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Polaris por Yori Kibara

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----------------------- 05 -----------------------

El líquido que habían inyectado en el cuerpo del pelinegro comenzaba a hacer efecto, despertándolo alterado al traerlo de vuelta de su inconsciencia.

-¡Mikhael!- Exclamo William alegre de tenerlo de vuelta y lo abrazo gentil apartándose en seguida-Fran, no sabes cómo te lo agradezco- Miro al joven estudiante de medicina a su lado.

-Esto nunca paso ¿de acuerdo? no quiero problemas en la Universidad- Le respondió serio a William quien asintió con energía, entonces miro a Mikhael -Ten más cuidado, perdiste mucha sangre, vino el shock y tu presión arterial se fue al suelo junto contigo... deberías descansar el alcohol un par de días-

-...gracias- Se limitó a responder mientras se incorporaba regulando su respiración abotonando de vuelta su camisa.

El futuro doctor no quería verse involucrado de ninguna manera, de hecho borraría de su mente todo lo que había visto en ese departamento tan pronto saliera de él. Cerró la puerta detrás de si y volvió a su hogar.

Dentro del departamento el silencio fue algo incómodo -Sabes... esto hace un poco difícil creer tu historia de espía diagonal mercenario- le dijo William un poco sarcástico

Mikhael sonrió -no importa si me crees o no, yo solo sople luz en tus dudas ¿no?- se inclinó un poco torpe a tomar su abrigo y sus cosas -en cualquier caso, ha sido un placer, William Du Etoile, lamento los problemas y la terrible confusión, si salgo vivo de esta, te enviare un reemplazo para tu botella de ron- le extendió entonces la mano esperando fuera estrechada en respuesta, con una fingida sonrisa en los labios.

-¿t-te vas? pero si acabas de desmayarte- Le respondió el castaño sorprendido sin corresponder a su mano extendida -no puedes irte así-

-obsérvame- respondió el pelinegro apartando su mano, le dio la espalda y se dirigió a la puerta.

William corrió a detenerlo, colocándose entre él y la puerta -¡basta! no lo dije con esa intención... ¿qué fue lo que te paso? ¿Hice algo? -y-yo lo siento ¿sí?-

-William... solo déjame ir ¿quieres?- Mikhael ya mostraba cierto fastidio en el rostro

-¡de ninguna manera!- recargo su peso en la puerta -no puedes irte así-

-¿ha? ¿Porque no?- el pelinegro le sonrió sarcástico entonces recargando su brazo en la puerta acercándose al castaño -¿acaso te guste tanto que no quieres dejarme ir?-

William balbuceo negándolo. Mikhael soltó una risa suave.

-S-era mejor que esperes -al anochecer, será más fácil perderse- Argumento William como último recurso.

-oh ¿de verdad?- le respondió Mikhael bajando cada vez más su voz con cada trozo de oración mientras acercaba suavemente su rostro al de William al mismo tiempo -Entonces... no te molestaría... que me quede un poco más... ¿verdad?- Para ese momento sus labios estaban muy cerca de los del castaño quien estaba por demás sonrojado y ciertamente nervioso de sentir un beso "real" de parte del pelinegro.

-n-no -claro que no- susurro William con la mirada fija en los labios del otro.

-Muy bien- Dijo Mikhael con voz normal apartándose rápidamente del castaño -Entonces ya que tengo algo de tiempo, me daré un baño- Se dirigió a la mesa en la sala y tomo el ultimo sorbo de la botella de ron.

William se avergonzó de reaccionar así a su coqueteo tan básico -¡H-hey! ¿Que acaba de decirte el doctor?- Lo regaño en seguida. Mikhael dejo la botella vacía en la mesa y corrió al baño.

-¡Lo descansare a partir de ahora!- Le gritaba dentro del baño mientras se desvestía -¡Habría sido un crimen dejarlo así! ¡Estaba muy rico!-

William lo siguió mirando el camino de ropa que había dejado en el piso desde la entrada del baño. -Fue un regalo de mama, dijo que tal vez me faltaba embriagarme más para vivir un poco y que necesitaba más locura en mi vida- Le contaba mientras recogía su ropa -Si supiera lo que me paso hoy, seguro estaría emocionada-

Esa camisa en sus manos tenía considerables manchas de sangre, reviso la talla en la etiqueta y por suerte, tenía algo en su closet que le quedaría así que fue a buscarlo.

-Sabes, la entiendo... tu vida en verdad parece aburrida- Mikhael asomo la cabeza desde la regadera -Desde el momento en que entre aquí, podía jurar que había llegado a una habitación de hotel de cinco estrellas. Todo muy perfecto, ordenado y limpio- volvió debajo de la caída de agua -Y tu... pareces un buen chico, mereces estar un poco más... no sé... ¿contento?-

-contento...- susurro sonriendo y volvió a entrar en el baño colocando la ropa limpia en el lavabo.

-¿No lo crees?- volvió a asomar la cabeza

-Me lo han dicho muchas veces, más de las que podría contar. Pero en realidad, no lo sé... Me conformo con pensar que estoy esperando por la locura perfecta y el momento menos adecuado- Le dijo sonriendo

Mikhael se quejó de pronto -¡Ghah! ¡Está demasiado caliente!-

-Perdón, olvide decirte que hace eso a veces- Y se rio del pelinegro -Aquí, mira- estiro el brazo y dio un par de golpes a la llave del agua fría, solucionando así el problema. Mikhael tomo su brazo por sorpresa y lo jalo dentro de la regadera mojándolo. Ambos se rieron un poco, como si por un momento volvieran a ser unos niños pequeños.

Mikhael se sentó en el suelo de la regadera en la pared contraria de la regadera mirándolo salir escurriendo. -creo que ambos tienen razón... Will, necesitas locura en tu vida y si, en el momento menos adecuado- le sonrió.

William se sonrojo un poco mientras sonreía de vuelta comenzando a quitarse la ropa mojada. Mikhael se levantó y giro la llave de la regadera-diablos- le dijo de pronto. El castaño dio un salto. -Nunca te habías lastimado ¿verdad?- le pregunto señalando su espalda -tienes la piel como la de una princesa- El castaño respondió con muecas de odio amistoso y le arrojo una toalla para que se secara.

-La verdad no, nunca como hoy- le respondió mientras se tocaba alrededor de la herida despacio con una toalla.

El pelinegro se rio suave -podría haber sido mucho peor, créeme- se enredó la toalla en la cintura, William entonces pudo ver cicatrices regadas por el cuerpo descubierto de Mikhael, había una reciente en el brazo izquierdo, cerca del hombro, se preguntaba como habría sido su vida antes de todo eso y como era que el mismo nunca había tenido ningún tipo de experiencias difíciles a sus ya cumplidos veinticuatro años. Esta era su primera cicatriz importante mientras Mikhael ya tenía demasiadas aunque no supiera su edad exacta.

El pelinegro le sonrió con algo de tristeza al verlo divagando, nunca había sentido culpabilidad en herir a otros directa o indirectamente, creció con esas enseñanzas bien marcadas en la piel; pero esta vez era distinto. Que William resultara herido, le provocaba cosquillas en el pecho y tenía la urgencia de pedirle perdón, pero también pensaba que seguramente aquel chico de casa, no lo entendería cuando ni el mismo podía explicárselo.

-lo siento...- lo traicionaron sus labios y seguido de un corto silencio que no parecía poder ser quebrantado continuo -ya entendí porque no pude dejarte... pero me temo, que no puedo decírtelo...- le decía mientras se vestía con la mirada perdida dándole la espalda.

-ya habrá tiempo de que me lo digas ¿no?- respondió William terminando de cambiarse la ropa.

Mikhael no contesto, termino de vestirse y volvió al sofá, el castaño sabía que debía decirle algo o hacer algo para que no se fuera esa noche, pero no tenía una sola idea de cómo lograrlo. Sin embargo siguió al pelinegro y se sentó en el sofá contiguo -quiero ir contigo- le dijo decidido.

-¿estás loco? podrían matarte-

-pero... tu dijiste que necesitaba locura en mi vida, esta es la locura perfecta y este es el momento menos adecuado- replico en seguida.

-no me refería a eso, me refería a que debías salir, hacer amigos, beber unos tragos... cosas alocadas de gente "normal". Debes entender que el mundo al que pertenezco, es demasiado peligroso para ti y yo- hizo una pausa repentina -... tengo que irme Will, debo encontrar a alguien- Entonces tomo su abrigo y sus cosas y se dispuso a partir, en ese justo momento una llamada hizo sonar el teléfono celular de William, pero el numero estaba oculto y decidió no contestar.

El móvil sonó de nuevo con los mismos datos en la pantalla, volvió a colgar. Mientras a Mikhael no le parecía ni normal ni una buena señal que alguien llamara tan insistente. La siguiente ocasión, no fue una llamada, sino un mensaje de texto.

-¿Lotus?- Leyó William en voz alta, confundido.

Mikhael escucho sorprendido, abrió de más los ojos y de inmediato tomo el celular de las manos de William, respondiendo al siguiente tono de llamada. Hablaron en un idioma que William no comprendió, por el sonido... quizá ruso, y a juzgar por el rostro alegre del pelinegro, no se trataba de alguien que quisiera hacerle daño. -"¿un amigo?"- se preguntaba en silencio -"quizás alguien más, se puso muy contento..."-

-¿William?- La voz de Mikhael lo trajo de vuelta, mientras le devolvía su teléfono -perdón por arrebatártelo sin permiso-

-Sí, solo... ehh -nunca había escuchado un cambio de idioma tan fluido así de pronto- Se escudó en seguida -¿eres...?-

-Ruso- contesto Mikhael acomodándose el cabello detrás del oído mientras revisaba de nuevo el bolso a su costado.

William fue rápidamente a su cuarto, tomo todo el efectivo que tenía guardado, tomo una chaqueta y una mochila "de emergencias" que siempre estaba lista en el closet. Al volver a la sala Mikhael escondía un par de cuchillas pequeñas en sus botas y ataba sus agujetas firmemente.

-William no puedo llevarte... lo siento-

-¿Tan inútil luzco?- reclamo el castaño.

-honestamente... si- respondió serio el pelinegro -no voy a mentirte-

-si no hubiera crecido con esa clase de comentarios a toda hora, seguro habría dolido... ¿qué tal si me pones a prueba? eso sería justo ¿no?-

-¿ponerte a prueba? ¿Que, estamos en una fraternidad universitaria?- levanto un poco la voz el pelinegro -Esto no es un juego William y no está puesto a discusión-

-Pésima suerte para ti, porque voy a ir contigo por las buenas o voy a seguirte como pueda. Tú eliges- El castaño se mantenía calmado al responder.

-está bien, de acuerdo- dejo escapar un suspiro hondo pensando que si lo dejaba seguirlo, seguramente arruinaría todo -si te hace sentir mejor... puedo llevarte a mi siguiente destino, una vez ahí intentaras convencer a Yuki de que puedes seguirme el paso, si no puedes lograrlo tendrás que volver a tu vida de siempre y olvidarte de este día ¿trato?- le extendió la mano de nuevo, sonriente, seguro de que Yuki jamás accedería a tal cosa.

William estrecho su mano en un apretón suave -¿palabra de espía?- sonrió.

-palabra de espía- Mikhael sonrió en respuesta y dió un muy ligero golpe con su puño en el hombro del castaño.


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