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Entre lazos por Naotsuki-chan

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Notas del capitulo:

Bien, aqui un nuevo capitulo antes que nada.

 

Anexamos una serie mas 

Charmed es propiedad de Constance M. Burge

Un pequeño baño de color blanco desde la taza del inodoro hasta la cortina que separaba la regadera y frente al espejo, arriba del lavabo, se veía reflejada con el agua bañando su rostro, su respiración agitada y observando sus brillantes ojos azules ser cubiertos por un poco de su rubio cabello. Eve hizo una mueca de confusión, hasta hace unos momentos estaba soñando con monstros pulpos de un ojo, hechiceros y magia. Volvió a echarse agua en el rostro, su madre le hablaba desde la planta baja para desayunar, pronto darían las 8 am y como buena estudiante de secundaria debía asistir a la escuela. Se apresuró en cambiar su pijama rosa por el uniforme azul de falda, saco y la blusa blanca, arreglo su cuarto y bajo a desayunar como todas las mañanas.

De camino a la escuela se sintió rara como si no debiera estar ahí, se juntó con sus respectivas amigas y tuvo la sensación de no haberlas visto en años en vez de solo el día anterior. Durante todo el día se sintió incomoda, un presentimiento horrible la albergo, como si en verdad no debiera pertenecer ahí, en ese pequeño salón. Agitada y haciendo caso omiso de la profesora y alumnos, puesto que estaba a mitad de clase, se levantó y salió del salón, sentía que se asfixiaba. Se dirigió directamente al  lava manos, dejo correr el agua y prácticamente se bañó con ella, era la segunda vez que lo hacía, su rostro casi pegaba con el frio material del lavabo que cuando se incorporó, no se reconoció en el espejo.

 

 

-    Pierdes el tiempo—el joven rubio que se reflejaba en el espejo le hablaba y solo pudo soltar un pequeño grito llevando sus manos a su boca en un gesto de sorpresa.

 

-    Pero que…--sus palabras murieron al ver como el baño desaparecía y el joven rubio con ojos verdes se paseaba de un lado a otro en lo que parecía una sala. Eve no daba crédito a lo que veía.

 

   - Robert debes entender, esto es de suma importancia—una mujer ya entrada en la tercera edad, pero muy bien conservada, con el cabello corto y castaño, los ojos chocolates y vestía un hermoso vestido negro con un chal rojo, se encontraba sentada en uno de los sillones de esa sala. La sala contaba con tres sillones dos largos y uno individual, la habitación estaba rodeada de macetas con diferentes plantas que crecían por los hermosos ventanales con mosaicos de colores que dejaban entrar la luz. Eve se caminó por la estancia notando que parecía un fantasma, los dos ocupantes del lugar no la veian.

 

-    No, Penny no lo voy a entender, te agradezco que hayas ayudado a mi esposa a dar a luz a mi hijo, pero no voy a permitir lo que me dices. – el rubio se detuvo encarando a la mujer.

 

-    Ese niño está en grande peligro, lo están buscando, ya tu esposa pago las consecuencias de no poder concebir otra vez – la mujer le sostuvo la mirada.

 

-    Penny…--no pudo debatir solo se sentó en el sillón frente a ella.

 

-    Lo siento mucho Robert, pero para mantener a salvo a tu pequeño es mejor esconderlo.

 

-    Sé que tu familia y la mía han estado en esto de la brujería por mucho tiempo, yo no la obtuve, pero mi niño…-- el hombre estaba recargado en el respaldo del sillón.

 

-    Él no lo obtendrá, tu hijo es especial pero no por que tenga el don de la magia, si no por ser el guardián de la misma. —la castaña le miraba con una serena expresión.

 

-    ¿Por qué tuvo que ser mi pequeño? –el hombre estaba abatido.

 

-    Tu familia fue la elegida desde hace generaciones – la mujer le sonrió un poco para tratar de relajar el ambiente, pero este se rompió al romperse una ventana. Robert y Penny se levantaron de un salto, los estruendos de los vidrios al caer hicieron eco en la casa.

 

-    ¿Dónde está el guardián? —dos hombres con apariencia animal estaban parados en posición de ataque sobre los vidrios. Penny los detallo bien, altos pelo negro y grueso, ojos rojos garras largas y colmillos pronunciados, ambos vestidos con ropa estilo militar. Rápidamente Robert saco una espada.

 

-    ¡No tocaran a mi hijo!

 

La pelea comenzó, los dos “animales” se lanzaron a atacar, gruñidos, hechizos, estocadas todo eso lo vio Eve en un parpadeo no podía creerlo, la mujer conjuraba hechizos que Eve no podía entender, pero vio que muchos de ellos se dirigían hacia las escaleras, guiada por algo como el instinto y dejando atrás la pelea subió por esas escaleras, hasta detenerse en una de las puestas de madera que suponía era una de las habitaciones. La puerta se abrió dándole a Eve otra imagen, postrada en la cama se encontraba una hermosa mujer de larga cabellera negra, con ojos de obsidiana y vestida en de blanco se veía totalmente agotada, pero en sus labios adornaba una hermosa sonrisa, en sus brazos descansaba un pequeño niño recién nacido.

 

 

-    Es hermoso – una mujer castaña entro en el campo de visión de Eve, la mujer tenía cierto parecido con la que acompañaba a Robert.

 

-    Gracias Patty, por todo –la mujer de blanca piel le sonrió completamente agradecida.

 

-    Rose, no es por agobiarte en este hermoso momento, pero debes saber que ahora corren un gran peligro.

 

-    Lo sé, mi marido me lo advirtió cuando nos casamos, --un suspiro pesado salió de sus labios, sus ojos se posaron en el pequeño que descansaba en sus brazos—Eve, mi pequeño niño, ahora debes ser más fuerte, perdona a estos padres que te tocaron, algún día comprenderás, que todo acto que realizamos es por tu bien...—las palabras se cortaron, Robert entro presuroso por la puerta.

 

-    Rose…--rápidamente se acercó a su familia.

 

-    Ya es hora hija – Penny entro detrás del hombre. – es mejor que comencemos Robert. El solo asintió y se sentó en la cama junto a su esposa e hijo.

 

-    Mi niño, -- beso la frente del pequeño y tomo la mano de la pelinegra. En ese momento las dos mujeres Patty y Penny, se tomaron de las manos y murmuraron lo que a Eve le pareció un hechizo, una luz envolvió al infante y cuando el brillo se desvaneció, el niño se había convertido en una hermosa niña.

 

Eve sintió que era jalada y la imagen que veía se desvaneció, y otra comenzó a generarse frente a sus ojos, sus padres se despedían de las que identificaba como Penny y Patty, en la puerta de esa casa.

 

-    Nos volveremos a ver – dijo el rubio con una leve sonrisa.

 

-    Debes cuidar de tu pequeño Robert –le sonrió la castaña menor.

 

-    Así lo haremos Patty – contesto la pelinegra

 

-    Yo me encargare de entrenar a mi pequeño, --apretando las manos, se sentía impotente.

 

-    Ahora es una niña debe ser tratada como tal—menciono Penny mientras los otros solo asentían y se retiraban hacia el pequeño auto.

 

-    Madre, ¿crees que estarán bien? – Patty llamo la atención de su madre que veía como el auto se alejaba.

 

-    Eso espero – la mujer se veía preocupada.

 

-    ¡Mama! – una pequeña niña de aproximadamente 2 años salía de la sala de la casa—tengo hambre.

 

-    Ya voy Prudence—la castaña se marchó con la pequeña, mientras la mayor veía el final de la calle, el auto de los Baird ya había desapareció.

 

-    Hijos de la magia, si algún día nuestros caminos se cruzan solo espero que sea para bien. Si nos necesitan no duden en buscarnos – al recitar esa última frase Eve vio cómo se volteaba y tal parecía que la podía ver puesto sentía su mirada en su persona.

 

 

En el anexo de la biblioteca se encontraban todos los bibliotecarios, Flynn no podía más con esa angustia, hace cuatro días que Eve no despertaba y no tenían ni la más remota idea de donde se pudieran encontrar el mago más poderoso de la historia, suspirando se paró de la mesa donde todos estaban sumidos en los libros, esperaban encontrar pistas de Merlín, y se dirigió a esa habitación que se había aparecido cuando llegaron a la biblioteca ese día que Eve se quedó dormido. Despacio abrió la puerta de blanca madera y ahí lo vio postrado en una cama con sabanas de seda color rosado, el cuarto se mantenía fresco asi que se acercó para poder taparlo con una de las sabanas, cuando de repente la mano de Eve que tenía libre, puesto que en la otra sostenía el báculo, se posó en el brazo de Flynn. Un sobresalto fue lo que dio el bibliotecario, volteo a ver a su amado quien mantenía los ojos cerrados, pero movía la boca como tratando de decir algo.

 

-    Eve…-- Flynn estaba a punto de volver a acostar al rubio cuando este dio un grito.

 

-    ¡Busca a las Halliwell! —Eve en su mundo de sueños gritaba una y otra vez esa frase, hasta que llego al exterior. -- ¡busca a las Halliwell! – lo dijo una vez más y luego se escuchó un silencio. Flynn quedo atontado unos minutos hasta que entendió el mensaje, aunque no sabía que tenía que ver esas tal Halliwell pero haría lo que le dictaba su corazón, y al ser Eve el dueño de este buscaría a esas personas.

 

 

NORTE DE HOUSTON

En un pequeño restaurante de comida rápida, múltiples patrullas estaban estacionadas afuera del pequeño establecimiento, muchos uniformados caminaban de un lado a otro. Un automóvil, específicamente un Chevrolet impala del 67 de color negro se estacionaba.

 

-    Dean ¿crees que sea ella?

 

-    Esperemos que no Sam…


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