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ROMEO Y JULIETA QUIEREN PIZZA por shiki1221

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Notas del capitulo:

He hecho una página nueva llamada "SNS Shiki´s fics" en facebok de la que dejé enlace en el primer capítulo y también dejaré el link en mi perfil para poder acceder. Quizás algo de allí les llegue a interesar ya que no subo sólo cosas de mis propios fics sino también comparto links de todo tipo de fics  SN/NS/SNS de amor yaoi y wattpad :)

 

 https://www.facebook.com/SNS-Shikis-Fics-2001152886788945/

   

CAP 3: ¿QUIEN ES EL MEJOR?

Entonces… comenzó a hablar despacio el de cabello oscuro—. Si te beso… ¿Me devolverás mi cámara? cuestionó demasiado cerca de los labios del chico de las marquitas en la cara.

Aquellas coloridas flores enmarcaron un cuadro imaginario para los dos jóvenes que se miraban fijamente, sin emitir ninguna palabra, luego de esa última frase que bailaba en la mente del rubio. Sin darse cuenta, el tiempo les robó el aliento a ambos, estando tan cerca, sentían que podían respirar una fragancia que no era precisamente de las flores a su alrededor. Había tanto que inventar juntos y nada que fingir, como atraídos por una fuerza magnética sus labios chocaron inevitablemente por un acuerdo mutuo y silencioso. Sus ojos fueron quienes conspiraron en un encuentro mágico, donde las bocas de ambos, compartieron una savia más dulce que cualquiera que pudiera existir.

Se separaron con una mirada bastante obsesiva por los labios ajenos, como no creyendo lo que acaba de suceder, y aguardaron a que el otro hablara. La sangre se les subía a la cara y no podían romper el mutismo en el que estaban atrapados, era una burbuja que ninguno quería romper por temor a que el hechizo que los mantenía presos en la mirada contraria terminara. Avergonzados se separaron despacio, sin ninguna prisa, el contacto comenzó a extrañarse y ni siquiera habían terminado de pararse del suelo. La repentina timidez que los azotó cambio a carmín el color de las mejillas de los jóvenes.

—Eso… que pasó fue… —comenzó a hablar entre tartamudeos Namikaze.

—Ahh… eso… no te preocupes —contestó el de los ojos noche mirando un punto lejano sin interés.

—Entonces toma las fotos que querías ttebayo —sugirió de manera repentina con los brazos alzados al aire para luego extender la cámara hacia Sasuke.

—Gracias. —Fue la escueta respuesta antes de sostener su preciada cámara.

Hace tan sólo unos momentos sus manos estaban deseosas de fotografiar todo a su alrededor, pero los inquietos pensamientos quedaban a la deriva arrastrándolo al recuerdo del tacto de los labios del rubio. Sus manos sudaban y temblaban como si fueran las de un principiante, los nervios sólo aumentaban teniendo los ojos azules de Naruto clavados en su persona. Mientras que el blondo sólo miraba la cámara para alejar sus avergonzados recuerdos de las palabras que dijo, el beso lo disfrutó, eso es algo que no negaría, mas la duda en su mente crecía. ¿Qué sentía realmente por Sasuke? Estaba enmarañado con lo vivido juntos hasta ahora, su separación hace unos años y los últimos días desde el reencuentro.

Pasearon por el lugar sin verdadero interés en lo que veían, sus ojos enfocaban toda la vegetación en una muda excusa para no tener que mirar a su acompañante. Caminaron durante un largo rato intentando que no se notara su nerviosismo e indecisión ante lo que deberían hacer luego de besarse. Sentados uno al lado del otro, luego de salir de esa parte secreta, miraron a los turistas ir y venir por las partes más llamativas del bosque, ignorando que el paisaje más bello era uno oculto de las miradas superficiales.

—Lo siento ttebayo —dijo repentinamente el de ojos cielo.

—¿Por qué? —cuestionó con duda el azabache—. No has hecho nada malo.

—Pero sí lo hice —afirmó de inmediato.

—¿Cuándo? —cuestionó ladeando la cabeza sin entender que intentaba decirle—. Tú jamás me has hecho nada malo, bueno salvo las bromas e insultos, pero eso era algo mutuo.

—No sé muy bien lo que hice, pero ayer cuando nos vimos aquí, te fuiste corriendo, al parecer, dolido por algo que dije —explicó apenado el de los cabellos rubios.

—Ah eso —le recordó el azabache y entendió de que hablaba su acompañante—. No es nada de lo que debas preocuparte.

—Cuéntame que era eso que te dolió tanto ttebayo.

—¿Sabes qué? —preguntó de forma repentina queriendo cambiar de tema―. Ya es muy tarde, sino mira la hora.

—No tengo reloj ttebayo —respondió de forma simple.

—¿Por qué no tienes uno? —interrogó con extrañeza ante la falta de algo tan básico.

—No me hace falta. —Se alzó de hombros Namikaze—. Mi día a día se limita a iniciar encendiendo el horno de la pizzería y se acaba cuando éste se apaga —explicó mirando hacia la nada con una leve expresión de tristeza y frustración.

—¿En eso consiste toda tu rutina día a día? —preguntó con algo de tristeza el de cabellos oscuros.

—No hay nada más para mí ttebayo —respondió con la mirada gacha por pensar en que, si bien amaba ayudar a su familia en la pizzería, se perdía la oportunidad de descubrir nuevos horizontes.

—Yo… —comenzó a hablar Uchiha intentando cambiar de tema a uno que quizás modificara esa expresión de tristeza—. Creo que reaccioné de manera algo brusca ayer porque creí que te burlarías de mí por haber ido a estudiar fotografía.

—¿Por qué haría algo así? —cuestionó confundido—. Fuiste a buscar tu sueño, ¿verdad? Eso es algo que no muchos se atreverían a hacer —afirmó emocionado y con un tono que a Sasuke le pareció de orgullo.

—Muchas personas dicen que debería haber estudiado algo como abogado, médico o cosas que sean remunerativas y respetadas en la sociedad —explicó sonriendo tenuemente por las palabras anteriores del de las marquitas—. La mayoría al saber que quiero ser fotógrafo se decepciona… como mi familia, por ejemplo —susurró lo último sin intención de causarle lástima o algo similar a su acompañante.

—Eso es ridículo ttebayo —dijo con enojo e indignación el blondo—. Sólo los más valientes persiguen sus sueños sin importar lo que dirán los demás, tus padres deberían estar muy orgullosos.

—A ellos sólo les hace felices que fui a una universidad y que pueden presumir de que estudié en el extranjero —explicó con algo de tristeza en su voz mientras ocultaba sus ojos tras sus negros cabellos—. Ya sabes, para sentirse superiores a tu familia.

—Deberían sentirse orgullosos de que tienen a un futuro fotógrafo profesional reconocido internacionalmente ttebayo —afirmó muy alegre el de ojos cielo tomándolo de los hombros en un intento de animarlo.

—Dobe, no soy reconocido y dudo llegar a serlo —respondió sonriendo divertido por aquellas palabras que llenaban su pecho de calidez.

—Con esa actitud seguro que no —replicó con un puchero—. Tienes mucho talento, lo sé al ver las fotos que has tomado.

—¿Has visto las fotos que tomé? —cuestionó en un tono algo amenazante por sentir que invadieron su privacidad.

—No es como si revisará toda la memoria de tu cámara mientras la tuve conmigo ttebayo —intentó excusarse mientras desviaba la mirada de los ojos negros que lo miraban con desaprobación.

—Usuratonkachi —pronunció con enojo concentrado en esa palabra.

—Te juro que sólo fue la curiosidad —alzó las manos y las movió de forma frenética intentando de alguna manera convencerlo.

—La curiosidad mató al gato —recitó el dicho popular a modo de advertencia.

—Pero tú sigues vivo ttebayo —contestó el rubio señalándolo con el dedo índice.

—¿Y qué hay de ti? —preguntó de improviso Uchiha.

—¿Qué hay de qué? —la pregunta le parecía confusa a Naruto.

—¿No tienes algún sueño o algo? —cuestionó siendo más preciso para que el otro entendiera—. ¿O eres feliz tan sólo trabajando con tu padre?

—Yo tengo un sueño… del que seguramente te reirías —susurró con vergüenza impropia en el de cabello dorado—. Porque hasta yo lo veo absurdo.

—Dímelo —afirmó el de cabello azabache posando su mano sobre la contraria para darle confianza—. Prometo no reírme.

—Está bien —aceptó con un suspiro el rubio y luego tomó aire en un intento de infundirse valor para revelar aquel sueño que mantenía oculto—. Quiero ser el mejor cocinero de ramen ttebayo.

—¿Ya has intentado serlo? —la tranquilidad con la que hizo ese cuestionamiento, sumado a la seriedad y falta de burla, hicieron al Namikaze observarlo extrañado.

—No te reíste —dijo sorprendido con los ojos abiertos al máximo al no ver la reacción que esperó en Sasuke.

—Tú no te reíste de mi sueño. —Se alzó de hombros despreocupado—. Sólo te malinterprete —aclaró Uchiha.

—Me alegra que no te molestaras conmigo ttebayo —dijo con una sonrisa sumamente cálida.

Luego de tantas revelaciones, ambos guardaron silencio, miraron las hojas y flores bailando en el aire cuando se desprendían de los árboles y eran arrastrados por el viento. Sus manos descansaban en la banca que compartían, mas ninguno tocaba al otro, mantenían una distancia corta entre ellos. Fácilmente podrían romper con esa distancia, pero al igual que con sus propios sentimientos, aún faltaba para lograr alcanzar al otro. Sin embargo, por ahora disfrutarían de su momento juntos, las preguntas las guardarían para consultarlas con la almohada. Mientras ellos tenían su pequeña “cita no cita” el menor de los gemelos Uchiha estaba por recibir una visita inesperada.

La chica que siempre visitaba de manera periódica a la familia Uchiha, se acercó hasta la casa de los mencionados. Aquella chica de cabellera larga de color rosa y ojos verdes iba allí con la esperanza de poder aprovechar un día al lado del chico del que siempre estuvo enamorada. Tocó a la puerta unas cuantas veces, esperando ser atendida por Sasuke, pero en su lugar vio a Sai, el gemelo de quien ella buscaba.

—Hola, Sakura-san —saludó educadamente el de cabello negro.

—Hola, Sai —correspondió al saludo que recibió—. ¿Se encuentra tu hermano? —cuestionó con ilusión.

—No, la verdad ni siquiera sé en dónde está —respondió él sin saber dónde se hallaba su hermano en esos momentos.

—¿Sabes a qué hora regresará? —preguntó ansiosa de una respuesta que le diera la oportunidad de pasar el día al lado de Sasuke—. Es que conseguí unos boletos para una película que darán en el cine el día de hoy.

—Desconozco eso —afirmó negando con la cabeza. No tenía idea de lo que hizo el otro y mucho menos cuando planeaba regresar.

—Qué pena —susurró ella con decepción. En un pueblo como Konoha era un milagro tener cine y películas recientes lo era aún más—. Gracias Sai —dijo mientras volteaba dispuesta a marcharse.

—Espera —pidió Uchiha—. Si gustas puedo acompañarte a ver la película.

—¿De verdad? —preguntó volteando a verlo cuando oyó aquella propuesta.

—Sería una pena que los desperdicies —contestó encogiéndose de hombros—. Además hace mucho que no voy al cine.

—Si quieres vamos. —Le sonrió ella, un poco consolada por el ofrecimiento del otro—. Pero te advierto que es una película francesa que toca temas del arte y…

—La filosofía que estructura las diferentes formas de pensamiento que encausan a los expertos a valorar algo como arte o no, ¿verdad? —preguntó Sai únicamente para estar seguro de que su suposición era correcta.

—Sí, justamente de eso va —comentó ella con alegría de que el azabache entendiera de que trataba—. Como Sasuke-kun fue a la universidad seguro tiene gustos muy refinados y altamente intelectuales. Por esa razón escogí esta película, temía que a ti te aburriera nada más ver el título y te molestaras conmigo por mi elección.

—Descuida, yo tenía ganas de ver esa película, pero con tanto trabajo no he tenido tiempo de ir. —Fue la corta respuesta dada con la falsa sonrisa siempre presente en su rostro—. Yo disfruto los temas relacionados con el arte.

—¿En serio? —cuestionó gratamente sorprendida de tener un tema en común del cual hablar con el otro.

—Sí, de hecho, me gusta mucho dibujar y pintar —mencionó por primera vez algo que tenía como un pasatiempo desde hace tanto, pero que tristemente, no tenía con quien compartir su amor por el arte.

—¿Qué tipo de cosas sueles retratar? —preguntó la de ojos verdes iniciando una plática con su acompañante.

A partir de aquella sencilla pregunta, inició una larga y tendida plática que los entretuvo a ambos hasta su llegada al cine. Dejaron los temas y preguntas respecto a su conversación anterior en una pausa para disfrutar de la película. Ambos la vieron sin ningún problema encontrándole puntos de vista que coincidían con los propios y en otros que discernían. Dichos aspectos fueron algo que trataron en una conversación-debate que realizaron al finalizar la película. Para Haruno, la compañía de Sai resultó mucho más grata de lo que llegó a imaginar cuando se ofreció a ir al cine con ella. Era una suerte que él disfrutará de lo mismo, haciendo que aquel día se volviera un poco más placentero, pese a no haber podido ver a Sasuke.

Mientras Sai y Sakura conversaban de la película y algunos temas varios, Naruto y Sasuke seguían en lo suyo alejados de sus familias. Cuando ya habían transcurrido algunas horas desde que llegaron a tomar las fotografías, ambos concluyeron que era hora de regresar con sus respectivas casas. El camino lo hicieron de manera lenta, en una especie de intento por retrasar la inevitable llegada a sus hogares. Ocultándose de las miradas que podrían ser causa de chismes a sus padres, ambos se separaron a cierta distancia de sus casas, con el fin de aparentar que cada uno regresó por su lado y que no estuvieron juntos.

—Ya estoy en casa ttebayo —anunció Namikaze menor al ingresar a su casa siendo rápidamente arrastrado a la cocina por sus padres.

—Mañana es el festival y tenemos una magnífica idea para opacar por completo a los Uchiha —dijo el patriarca de los Namikaze cuando vio a su hijo ingresar a la cocina siendo arrastrado por Kushina.

—¿De nuevo quieren convertirlo en una competencia? —preguntó el menor rodando los ojos

—Es necesario. —Fue la respuesta de la pelirroja—. Así que tendrás que ayudar en la cocina ttebanne.

—Uff. —Fue el simple suspiró de Naruto al saber que esa noche probablemente tendría que desvelarse.

Pese a la negativa interna que tenía el de las maquitas, no dejó de sonreír mientras trabajaba junto a sus padres. Siendo un festival tan concurrido, seguramente hallaría la manera de encontrarse “accidentalmente” con Sasuke. No tenían ningún tipo de acuerdo para volverse a ver, pero el festival serviría como una buena excusa. Algo similar estaba ocurriendo justo en ese momento en la residencia vecina a la suya.

La situación era idéntica a la que estaba viviendo el único hijo de Minato, sólo que esta era vivida por Sasuke. El mencionado nada más ingresar a su casa se encontró siendo arrastrado a la cocina, tal y como su gemelo lo fue al regresar de su salida con Sakura. Ambos hermanos estaban en la cocina ayudando a sus padres por mandato de estos.

—Mañana es el festival y como de costumbre debemos vencer a los Namikaze —exclamó Fugaku como si se tratara de un grito de guerra—. Mi idea es tan buena que resulta única e insuperable —afirmó con orgullo mientras Mikoto lo celebraba y sus hijos suspiraban con aburrimiento.

No podían replicar cuando su padre se ponía en ese estado tan obsesivo por la victoria contra su vecino. Por lo que no había más opción que resignarse a que esa noche no dormirían hasta que la idea alocada de su progenitor se viera realizada. Aun así, ninguno de los gemelos tenía realmente algo de que quejarse, habían tenido un buen día y no dejarían que su buen humor se fuese por culpa del odio de su padre contra el vecino.

Al día siguiente en el festival anual de Konoha todo el pueblo se reunía para celebrar y ver el espectáculo que montarían todos los locales, en su intento de promocionarse; dado que todos aprovechaban la alta cantidad de turistas o visitantes de pueblos cercanos que los visitaban para asistir al evento. El mayor misterio era que harían aquellas familias rivales, ya que siempre sorprendían más que cualquier otro por las locuras que se montaban para captar la atención de todo el pueblo y dejar en ridículo a su rival.

—¡Este es nuestro año! —aseguró el patriarca de los Namikaze—. Nuestra original idea conseguirá que todos nos adoren —comentó lleno de confianza Minato.

—Papá, sé que el negocio no va en la mejor época, por eso invité a un viejo conocido que a pesar de ser un pervertido, tiene una cadena de pizzerías muy conocida ttebayo —dijo Naruto con una sonrisa para su padre.

—Muy bien hijo —felicitó complacido el mayor—. Ahora llevemos esto para prepararnos.

Esas fueron las últimas palabras que ambos intercambiaron antes de poner en marcha todo lo que planearon durante la noche para conseguir más clientes. El lugar que fue reservado para los Namikaze tal y como era costumbre se encontraba al lado del de sus odiados vecinos. Ambos hombres se veían sumamente confiados de sus respectivas “obras maestras” para el festival, estaban orgullosos del esfuerzo que las respectivas familias pusieron juntas durante toda la noche para conseguir el resultado que deseaban. Tanto la familia completa Namikaze y la de los Uchiha esperaban cerca, observando como los respectivos jefes de familia, daban su pequeño discurso para presentar su trabajo.

—¡Amigos y vecinos! —gritó Minato buscando captar la atención de quienes caminaban cerca de allí.

—¡Estimados vecinos y muy queridos amigos! —gritó con fuerza Fugaku buscando causar agrado a quienes lo oyeran.

—Maldito Uchiha —susurró entre dientes el rubio mayor de los Namikaze.

—Púdrete Namikaze —dijo Fugaku manteniendo una sonrisa falsa y forzada, deseaba evitar que los interesados viesen el odio que quería demostrar por su vecino.

—Les presento mi obra maestra —exclamaron al mismo tiempo descubriendo su trabajo de toda la noche—. La torre inclinada de pizza.

Fue cuestión de segundos que notaran con furia que su enemigo jurado había creado una obra similar a la suya. Al quitar el mantel con el que cubrieron sus creaciones notaron que en ambos casos se observaba lo mismo: una enorme torre de pizzas de diversos tipos, ligeramente inclinados por la diferencia de tamaño entre unas y otras. Ellos, en sus pensamientos, sólo podían entender que les habían “robado” la idea, ya que no querían creer que pensaban de manera similar.

—¡Me robaste la idea! —se reclamaron sin importarles los ojos curiosos de todos mirándolos.

Una nueva disputa inicio a causa de esta revelación, una que consiguió ser el centro de atención de los curiosos. Los familiares de ambos estaban en una disyuntiva respecto a qué hacer, las esposas, como damas que se suponía que eran, guardaron compostura e intentaron separar a sus maridos de la batalla de insultos que estaban montando. Mientras que los hijos se dispersaron en distintas direcciones, tanto Naruto como Sasuke deseaban saludarse, pero hacerlo en ese momento era una mala idea. Por lo tanto, debían pasear un poco para que cuando chocaran “accidentalmente” no se notara que ellos así lo deseaban. Mientras aquella lucha seguía y los hijos paseaban, un visitante muy curioso arribaba al festival.

En la entrada de la plaza, donde se llevaba a cabo el mencionado evento, llegaba un extraño hombre de cabellera blanca, se le veían varios años encima, denotando su estadio como persona de la tercera edad, contradiciendo esa sonrisa pícara y traviesa que lo hacía parecer un chiquillo a punto de hacer alguna travesura. El anciano caminó por la entrada observando a las hermosas chicas que paseaban por allí, se les acercaba coqueteando como si fuese un conquistador y todo lo que recibía eran cachetadas e insultos de parte de ellas.

Al tener a su padre peleando y no poder acercarse a Sasuke, momentáneamente al menos, Naruto fue a recibir a su viejo conocido. El menor de los Namikaze observaba entre resignado y divertido como el anciano trataba de ligar teniendo éxito nulo. Sacudió su cabeza con una sonrisa antes de acercarse hasta el hombre de cabellos canos. El anciano de nombre Jiraiya, vio al rubio acercarse y él mismo caminó a su encuentro. Al fin se encontraba con el rubio que conoció tiempo atrás.

—Hola mocoso, tiempo sin verte —saludó alegremente el anciano.

—¡Ero-sennin! —respondió al saludo con una gran sonrisa en su rostro—. Te estaba esperando ttebayo —dijo con algo de reproche en su voz.

—Me distraje en el camino con unos asuntos importantes —se justificó el de cabellos blancos alzando las manos.

—Seguro acosabas mujeres, pervertido —afirmó mirándolo fijamente reflejando sus sospechas sobre la razón por la que se había retrasado.

—Cierra el pico y dame una probada de la pizza de tu familia que tanto presumes —regañó con falso enojo intentando que la atención se desviará de sus hábitos.

—Ve a nuestro puesto de la feria —señaló el camino muy emocionado por mostrar la especialidad de su familia—. No te arrepentirás ttebayo.

—¿No me llevarás personalmente? —cuestionó Jiraiya con algo de confusión al verlo con intenciones de alejarse de él, luego de tan breve reencuentro.

—Tengo cosas que hacer —afirmó Naruto con algo de prisa, él había visto a Sasuke caminando solo, debía aprovechar para hablarle—, pero te aseguro que no te perderás.

—¿Cómo llegaré? —casi grito viendo al rubio comenzar a caminar.

—Sólo debes preguntar por la mejor pizza del pueblo y cualquier persona te llevará con mi familia. —Fue lo último que dijo antes de alejarse en busca de su vecino.

—¿De verdad son tan conocidos? —preguntó el anciano observando al rubio con una sonrisa.

—Nuestra combinación de quesos es única, te aseguro que quedarás fascinado ttebayo —gritó Naruto estando a cierta distancia de aquel viejo conocido.

Mientras los Uchiha se preparaban por su lado para seguir adelante con aquella venta de pizzas que por poco fue frustrada por el robo de la idea que tuvieron. La discusión cesó en una tregua silenciosa, sabiendo que tenían mejores cosas que hacer que discutir con su vecino, la intervención de ambas esposas también fue de ayuda para tal logro. Teniendo todo medianamente arreglado el matrimonio comenzó a vender, hasta que entre sus clientes apareció Sakura.

—Hola, señores Uchiha —saludó la joven cordialmente—. ¿Saben dónde está Sasuke-kun?

—Hola, Sakura —saludó la señora—. No sabemos, él fue a pasear y no tenemos idea de donde podría estar.

—Ya veo —susurró ella con un tono de desilusión en su voz—. En ese caso si lo ven díganle que lo espero en la rueda de la fortuna —se despidió ella tratando de sonreír, yéndose al lugar que mencionó.

—Por supuesto que lo haremos —afirmó Fugaku viéndola marcharse.

—Es una pena que nuestro hijo sea tan tímido que no le pide que sea su novia —suspiró resignada la mujer de cabello oscuro.

—Pues debería —concordó su esposo—. Ella es una gran chica, harían buena pareja.

—Lo sé, querido, pero nuestro Sasuke se niega a hacerlo. —Le recordó Mikoto con pesar sabiendo que sus ilusiones de poder tener una buena nuera se frustraban por la actitud de su hijo mayor.

—Quizás sólo necesite un empujón —comentó Fugaku en tono pensativo dejando por un momento de acomodar las pizzas que ubicaba a la vista en su puesto.

—¿Qué quieres decir, querido? —interrogó su esposa, no entendiendo que se proponía su esposo.

—Ya verás —dijo él mientras preparaba un canolli al cual le introdujo un anillo—. Con esto todo se solucionará —exclamó con orgullo mirando el alimento preparado.

—Querido, ¿por qué traías un anillo? —cuestionó Mikoto nuevamente mirando con curiosidad lo que cocinó su esposo.

—Pensaba en decirle a Sasuke que se le declare a Sakura aprovechando el festival, pero como es tan tímido lo mejor será que lo haga de manera indirecta —explicó mirando cariñosamente a su esposa.

—Qué gran idea —felicitó ella juntando las palmas de sus manos—. Además será aún más romántico.

—¿Verdad? —preguntó él confiado en que su idea solucionaría la “timidez” de su hijo.

—Sí, me recuerda a cuando te me declaraste —dijo de manera nostálgica recordando aquellos días de su juventud—. Ahora entiendo porque usaste una copa de champagne para poner el anillo de bodas —comentó con gracia haciendo avergonzar a su esposo.

—No era timidez en mi caso —replicó mientras se aclaraba la garganta y cubría su sonrojo—. Iré a darle esto a Sasuke, cuida un momento de nuestras ventas.

—Claro —respondió ella con una sonrisa

Fugaku recorrió parte del lugar, suponía que sería difícil dar con su hijo, pero por suerte no tardó demasiado tiempo en encontrarlo. Una vez que localizó a quien buscaba se abrió paso entre todas las personas tratando de llegar lo más rápido posible antes de que se les perdiera de vista. Lo abrazó del cuello atrayéndolo hacia sí para que no se escapara y oyera lo que tenía que decirle.

—Papá, lamento haberme ido de nuestro puesto enseguida regreso y… —comenzó a explicar Sasuke temiendo una reprimenda de parte de su padre al haberse ido repentinamente.

—No te preocupes por eso, aprovecha el festival y diviértete —afirmó Fugaku causando desconcierto en el menor, quien preveía una frase de regaño.

—¿En serio? —preguntó Sasuke con duda de que se estuviera equivocando en lo que le decía.

—Sí, pasalo con Sakura y entrégale esto a ella —dijo su padre extendiéndole el canolli enrollado en una servilleta.

—¿Por qué yo? —preguntó intentando no demostrar su molestia.

—Sólo hazlo —alentó el mayor—, seguro que no te arrepientes —afirmó con una gran sonrisa.

Dejándole con aquel mandado por hacer, Fugaku se retiró para volver a su puesto para ayudar a su esposa. El azabache prefirió dar vueltas por la feria ignorando, la orden/petición de buscar a Haruno, pero sabiendo que si no hacía lo pedido lo reprenderían buscó con la mirada a alguien que pudiera hacerlo por él. No encontraba a quien dejarle aquella tarea. Sin embargo, al ver a su gemelo decidió aprovechar al divisar a Sai comprando libros usados en uno de los puestos cercanos y decidió pedirle a él que le entregara a Sakura lo que le pidió su padre. Se acercó rápido hasta él y lo jaló del brazo para que dejara de mirar los libros.

—Dale esto a Sakura —dijo a su gemelo dejando el canolli en sus manos.

—¿Por qué? —preguntó con su falsa sonrisa sosteniendo aquella comida.

—No sé —respondió Sasuke rodando los ojos—. Nuestro padre quiere que se lo des.

—De acuerdo —accedió resignado sabiendo que si su padre dio la orden no podía contradecirlo.

Una vez que Sasuke logró deshacerse del recado que le encargó su padre continúo recorriendo el stand que todos los del pueblo armaron para ese día tan especial. Miraba todo como si fuera un turista más, buscaba cuales serían las cosas nuevas y cuáles serían las que le producirían melancolía por su vida allí. Su recorrido se vio detenido cuando un hombre de aspecto extraño, a su parecer, se le acercó.

—Disculpa jovencito —llamó suavemente tocando su hombro—, pero estoy buscando la mejor de las pizzas de este lugar.

—Si quiere probar la mejor de la mejor sólo sígame —invitó al señor mayor a seguirlo.

Uchiha guio al de cabellos blancos al puesto de su familia mientras conversaban tranquilamente acerca de algunas pequeñas atracciones y encantos que tenía aquel pequeño pueblo. Mientras ellos llegaban a que probara la pizza de la familia Uchiha, Sai se encontró con Sakura para entregarle aquel canolli cuyo contenido les daría una sorpresa a ambos.

Naruto se la pasó buscando al Uchiha entre la gran cantidad de personas, para su mala fortuna no tuvo éxito en hacerlo. Se desánimo bastante al no poder conseguir aquel encuentro “accidental” que estaba intentando lograr. Al no encontrar a Sasuke por ningún lado, se decidió a volver con su padre para ver la expresión de Jiraiya al probar el orgullo de su familia. Cuando llegó a donde debía estar Jiraiya no tardó demasiado en darse cuenta de que no estaba allí. Preguntó a sus padres para que le contaran que era lo que opinó el anciano, empero se llevó una sorpresa al oír que ellos no recibieron la visita de ningún cliente con la descripción que daba su hijo. Salió a buscarlo en la feria tardando poco en divisar como el hombre mayor estaba coqueteando con unas mujeres.

—¡Al fin te encuentro! —gritó para llamar la atención del mayor—. ¿Probaste la pizza?

—Si —afirmó acercándose al rubio—, pero la combinación de quesos no fue la gran cosa —dijo en tono de decepción ante las altas expectativas que se hizo al oír como el de ojos azules presumía tanto eso.

—¿Cómo? —preguntó con una expresión de auténtico desconcierto.

—Pero debo admitir que me fascinó su salsa de tomate —dijo con una sonrisa recordando el excelente sabor.

—Ven conmigo —afirmó Naruto tomando su mano para guiarlo.

Naruto caminaba apresurado sin entender, ¿cómo si sus padres no habían visto a Jiraiya, éste juzgó la pizza de su familia? Fueron inmediatamente hasta donde estaban sus padres y le dieron a probar de su propia pizza, quería salir de las dudas que lo carcomían. La mezcla de los quesos que hacían en cada pizza era insuperable, para él era impensable que su pizza no encantara a quien la probara. Jiraiya notó que el puesto al que iba era diferente al que visitó cuando el chico de cabellos negros lo guio. Calló aquella notoria diferencia y simplemente comió la pizza que le ofrecían, la diferencia entre ambas pizzas que probó en tan sólo unos instantes se hizo notar.

—Esta pizza tiene un queso espectacular —felicitó complacido de ver que Naruto cumplía su palabra de sorprenderlo con el queso.

—Oh Jiraiya-sama. —Oyeron la voz de Fugaku quien pasaba “casualmente” por allí junto a su esposa y su hijo mayor—. ¿Cuándo firmará el contrato con nosotros por nuestra pizza?

—¿Qué haces metiéndote donde no te llaman, Uchiha? —preguntó Minato con enojo.

—Oh aquí está el jovencito que me dio a probar su magnífica pizza —dijo Jiraiya mirando a Sasuke frente a él.

—Sasuke —susurró Naruto dolido y molesto al notar que fue él, justamente él, quien había guiado a Jiraiya lejos de donde estaba su familia.

—Yo… —quiso hablar Sasuke al notar la expresión de Naruto, pero fue interrumpido.

—¡Muy bien hecho, hijo! —felicitó Fugaku notando que su hijo mayor había conseguido robarle un cliente a su enemigo jurado—. Por eso eres mi más grande orgullo, nos trajiste un cliente muy importante.

—Es cierto, el señor preguntó por la pizza que era la mejor de la mejor y obviamente esa es la nuestra —afirmó con orgullo Mikoto.

—Eres una creída ttebanne —dijo con molestia Kushina al ver el descaro de su vecina.

—¿Con quién hará el contrato, Jiraiya-sama? —preguntó Minato esperando que su pizza fuera la elegida por sobre la de su rival.

—Bueno… —meditó el anciano meditando por breves momentos—. Luego de probar ambas pizzas me doy cuenta de que ambas son muy buenas.

—Pero elegirá la nuestra, ¿verdad? —cuestionó el patriarca de los Uchiha―. Fuimos los primeros que le dimos a probar la pizza.

—Fue Naruto quien lo trajo hasta aquí después de todo —intervino el mayor de los Namikaze.

—Verán, la pizza de ustedes tiene una cubierta de queso inigualable, pero la de los Uchiha tiene una salsa que jamás en mi vida probé —explicó mirando a quienes le preguntaron por el destino del contrato.

—Entonces, ¿qué sucederá? —Esta vez fue Naruto quien hizo la pregunta.

—Yo quiero la mejor pizza de todas —afirmó Jiraiya mirándolos con una sonrisa—. Por eso dentro de un mes volveré a pedirles una muestra de sus pizzas, quien tenga la mejor salsa y el mejor queso tendrá un contrato conmigo —explicó mientras se levantaba para salir del lugar.

—Me parece bien —asintió Minato—. Prepárate, Uchiha —advirtió con una sonrisa de prepotencia.

—Los destrozaremos, Namikaze —aseguró Fugaku alejándose de allí junto a su esposa e hijo.

Si tan sólo pudiera regresar el tiempo, reescribiría aquel episodio donde el silencio fue el engaño más violento que pudo cometer Sasuke, al no desmentir un malentendido traducido a traición. La expresión en el rostro del hijo del matrimonio Namikaze mostraba aquella emoción a la que tan acostumbrado estaba: decepción. Mas jamás la había recibido de su parte y eso era lo que calaba más hondo en su herida. Estando sus padres presentes y con una competencia avivando la rivalidad ya existente, cruzar palabras sería imposible. Ambos callaron y guardaron mutua indiferencia pese a la tristeza que sentía Naruto creyéndose engañado por Sasuke para sacar ventaja y arruinar a su familia y Sasuke sintiendo que hirió sin intención a quien quería llamar amigo. Fue un momento de separación y distancia puesta por ellos mismos.

 

CONTINUARÁ…

 

Notas finales:

Hoy subiré todos los capitulos que faltan de este fic :D


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