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Eraser (¿Necesitas un borrador?) por Sakkura Princess Yaoi

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Notas del capitulo:

Nuevo capítulo, creo que ese será más o menos el período de actualización. De una semana, más o menos. 

 

TONYYSTEVE

Capítulo 2.

 

—Levanta un poco más el codo, eso… no, Tony, la espalda más recta.

—Soy un fabricante de armas Rogers, se lo que hago—Le increpó este. —Déjame. —Tony apuntó el arma al payaso que le sonreía burlándose de él.

Estaban en una feria, de un condado cercano a Nueva York, habían viajado ya que Steve quería visitar a los padres de uno de sus amigos caídos en batalla, y se habían topado con la feria del lugar. Llena de luces, con aroma de hot dogs, y algodón de azúcar.

El millonario intentaba ganarse un enorme oso de felpa, atinando 3 tiros, pero ese era su segundo intento, y seguía fallando uno.

—Estás cosas tienen algún truco, eso es evidente. —Se quejó.

—No es eso, sólo es técnica Stark—El soldado tomó el arma, y pagó por una tercera ronda, se colocó en posición, y apuntó, ante el ceño fruncido de su acompañante, atinó los 3 tiros. Recibiendo el enorme oso de felpa que entregó a Tony.

—Me haces sentir como una chica. —Se quejó.

—Eres una chica linda en todo caso—Se burló un poco Steve, haciendo que el castaño rodara los ojos, y girara, comenzando a caminar, llevando como podía con el gran peluche, que casi media lo que él.

Tony y Steve se habían vuelto muy cercanos, y aunque de momento no habían desarrollado nada realmente romántico entre ellos, o al menos así lo veían. Si habían formado una buena amistad en ese mes y medio de conocerse. El genio faltaba a sus reuniones o se alejaba de su taller por largos períodos, solo para compartir tiempo con el Capitán.

Steve igual, tomaba en cuenta en todos sus planes a Tony, suponiendo que este estaría con él, al comprar entradas para el cine, para el teatro, al pensar en salir a otro estado, siempre le consideraba, y por su puesto le invitaba, poniéndose feliz cuando este aceptaba.

Cómo en esa ocasión, un amigo le había ofrecido acompañarle, pero él le explicó que ya tenía planes con alguien, en realidad aún no le preguntaba nada a Tony, pero sentía que era implícito que este estaría a su lado. Y cómo lo pensó, Tony aceptó  acompañarlo, e incluso fueron mejor en una de las camionetas de la empresa del genio, pues el millonario argumentó que sería lo más cómodo, más si Steve quería llevar muchas de las cosas pertenecientes al soldado en cuestión.

Steve debía admitir que los viajes por carretera con Tony, eran lo mejor, este siempre tenía la manera de hacerle reír, aún con su sarcasmo, además nada era mejor, que verlo fingir tocar la guitarra,  mientras canta a todo pulmón las canciones de AC/DC que sonaban en el auto. Terminando el por hacerle los coros. En definitiva era un hombre fantástico, y Rogers no podía agradecer más, él haberlo interceptado aquella noche para hablar.

 

Después de acabar con los juegos de destreza, decidieron sentarse a comer palomitas, y beber grandes sodas, viendo a la gente y a los niños pasear y correr por todos lados. Era un ambiente sumamente familiar, en el que podía respirarse la tranquilidad, esa de la que Steve hablaba tanto.

Tony siempre había creído que la paz era aburrida, incluso cuando trabajaba necesitaba tener música estridente sonando, para que así pudiera concentrarse de mejor manera, pues el silencio a veces no le permitía pensar. Pero Steve luego le explicó, que el silencio no era lo mismo que la paz, que incluso en el más tranquilo silencio, pueden apreciarse los rasgos de la guerra, que la paz era diferente, era un sentimiento que se respiraba, y te daba tranquilidad.

Tony era un genio, pero le costó comprenderlo, hasta que hizo lo posible por colocarse en el lugar del otro, para poder ver y apreciar de la manera en que este lo hacía. Cómo ahora, entre toda esa gente, entre todos los ruidos y aromas… había paz.

—No me contaste como te fue con los padres. —Le hizo ver Tony.

—Nunca es fácil perder a un hijo, Stark. Estaban muy mal por supuesto, aunque ya se habían enterado hace tiempo, ver sus cosas de esa manera, fue complicado. Quizá debí dejar pasar más tiempo, hasta que estuvieran mejor preparados.

—Tú mismo lo dijiste Capitán. Nunca es fácil perder a un hijo, y por más que pasen los años, las cosas no se harán más sencillas. Cuando algo así pasa, sólo puedes estar tú con tu pensamiento, preguntándote si pudiste haber hecho algo para que eso no pasará.

—Creo que ya no hablamos de los padres del chico.

Tony se encogió de hombros. —Todos pasamos por cosas difíciles. ¿No es cierto?

—Sí, todos lo hacemos—Aceptó Steve.

Tony se llevó un gran puñado de palomitas a la boca, saboreando lo salado, y la mantequilla en ellas, le gustaban las palomitas de allí, muchas más las que hacía de vez en cuando en su horno de microondas, o las que compraban en el cine.

—¿Quieres subir a la rueda de la fortuna?

—No, pero si tú quieres vamos. —Se puso de pie, tomando el enorme oso. A lo que Steve se compadeció del de menor estatura, tomándolo para cargarlo.

—Cuando era niño, me encantaba venir a este tipo de lugares. —Relataba Steve—Mi madre no tenía mucho dinero, pero las cosas no eran muy caras. Podías divertirte con poco—Manifestaba, mientras se subían a la fila para el juego.

—¿Y de adolescente? ¿Llegaste a traer a algún chico o chica aquí?  —Steve sonrió y se sonrojó un poco. —Ya decía que no era tan inocente como lo parece, Capitán.

—Solo un par de veces, en las ferias junto al mar, que se ponen de vez en cuando en las costas. Había entre las chicas principalmente una leyenda, te… te subías al juego que estuviera más alto. Invitabas al chico que te gustaba, y entonces, si era el chico ideal, al estar más cerca de las estrellas, estás harían que el nombre apareciera en tu muñeca, sin tener que esperar—Narró, para luego soltar una pequeña risa.

—¿Y usted lo intentó Capitán?

Steve le miró con una pequeña sonrisa. —Sí, un par de veces, las chicas estuvieron decepcionadas por que no pasó.

—Leyendas urbanas, las estrellas nada tienen que ver, es biología, ya te lo dije, y pronto se va a descubrir la clave.

—¿Descubrirás la clave del destino? —le increpó Steve.

—Suena a un buen eslogan para cuando lo hagamos—Aceptó, avanzando, cuando les dieron el pase, para que ocuparan una canasta.

Steve colocó al enorme oso en el asiento frente a ellos, para quedar juntos del mismo lado.

—Estás algo obsesionado con ello, ¿No crees? —Le preguntó mientras iban subiendo.

—Soy un hombre demasiado curioso, sólo eso. Con grandes incógnitas se hace la ciencia Capitán.

—Y no tiene nada que ver con que nunca haya aparecido un nombre en tu muñeca.

—Tampoco ha aparecido nunca un nombre en la tuya. ¿Por qué tu no estarías preocupado y yo sí?

—No lo sé—Se encogió de hombros Steve. —Solo pienso que las cosas llegan en a su tiempo. —Le miró a los ojos. —Al volver, pensé que las cosas serían diferentes, por un momento no quería hacerlo, porque temía no encontrarme con nada. —Se inclinó un poco a su rostro—Pero te encontré a ti.

Tony contempló los ojos azules, perdiéndose por un momento entre ellos, eran piscinas cristalinas, en las que deseaba sumergirse, era una sensación diferente a la simple atracción que había experimentado antes, era algo cálido que le recorría desde las puntas de los pies, hasta el cabello más fino de la melena castaña.

—Inesperado—Masculló Stark, cerrando la distancia entre sus labios, uniéndose en un beso dulce. Probaron los labios ajenos con curiosidad, descubriendo el dulce sabor que se producía cuando sus bocas se abrían lentamente y sus lenguas cobraban vida.

En un abrir y cerrar de ojos, y sin darse cuenta, estaban abrazados, las manos de Tony se aferraban a los hombros del rubio, y este sujetaba con fuerza su cintura. Las caricias se volvieron más apasionadas, hasta que sus labios ardieron y su pecho necesitó llenarse de aire, se separaron solo para fundirse en un abrazado. Pues Steve necesitaba sentir la calidez del otro, junto a él.

Tony miró a través de su hombro, contempló las luces, la gente que se movía abajo, y se dio cuenta que estaban en la parte más alta de la rueda de la fortuna, del juego más alto de la feria, y en un impulso, miró sus muñecas…. No había nada.

Sin embargo cuando Steve le tomó del rostro y besó de nuevo sus labios, todo otro pensamiento se esfumó de su mente, y se dedicó únicamente a disfrutar aquel momento.

 

-----

La gente se asomó a la calle, era un vecindario bastante pobre de Queens, no de los peores, pero era obvio que a excepción de algunas mafias que llegaron a operar, allí no se veían seguido autos como aquel; el modelo del año de Ferrari, en un brillante color rojo, con diseño elegante y placas personalizadas. El cual estacionó frente a uno de los “mejores” edificios de la zona.

Allí, en las escaleras de entrada al complejo, un hombre rubio y apuesto, ataviado con un caro smoking esperaba, poniéndose de pie, y sonriendo enormemente al ver al conductor de tan exótico automóvil.

Tony Stark descendió con aquella sonrisa de un millón de dólares que le caracterizaba.

—Te luce tan bien, como imagine cuando lo compré.

—Gracias, tú también  luces espectacular, Tony. —Le respondió Steve caminando hasta él.

—Bueno, eso es algo de diario en mí. De hecho creo que no me lo dices lo suficientemente seguido. —Le increpó, siendo callado por un beso, que lo puso contra el auto, comiendo sus bocas de manera lenta y sensual. —Tengo una mejor idea, subimos a tu apartamento, nos olvidamos de este aburrido asunto, y me muestras como te ves solo con esa corbata puesta—Propuso Tony, sujetándole de la corbata, enredándola en su mano.

—Suena muy tentador Stark, pero Pepper nos matara si no llegamos a tiempo. Es la boda de tu mejor amiga, Tony. —Le recordó, haciendo que rodara los ojos.

—Bueno, veremos si sigue queriendo casarse después de que te conozca. Creo que la mitad pide el divorcio al verte. —Le dio un golpecito en el pecho—Al auto Capitán.

—Habla por ti, Stark—Le respondió, subiendo al auto, hubiera preferido ir en su moto, y quizá Tony también, pero había escuchado como por teléfono, aquella inteligente rubia regañaba a Tony, sobre no arruinar nada ese día, parecía una mujer fuerte, y de verdad agradecía que cuidara y se preocupara tanto por Anthony, incluso para exigirle que lo llevara a él a la boda, para por fin conocerse en persona.

—Dime de nuevo, ¿Por qué sigues viviendo en este lugar? —Le preguntó Tony. —Revisé tus impuestos, podrías pagarte algo mucho mejor.

—Mi trabajo…

—Sí, si tu trabajo como profesor de arte y entrenador en esos centros del gobierno. Igual con tu talento podrías conseguir algo mejor, podría conseguirte una audición con el director de la escuela de…

—No lo necesito, Tony—Le interrumpió—No quiero fama, los chicos de aquí me necesitan, con los problemas de apuestas, de pandillas, drogas, están propensos a tantas cosas, pero si logramos canalizar esa energía, ese talento en cosas productivas. Siempre elijo creer que la gente tiene más que ofrecer de lo que aparenta.

—Mira eso, salgo con una buena persona, eso es nuevo para mí.

—Tú también eres una buena persona.

—Claro…

—De verdad lo eres, Stark. No quieres decirlo en público, pero si escucho cuando me platicas de tus proyectos, muchas de las razones de que esos centros existan es gracias a ti, tus proyectos para crear energía limpia, yo sabía que hacía bien…

—¿Hacías bien? —Tony le miraba de reojo, mientras conducía.

—Al elegir creer en ti—Pronunció con unos ojos dulces, que le miraban sólo a él, y que provocaban que Tony pensara que después de todo, si había un lugar y alguien para él en el mundo.

 

—¡Tony Stark! ¡Se supone que debías estar aquí hace 22 minutos! ¡Hace 22 minutos! —La hermosa rubia parecía por primera vez en su vida, fuera de control, caminaba de un lado a otro, con un ligero toque de ira en sus pasos, el vestido y el velo del carísimo vestido, volaban vaporosas a su alrededor, siendo un hermoso y elegante ataque histérico.

—Lo siento, nos detuvimos por unas hamburguesas.

—¡Hamburguesas! ¡Hamburguesas! ¡Es mi boda y pasas a comprar hamburguesas!

Steve solo podía ver con ojos muy abiertos aquella escena, no decidía si parecían una pareja casada desde hace años, o madre e hijo en una discusión. Cuando vio a que Virginia le empezó a faltar el aire, sacó las hamburguesas de la bolsa de papel, y enseguida se la ofreció, haciendo que se sentara, para que respirara con lentitud.

—Tranquila, respira hondo, respira hondo—Le decía Steve, a lo que la mujer obedeció, calmándose poco a poco. Para cuando por fin lo hizo, girarse con una sonrisa mucho más linda al rubio.

—Tú debes ser Steve.

—Capitán Steve Grant Rogers, para servirle señorita. —Se presentó con una sonrisa.

—¡Wow! Eres… de verdad eres cómo Stark te describió—Pronunció Virginia, algo sorprendida, pero con una gran sonrisa, contenta de ver por fin a esa persona que había producido un cambio tan positivo en la forma de ser de su amigo.

—Espero que haya sido de una manera agradable.

—Un militar con el cerebro de un anciano aburrido, en realidad no he hablado mucho de ti. —Pronunció con un pequeño gesto de la boca, tomando la mano de Pepper, para que se volviera a poner de pie—Pepper, luces hermosa. —Se acercó a ella y besó su frente.

—Gracias por estar aquí, gracias por esto, Tony—Le dijo con una enorme sonrisa, ya más tranquila, apretando entre sus manos las del genio.

Pronto una de las damas de honor entró a avisarles que ya era tiempo, por lo que los tres dejaron la etérea habitación del recinto, para ir al sitio de la ceremonia.

Tony entregaría a la novia. Steve se despidió de un dulce beso en los labios del genio, y le indicó que tomaría su lugar.

—¿Lista? —Le preguntó a Pepper, antes de que avanzaron por el pasillo.

—Lista, además… me siento más tranquila.

—¿Tranquila?

—De que quizá pronto te pueda devolver el favor—Le dijo con un guiño de ojo.

Sin embargo, antes de que Tony pudiera decirle algo ingenioso, el piano de la música de entrada comenzó a sonar, y Pepper dio un paso al frente, en ese momento, Tony alzó los ojos, y sólo pudo contemplar los azules de Steve. ¿Cuál era el nombre de su destino?

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero les haya gustado, ya saben, comentarios, críticas, todo es bien recibido! 

Saludos!


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