui se había casado, pero eso era hace mucho tiempo. Y por lo que sabía, él ya estaba divorciado de aquella mujer. Pero bueno, de esos temas yo no hablo con él, vaya a saber qué es lo que sucede con su vida amorosa.
El joven volvía a acariciar a Shinx quien ronroneaba cual Meowth relajado.
—Y bien, yo opino que deberías hablar de esto con él. Kukui no es una mala persona, debe de haber una explicación tras todo esto.
—No lo sé, siento que de alguna forma es extraño que me lo ocultase. Si en realidad están separados ¿por qué no lo dijo frente a Guzma para desmentirlo?.
—Chico, hay cosas en la vida que realmente no tienen explicación...
Kiawe se quedó mirando a Camila con una expresión en duda, lo que había dicho la mujer no tenía sentido dentro de lo que platicaban pero, tal forma de decirlo lo hizo reflexionar.
¿Dónde dormiría desde ahora? No tenía dinero para pagar alguna noche en un hotel aunque quisiera. Y para colmo sus ahorros se encontraban en la habitación que el profesor le había dado.
Camila se puso de pie y le dio la mano al moreno para que se levantase.
—Iré a dejarle su pedido, aunque no creo que le sirva si ya no estás con él. Pero bueno, me pagó todo esto y debo entregárselo. ¿Vienes?
«¿Acaso esta tipa no escuchó todo lo que le dije?»
—No, no quiero verlo. Por lo menos por ahora.
La alta mujer besó en la mejilla al moreno en forma de despedida y se re indicó en su camino hacia la casa del profesor.
Kiawe sabía que hoy era Lunes, por lo que tendría que ir a clases. Después de todo, el convertirse en el campeón de Alola no tenía nada que ver con estar junto a Kukui. Metió a Shinx dentro de su pokéball y se encaminó a la escuela.
Llegando allí se saludó como lo hacía habitualmente con sus compañeros y se sentó en su pupitre, había llegado justo al momento de que empezase la clase.
Hoy, un graduado alumno de la escuela venía a dar una charla motivacional. Su nombre era Liam y parecía ser bastante joven para tener un cargo de profesor.
Todos escuchaban atentamente, al ser ya un graduado demostraba una cierta aura de poder, además de tener un impecable dialecto y ser muy educado en todo sentido.
Kiawe notó que el profesor no había ido a trabajar, ya que no se encontraba dentro del salón como era de costumbre, incluso si otro profesor estuviese dentro.
— (...) Es por eso que siempre deben de tener en cuenta las desventajas del tipo de su pokémon —explicaba Liam. —¿Alguna duda?
Parecía un chico agradable, inteligente y además guapo a la vista. El moreno trataba de olvidar sus problemas observando al joven chico frente a él, incluso parecía ser menor que Kiawe.
Sus compañeros interactuaban libremente con el joven profesor, preguntando sobre todo lo que un novato siempre tenía dudas. En medio del salón Lulú combatió contra Chris para que Liam los ayudase a mejorar en las batallas.
De un momento a otro Kiawe cayó dormido en su pupitre, no había dormido nada la noche anterior debido al suceso con Guzma. Estaba realmente cansado.
Las horas pasaron y la clase terminó, todos sus compañeros estaban abandonando el aula de clases cuando Lulú lo despertó.
—Debemos irnos, Kiawe —sonreía la chica de pelo verde. —Dormiste bastante ¿ah?.
El moreno asentía con la cabeza un poco avergonzado, se estiró arqueando su espalda aún sentado. Liam permanecía en el puesto del profesor ordenando papeles antes de meterlos dentro de su maletín.
—No estuviste en mi clase, Kiawe —decía el más joven.
—Lo-lo siento profesor, no dormí bien anoche.
—Espero que no se vuelva a repetir.
Liam cerró su maletín y abandonó la sala, dejando al moreno solo, observando como el atardecer empezaba a tornar naranja el salón de clases. Hoy precisamente no hizo calor como otros días, estuvo incluso nublado por la mañana por lo que el moreno no quiso quitarse la chaqueta.
Luego de unos largos minutos Kiawe se puso de pie, arregló su cabello pasando su mano sobre él rápidamente y se encaminó a la puerta. Un fuerte golpe contra la pared lo hizo retroceder.
Frente a él se encontraba Kukui completamente herido, alrededor de su cuerpo lucía finos tajos, algunos incluso dejando a la vista un poco de su carne. El moreno dio otro paso atrás debido a la imagen frente a él.
—Kiawe... —susurraba el profesor entre jadeos. —Perdóname por favor...
—¿Qu-qué le sucedió?
El profesor cayó rendido al piso antes de responder, se notaba bastante cansado.
—De verdad, quería contarte todo eso yo mismo... —jadeaba. —No podía, sentía que no lo ibas a entender, yo de verdad... Te quiero demasiado y temo perderte por esto, pero sí, estoy actualmente casado... Pero todo esto tiene una explicación, agh —se quejaba. —Después de que te fueras quise ver a Guzma para terminar todo esto de una vez.
Eso definitivamente sonaba raro, el profesor no podía ser capaz de asesinar a alguien ¿o sí?.
— (...) Entonces traté de golpearlo, pero sus reclutas lo defendieron con distintos pokémon, no pude hacer nada...
—No me interesa, por más que haya sido golpeado por todos ellos, no me importa. Si usted hubiese sido sincero conmigo desde el principio nada de esto hubiese pasado.
—No entenderías...
—¡¿No entendería qué?! ¿Qué usted está casado y sólo quería utilizarme? ¿Qué sólo le parecí atractivo físicamente y quería tener sexo conmigo para probarme? ¡¿Piensa que podrá comprarme como lo hace con todo lo demás?! ¡No, no y no! Yo no soy ese tipo de persona, había llegado a pensar que de verdad usted se interesaba en mí, sin embargo no recibí nada más que una apuñalada por la espalda. No sabe cómo me sentí en ese momento, y está bien, no tenemos nada. Pero al mismo tiempo, sentía que de verdad lo quería. ¡Y todo terminó de esta forma!
—N-no... Ahg... No es así, Kiawe... Yo sigo casado, pero nunca la veo a ella. Le he pedido mil veces que firme el divorcio pero nunca sede ante mí, ella me sigue amando... Más nunca la quise a ella. Entiéndeme por favor, en ti encontré lo que nunca había encontrado en alguien más y me duele, de verdad me duele que pienses que quise utilizarte. Me gustas Kiawe, me gustas mucho, incluso podría decir que me encantas. Eres tierno, guapo y muy inteligente, cada vez que me hablas siento mil cosas dentro de mi, y escucharte decir todo eso de mi me duele bastante...
El moreno se llevaba las manos a la cabeza volteándose para no ver al profesor. Comenzaba a llorar desconsoladamente, sentía la sinceridad en las palabras del mayor, lo cual le causaba una fuerte culpa dentro de él al haberlo tratado tan mal y haberle gritado tantas cosas.
El mayor se puso de pie a duras penas, se quejó por el dolor y se afirmó al marco de la puerta del salón.
—Está bien si no quieres hablarme más... No puedo obligarte a nada, pero quiero que sepas que te esperaré, esperaré lo que sea necesario para que me perdones porque me gustas, me gustas demasiado y no quiero... No quiero verte con alguien más, Kiawe.
El corazón del moreno se detuvo por un momento, apretó sus puños fuertemente. Se mantuvo llorando en esa posición durante largos minutos. Cuando pensó que ya tenía preparado lo que quería decir, se volteó para encontrarse solo en el salón de clases. El profesor ya se había ido.
Se arrodilló y golpeó el piso fuertemente con su mano derecha, sentía rabia con el mismo. Se sentía culpable por como se encontraba el profesor en estos momentos, si bien era bastante inmaduro querer arreglar las cosas a golpes, él quiso hacer algo para recuperarlo. E incluso arriesgó su vida por aquello.
«¿Qué es lo que debería hacer?» es lo único que se repetía dentro de su cabeza.
Al termino de 20 minutos reflexionando terminó por caer dormido aún dentro del salón de clases, el cansancio mental había acabado con él. Todavía le preocupaba Kukui, por lo herido que estaba y por las sinceras palabras que le había dedicado. Sin embargo, aún dudaba.
Era difícil volver a confiar en alguien que jugó con tus sentimientos, aunque así no lo hubiese quisiera.
...
Cerca de las 6 de la mañana el moreno abrió sus ojos lentamente, los fuertes rayos del sol le daban la bienvenida a un nuevo día. Examinó el lugar y recordó que se encontraba en el salón de clases, rápidamente dio un salto poniéndose de pie.
«¡¿Qué hago aquí?!» se gritaba para si mismo.
Se disponía a abandonar el aula antes de que empezaran a llegar sus compañeros, él siempre llegaba tarde por lo que si estaba antes que todos levantaría sospechas. No quería que sus amigos supiesen que no tenía un lugar donde dormir. Caminó aún un poco adormecido a la puerta del salón y giró la manilla con lentitud.
Un bostezo le hizo cerrar los ojos mientras abría su única salida de la sala cuando un fuerte abrazó lo despojó de su aún dormido cerebro.
—¡Por favor. Te lo ruego, Kiawe!
El menor notó como el hombre el cual lo abrazaba comenzaba a llorar aferrado a sus hombros.
—¿Profesor?...
—¡No sé qué más quieres que te diga! ¡Me gustas, me gustas en serio muchacho! Y no aguanto tener que estar alejado de ti —realizaba una pausa para respirar. —... Y lo sé, sé que fui un idiota al no contarte acerca de aquello pero no quería espantarte, de verdad me importas, y, y, aunque nos conozcamos hace tan poc...
El llanto del mayor se veía suprimido por un fuerte abrazo correspondido del moreno.
—¿Ki-Kiawe?...
El menor no respondió y prolongó el fuerte abrazo un par de minutos. El profesor se mantenía en silencio de igual manera, todo volvía a tomar forma.
Al separarse Kiawe miró a los ojos por unos segundos al fornido hombre frente a él.
—Sólo cuénteme todo lo que sucedió, con la verdad.
El profesor le explicó absolutamente todo, se encontraba actualmente casado con una tal 'Pimpinela', un nombre bastante extraño por lo demás, le recordaba a un antiguo dúo musical que escuchaba su madre en el rancho. Le explicó con lujo de detalles las circunstancias, que hace algunos años estuvo saliendo con Guzma, que el peliblanco lo utilizaba para satisfacer sus necesidades sexuales. Amenazándolo también con pruebas de que tenían relaciones sexuales tales como fotografías o videos que el malvado hombre tomaba en secreto para así acabar con su gran reputación como profesor de la región. También le comentó que Pimpinela era una mujer con la cual se casó por un fuerte compromiso con su madre, esta al pasar sus últimos días en el hospital le suplicó a Kukui que se casara con una mujer aunque fuese una vez en la vida. No es que aborreciese el hecho de que su hijo fuese homosexual, más bien lo único que quería es que tuviese una familia estable, compuesta por una mujer e hijos que lo acompañaran por el resto de su vida. 
— (...) Y se volvió un problema, ella terminó enamorándose de mi y no quiere por nada del mundo divorciarse, hasta le conté que soy gay pero...
El discurso del profesor era interrumpido por una exaltada pregunta por parte del menor.
—¡¿Acaso tiene hijos?!
—¡Qué va, Kiawe! Claro que no... —suspiraba. — Nunca tuvimos relaciones...
El moreno liberó un suspiro de alivio, no estaba preparado para ser un ''padre adoptivo'' o algo así.
—Y creo que eso es todo. Si quieres preguntarme algo más, estoy abierto a cualquier duda... Y a otras cosas también —reía dirigiendo la mirada al menor frente a él.
—Ca-cállese —el moreno se enrojecía como era usual por ese tipo de comentarios del profesor. —Ayer estuve con Eles--- Camila.
—Ah sí, Camila. Me trajo algunos pedidos... Y de paso me regañó —el mayor llevaba ambas manos a su cintura. —¿Por qué me acusas con Camila, eh chico?.
—¡N-no fue exactamente así!
—¡Qué va! No tienes porque ponerte nervioso, Kiawe —sonreía. —¿Quieres ir a comer?
—¡No piense que me comprará con comida!
—Son Malasadas.
Los ojos del moreno comenzaron a brillar y aceptó la propuesta rápidamente. No podía negarse a algo tan delicioso, mucho menos con el hambre que traía encima.
—Sabía que no te negarías —el mayor acariciaba la cabeza del moreno. 
Ambos abandonaron la escuela y se encaminaron a la tienda de Malasadas, afortunadamente quedaba cerca de la escuela, por lo que no tardarían tanto. Recorrieron un poco de Ciudad Hauoli nuevamente y entraron al famoso lugar de comida rápida.
—Puedes pedir lo que quieras —sonreía tiernamente el profesor.
—¡O-Okay!
El más joven comió incluso más que la primera vez que visitaron el lugar, era una de las cosas más ricas que había comido a lo largo de su corta vida.
—¡Eres un cerdo! —el mayor reía mirando como el moreno mantenía toda su cara manchada con migajas.
Kiawe llevo su mano derecha a su cara y notó lo sucio que se encontraba gracias al tacto.
—¡No, no, no! Te vas a ensuciar más —decía Kukui pasándole un pañuelo por la cara cual madre con su pequeño hijo.
—Es vergonzoso... —susurraba con la boca entrecerrada.
El mayor rió y volvió a sentarse frente al moreno, se mantenía mirándolo con una embobada expresión en su cara. Por fin todo estaba saliendo como él quería que pasara, Kiawe le había vuelto a hablar y estaban desayunando juntos como era usual.
—Supongo que volverás a casa.
—No pienso irme a casa aún, no puedo irme con las manos vacías... —susurraba el moreno desviando su mirada.
El mayor se levantó de su asiento simulando que se dirigía al basurero del local para acercarse a la oreja del menor y susurrarle:
"A nuestra casa". Luego siguió su camino y tiró unos papeles dentro del cesto.
Kiawe lo miraba desde el asiento con ambas mejillas enrojecidas junto a su boca llena de Malasadas.
Al volver, el mayor puso dinero dentro de un tipo de cuadernillo pequeño que servía para dejar la propina. Le pidió a Kiawe que se pusiera de pie y salieron del local.
—Aún no terminaba de comer, profesor —decía en forma de berrinche.
—Sígueme, debo mostrarte algo.
Kiawe no sabía por qué, pero seguía obedeciendo las ordenes que le daba el mayor. Era casi involuntario, sin embargo amaba como el profesor demandaba sus acciones con un tono de superioridad.
Juntos volvieron al hogar del mayor, el joven notaba que ya no irían a la escuela debido a la hora marcada en su PokéVisor.
—¿A qué hemos venido? —se preguntaba extrañado.
—A terminar de comer, ¿no tenías hambre? —decía el fornido hombre abriendo la puerta principal dándole el pase al menor para que entrase primero. —Entra.
El más joven sabía a lo que había ido a la casa de Kukui, lo sabía perfectamente. Podía escapar, aún estaba a tiempo pero no quiso. El simple hecho de escuchar la ronca voz del profesor dándole órdenes le excitaba.
Entró a la gigantesca casa actuando como si no supiese a lo que iba, caminó a las escaleras y le pidió al profesor que le prestase la ducha para tomar un baño.
—Estás en tu casa, Kiawe. Adelante —sonreía maliciosamente el mayor.
El moreno se quitó la chaqueta y la colgó cerca de la escalera, su espalda y pecho se encontraban sudados, el calor de Alola por las mañanas era sofocante.
Kukui gozaba de la vista mientras cerraba la puerta principal con una de sus manos, vió al menor subir las escaleras rápidamente y cerrar la puerta del baño.
Al oír esto, el mayor de deshizo de su bata lanzándola al suelo mientras se quitaba las zapatillas. Removió el short quedando solamente en ropa interior y subió cuidadosamente las escaleras, sin meter ningún tipo de ruido sospechoso.
Se posicionó frente a la puerta del baño acercándose para escuchar cómo corría el agua de la ducha. Giró lentamente la manilla abriéndose paso a la ya nublada sala de baño. Podía ver la silueta del moreno dentro de la ducha, llevando sus manos a su pecho mientras acariciaba con las intenciones de limpiar todo tipo de suciedad impregnada en él.
Definitivamente tenía que hacerlo, sentía la necesidad, las ganas de hacerlo suyo una vez más, la obligación de apoderarse por completo del cuerpo del moreno. El apuro de tenerlo entre sus brazos significaba más que un deseo sexual, era hacerlo suyo, que perteneciese a él y a nadie más, que Kiawe fuese completamente de su propiedad.

Notas finales:

Y bien, ¿Qué les pareció el capítulo?
El profesor se sincera, y a pesar de haber sido algo fuerte, Kiawe no puede negar lo que siente por dentro. Es complicado.

Fue algo corto el capítulo, pero no anduve con mucho ánimo por esos días y salió lo que salió (JAJAJA). He escrito el capítulo 10 con ganas y está más de mi estilo.
Espero que les haya gustado y entiendan mi situación.

¡Hasta pronto!.

Equipo de Kiawe:

Litten M Nivel 15
Habilidad: Mar llamas
Movimientos:
-Ascuas
-Arañazo
-Lengüetazo
-Doble equipo

Charizard M Nivel 39
Habilidad: Mar llamas
Movimientos:
-Lanzallamas
-Ataque ala
-Vuelo
-Golpe roca

Shinx M Nivel 1
Habilidad: ???
Movimientos:
-Placaje
-???
-???
-???


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).