Baekhyun despertó con un sudor frío recorriendo su espalda. Se frotó la nuca, recordando no haber tenido sueños precisamente agradables la noche anterior; seguramente a causa de aquellos misteriosos ojos clavándose en él antes de quedarse dormido, concluyó intentando darle alguna explicación. Ladeó la cabeza, intentando deshacerse de sus pensamientos, estiró sus articulaciones y tomó las primeras prendas de ropa que divisó en su vestidor. Al terminar, Yixing le esperaba apoyado en el marco de la puerta con su particular sonrisa.
-¿Desayunamos? – Profirió en un silbido, recibiendo un asentimiento por parte de su amigo.
Esa mañana, Baekhyun decidió que necesitaba energías, por lo que quiso alimentarse con algo consistente. Mientras masticaba ansioso una tostada con mermelada, su amigo preguntó curioso.
-¿Y cómo fue? El primer encuentro, quiero decir – El más bajo de los dos estuvo a punto de atragantarse con su comida al escucharle, pero simplemente carraspeó antes de contestar con voz calmada.
-También toca instrumentos, y es agradable – El otro volvió la cabeza para mirarle sorprendido.
-¿De veras? Qué casualidad – Y se dispuso a juguetear con la cuchara dentro de su taza cuando ambos oyeron un bufido irónico del otro extremo de la mesa.
-Qué pena que eso no le vaya a servir de mucho, ¿verdad? – Dirigieron los ojos a su interlocutor, que no podía ser otro que Jongdae, quien desmenuzaba animadamente un trozo de pan mientras continuaba en tono burlesco – Pobre iluso… – El moreno sintió su estómago revolverse con aquellas venenosas palabras, y quiso realmente propinarle un buen puñetazo por su impertinencia, pero rápidamente se convenció a sí mismo de que no merecía la pena. Sin embargo, eso no evitó que una punzada de dolor atravesara su pecho. Verdaderamente no era justo que estuvieran jugando con el destino de aquel inocente muchacho; tampoco es que tuviera otra opción, consideró intentando tranquilizar su moral. Pero, ¿por qué le importaba, de todas formas? No había ningún lazo que les uniera, de manera que, ¿para qué se preocupaba siquiera por ello? Todos sus pensamientos fueron disipados por el susurro jocoso de su amigo sobre su oído.
-Nunca se cansará de meter cizaña… Es peor que un niño pequeño… – Y soltó una pequeña risa que disimuló ocultándola con su mano.
Después de aquello, no hubo más comentarios durante la comida y, al terminar, Baekhyun volvió a su habitación para coger el violín y encaminarse a su destino. Llegó con tiempo, por lo que, una vez instalado, decidió ojear tranquilamente su cuaderno de partituras para elegir las que tocaría en el día de hoy. Comenzó al poco después, con lo que algunas personas no tardaron en volver la vista hacia él y, los que le reconocían del día anterior, ya tomaban sitio para admirarle una vez más.
Siempre era un gusto atraer la atención de los presentes, pero el moreno se sentía inquieto por no ver aparecer aún a Chanyeol. Sus ojos viajaban a través de las personas que bajaban de los vagones, y ninguna de ellas era él. En uno de sus movimientos de muñeca con la mano que sostenía el arco, aprovechó para observar la hora en su reloj: Ya debería de estar aquí, pensó inquieto. Pero aún le restaba esperar algo más de tiempo para verle aparecer, y cuando lo hizo, fue para observar cómo salía corriendo desesperadamente hacia la salida, aunque no sin antes alzar la mano en un torpe saludo mientras le gritaba:
-¡Voy tarde! Que tengas un buen día! – Y Baekhyun rechinó los dientes, no habiendo meditado esa posibilidad.
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Por las tardes, el tránsito de personas era menor, lo cual aliviaba en parte al moreno. A veces se sentía agobiado siendo rodeado por tanta gente, de manera que aquellos momentos eran lo más parecido a un respiro que tenía. Pasaba los minutos tamborileado con los dedos sobre sus pantalones y, cada poco tiempo, desviaba la vista inconscientemente a la entrada, esperando encontrar al chico de gafas gruesas y orejas grandes.
Afortunadamente para él, en esta ocasión no se hizo esperar más de la hora prevista. Caminaba arrastrando los pies y parecía cansado, pero cuando divisó a Baekhyun, sus facciones cambiaron por completo, revelando su sorpresa.
-No esperaba que hoy también estuvieras a esta hora – El bajito se encogió de hombros, evadiendo su comentario.
-¿Mucho trabajo hoy? - Chanyeol negó mientras se agarraba a las asas de su mochila
-He procurado hacerlo entre clase y clase. Hoy he quedado – El bajo chasqueó la lengua, molesto al recordar su infructuosa mañana y al ser sorprendido con semejante imprevisto. Fingió interés de todas maneras, procurando recopilar algo de información en aquel corto intervalo de tiempo del que disponía.
-¿Amigos? – Inquirió con inocencia, y el otro le dedicó una dulce sonrisa.
-Se llama Luhan, pero vendrá en un rato. Mientras tanto podemos hablar, si no te interrumpo, claro – Sugirió con timidez, y Baekhyun sonrió perverso para sus adentros, recibiendo con los brazos abiertos aquella oportunidad.
-No te preocupes. Estoy algo cansado – Mintió dejando caer su cuerpo al suelo, siendo imitado por Chanyeol – Háblame de ti. ¿Cómo vas con la carrera? – Preguntó en un tono íntimo, inspirando confianza al inocente castaño, quien comentó despreocupadamente.
-Estoy en mi último año. Es difícil compaginarlo con mi trabajo final, pero estoy empleando la mayor parte de mi tiempo en ello, así que espero sacarlo bien. Además, me gustaría trabajar este verano. De camarero, recepcionista… Lo que sea, pero pretendo ahorrar algo de dinero para hacer un viaje en navidad… ¿Londres? ¿Nueva York? ¿Italia? Aún no lo tengo pensado – Baekhyun sentía su cuerpo cada vez más pesado con cada palabra que oía del otro. Escucharle hablar de sus sueños y aspiraciones conseguía hacer que se sintiera como un monstruo, puesto que él iba a arrebatarle todas esas ilusiones en unas pocas semanas. Se sentía vomitar, y el brillo de los ojos de Chanyeol tras mencionar su ansiado viaje lo estaba desgarrando profundamente, empeorando la situación.
-Creo que te estoy aburriendo – Mencionó rascándose nerviosamente la cabeza al observar la mirada distraída del otro, y decidió cambiar de tema – Dime algo sobre ti. ¿Estudias? – El moreno tuvo que apartar rápidamente sus reflexiones internas para inventar alguna respuesta convincente.
-Toco el violín para pagarme los estudios – Murmuró en un susurro, agradeciendo su rapidez mental, y los ojos del más alto se hundieron en los suyos.
-¿De veras? –Arrugó la nariz, mostrando su preocupación por el otro - Tiene que ser difícil… Pero eres muy bueno, no creo que tengas problemas en reunir el dinero –La sonrisa que le dedicó al concluir la frase hizo volver las náuseas al moreno. No se sentía especialmente cómodo con la situación, pero no podía hacer otra cosa que continuar con la misión, y para ello debía seguir mintiendo sin importar el límite - ¿Qué quieres estudiar? – Baekhyun deslizó sus dedos por las cuerdas del violín, comentando al tiempo que las acariciaba.
-Me gustaría poder entrar a una escuela de música. Ya sabes, mejorar y poder llegar a ser un violinista profesional más allá de este sitio – Hizo un gesto con la cabeza, refiriéndose al lugar en el que se encontraban, y de repente sintió un brazo ajeno deslizarse por sus hombros, provocándole un incómodo escalofrío.
-Estoy seguro de que podrás conseguirlo. Verdaderamente tienes talento – Baekhyun se limitó a ofrecerle una sonrisa falsa mientras advertía por el rabillo del ojo cómo este alzaba la cabeza y dirigía su mirada hacia la figura de un chico de mediana estatura, tez pálida y pelo plateado que tenía enfrente -Uh… ¡Hola Lulu! – Saludó animado, y el desconocido sacudió la mano efusivamente, analizando momentáneamente al moreno con expresión cautelosa.
Chanyeol se levantó al instante y dio un abrazo a su amigo, quien apoyó el mentón en su hombro, aprovechando para examinar a Baekhyun más detenidamente. La oscura aura que desprendía comenzaba a hacerle estremecer, y el vacío de sus pupilas le erizaba el vello involuntariamente. No obstante, mantuvo la vista fija en él, desafiándolo, pero únicamente consiguió que el moreno le mirara con suficiencia por debajo de sus largas pestañas.
-¿Qué tal estás? – Cuestionó Chanyeol deshaciendo el abrazo e interceptando el contacto visual entre los otros dos.
-Umm… Bien – Respondió parpadeando varias veces, algo aturdido, pero rápidamente encauzó la conversación – ¿Esto… Nos vamos? – El castaño asintió animado y, antes de ponerse en camino, palmeó el hombro de Baekhyun.
-Suerte para esta tarde. Espero que coincidamos más días. ¡Hasta luego!
-Adiós, Chanyeol. Oh, y encantado – Murmuró el moreno clavando su mirada en Luhan, quien asintió en respuesta y, cuando consideró que ya varios pasos les alejaban del otro, masculló con sequedad.
-¿Quién era?
-Se llama Baekhyun, y el violín se le da realmente bien. Le conocí ayer – Antes de que pudiera continuar, el otro le interrumpió, increpando.
-¿Por qué hablas con desconocidos, Channie? – El apelado alzó las cejas, extrañado con el arisco comportamiento de su amigo.
-Me gustó cómo tocaba, y resultó ser agradable. ¿Por qué no debería?
-No me da buena espina – Sentenció el otro con rudeza, recordando la oscuridad de los ojos de Baekhyun, sintiendo al momento un escalofrío recorrer su espina dorsal.
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Aquella tarde volvió más temprano de lo esperado, hecho que no pasó desapercibido para el Líder, quien le esperaba paciente apoyado contra la pared de su habitación. Nada más verle, el moreno murmuró con tranquilidad a pesar del tenso ambiente que saturaba la sala.
-Ha sucedido un contratiempo. Había quedado con alguien.
-¿Nombre? – Fue lo único que salió de los labios de Kai
-Luhan. No pude reunir muchos datos acerca de él, salvo que es de estatura media y tiene el pelo plateado – Ante el asentimiento por parte del otro, Baekhyun añadió – Pero, Líder…
-Dime, pequeño.
-Cuando me miró… - Atrapó uno de los pulgares entre sus manos, oprimiéndolo con fuerza, intentando desahogar su nerviosismo – Parecía… Parecía saber lo que era – Kai le revolvió el pelo cariñosamente, sin cambiar un ápice su expresión seria.
-Sehun se encargará de él. No te preocupes – Baekhyun se mordió el labio, imaginándose el destino del pobre chico, y preguntó temeroso.
-¿Qué le pasará? No… No ha hecho nada – El Líder rió con suavidad.
-No podemos arriesgarnos a que se vaya de la lengua – Ante la expresión miedosa del otro, añadió pretendiendo tranquilizarle – De todas formas, sabes que no herimos humanos públicamente. Así que puedes estar tranquilo, pequeño – Nada más terminar, eliminó la distancia que los separaba y se deleitó con un suave roce contra los labios de Baekhyun – Tengo un encargo para Sehun. Nos vemos esta noche – Y desapareció de su vista con paso rápido antes de poder apreciar la mueca de resignación que adornaba las facciones del moreno.
No tardó en llegar a su destino: Una pequeña y oscura sala, mínimamente adornada con algunas rocas alineadas que hacían las veces de asiento, y entre las que se encontraba acomodado Sehun, un muchacho alto de pelo verdoso que miraba al techo sin prestar realmente demasiada atención a este, pero que se incorporó nada más sentir una presencia frente a él. No hicieron falta preámbulos, pues el poder de aquel chico le permitía filtrarse en la mente de las personas y beneficiarse de la información que estas contenían, por lo que ya conocía la orientación que tomaría la conversación.
-Luhan. Tienes que introducirte en su cabeza y utilizar tu poder para bloquear y eliminar todo pensamiento sospechoso hacia Baekhyun – El Líder fue claro y conciso, y Sehun no necesitaba más explicaciones.
-A sus órdenes, Señor – Espetó con obediencia, y Kai redujo la distancia entre ellos, delineando la mandíbula del otro con su índice.
-Me gusta que me llames así – Se pasó la lengua por los dientes antes de concluir –Espero información a la mayor brevedad posible.
-Ningún problema, Señor – Y el Líder le dedicó una sonrisa pícara antes de desaparecer de la habitación, dejando a un pensativo Sehun, que divagaba curioso por saber más acerca de su próxima víctima.
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