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Siamés por KeikoMoon

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Notas del capitulo:

¡Buenas madrugadas mis lectores!

He estado haciendo mi mayor esfuerzo por actualizar tan seguido como puedo, espero que mi ritmo siga así.

He disfrutado mucho hacer éste capítulo así que espero que les guste tanto como a mí

¡Disfruten!

Esa mañana el cielo había estado despejado, nadie hubiera imaginado que repentinamente las nubes negras llegarían y desatarían una fuerte lluvia. Cuando las primeras gotas comenzaron a caer mucha gente fue rápidamente a refugiarse a sus hogares. Otros, como si hubieran predicho el extraño cambio de clima, tenían la fortuna de haber tomado un paraguas antes de poner un pie fuera de sus casas. Pero a pesar de ello el ritmo acalorado de ese lugar no podía desaparecer. Las personas debían seguir, por ello la movilidad del pueblo no se perdía.


Entre charcos de agua y sonidos agitados, Aiden se encontraba corriendo por la banqueta. La lluvia lo había tomado desprevenido y debía buscar un lugar donde resguardarse hasta que el clima malo acabara. Ese día no se había llevado un abrigo, su gorro ya no lo tenía ya que lo había perdido y además de eso ya estaba completamente empapado por el agua que caía constantemente. Probablemente pescaría un fuerte resfriado, lo cual significaría que Ben no lo dejaría salir para nada. Ni si quiera por trabajo. Tampoco lo dejaría ayudarlo en el negocio y estaría recostado todo el día comiendo sopas y caldos caseros, al menos hasta que se recuperara.


El muchacho estuvo a punto de caer cuando dobló una esquina mientras seguía corriendo. Pero por suerte logró agarrarse de una reja y así evitó el tocar el suelo. Al incorporarse y mirar alrededor, notó que estaba agarrando uno de los muchos barrotes que protegían una escuela. La institución era de un tamaño promedio, al alzar la mirada para ver bien la estructura del lugar se dio cuenta de que de la puerta principal hasta la entrada de la reja había un gran techo que cubría todo ese trayecto. Tal vez ahí podía permanecer hasta que la lluvia se calmara un poco.


Esta vez con pasos más tranquilos, caminó hasta la puerta de la reja, la cual estaba abierta. Muchos autos se estacionaban y niños salían del lugar para subirse en ellos. Otros jóvenes, simplemente se iban con su padre o su madre cubiertos con un paraguas. El azabache solo apresuró el paso y asegurándose que no muchos notaran su presencia, fue a resguardarse debajo de ese gran techo. Caminó hasta las escaleras que estaban cerca del gran portón principal y tomó asiento ahí. Tenía mucho frío y estaba temblando. Algunos muchachos que bajaban las escaleras para poder irse se le quedaban viendo, pero no le tomaban bastante importancia y seguían su camino.


Si su hogar no estuviera tan lejos de la zona en la que se encontraba en esos momentos, probablemente hubiera ido allá. Pero sabía que podía enfermarse peor si se seguía mojando y enfriando. Y aunque ahí todavía estuviera en el exterior, por lo menos ya se había encargado de uno de esos dos problemas. Frotó sus manos en un intento de darse calor y mientras hacía esto, de repente sintió que alguien le tocó el hombro y eso lo hizo sobresaltar.


-          Disculpe, ¿se encuentras bien? Está muy mojado...- una voz suave y femenina se escuchó, con un tono preocupado.


Entonces Aiden se dio la vuelta para responder y en ese momento sus ojos parecieron canicas muy grandes, de tan abiertos que estaban. Frente a él se encontraba una joven, de piel muy pálida. Sus ojos grandes eran de color gris y su cabello era tan blanco como si estuviera hecho de nieve. Se veía muy sedoso y cuidado, lacio y largo. Él jamás había visto a una persona así, no era como si tuviera miedo pero le sorprendía bastante que una apariencia así fuera posible. Y su primera reacción fue tragar saliva.


La chica al notar su asombro, desvió la mirada al suelo. Pero el contrario reaccionó rápidamente para que no se hiciera ideas equivocadas.


-          ¡Si! ¡Me encuentro bien! Solo tengo frío, es todo. – esas palabras las dijo rápidamente mientras sonreía demasiado. Se sintió un torpe.


Claramente su nerviosismo era más porque una chica había decidido hablarle, no por la apariencia de ella. Aiden no estaba muy acostumbrado a tratar con gente de su edad y menos con mujeres. Eran muy pocas las veces que una le hablaba por cuenta propia. Y solía pensar que eso casi no sucedía porque siempre se ponía nervioso.


Sin embargo ella sonrió un poco, volviendo a posar su mirada en él. Cargaba un paraguas en su mano derecha y en su mano izquierda un gran abrigo, a pesar de que ella ya llevaba uno puesto. Entonces extendió su brazo izquierdo ofreciéndole la prenda.


-          Tú no estudias aquí, ¿cierto?


El azabache no supo cómo reaccionar ante eso. Si lo rechazaba, quizá ella se sentiría mal y él seguiría pasando frío. Pero si lo aceptaba le arruinaría ese abrigo, por lo mojado que se encontraba. Y mientras de forma tímida lo tomó con su mano, asintió ante su pregunta.


-          Con razón no me parecía familiar...- pudo darse cuenta de que Aiden solo sostenía el abrigo con ambas manos, como si no supiera qué hacer con él. – Vamos, puede ponérselo. Yo ya tengo el mío, ¿ve?


-          Muchas gracias, en verdad. – se incorporó de su sitio para poder ponérselo.


De inmediato sintió la gran calidez cuando lo tuvo puesto. Aún sentía algo de frío, pero eso era porque aún seguía húmedo. Al menos ya hacía una diferencia. Tenía mucha suerte de que esa chica amable se lo hubiera dado.


-          No hay de qué, yo sólo lo tenía porque mi madre me dijo que me llevara dos por si acaso...pero no necesito ponerme dos. – le mostró una cálida sonrisa.


-          Yo olvidé el mío en casa...- rió algo apenado.


-          Eso es mucha mala suerte, por favor sea muy cuidadoso la próxima vez, ¿sí? – se quedó un momento en silencio. - ¿Cuál es su nombre, por cierto?


Y ahí estaba, por primera vez en mucho tiempo teniendo una conversación normal con una chica de su edad. A pesar de su comportamiento raro y nervioso, a ella parecía no importarle para nada eso.


-          Mi nombre es Aiden, ¿y el suyo? – no estaba seguro de por qué ella le hablaba como si fuera un hombre mayor, pero suponía que también debía hablar así por cortesía.


-          Nastya, un gusto. – le ofreció su mano para estrecharla.


Al tomar la mano de la muchacha pudo sentir lo suave que era su piel, al contrario de la suya, la cual estaba un poco deteriorada por el trabajo constante. Al poco rato se soltaron y ella dio un paso enfrente.


-          Tengo que irme caminando a casa, madre está en el trabajo así que no puede venir a recogerme. – a pesar de que Aiden ya tenía puesto ese abrigo, parecía como si siguiera preocupada por él. - ¿Usted va a algún lado?


-          Tengo que ir a casa pero esperaré a que la lluvia termine. Vivo algo lejos de aquí.


-          ¿De verdad está tan lejos?


Fue así como Aiden terminó diciéndole la dirección de su casa. Nastya, a pesar de que no vivía tan lejos como su compañero decidió decir que iba hacia esos rumbos también. Para que ambos pudieran compartir el paraguas en el camino y así ninguno de los dos se mojara.


Si ella fuera una persona distinta, simplemente se habría ido a casa. Pero tenía deseos de ayudarlo. No solo porque era una persona agradable y divertida por como hablaba. Sino también que jamás dijo algo que tuviera que ver con su peculiar apariencia, ni hizo preguntas incómodas, mucho menos miró de más. Solo la trató como si fuera una persona más. Y eso era algo que apreciaba.


Paso a paso, fueron conociéndose más. Se hacían preguntas el uno al otro. De cómo eran sus vidas, qué era lo que les gustaba hacer, si estudiaban o trabajaban. Para ambos esta era una situación nueva, ya que ninguno de los dos tenía amigos. Solo conocidos. Por lo que, empezar a formar una amistad se sentía asombroso. Y aunque la gente los mirara demasiado, tanto por la apariencia de Nastya como el aspecto descuidado que se traía Aiden, ni si quiera se daban cuenta. Pues no estaban enfocados en eso.


-          Tendrá que hacer relucir mis zapatos para que en verdad crea que los deja tan relucientes como dice.- sonrió divertida.


-          Bien, pero no es un servicio gratis. – respondió Aiden, negando con la cabeza.


-          ¡Las demostraciones deberían serlo!


-          No, no deberían.


Luego de caminar un buen trecho, decidieron parar para descansar. Habían llegado ya a la plaza principal donde se encontraba la fuente. Y nuevamente, a pesar de las lluvias había gente anunciando al Gran Circo Siamés. Esta vez, eran dos hombres grandes, quienes se presumían como los hermanos más fuertes del mundo. Y, sorprendentemente el maestro de ceremonias estaba ahí también. Aiden pensó que era extraño, ya que creía que Ethan (como ahora lo conocía), debería estar en el circo ayudando a los demás. O al menos, su mente creía que eso era lo que debían hacer los maestros de ceremonias de los circos.


-          Nastya, ¿tú has ido a ese circo?


-          No, madre dice que son malos...


-          ¿Eh? ¡Pero si los circos son de lo mejor!


Ethan pudo reconocer esa voz de inmediato. Y casi como si fuera instinto, volteó a ver a la dirección en donde la escuchó. Ahí estaba ese chico, sabía que pronto se iba a aparecer por ese lugar. Después de todo es donde más abundaban los lustradores de zapatos. Sin embargo, vio que estaba con una chica que realmente llamaba la atención. Albina, sin duda alguna.


En ese momento pensó que ahí tenía un doble botín. Tanto para su propia satisfacción, tanto como para un nuevo acto...para la siguiente ciudad a la que irían. Y como ya tenía la confianza del azabache, sería pan comido...


Sonrisa de oreja a oreja


¿Aprovecharse de la inocencia de un joven que solo busca experiencias mágicas y salir de la rutina?


Convencerlo de seguirlo no fue algo difícil. “¡Tendrán entradas gratis al circo!” Mostrando esa faceta que ya sabía fingir perfectamente...la habilidad de persuadir. ¡Era como si fuera un mago! A pesar de que la joven de nieve desconfió al principio, terminó cayendo a sus encantos también. Dar confianza, cumplidos honestos, mostrase como alguien que entiende como se sienten.


“Tal vez si ya tienes las entradas, ¡ella decida venir contigo también, jovencita!”


Sin necesidad de fuerza bruta, ellos solos habían decidido ir con él y sus otros acompañantes al circo. Solo irían por los boletos y regresarían a casa, ¿no?


Todo estaría bien, ¿no?


Esperar en una carpa vacía. Él regresará con los boletos en unos instantes. Chica de nieve, comienza a dudar de si eso fue una buena idea o no. Su amigo, le dice que no sucederá nada, que él ya lo había conocido.


Los hermanos más fuertes del mundo entran a la carpa.


¿ Por qué tienen cuerdas con ellos ?


¿ Por qué se acercan ?


Antes de que puedan gritar por auxilio, los hombres callan sus bocas, tapándolas con una tela. ¡Ethan, el magnífico entra para ver el espectáculo!


Sonrisas caídas a pedazos, confianza destruida. Lágrimas, angustia, pánico. Puede escuchar cómo se quejan de dolor por los amarres ajustados de las cuerdas. Si eso fuera visto como un algo correcto para la sociedad, sin duda alguna un acto así sería perfecto para su circo. Pero por ahora, era un show privado para él.


Uno específicamente hecho para todas sus exigencias. Y podía divertirse con él cuantas veces quisiera. La otra...simplemente no llamaba su atención. Le serviría solamente para ser un nuevo fenómeno que la gente quisiera ver en su circo.


Ahora mismo, estaban siendo demasiado ruidosos. Así que con el líquido mágico, mandó a dormir a ambos.


No quería gastar a su juguete nuevo...y por eso mismo no empezaría hoy.


 


...


 


Dormir de esa manera, había hecho que al despertar sus extremidades estuvieran acalambradas. Su rostro estaba húmedo, probablemente porque había llorado. Y había comenzado a llorar de nuevo. Se sentía un total incrédulo. Y además de todo eso, se sentía culpable porque había arrastrado a su amiga a esta situación. Él fue quien insistió en que debían ir, que la pasarían genial. Pensaba en muchas cosas. Ben seguramente estaría demasiado preocupado, la madre de Nastya seguramente también. Tenía miedo por su vida y por la de ella también. No sabía qué era lo que querían de ellos. Pero solía leer en los periódicos que los secuestros jamás terminaban bien. Debía buscar una forma de escapar lo antes posible. Pero había un nuevo problema...al mirar alrededor de la carpa, no veía a la albina por ningún lado. Solo estaba él dentro de ese lugar.


Así que en un intento vano por liberarse y llevado por el miedo de ver que su compañera ya no estaba ahí, comenzó a retorcerse con fuerza. Esperando que de alguna forma eso ayudara a liberar el fuerte agarre de las cuerdas. Pero solo conseguía lastimarse más por tanto movimiento. Además de que sus extremidades acalambradas no le permitían ejercer demasiada fuerza por el dolor. Su rostro se seguía cubriendo por las lágrimas e incluso podía sentir como le temblaba el cuerpo. Tanto como por el temor como por el esfuerzo en vano de su cuerpo.


Y como si las cosas malas se siguieran sumando, había comenzado a sentir que tenía fiebre e incluso tosía algunas veces. Se le dificultaba respirar, más aún porque ese trapo tapaba su boca. Y el resfriado hacía que no pudiera respirar bien con la nariz.


Estuvo buen rato intentando liberarse, pero hubo un momento en el que tuvo que detenerse porque ya no tenía nada de energías. Incluso hasta le había dado más sueño. Cerró sus ojos por unos momentos intentando calmar su respiración. Pero los abrió nuevamente cuando escuchó pasos acercándose, intentando estar alerta.


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Lynn, por otro lado había sido enviado a alimentar a quien estaba en la carpa. Los rumores en el circo corrían como pan caliente. Sabían que Ethan lo había hecho nuevamente. Pero no sabía a qué clase de personas eran las que había secuestrado.


...


Nada grata fue su sorpresa al encontrarse con el chico a quien había dejado entrar. Aún tenía ese estúpido gorro puesto.


...Creía que iba a volver a verlo, pero no de esa manera.


Y no sabía que era lo que iba a hacer.

Notas finales:

Y bien eso es todo, ¿se quedó en suspenso, no es así?

¡Tendrán que esperar al siguiente capítulo para descubrir que seguirá!

Nos vemos en otra actualización. ¡Y gracias por sus reviews, me motivan mucho a seguir" Así que si te diste una leída, por favor, déjame saber que opinas ;D Para saber en qué puedo mejorar.

Sin más que decir, ¡adiós!


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