Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Completamente normal por Iridiscencia

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Y otra vez yo, llegando tarde como siempre. Os debo una disculpa pero es que la escuela me esta matando (no tanto). Pero si que ando con exámenes importantes y no debo de perder punto. Muchas gracias a todas/os por esperarme y tenerme paciencia. Sin más, les dejo leer. Discúlpenme ;-;...

Tokyo, Japón 
31 de enero de 2018
Casa de Kuroko Tetsuya
3:12 de la tarde

El nuevo Kuroko se sentía completamente desorientado. Después de la pregunta formulada por Midorima no pudo evitar sentir que todo su mundo estaba de patas arriba. 

¿Y si sólo lo querían confundir con sus palabras? ¿O quizás era todo una especie de broma de mal gusto? ¿Quienes serían esos enormes anormales (como les había apodado)? ¿Eran Yakuzas?

Sacudió la cabeza intentado ordenar todas esas dudas. 

Primeramente él había despertado en una casa que parecía ajustarse mucho a sus gustos personales. Encontró todas sus cosas ordenadas dentro de una caja al fondo de un closed de ropas ligeramente más grandes; incluyendo sus armas y objetos de valor cosa que descartaba un posible secuestro.

Después se dio cuenta de que hablaba de manera muy normal el japonés de manera inconsciente y lo entendía. Había muchas fotos de un individuo similar a él en toda la casa pero con pintas de ser alguien emo y mayor. 

Finalmente nos encontramos con unos chicos de estatura anormal diciendo "felices 18" además de la extraña llamada hacia Kakashi quien aseguraba que ya debía de ser "todo un hombre" después de "no verse en 4 años". 

No había nada ahora mismo que tuviera ni una pizca de sentido. Se tocó la sien con algo de frustración. Caminó por toda la casa ignorando por completo a los amigos de Kuroko. Después de una búsqueda inútil de algo que pudiera delatar a ese impostor o algo que destapara cualquier indicio de broma, recibió una llamada de Kakashi.

 

* * *

 

— Kyzen. Ahora mismo estamos en el aeropuerto de Tokyo. ¿Podrías enviarnos las coordenadas de tu ubicación? – Dijo con un tono serio pues quizás Kuroko realmente estuviera en peligro y no era ninguna clase de juego.

— Sí. Ahora mismo te las envío. – Dijo mientras colgaba y enviaba la señal con la misma seriedad que la de su mayor.

Justo en ese momento se diriguió a hacia los chicos con tranquilidad. Iba a avisarles de que sus tutores iban a venir a recogerlo. Caminó hacia el piso de arriba donde se encontraba la habitación donde había despertado aquella extraña mañana. La escena que vió era sumamente vergonzosa. Corrió rápidamente hacia la pantalla para esconder a un niño peli-celeste de unos nueve años siendo mimado por su madre.

— ¿D-de dónde sacaron estos vídeos? – Dijo mientras se sonrojaba puesto que no le gustaba que gente agena viera cosas tan vergonzosas de su infacia.

 Los chicos intentaban seguir mirando el vídeo de manera disimulada pero la pantalla en sí era algo pequeña y el cuerpo del pequeño no dejaba visualizar la tierna imagen de su Kuroko.

 

* * *

 

— Oe, apártate. No nos dejas ver. – Dijo Aomine con voz molesta pero calmada.

Kuroko se giró y quitó del CD. – No pueden ver cosas vergonzosas de los demás. – Dijo haciendo que los demás actuaran infantilmente quejándose.

— ¡Kurokicchi! ¡Esto fue cruel! ¡Yo quería seguir viendo! – Decía Kise mientras pensaba que no tendría más oportunidades en su vida para observar a un hermoso peli-celeste sonriendo tanto tiempo.

— Espera, ¿son tuyos estos vídeos? – Preguntó Kagami de repente al enterarse de la situación. Kuroko le dirigió una mirada avergonzada. – "Qué lindo se ve..." – Pensó a la vez que se daba una bofetada mental.

— ¡Claro que son míos, cejas raras! – Dijo molesto mientras colocaba el CD en su sitio. – Van a venir a recogerme. Ustedes vendrán conmigo porque quizás tengan información importante.

— Mocoso, yo no iré a ningún lado hasta que no me digas toda la verdad. ¿Quién eres? – Kagami hizo una pausa larga recordando que ese crío era, aparentemente, Kuroko-chibi. – Mejor dicho, ¿qué eres? ¿De dónde eres? – Quizás esta era una oportunidad perfecta para empezar a comprender realmente a Kuroko y poderle hacerle saber que era importante en sus vidas.

— ¿No te quedo claro antes que no me gusta que me llamen mocoso, Cejas Raras? – Kuroko tronó sus dedos mientras miraba al pelirrojo con enfado. Kagami respiró profundamente recordando, con cierta vergüenza y humillación, que Kuroko podría inmovilizarlo rápidamente. No debía cabrearse porque saldría perdiendo.

Una poderosa tensión e incomodidad se formó en la sala donde todos miraban al peli-celeste con cierto respeto.

 — Comprenderás que esto se ha vuelto muy confuso, Kurokocchi... − Dijo Kise intentando retomar un ambiente normal y más ligero. – Es decir, parece ser que tú y nuestro Kurokocchi son la misma persona, pero en edades diferentes y aunque la idea suena como si todo esto fuera un universo alterno, así es... Y para nosotros también es raro, es decir, ¡nos acabamos de enterar de que Kurokocchi es parte de una banda Yakuza y que sus padres... quiero decir, tus padres, son reales. − Kise estaba hablando por los codos, pero esto hizo que el pequeño se relajara y también comprendiera, aunque no del todo, la situación en que los ocho se encontraban era sumamente delicada y difícil de comprender.

Kuroko se puso serio y asintió mientras relajaba su postura y crizaba sus brazos.

— Aunque me es difícil de comprender todo esto hay la posibilidad de que sea cierto. Si realmente estamos en 2018 i no en 2012 parece ser que he perdido todos los recuerdos e incluso mi cuerpo se a empequeñecido. – Kuroko empezaba a pensar que todo esto no era una broma de Naruto porque si lo era, joder, estaba demasiado bien hecha y teniendo en cuenta la capacidad intelectual de su primo, pensar dos veces las cosas de manera meticulosa, no era su mejor punto que digamos.

Justo en el memento en que Aomine iba a decir algo el timbre de la casa sonó junto a un ruido fuerte que parecía ser la de una puerta siendo forzada a abrirse.

— Vaya... Sasuke salvaje aparecío... − Susurró Kuroko mientras corria hacia la puerta de entrada. – Ustedes, síganme.

— Tengo miendo. – Dijo Kise escondiéndose detrás de Aomine con cara de terror al ver a un chico de su misma edad o un poco mayor con un aura tan intimidante como la de Akashi.

— ¡Maldito teme! ¡¿Estás loco?! ¡Pudimos haber llamado la atención de los vecinos! ¿¡Qué tal si han llamado a la policía!? – Preguntó un rubio alterado mientras regañaba al pelinegro de pelo de cacatúa, -así apellidado por Kuroko-. 

— ¡¡Lo dices como si tú nunca cometieras locuras, dobe!! ¡Además, estoy ansioso por matar a Kyzen-baka! – Kakashi y Sai observaban la escena con una sonrisa en la cara.

— Típico de los prometidos. – Susurraron a la vez mientras intentaban localizar a una mata de pelo celeste en su campo de visión.

Al principio no captaron la presencia de este al cual se encontraba al pie de las escaleras. Cuando observaron a siete cabezas de colorines extraños todos quedaron quietos y estupefactos. Que sorpresa se llevaron Naruto, Sasuke y Kakashi al observar a un niño al cual recordaban con lujo de detalles.

Kuroko también estaba sorprendido y no cabía en su confusión al ver a sus tres mejores amigos tan altos y grandes.

Naruto le superaba al menos por 20 centímetros mínimo y, aunque sus facciones suaves seguían intactas, se notaba que había madurado y aumentado su atractivo.

Por otra parte, estaba Sasuke, el chico que, a escondidas de Naruto, siempre consultaba de él para poder sorprender al despistado rubio con sus flores, platillos, colores, o cualquier cosa que a este le gustara. Para que Kuroko no lo delatara, el pelinegro le compraba malteadas de vainilla a cambio de su silencio. Sasuke debía ya tener unos 20 años. No negaría el hecho de que era un varón muy apuesto.

Finalmente, cuando vio a Kakashi con sus calculados 39 años supo que no había cambiado en nada. Pelo canoso, su rostro cubierto excepto uno de sus grisáceos ojos, misma altura, mismos músculos... Definitivamente seguía siendo su Kakashi-sensei.

Detrás de todos ellos estaba un chico de piel extremadamente blanca y una sonrisa falsa incrustada en sus labios. Supo de inmediato que era Sai, el chico del cual había oído hablar de Kakashi.

— N-no... No me lo puedo creer... − Dijo Naruto mientras tocaba repetidas veces su frente y parpadeaba con la intención de no haber visto mal. Su mirada se fijó rápidamente sobre los siete chicos restantes que observaban todo con caras de pura confusión. − ¿Quiénes son ustedes? – Dijo con un tono más hostil y serio.

— ¿Y qué hay de ustedes, cuarteto de locos? – Dijo Aomine con enfado.

— Han destrozado la puerta de Kuro-chin... − Dijo Murasakibara mientras comía frituras.

— Tetsu-kun se enfadaría muchísimo... − Dijo Momoi mientras recordaba la secreta obsesión de Kuroko por la limpieza.

Kuroko no esperó más y se abalanzó contra los brazos de Naruto quien lo acogió sorpresivamente, pero con cariño.

— No entiendo nada, Naru-chan... − Dijo mientras se escondía entre sus brazos. – Esta mañana desperté siendo un niño que no recuerda nada de su vida entre el 2012 y el 2018... ¿Realmente estamos en el 2018? – Preguntó con esperanza de que realmente esto fuera un sueño de mal gusto.

Todos asistieron. Kuroko resopló con cierto desgano. − ¿Y ahora que podré hacer? No sé quiénes son esos extraños que dicen apreciar tanto a Kuroko y apenas podría identificaros a vosotros ya que hay un lapsus de unos 5 años de por medio...

Todos, al ver la gran confusión de Tetsuya no pudieron evitar enternecerse. – Vale, bien. Lo primero que tenemos que hacer es explicaros la situación a vosotros... − Habló Kakashi mientras se sentaba tranquilamente sobre el sofá justo a Naruto mientras Sai y Sasuke intentaban arreglar la puerta.

— Todo esto es tu culpa, primo. – Dijo Sai con cierto tono fastidiado.

— Tsk, sólo cállate y ayúdame. – Dijo Sasuke sin querer admitir su error a la vez que levantaba la puerta con ayuda del pálido chico quien sólo sonreía divertido.

— Kakashi-sensei. Deberíamos hacerle unas preguntas sobre Kuroko para asegurarnos que todo esto no sea una trampa. Ademas, dudo de que el actual Kuroko quiera que otros sepan de su vida sin su consentimiento a pesar de ser futuros buenos amigos. − Kuroko se sentó junto a Naruto mientras pensaba sobre lo que decía Naruto. Era cierto que no quería que se enteraran de su vida sin su permiso además de ser poco abierto con las personas "recién" conocidas.

— Adelante. – Dijo Kakashi.

— ¿Mi comida favorita? – Dijo Kuroko.

— Batido de vainilla, definitivamente. – Dijo Kagami mientras recordaba como su querido pequeño compañero sólo bebía esto todo el tiempo.

— ¿Pasatiempo?

— Leer. – Dijo Akashi recordando las tardes en Teikō donde solían pasarlas compartiendo momentos de lectura.

— Si no fuera un Yakuza, ¿de qué trabajaría? – Preguntó observando las señas extrañas de sus adversos.

— Oh, bueno... Kurokocchi nos comentó que quería ser maestro de Kindergarden después de terminar la escuela... − Dijo Kise al recordar la sonrisa del menor mientras comentaba lo agradable que sería estar con pequeños revoltosos.

Kuroko asintió puesto que, a pesar de su actitud fría y sus contados 32 asesinatos, adoraba a los niños y darles mimos, leerles cuentos, cuidarlos y quererlos. Quizás una parte de él gritaba que era doncel, pero aún no sabía las pruebas puesto que nunca quiso hacérselas...

— Su cabello es muy salvaje por las mañanas. – Dijo Aomine al recordar ciertas veces que este se quedaba en su casa a dormir o simplemente en los campings de entrenamiento especial que su entrenador les obligaba a hacer.

— Tiene muy poca presencia y le gusta jugar con esto para el entretenimiento, nanodayo. – Dijo Midorima mientras recordaba los trucos de magia que le enseñaba de vez en cuando el peli-celeste.

Ah, y sobretodo. Es un chico muy caballeroso con las damas. – Dijo sin dejar que nada ni nadie le quitase su mirada de enamorada a la chica peli-rosa.

— No sabe cocinar nada más que huevos duros. – Dijo Murasakibara al recordar los días donde él y el peli-celeste se pasaban en la cocina preparando platillos alternos donde Murasakibara los hacia y Kuroko los probaba gustoso.

Kuroko observó que se había transformado en alguien muy normal, fuera del mundo de la mafia y sin querer un pensamiento fugaz le travesó la mente.

 

Qué suerte he tenido. La vida que siempre anhelé tener. Sin muertes, sin misiones, sin sufrimientos... Estoy tan confundido... ¿Por qué el destino a querido que volviera a este mundo al cual siempre he querido despegarme...?

 

Dejó salir un suspiro y antes de que nadie decidiera decir algo más empezó ha hablar. Su mirada se tornó seria y su rostro lleno de frustración. No quería que su "yo" del futuro perdiera a esos amigos que tanto se preocupaban de él pero estaba claro que una buena amistad era forjada por la confianza y la honestidad. Tenia que empezar sin rodeos.

 

— Yo soy un asesino.

 

Notas finales:

Disculpas y saludos! Gracias!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).