Los días pasaban y yo no progresaba con Shun, a pesar de que lo intente me era imposible acercarme a él, quizá porque era ¿incomodo? O lo hacía de una manera tan forzada que parecía innecesaria, pero hoy… hoy yo me lleve una gran sorpresa, estaba en el sillón de la biblioteca leyendo, uno de mis favoritos, era un libro que recopilaba leyendas artúricas, adoraba estas historias, fantasía, acción, amor… me había quedado dormido, no me preocupaba varias noches perdía la noción del tiempo quedándome dormido en la biblioteca y despertaba por las madrugadas para irme a la cama, esta vez no fue la excepción a diferencia de una cosa.
Sentía un peso de más sobre mi pecho, abrí mis ojos y los frote con mis ojos esperando que se enfocaran con la tenue luz, solté un bostezo y Shun estaba recargado igual de dormido sobre mi pecho, no pude evitarlo, toque las puntas de su cabezo como si fuesen hilos hechos de oro, es decir temía que alguien me viera… no tenía nada de malo, no lo estaba tocando de manera poco correcta, pero me ponía tan nervioso el tenerlo de esta manera.
Me acomode intentando no despertarlo pero fue inútil, al mínimo movimiento que hice se despertó –Lo siento, no quería despertarte-
-No… Perdóname tú a mí, no debí quedarme dormido… debí haberme ido a acostar cuando sentí los ojos cansados-
-¿Cansados?- no me había percatado pero entre sus manos estaba el libro que estaba leyendo -¿Es lo que creo que es?- Shun miro el libro y lo soltó como si lo hubiesen descubierto hurtando lo más valioso de este mundo
-¡Lo siento! No quería ser entrometido… es solo que…-
-Shun… está bien, no le tomes más importancia de la que se merece – tome el libro -¿Te gustan las historias Artúricas?-
Shun miro apenado al suelo –La verdad es que no conozco muchas… estaba leyendo la primera historia-
-¿Así? ¿Hasta qué parte leíste?-
Shun me miro apenado y en cuanto mis ojos y los suyos chocaron se giró, como si el mirarme fuera malo o prohibido –Algo… de una espada en una piedra… leí que pudo sacarla y que se convertiría en Rey-
-¿Quieres saber cuál es mi favorita?-
-¡Sí!- Shun se emocionó tanto, quizá quería conocerme, pero al instante se sonrojo mirando al suelo de nuevo –quiero decir… si, por favor-
Sonreí y bufe ante las acciones de Shun, me gustaba como reaccionaba ante mi presencia, aunque no tenia de que temer –Bien…- y yo se lo demostraría, me recargue nuevamente sobre el brazo del sillón, abrí mis piernas y acosté a Shun sobre mi pecho –Ponte cómodo… La historia es larga- Shun se sonrojo, pero solo asintió mientras yo buscaba la página de mi leyenda favorita – Aquí esta…-
Me acomode y me prepare para leer -tras muchos años de guerras y batallas, y después de haber conseguido vencer a las hordas invasoras sajonas, el rey Arturo le dijo a su consejero Merlín: «Ha llegado la hora de que tome esposa». Merlín preguntó si el rey ya había hecho su elección; y parecía que la había hecho, pues le habían hablado de una princesa de gran hermosura llamada Ginebra, hija del rey Leodegrance de Cameliard, y se sentía lleno de amor aún antes de haber conocido a la dama- continúe leyendo la historia trataba de como Arturo escogía a Ginebra y mandaba a Lancelot su mano derecha y caballero de más confianza por ella a su hogar, tanto el caballero como la futura reina se enamoraron, pero no quisieron romper la promesa hecha al rey
-Una noche, estos caballeros permanecieron en vigilia en espera de los amantes y, llegado el momento, irrumpieron en la habitación donde yacían. Lancelot escapó, pero los caballeros hicieron prisionera a la reina llevándola ante el rey, con la prueba de su traición. De modo que Arturo se vio obligado, contra su voluntad, a acusarla y someterla a juicio. Ginebra fue encontrada culpable y sentenciada a morir en la hoguera. Pero cuando era arrastrada hacia la hoguera, Lancelot, que mientras se hallaba escondido había recibido noticias del destino que esperaba a su amante, partió a caballo para rescatarla; Arturo desde su balcón al mirar a su amante atada en un poste rezaba, pedía con toda su alma que Lancelot llegase a tiempo para salvarla…-
Shun callo dormido, no me extrañaba estas lecturas y la forma en como estaban escritas también me hacían caer en sueño, cerré el libro y lo avente por ahí, me levante algo entumecido y después cargue a Shun entre mis brazos, pensé que se despertaría como la vez anterior pero no… sus ojos seguían sellados y atrapados por el cansancio.
Salí de la biblioteca esperanzado de que no hubiera nadie en el corredor, afortunadamente solo la oscuridad era testigo del momento que Shun y yo habíamos compartido, lo cargue hasta su habitación, lo recosté en su cama y cuando me dirigía a la salida me lo impidió –Hyoga…-
-¿Te desperté?-
-¿Prometes… que mañana me volverás a leer?-
No pude evitar sonreír –Claro que si…- y justo después Shun callo dormido, lo arrope y acomode sus cabellos, lo vi un momento, se veía tan pacifico al dormir, como si se tratara de un niño que estuvo jugando todo el día fuera y por fin llegara su hora de descansar.
El rubio salió de la habitación del menor apagando las luces tras de sí, Shun dormía con una inmensa paz y con una bella sonrisa en sus labios, la tranquilidad de la habitación se fue, pues recibió una visita inesperada, Perséfone había entrado a la habitación molesta, ¿Él es el dueño de tú amor?... la chica se sentó a la orilla de la cama mientras acariciaba sus finos cabellos -¿Por qué?... en todas nuestras vidas… jamás habías conocido el amor hasta que yo llegara… siempre era fácil llegar y llevarte conmigo… pero esta vez amor mío me hacer esperar…- la menor se acercó al rostro del peliverde para robarle un beso -¿Cuánto tiempo más seguirás espiando?- La puerta de la habitación se abrió y de ella se pudo ver a Shiryu -¿No sabes qué es de mala educación espiar a las personas?-
-¿No sabes que es de mala educación besar a la gente mientras duerme? Y lo que es más irrumpir en un cuarto ajeno sin consentimiento-
-Bueno tú también estas aquí…- la menor bufo divertida mientras soltaba el rostro del menor
-Yo estoy en el corredor y no en la cama de mi compañero-
La menor se levantó y se dirigió al que se encontraba en la puerta -¿Qué quieres?-
-Que te marches-
-Pero acabo de llegar- la chica acaricio los brazos del mayor y le rodeo el cuello mirándolo seductoramente –Y no pienso irme hasta conseguir lo que quiero…-
-¿No amabas a Hades?-
-Por supuesto…-
-Entonces deja en paz a Shun-
La menor rio -¿En qué te afecta?-
-Digamos que es muy importante para mí y no me gustaría verlo con alguien que viene asegurando ser su prometida desde la mitología-
La menor rio -¿No me crees? Está en todas las leyendas nuestra unión, Mi madre y mi prima creen que podrán evitarlo, pero la realidad es que no me remidiere de mi unión con mi señor Hades-
Esta vez Shiryu bufo y la miro retadora –No estés tan segura…-
La menor se molestó y se alejó del azabache -¡¿De qué te ríes?!-
-Pues… que ya sé cómo alejarte de Shun-
La menor se inmuto -¡Imposible! No hay manera-
-Claro que la hay y justamente está en la mitología griega de la que tanto presumes-
La menor le miro confundida y después con completa confianza –Ah… te refieres a eso- esta bufo dulcemente de ser lo que yo creo que es me ira incluso mejor… -Jamás lo encontraran- y después la menor salió huyendo de la habitación
Shiryu camino con tranquilidad hasta llegar a la ventana que estaba abierta y cerrarla con llave, cuando se disponía a abandonar el recinto no pudo evitar el mirar a Shun, se acercó y quiso tocarlo pero se detuvo, no era correcto, no le correspondía de la misma manera y tenía que hacerse a la idea, el azabache soltó un suspiro y acomodo las sabanas del menor cubriéndolo completamente del frio para después salir de su habitación
Hyoga… no sabes cuanta suerte tienes.