“¡Mierda, Yoongi, ayuda un poco! ¡Socorro!”
Definitivamente era demasiado real para encontrarse ya en el infierno. Decidió intentar despegar sus párpados, ver aquello que no debía estar ahí pero que, efectivamente, estaba.
Sin duda , resplandecía más que cualquier otra cosa.
“¿Yoongi? ¡Oh, joder!”
Un fuerte agarre le sacudía en todas direcciones, haciendo reaccionar un cuerpo que estaba adormecido por el aire toxico. Y Jungkook no podía esperar más para recibir una respuesta por su parte, así que le cargó sobre su espalda, sacándolo de allí entre carraspeos y estornudos.
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Yoongi se sentía mareado y desorientado, no tenía constancia siquiera de la hora que era, pero el oxígeno de la calle le estaba sentando francamente bien. Aunque no podía decir que era genuinamente el aire de la noche lo que llenaba sus pulmones en esos momentos. No sabría determinar cuánto tiempo los labios de Jungkook llevaban fundidos con los suyos, haciéndole normalizar la respiración. Pero no le importaba porque aquella sensación le resultaba deliciosa y su mente se iba estabilizando poco a poco. A decir verdad, tampoco sabía a dónde narices le había llevado Jungkook, pero al menos notaba su espalda descansar sobre algo mullido que parecía ser césped, y sin duda, era de agradecer.
Pero la tranquilidad no le duró demasiado: En cuanto pestañeó un par de veces y quiso hacer a un lado la reanimación para dar paso a un beso propiamente, porque no podía negar que llevaba ansiando esos labios durante demasiado tiempo, una mano firme se estrelló contra su mejilla, deshaciendo la unión de sus bocas y consiguiendo que el mayor formara una mueca de disgusto ante el repentino gesto.
-¿Se puede saber en qué puta mierda estabas pensando, Min Yoongi? – La distancia entre ambos ahora era mayor porque el moreno se había incorporado parcialmente para asestarle el bofetón. Las pupilas de Jungkook se lo estaban tragando a cada segundo, ni siquiera sabía cómo iba a responderle.
-No estaba pensando. Que te fueras me dio a pensar que no… – optó por una media sinceridad que para nada conformó a Jungkook, quien le agarró del cuello de la camiseta, rechinando los dientes.
-Estaba confundido, ¿vale? No soy capaz de asimilar todo esto aún, ¿entiendes? Pero no podía… - Tragó saliva y exhaló aire con rabia, como si este le molestara dentro del pecho y necesitara deshacerse de él a toda costa – No podía permitirme perderte otra vez. – Sus ojos se volvieron mas oscuros por unos instantes, Yoongi hubiera jurado que estaban humedecidos, pero aún permanecía algo aturdido como para afirmarlo con seguridad – Y no tienes derecho a quitarte de en medio y dejarme solo de nuevo – sentenció en un hilo de voz, soltando entonces el agarre de sus manos, dejando al mayor de nuevo sobre el césped.
Le dolía. Sí, sentía un vacío en el corazón al ver a Jungkook al límite, pero al menos lo que decía le demostraba que seguía enamorado de él y que quizás, a partir de ahora, podrian tener un nuevo comienzo.
-Entonces… ¿Me crees?
-Me duele que me abandonaras. Es algo que me va a llevar un tiempo perdonar, fue una época verdaderamente… dura para mí. - El moreno no cruzaba miradas con Yoongi ahora. parecía fijar la vista en los finos cabellos verdosos que se extendían a los lados de su cabeza - Pero también sé por qué lo hiciste y… bueno, lo importante es que estás aquí.
El tiempo se paró para el mayor. Había soñado con este momento tantas veces que esta le parecía una ilusión más. Pero no lo era, y cogió a Jungkook de las mejillas, obligándole a encararle para clavar sus ojos en los contrarios mientras decía:
-Tenía tantas ganas de volver a verte… He echado de menos esto –y eliminó el espacio entre sus bocas para propinarle un beso en condiciones. Un beso lleno de recuerdos, anhelo y sentimientos. Un beso en el que sus lenguas se redescubrieron y bailaron a compás lento, disfrutando cada movimiento.
-Ya no tendrás que echarlo de menos – aseguró el moreno al separarse por la falta de aire. Una tenue sonrisa adornaba sus facciones, y Yoongi sentía que ahora simplemente cada pieza encajaba perfectamente. Ahora todo parecía estar bien.
– Te quiero, joder. Te quiero más que a nada.
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En la esquina del parque, un coche permanecía estacionado con el motor al ralentí, pasando completamente desapercibido en la oscuridad de la noche. Un mechero se encendía y apagaba; dedos tamborileaban sobre el volante.
-Jeon Jungkook. – una débil risa escapaba de sus labios contemplando cómo, a través de la perspectiva de sus ojos, la llama cubría el rostro del apelado.