Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Destino por Kim Usagi

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holaaaaa!!!

 

No se emocionen mucho, estoy bajando el capítulo de mi cuenta de wattpad así que por eso actualizo tan pronto. Aún así disfruten este episodio, la vida desde el punto de vista de Yuuri.

Segunda misión. Donde Yuuri relata lo que le pasó cuando llegó al Child Shelter, conoció a su mejor amigo, y decidió qué haría de su vida.


Muchas veces se preguntó si acaso sus papás lo seguían buscando. Tenía tres semanas en el Shelter, lugar al que lo habían llevado los Cascos Azules después de conocer a Víctor. Ya había pasado su celo, así que podía pensar en todo con claridad... esa sensación quemante... le habían llamado "celo"... por supuesto que sabía qué era... lo que no esperaba era pasar por él tan pequeño.


Sus clases de sexualidad en la primaria siempre fueron muy claras. Al menos sobre los géneros. No había logrado asistir a su examen médico para determinar su género, ya que ese día habían salido de viaje al extranjero. Sin embargo, si algo tenía claro es que no debió pasarle tan pronto. Le había dado un susto de muerte también su primera menstruación. Aún la estaba padeciendo pero era menos abundante que los primeros días.


Ese día lo incorporarían a las clases de inglés. Era necesario perfeccionar el idioma para poder tener clases regulares. Mientras viajaba con sus padres y su hermana tenía sus clases en línea, por lo que no se había preocupado por aprender más allá de lo básico.


Está de más decir que el primer año de su estancia fue terrorífico. Cuando llegó noviembre y cumplió los once años empezó las clases de defensa personal. Todos los omegas en el shelter estaban obligados a aprenderlo, ya que eso les daría oportunidad de escapar en dado caso de un ataque.


Sin embargo algo le preocupaba. Todos los niños tenían a un amigo ya con el cual hacían pareja. Él y al menos ocho niños más de diversas nacionalidades compartían el lugar. Todos con sus historias. Se llevó una sorpresa al saber que todos los niños habían ido ahí por voluntad propia y no eran niños extraviados o violentados, como había sido su caso.


¿Acaso esa era la razón por la cual estaba solo? ¿Podría corromper a los otros niños con su fea experiencia?


No lo entendía. Y no podía evitar llorar por las noches, cuando se sentía solo, y recordaba a sus amigos de la escuela, donde quería llegar a casa y ser mimado por su mamá, alentado por su papá, o tan siquiera molestado por su hermana mayor. Los quería, los extrañaba.


Era el único que tenía una habitación para él mismo, ya que los demás compartían cuarto.


Había pasado un mes más. Cuando de pronto fue llamado a la dirección por su maestra.


- Yuuri... toma asiento –le ordenó tan pronto el niño fue entrando –tengo varias noticias que darte.


- ¿al fin encontraron a mi familia? –rogó con los ojos.


- De eso quería hablarte –Yuuri tomó asiento. Esa mujer podía ser muy estricta, sin embargo siempre mostró un gran respeto por cada uno de sus alumnos, y les enseñaba con paciencia.


- Minako -sensei... -el niño le miró -¿acaso ya no me quieren con ellos? –comenzó a llorar.


- No, Yuuri... no es nada así. Primero que nada, debes saber que tus padres te aman con todo el corazón... pero no podrás volver a verlos.


- ¿q-qué quiere decir? –sentía el corazón quebrársele -¿algo les pasó?


- Yuuri... ¿qué recuerdas exactamente de ese día?


El niño cabello de noche hizo memoria. Recordó el día en que había sido separado de sus padres.


Los Katsuki habían ido a pasar unas vacaciones a las playas de Marruecos, con motivo del aniversario de bodas de los padres. Eran una familia de humanos primarios muy amorosos, que según su forma de ver las cosas, importaba muy poco si sus hijos eran primarios o subs, mientras fueran felices los amarían por sobre todas las cosas, por lo que los exámenes físicos de determinación de sexo aún no los habían realizado para ninguno de sus dos hijos. Mari, la hija mayor, era una muchacha de trece años, que no había presentado ningún comportamiento de alfa un omega, y Yuuri aún era muy pequeño para determinar su sexo.


Sin embargo, todo cambió una tarde. Iban todos en un transporte público cuando estallaron los conflictos territoriales en aquél país. La camioneta en la que iban fue detenida y todos los niños y adolescentes separados de sus papás.


Él recuerda haberse aferrado a su hermana cuando fueron metidos en otra camioneta. Al parecer lo drogaron porque despertaría tres días después, en otro lugar y sin su hermana a su lado.


Recuerda haberse puesto de pie, y descubrir que estaba en la cabida de un camión, con otros niños que oscilaban su edad, pero que también estaban desorientados sobre el lugar que estaban.


Parecía ser que él era el único despierto en su totalidad, por lo que comenzó a explorar. Escuchó voces adultas hablar, sin embargo no entendía el idioma que hablaban. Buscó una vía de escape sin éxito, se sentía atrapado, tenía hambre, frío y estaba asustado.


Sintió cuando la camioneta se detuvo, y cerró los ojos para hacerse el dormido. Intentaría escapar en cuanto pudiera.


El resto lo recuerda como escenas veladas. Recuerda haber intentado escapar de los hombres que los tenían cautivos, por lo cual recibió una paliza tremenda. Después recuerda haber sido vendado de los ojos, pero sentía que estaba frente a muchas personas que hablaban muchos idiomas desconocidos. También recuerda haber sido tomado nuevamente y ahora estar en un cuarto húmedo, y le daban de comer muchas cosas desagradables. Lo peor fue cuando le dieron unas pastillas que lo hincharon.


De ahí sus recuerdos eran difusos. Recuerda una puerta abierta, y salir corriendo a pesar de que hacía un frío mortal y sólo tenía encima una cobija. Recuerda correr como alma que lleva el diablo y dirigirse a un lugar donde estaba cálido... hasta que unos tipos lo encontraron.


Y lo recuerda a él. Al chico de cabello de luna. Aquél que lo salvó.


- Bien Yuuri... me temo que no te tengo buenas noticias –Minako lo sacó de su ensimismamiento –creo que es mejor darte a conocer las noticias a que sigas esperando por ellas.


- ¿qué quiere decir? –Yuuri miró directamente a su maestra.


- Yuuri-kun... me temo que tus padres fueron asesinados. Intentamos recuperar sus cuerpos pero me temo que fueron incinerados. Lo sabemos porque recuperamos unos videos donde vimos cómo fueron finados. La organización que te secuestró a ti y a tu hermana son de una red del bajo mundo dedicada a la trata de blancas. Además, secuestran niños de alrededor del mundo para meterlos a sus ejércitos. Los separan de sus familias y les lavan el cerebro, los convierten en armas asesinas.


- ¿y mi hermana? –el labio le temblaba, bien, sus papás estaban muertos, eso no lo podía evitar.


- Aún no sabemos nada de ella. Es una de las mayores incógnitas. Yuuri ¿sabes si tu hermana ya tenía su género definido? Eso nos ayudaría a rediseñar la línea de investigación.


- No... mis papás nos enviarían a los dos para hacernos el examen al mismo tiempo, pero nos fuimos de viaje.


- Nuestra principal sospecha es que la hayan llevado a prostituirse... pero tal vez, en dado caso de ser una alfa, es posible que la hayan reclutado para el ejército.


- Mari... -el recuerdo de su alegre hermana le inundó la mente, ahora sí, derramando todas y cada una de las lágrimas que no había podido sacar hasta ese momento.


- Yuuri-kun... actualmente estás en este centro de protección, pero cuando cumplas los catorce tendrás que hacer una elección. Quedarte aquí y ayudar a la organización o ir al mundo.


- ¿elección?


- Así es Yuuri. Hasta ahora estás recibiendo educación básica, de autodefensa y control de tu estral. Pero Yuuri, tu educación puede ir más allá. Normalmente no hacemos este tipo de propuestas a los demás alumnos pues sus papás no lo permiten. Pero aquí no tenemos a alguien quien responda por ti –su maestra era clara, nunca le había mentido –lo que se te ofrece a continuación Yuuri, es una educación avanzada.


Aprenderás más artes de defensa, además de ataque, de forma que tu celo no sea más una debilidad. Aprenderás a usarlo en tu propio beneficio. A controlar a los demás. Necesitamos a alguien que sea capaz de dominar su celo a su favor.


Pero, sobre todo Yuuri-kun... debes saber que le interesas a la organización por dos motivos principales. Porque en definitiva creemos que tu hermana sería un incentivo para unirte, porque la quieres buscar, y en segunda porque le interesas al hijo del mariscal ruso.


Quizá no lo sepas, pero aquél joven que estuvo contigo es hijo de Alejandro Romanov. Él tiene a su mando del ejército pero no están interesados en temas de tráfico de personas. Y si puedes convencer al hijo de que nos brinde su apoyo, es posible poder entrar en territorio ruso, donde creemos que se encuentra la base de la organización.


Yuuri escuchó atentamente la explicación de su maestra. Aunque no se lo hubiese propuesto lo habría aceptado. Ahora no tenía algo que perder realmente, y sí tenía algo que recuperar. A su hermana.


Accedió a ser parte de la organización de búsqueda y recuperación. Aunque no le hubiesen dicho, si tenía la posibilidad de encontrar a su hermana con eso tendría todo el motivo del mundo.


Minako entonces le dirigió nuevamente a su habitación. Se le dio la nueva lista de horarios y pronto se vio involucrado en clases más especializadas, donde le enseñaron artes marciales, medicina preventiva, curación, métodos de escape y computación.


Su mente de once años había abandonado su antigua condición indefensa, pues ahora tenía un objetivo.


El nuevo entrenamiento no era fácil, nada de ello.


Era exhaustivo, y muchas veces doloroso. Pero adoraba ver resultados cuando lograba dominar bien un movimiento, o cuando lograba comprender antes que sus compañeros algún ejercicio de informática mucho antes que sus compañeros.


Pero seguía sintiendo esa soledad que no le gustaba. No era bueno haciendo amigos, y ahora realmente no estaba interesado. Pero cuando tenía ganas de llorar, quería por lo menos ser capaz de poder expresar sus miedos e incertidumbres.


Fue una noche helada de febrero donde escuchó movimientos en los pasillos del Shelter. Todos los demás niños asomaban su rostro por las puertas de las habitaciones mientras veían a los maestros correr hacia la sala de enfermería.


Minako le mandó a llamar con miradas. Eran el tipo de situaciones a los que Yuuri debía comenzar a acostumbrarse.


Las llegadas de nuevos niños con celo.


Yuuri había sido el último en llegar desde hacía dos años, así que no sabía qué hacer en casos como esos, por lo cual debía aprender todo lo posible.


En brazos de una primaria se encontraba un niño que era más o menos de su edad, moreno, ojos oscuros y cabello oscuro. Sangraba del cuello y su cara afiebrada daba signos de un celo entrante.


Lo marcaron.


Yuuri fue ordenado a limpiar al pequeño, tendría que usar sus feromonas para tranquilizarlo, y hacerle sentir en confianza. El moreno se aferraba a los brazos de la primaria como si su vida dependiese de ello. Y también la mujer no daba señales de querer dejarlo con nadie.


Se recordó a sí mismo cuando había sido rescatado por Víctor. A diferencia de que él no tenía impregnado ningún aroma a sexo y sangre.


Lo habían violado.


Yuuri usó sus feromonas para atraer al niño con él, y con su ayuda pudo acostarlo en la cama y comenzar a curarlo. Tenía una salvaje herida en el cuello, sangraba aún pero en su mayoría ya había cicatrizado.


Comenzó a platicar con él, de la misma forma que recordaba que Víctor lo había hecho.


- M-me llam... me llamo Pichit Chulanot, soy de Tailandia... y tengo d-diez años...


- Hola Pichit, yo soy Yuuri –se presentó el mayor –soy... era de Japón... tengo doce –le sonrió dulcemente –dime Pichit ¿te puedes poner de pie por ti solo o necesitas ayuda?


- ¿a dónde iremos? –preguntó asustado.


- No te asustes, necesitamos lavarte antes de hacerte la curación, creo que te vendrá bien.


- N-no puedo... me duele la cadera.


Yuuri apretó los dientes cuando ayudó al niño a desvestirse. Tenía moretones y marcas de mordidas por todo el cuerpo. Muchas veces recordó la suerte que él tuvo para no haber pasado por lo que el moreno.


- Pichit ¿no? Te va el nombre –lo puso bajo la regadera –te ayudaré a bañarte.


- Tamb-también te mo-mo-mojarás –comenzó a tartamudear ante la sensación del agua en su piel.


- No te preocupes, acá entre nos, no me bañé ayer así que no me hará mal.


- Jeje –logró hacer sonreír –gracias Yuuri.


- No te preocupes.


En realidad no necesitó mucho para hacer a Pichit hablar. No necesitó realmente de sus feromonas para hacerlo calmarse, sólo al inicio, y después, la propia necesidad de desahogo lo hizo hablar.


La mujer que lo había llevado hasta el refugio era alguien que lo rescató. Había escuchado sus gritos de súplica y había corrido en su ayuda. No se esperaba encontrar la escena donde un niño estaba siendo violado por tres tipejos asquerosos.


Su instinto maternal hizo el resto. Ella había perdido a su hijo en alguna situación similar e hizo lo posible porque lo liberaran. Hubo uno que fue especialmente difícil de noquear, quien fue el que le hizo la mordida al niño en el cuello, para matarlo.


De alguna forma ella logró tomar una de las pistolas y dispararle, de esa forma liberando al pequeño.


No contaba con que el pequeño era un beta, y que esa mordida desencadenaría su celo.


Por suerte para el pequeño Pichit, el alfa no lo había tocado después de la mordida, y los otros violadores eran primarios, por lo que el riesgo de embarazo era mínimo.


Pichit era un beta. Un beta al ser mordido a temprana edad, al no tener maduros sus órganos sexuales, todavía pueden desarrollar un útero pasados cuatro años de la mordida. Pero eso sólo era posible si era muy joven.


Le hicieron todos los estudios posibles para descartar enfermedades o embarazo (nunca se están lo suficientemente seguros). Por suerte no hubo la presencia de esos dos casos, y sólo tenía que permanecer en cama para curarse de los desgarres internos.


Yuuri permaneció con él todo el tiempo de su curación, al igual que aquella mujer que le apoyó en todo.


Pichit no sonreía. No hablaba. Comía muy poco y se enojaba por todo. A veces tenía arranques de ira y tiraba y aventaba todo lo que tuviera a la mano, otras veces lloraba enredado en las mantas hasta el amanecer. El único que podía calmarlo y ayudarle era Yuuri.


- Parece que se ha encariñado a ti ¿estás haciendo uso de tus feromonas? –preguntaba Minako constantemente, y esa ocasión fue tras pasar un celo muy fuerte en el que Yuuri estuvo con él en todo momento.


- No, Pichit es una persona amable por naturaleza... pero yo creo que son las hormonas lo que le hacen hacer todo eso Minako-sensei... su cuerpo está cambiando para hacer lo de un omega, y no estaba preparado para ello.


- Lo sé mejor que nadie –se recarga en su silla –Yuuri... creo que a Pichit le hicieron lo mismo que a ti, solo que no corrió con tanta suerte. En tu caso, estuviste a punto de ser marcado, pero escapaste. Pichit fue marcado a pesar de ser sólo un niño –la mujer se talló los ojos y se quitó las gafas –ayúdame con él. Creo que él sería un buen compañero para ti Yuuri, pero debe estar dispuesto a pasar por el mismo régimen ¿qué dices?


- Hablaré con él.


- Si no acepta tendrás que obligarlo –lo miró fijamente –aunque no creo que sea necesario. Yuuri... necesito que los dos estén en esto.


- ¿por qué Minako?


- Porque ya decidí un plan y necesito saber que cuento con ustedes.


Yuuri no lo pensó más. Realmente necesitaba a un amigo, aunque no fuera lo que esperaba. Aunque no fuera él quien recibiría el apoyo, y que al contrario, fuera él quien lo tuviera que dar.


Pasaron muchos meses antes de que ambos pudieran dormir pacíficamente. Las pesadillas los rondaban frecuentemente, pero bastaba con mudarse a la cama del otro para poder tranquilizarse.


Pichit se recuperó, y poco a poco comenzó a sonreír nuevamente. Aunque los momentos para hacerlo eran escasos. Ambos estuvieron en entrenamientos tan fuertes que ni siquiera las pesadillas interrumpirían su sueño.


Cumplidos sus catorce años, Yuuri empezó a tomar los supresores, por lo que empezaría a también encaminarse a una carrera


- Es necesario que tomes un ámbito deportivo, Yuuri. Necesitas influenciar a las masas, ser portador de voz, y además, ser un espía en las grandes ligas.


- ¿grandes ligas? –interrumpió Pichit -¿a qué se refiere con eso?


- Mucha gente se le va a acercar, sin buenas intenciones. Además... nuestro objetivo se encuentra ahí.


- ¿Víctor? –preguntó dudoso -¿él está patinando?


- Así es... el año pasado debutó como patinador, sin embargo tiene oculto todo su pasado antes de los diecisiete, ¿por qué crees que sea?


- No quiere que lo vinculen con el mariscal Romanov...


- Exacto. Pero nosotros sabemos perfectamente quién es. Aunque le perdimos el rastro hace tres años, todo toma sentido cuando vemos a quien tiene como entrenador. Yakov es reconocido por ser el mejor de la federación rusa, es tutor legal de Víctor.


- ¿y yo qué tengo que ver en esto?


- Necesito que empieces a entrar en el mundo del espectáculo también. Pichit, necesito que seas un reportero que cubra a Yuuri, pero al mismo tiempo puedas investigara. Por eso necesito a ustedes dos, serán mi fachada.


- Eso quiere decir que...


Sí. Desde este momento ambos serán lanzados al mundo exterior, a hacerse de una reputación. Que las miradas estén en ustedes. Yuuri, tú encantarás al mundo con tu patinaje. Pichit, tú encantarás al mundo por tus reportajes.


Ambos serán nuestros ojos, y nuestra carnada. Estoy segura que muchos se acercarán a ustedes por deseo, y tendrán acceso a lugares que no podemos accesar fácilmente por su condición de omegas. Si usan sus armas de forma correcta, podrán conseguir lo que deseamos, y llegar a la organización criminal fácilmente.


No será una tarea fácil, es por eso que es necesario que tengan mucho cuidado. Nos comunicaremos por vías alternativas, ustedes tendrán una familia de acogida que pertenece a la organización. Ellos serán su escudo, y continuarán enseñándoles más cosas que necesitan.


Pichit, tú serás enviado con celestino a Francia. Recordarás a tu antiguo maestro de defensa. Él te va a empezar a guiar dentro del mundo del espectáculo. Ahora es actor de Hollywood, pero eso es lo que necesitas para poder obtener una reputación de forma rápida.


Yuuri, tú saldrás primero. El riesgo es menos ahora que podrás tomar supresores. Pichit, tú saldrás en el momento que puedas tomarlos también. Créanme que me duele separarlos, pero es necesario que no sepan que están relacionados desde antes. Discúlpenme por tomar esta decisión sin antes consultarlo con ustedes.


Ambos amigos estaban en el patio común. Se habían trepado a un árbol (su lugar favorito para meditar). A Yuuri le habían dado sólo un mes más para seguir en el shelter. Pichit tendría un año por lo menos para poder hacerse a la idea.


- Yuuri... no me gusta la idea...


- Sabes que tarde o temprano sucedería mocoso –le dice dándole un toque en la frente –patinador... no me había imaginado llegar a hacer algo como eso. Cuando Minako me habló de que tendría que tener una profesión siempre pensé que era algo como hacker o médico o militar... nunca pensé que terminaría danzando en cuchillas.


- Yo... desde que llegué aquí nunca me volví a tomar una foto. Temo ver el monstruo en el que me he convertido.


- Pichit...


Ya habían tenido esa conversación antes. El moreno se sentía como un monstruo por la cantidad de cicatrices que cubría su delgado cuerpo, además de la mordida en su cuello, que había rehusado verse en un espejo nuevamente. Yuuri le peinaba y arreglaba, así que tampoco había deseado que le tomasen una fotografía otra vez.


- Pichit... tienes que prometer algo.


- Dime Yuuri...


- Antes de irme de aquí debemos tomarnos una foto juntos –lo miró directamente, ojos ambarinos contra ojos de chocolate –no me mires así. Pasará mucho tiempo antes de volvernos a ver... y enano... eres toda la familia que tengo ahora –le miró tiernamente.


- Sabes que no puedo decirte que no cuando me haces esa cara.


- Lo sé –sonrió triunfante.


El mes pasó rápido. Lágrimas, despedidas. Pichit aferrado a él. Una promesa de volverse a ver.


...


El frío canadiense era nada en comparación al que sintió cuando fue rescatado por Víctor. Ya casi habían pasado nueve años de ese evento.


- ¡Yuuri no te desconcentres! –le gritó Nathaly Leroy desde el otro lado de la pista -¡ese salto fue peligroso!


- Yuuri has caso a Nathaly o se pondrá histérica para la noche.


Él había llegado a Canadá con los Leroy. La familia la conformaban un par de betas amables, Nathaly y Alain, pero que sabía que eran peligrosos dada su conexión con la organización. Tenían un hijo de ahora quince años llamado Jean-Jaques, un alfa en crecimiento que aprendió la lección de no meterse con él cuando lo hizo polvo en lucha. Alain había aplaudido la acción de Yuuri, recordándole a Jean que necesitaba una dosis de humildad y respeto hacia los demás. Respeto que Yuuri se ganó. También tenían a un par de niños beta gemelos, que eran simplemente la alegría de la casa.


Yuuri jamás pensó que llegaría a un lugar así. Siendo honestos, pensó lo peor cuando supo que sería enviado a una siguiente etapa de su vida como agente. Pero nada fue como lo imaginó. Alain sí era su entrenador en artes marciales y espionaje, y sí era muy estricto, mientras que Nathaly era su mentora en patinaje. Le enseñó desde cero con paciencia y amor.


Fueron ellos quienes lo presentaron al mundo como su hijo y lo iniciaron en el patinaje. Fueron ellos quienes le enseñaron estar en familia nuevamente.


Poco a poco empezó a competir. Cometiendo errores y teniendo logros.


Pronto se ganó una reputación como un patinador prometedor.


Hasta que por fin, supo que se toparía con él nuevamente. Sus ansias no las podía ocultar conforme el día de la competencia en Italia se acercaba. Alain lo acompañó en esta ocasión, ya que al ser la primera vez en que se encontraría en el mismo escenario que Víctor, debía preparar todo para que se encontraran.


Siguieron sus pasos hasta Pisa. Yuri se paseó por el lugar previamente y liberó feromonas para que Víctor lo siguiera. No contaba con que en el mismo lugar estuvieran algunos alfas que lo olieran, pero sabía que estaría bien.


Y de repente, el aroma llegó a él.


Ese aroma a canela, madera y madreselva. Aquél aroma que era el único que lo tranquilizaba.


Cuando le jalaron el brazo lo único que deseaba es que todos desaparecieran. Por impulso lo tiró al suelo, y entonces el aroma a madreselva se hizo más presente. Un gruñido necesitado surgía desde su estómago hasta la garganta, cuando lo vio a su lado.


Muy alto y mucho más fuerte.


Tras un segundo que parecía un milenio, se lanzó a sus brazos por primera vez.


Su omega aulló de felicidad cuando, sin pensarlo dos veces, juntó esos labios a los suyos, en un beso infinito, cargado de necesidad.


No era como si el tiempo se hubiese detenido para alargar ese momento.


Más bien sentía, como si a partir de ese momento el tiempo comenzara a avanzar nuevamente, porque para él el tiempo sin él no existió.


Porque para él, estar con Víctor se sentía como volver a vivir.

Notas finales:

¡¡¡Holitas todos!!!

 

Aquí el segundo capítulo ¿y qué creen? ¡no hubo cuchiplancheo! 

¿Qué? ¿creían que por andar de eros ya iban a haber nalgas al aire desde el segundo capítulo? pues no, aún hay varias cosas que aclarar antes de llegar a ese punto.

Por cierto, sufrí haciendo lo que le pasó a mi Pichit bebé, pero era necesario... le irá bien, ya verán.

Pronto sabrán de la gata salvaje y el DJ Beka, tengo planes para ellos así que espero que no me maten aún xD

 

Ya, es todo, lean, compartan, comenten, voten, cuídense, vean porno, dense y se lo lavan.

 

¡¡Los amito mucho!!

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).