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Combustión [2Jae] por Raes

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Notas del capitulo:

AVISO IMPORTANTE: Si estás leyendo este fic después del 18 de marzo del 2017, no te hagas drama y continua la lectura.

Para lxs demás, sepan disculparme >//3 la vez pasada subí el capítulo 3 al que llamé 2, o sea me salté uno intermedio sdjfbsjdf. Ya lo arreglé, así que el nuevo es el anterior.

Para compensar un poco este error mio, les traigo otro cap, el cuarto.

Nada, espero que les guste♥

 

  Había despertado con fiebre. No de la fiebre con malestar que arraiga en una enfermedad con dolores musculares y náuseas. Su cuerpo a una elevada temperatura superior a la normal le quemaba la piel, sintiendo que se ahogaba.

 

Después de que Mark le dejara con la mínima dignidad posible para, al menos, poder regresar a su habitación, YoungJae con suerte pudo pegar pestaña en toda la noche. Se despertó a cada rato sensible a los sonidos de la casa y muy perceptivo con su propio cuerpo. Ya lo había hecho antes de dormir y luego, por supuesto, de que Mark lo excitara más de la cuenta con un insignificante beso. Ya se había encargado de su problema llamado erección y estaba listo para despejar su mente y descansar lo máximo que su cuerpo le dejase. Pero los recuerdos de la noche, de las provocaciones, de las miradas intensas de Mark en la cena, el toque y orden de JaeBum en sus palabras, los cuidados de JinYoung y YuGyeom durante la comida, todo se estaba saliendo de carril porque los captaba como otro tipo de atenciones.

 

Ahí estaba la razón principal de por qué no le agradaba el ciclo: tener que enfrentar a los demás.

 

Con cuidado, se deslizó fuera de la bañera de su habitación y se dispuso a recostarse envuelto en una bata únicamente. Las almohadas las acomodó a su lado de forma que los pudiese abrazar y acurrucarse como si fuera otro cuerpo. Desde hacía días que no recibía un mimo, una caricia, un abrazo o un ataque corto de cosquillas. Era un híbrido de gato y requería cuidados, muchos, sobre todo las caricias las extrañaba demasiado.

 

Entre sollozos de dolor y quejidos por negarse a tocarse otra vez, YoungJae pensó; ¿cómo era que Mark, siendo híbrido de la misma especie, sobrellevaba su etapa? Tenía más que claro que era distinto a él, casi opuesto, sin embargo no dejaba de ser otro gato en el círculo de convivencia de la casa. Era mayor, con necesidades claramente... ¿cómo calmaba sus ciclos, entonces? Haciendo memoria, no recuerda haber escuchado sonidos raros en la casa mientras él estaba allí, ni gritos o ruidos que prestasen a los mal pensados razonamientos. ¿Cómo trataban los demás con la horrible etapa propia de un híbrido?

 

Era de día ya, con la luz natural visiblemente entrando por la ventana, haciéndole notar a YoungJae que la noche se había llevado las más largas y dolorosas horas. De no ser por el fuerte ruido que le provocó su estómago, no hubiese pensado en salir por un bocado. Se le antojaban cosas dulces, cualquiera fuese, una galleta estaba bien, eso o si con suerte aun quedaban restos del pastel de crema y chocolate que uno de sus compañeros había estado comiendo días atrás. En primer lugar, chequeó el reloj despertador de al lado de su cama; era tarde para el desayuno y temprano para el almuerzo, con mucho éxito podría escabullirse en la cocina sin la necesidad de verse comprometido a interaccionar con alguien. No pensando de más (por miedo a acobardarse) tomó las primeras prendas holgadas que encontró a la vista y se aventuró hacia el exterior.

 

Error.

 

Parecía que su destino le jugaría pasadas nada agradables. O bueno, dependiendo de dónde se lo viese.

 

La primera imagen que vio luego de cerrar la puerta, fue a un Mark con el cabello húmedo, la piel aclarada e hidratada por la reciente ducha, dedujo, vistiendo una camiseta pegada al cuerpo sin mangas. Las imágenes de la noche anterior le golpearon fuerte y duro en la cabeza, paralizándole el cuerpo.

 

–Buen día –le saludó éste, secando su rostro y parte del cuelo con una toalla blanca pequeña. YoungJae se tragó sus primeras palabras a tiempo que ejercía presión en unos formado puños a sus espaldas manteniendo la compostura.

 

–Buen día, hyung –con la voz algo atragantada, fue capaz de responderle, quizá no de forma natural y como normalmente suele saludar, pero era lo máximo que podía conseguir mirándole de esa forma y en la etapa que se encontraba. Y por supuesto con los recuerdos frescos.

 

Evitó cualquier otro tipo de diálogo y se marchó escaleras abajo.

 

En lo posible, no quería volverse a cruzar con Mark hasta que el ciclo terminase.

 

Husmeó primero en las alacenas, allí siempre había algo empaquetado. Los cajones solían a veces llenarse de paquetes de galletas de coco, vainilla, chocolate, con chips o rellenas. Los más chicos de la casa eran muy consentidos, por eso recibían regalos a menudo cuando los familiares y amigos íntimos de sus padres les visitaban. Todos recibían regalos, incluyendo a YoungJae, aunque siempre BamBam y YuGyeom eran los que se llevaban la mejor parte. Y eso se llamaba "dulces". Efectivamente, YoungJae dio con la tan ansiada alacena repleta de lo que a sus ojos era lo más hermoso que podría ver. Tomó dos paquetes de galletas y las metió dentro de una bolsa plástica que encontró por ahí. De cualquier forma, si el par de hermanos descubrieran la ausencia de sus regalos, no se enfadarían con él... esperaba. Bordeó la mesada del centro y se escabulló en la heladera. Ahora sí empezaba a creer que su día mejoraba; había un pedazo de pastel. Con cuidado, lo sacó de la bandeja y lo colocó en un plato, tiró la fuente a la basura y cargó todo en sus brazos, incluyendo una botella de jugo multifruta con pulpa y un par de manzanas rojas.

 

Los ojos le brillaban, emocionado, casi salía airoso de su aventura a la cocina.

 

Pero otra vez, alguien inesperado.

 

–¿Qué es eso? –la pregunta casi le hace soltar el plato de vidrio. Gimoteó al pensar que la dulzura hubiese caído al piso. YoungJae recuperó el aliento y volteó a sus espaldas, encontrando a Jackson a unos pares de metros.

 

–Mi desayuno.

 

–¿Y qué es ese olor?

 

Le vio acercarse quizá medio rápido, porque de pronto tuvo el rostro de Jackson alrededor suyo olfateando la bolsa, su pelo y rozándole la nuca varias veces. Se alteró, sacudiéndose por la adrenalina de ser descubierto en su ciclo, posiblemente.

 

–Ese... aroma... –volvió a repetir el híbrido canino, tomando distancia de YoungJae y recorriendo la figura de pies a cabeza con los ojos–. Estás en estado de alerta...

 

–¿Qué?

 

–Como un gato.

 

–¡Soy uno! –gritó fuerte, sacado de sí.

 

YoungJae creía que Jackson era estúpido...

 

–¡Hey! ¡Ese es mi pedazo de pastel! –gritó– ¡Mark hyung me lo guardó para mí!

 

... O bueno, a veces.

 

Retrocedió cubriendo el plato como pudo, de ninguna manera iba a renunciar a lo que acababa de robarse, inconscientemente. Esquivó el primer manotazo que pegó el híbrido canino, pero el segundo le golpeó el codo desequilibrándole.

 

Ya veía el pastel embarrado en el suelo.

 

–Cuidado –escuchó– no querrás lastimarte así.

 

La suave presión en su cintura le hizo quejarse, largando un fuerte soplido que pareció jadeo. YoungJae se tornó rojo porque Mark le estaba sosteniendo de tal forma, prácticamente pegado a él. Evitó cualquier tipo de contacto, piel a piel, visual, inclusive el sentir de sus suspiros en el cuello. Se deshizo de su agarre como pudo, usando brazos y hombros, saltando a un lado lejos del par de híbridos y asegurando que todo lo que llevaba estuviese en orden.

 

–¡Es mío! –gritó Jackson, pero YoungJae huyó del lugar lo más rápido posible.

 

**

 

A priori, la escena era cómica.

 

Desde la puerta de su habitación, si observabas unos segundos su cama, se podía ver a YoungJae de espaldas, abrazando una almohada grande y blanca con sus piernas desnudas flexionadas hacia su pecho. Su cuerpo rodeado de incontables migajas de galletitas, el envoltorio de uno de los paquetes a su lado y otro a medio terminar. Las sábanas estaban revueltas y parte de las mantas caídas hacia el suelo. Cualquiera pensaría que el niño allí tendido fuese eso, un niño, haciendo nada durmiendo luego de comer una inmensa cantidad de cosas dulces.

 

La realidad estaba del otro lado.

 

YoungJae estaba abrazando una almohada, pero no con ambos brazos. Uno rodeaba la rellena tela pero el otro se deslizaba sobre su entrepierna, bombeando lentamente su miembro. Su boca estaba semi abierta con manchas de chocolate a su alrededor, emitiendo un suave gemido cada que ejercía mayor presión en su longitud. Estaba llorando también, del dolor y de no poder satisfacerse jamás. Jamás en esos días que llevaba de su ciclo.

 

De repente la puerta sonó con tres golpeteos. Por reflejo, YoungJae se tapó con las sábanas hasta la cabeza. Si alguien se atrevía a ingresar, podría simular estar durmiendo.

 

–YoungJae –llamaron–, soy JinYoung...

 

Oh, él...

 

YoungJae lloriqueó más.

 

–Voy a pasar.

 

Se mordió los labios soltando su miembro para acallar un inminente gemido. Para él no podía esconderse, no quería, necesitaba algo de compañía y necesitaba hablar con alguien, de lo que fuese, cualquier tema que lo distrajera.

 

Pegó la vuelta ni bien sintió la puerta cerrarse y descubrió su cara, permitiendo que su compañero lo mirase al rostro.

 

–¿Cómo estás? –preguntó con calma el visitante. YoungJae apenas hizo una mueca. Tomó asiento en la misma cama apartando el plato sin rastros de pastel en él, y agregó–: Mark me ha contado lo que te sucede.

 

Un agudo sonido salió desde su garganta, sintiendo más vergüenza todavía. Aplastó su rostro en la almohada de cabecera e intentó cubrirse totalmente. JinYoung no le dejó.

 

–Está bien, Jae. Es normal.

 

¡Dios, no! No es normal, no para humanos. Él no era humano, pero no le agradaba tampoco.

 

Sintió una suave caricia en su frente sobre los cabellos que lo cubrían libremente y buscó el tacto por instinto. Estaba muy sensible, sensible de cuerpo y sensible de sentimientos. La sola idea de que Mark hiciera noticia de último minuto el estado en el que se encontraba, le lastimaba demasiado. No quería que se preocuparan, o que se burlaran de él –por más que en el colegio no haya pasado, no significaba que nunca nadie podría bromear con ello–, así que le dolía pensar o siquiera tenerlo como posibilidad.

 

–Descuida, Jae, Mark no le ha contado a nadie más. Me lo ha dicho hoy en la mañana. Le conozco y sé que no utilizaría esto como una broma hacia ti, tranquilo.

 

YoungJae no supo si fue por sus palabras tan suaves y la manera tranquila de comunicarle las cosas, pero se quejó dulcemente capturando la mano de JinYoung que le estaba acariciando la cabeza. Poco le importó dónde estuvo antes las propias, no es como si se hubiera corrido y andaría con las manos sucias por la vida. Acomodó su mejilla de lado y se acomodó sobre para sentir la dócil caricia.

 

–¿Te has comido la porción de pastel de Jackson, no es cierto? –rió el mayor, mirando a YoungJae auto-acariciarse tiernamente–. Ha venido hacia mí a quejarse por eso, y también le ha contado a Yugie sobre las galletas pero él le fue indiferente.

 

YoungJae imaginó la situación. YuGyeom serio y con cara de "realmente no me interesa lo que tengas que decirme, hyung" y Jackson frenético explicándole lo sucedido. Casi suelta una risa, pero se estancó en una ligera sonrisa de alegría.

 

–A veces Jackson hace mucho drama por algo tan pequeño –ambos asintieron–. De todas formas, Mark logró tranquilizarle diciéndole que le iba a comprar otro porque él también quería algo dulce. Muy considerado de su parte.

 

Considerado, por supuesto, siempre pensando en los demás.

 

–Luego me he cruzado con JaeBum, y él... –JinYoung aminoró su tono de voz en cuanto mencionó al mayor entre ellos, como si hubiese dicho algo de más–. Debes descansar YoungJae, estos días pasarán y...

 

–¿Qué ocurre con JaeBum hyung? –curioso, abrió los ojos finalmente observando a su acompañante.

 

Estaba interesado en él, estaba interesado en todo lo que pudiesen contarle porque cada detalle construía su perfil y su forma de ser, esa que YoungJae aun no terminaba de comprender. Le preocupaba, también, por naturaleza y por ser muy cercano, por encariñarse, por ser uno de los mayores del grupo de híbridos. Por ende, cualquier noticia que lo involucrara, él debía saberlo, sin importar lo malo o bueno que fuese.

 

Siguió con sus caricias sobre la mano de JinYoung llevando los mimos hasta sus muñecas, sintiéndose cada vez más alegre y un poco excitado. Diablos.

 

–No es algo de lo que tengas qué preocuparte, Jae. Es sólo que... Tiene heridas en su brazo, como unos rasguños, son finos y largos. No me ha querido decir con qué se hizo o qué sucedió. De cualquier forma, no creo que debamos preocuparnos demasiado. Sabes que suele acompañar a papá al bosque para recolectar leña y pone mucho esfuerzo en ello, para que papá no se canse. Seguramente se ha lastimado con los bordes de una rama.

 

YoungJae lo pensó unos segundos. Era cierto, JaeBum solía ir al bosque a las afueras de la ciudad para ayudar a su padre a cargar los troncos en la camioneta. Hubo una vez en que él los acompañó, de tanta insistencia, y le había visto trabajar a JaeBum cortando los troncos que su papá le indicaba. Recuerda también, que se lastimó el antebrazo cargando la leña hasta el vehículo, y lo notó cuando regresaban porque YoungJae se había dejado caer dormido entre sus brazos mientras éste le acariciaba la cabeza.

 

La suposición de JinYoung no estaría tan errada, podía vivir con eso, después de todo no sería la primera vez que aparecían heridas en su cuerpo.

 

–¿Te sientes bien?

 

Entre la maraña de pensamientos, hipótesis y el suave tacto en su mejilla, YoungJae comenzó a sentirse bien, demasiado bien tal vez, y no en el sentido de querer dormir y olvidarse por breves horas que su ciclo le consumía su vida diaria y autocontrol interno, sino que las agradables sensaciones que su mayor le estaba brindando con un simple mimo, le estaba generando calentarse más de la cuenta.

 

–Debes estar demasiado sensible.

 

YoungJae rió por primera vez en el día cuando JinYoung le acarició el cuello con la otra mano. No fue consciente de lo que quería hacer, pero lo que sea, le estaba sacando risas. Le hizo cosquillas en el cuello, le acarició los hombros sobre la ropa en breves apretones cariñosos y luego picoteó su estómago sacándole aun más sonidos ruidosos. No fue hasta que sintió las sábanas deslizarse poco a poco por sus piernas, y el escalofrío recorrerle de punta a punta, que se atrevió a callar su boca y sobresaltarse al recordar que debajo no llevaba nada puesto.

 

–¡No! –gritó exasperado, volviendo a cubrirse hasta el cuello–, está bien así...

 

–¿No tienes calor? –peguntó el mayor, claramente confundido.

 

Definitivamente tenía calor.

 

–No, estoy... bien así, hyung.

 

–YoungJae, déjame ayudarte. Prometo no hacerte nada malo ni dañarte, sólo te ayudaré para que luego puedas descansar mejor. Confía en mí.

 

Le miró desde el borde de las sábanas cubriéndole mitad del rostro. Parecía indefenso y avergonzado, se sentía así además. Él confiaba en JinYoung, pero: ¿de qué manera iba a ayudarle?

 

Fue sintiendo las sábanas nuevamente arrastrarse lejos de su cuerpo exponiendo sus piernas y su miembro libre. Miró a JinYoung reprimir una risa y casi se larga a llorar de la vergüenza. Se tiñó de matices rosados e intentó flexionarlas para taparse, más no le dejaron.

 

–Está bien así. Sólo cierra los ojos e imagina lo que quieras.

 

¿Qué era esto? ¿Una sesión de auto-ayuda para híbridos con una echada de mano? Literal, eso iba a ser. Apretó los labios al sentir el roce de la mano ajena sobre sus piernas, muy cerca de su miembro, acariciándole los muslos con la yema de los dedos.

 

Pensó que si cerraba los ojos y no viese directamente a JinYoung, esto acabaría pronto.

 

Se imaginó a sí mismo en la sala, echado en el sofá cambiando de canal una y otra vez en el televisor. Afuera llovía, los truenos no le dejaban escuchar bien los programas y los relámpagos iluminaban la oscurecida casa de a fracciones de segundos. Se imaginó así, tranquilo, sin ciclos de por medio, sólo y sin molestias a su alrededor. En paz.

 

JinYoung seguía acariciándole, desde el abdomen hasta sus rodillas, todavía sin tomar su erección.

 

Luego, se imaginó levantándose en busca de un tazón con frutillas bien rojas y un envase de crema. Regresando a su cómoda posición, pudo imaginarse el sabor de la fruta mezclada con el azúcar. Eso sería grandioso. Pero de golpe, la lluvia cesaba, los relámpagos se congelaban y el trueno se callaba... todo convergía en una silueta que se posaba delante de él a un centímetro, tomándole de pronto por el rostro y devorando su boca con rudeza...

 

JaeBum.

 

YoungJae casi grita cuando JinYoung finalmente le sostiene y comienza a acariciarle en un ritmo parejo. No era esa la clase de imaginación que quería, deseaba imaginarse un ambiente relajado (con tormentas, así era él) y poder disfrutar del tacto pero no así. Agarró las sábanas a su lado y se retorció unos segundos, liberando su mente y cambiando de escenario.

 

Ahora estaba en el campo, recostado en las malezas observando el cielo celeste de la tarde. La lluvia había cesado y el viento traía consigo el suave aroma de la tierra mojada. YoungJae era adicto a ella. Se imaginó así, disfrutando del cosquilleo en su estómago por ambas razones, hasta que... Alguien le levantaba de golpe y le abrazaba fuerte, cubriendo sus labios en un suave toque liberando una fragancia a hierbas de eucalipto: JaeBum.

 

JinYoung ejerció mayor presión en la punta de su miembro el cual le arrancó un fuerte gemido, cortando inmediatamente su imaginación. YoungJae pataleó por las sensaciones, la imaginación no estaba ayudando.

 

Esta vez, mandó todo al lugar más ruidoso que podía pensar. Había visto una foto en una de las revistas acerca de un viaje de colegio para festejar su graduación. En ella, la oscuridad reinaba y sólo luces de colores adornaban el lugar, con un cartel al lado "PARTY". Él nunca había estado en una fiesta así, y le pareció que mientras tanto, podría imaginarla.

 

Se imaginó a sí mismo en medio de un montón de gente desconocida, todas apretadas y bailando a su alrededor, dejándose llevar por el ritmo de la música. El frenesí descontrolando el ambiente y el olor a alcohol llenando su nariz.

 

JinYoung notó el cambio que tuvo YoungJae esta vez, porque a pesar de haber aumentado la velocidad y repetir la presión en el glande, no había vuelto a sobresaltarse por su accionar. En cambio, agarró las sábanas entre sus manos y echó la cabeza hacia atrás; seguramente su imaginación esta vez fuese más profunda.

 

YoungJae se vio a sí mismo bailando, saltando, cantando lo que sea que estuviese haciéndole moverse así. Imaginó a manos traviesas hurgar de más en su cuerpo, manos traviesas acariciarle los brazos, la cintura, el cuello, apretar en otras zonas, como las piernas, su trasero... Luego se vio caminando hacia un lugar más oscuro, con luces negras que hacía brillar los colores blancuzcos y los ojos claros. Envuelto nuevamente en un mar de personas, imaginó bailar pero esta vez, sujetado entre un par de brazos. El dueño de su prisión le arrastró hasta la pared, le sostuvo fuertemente e hizo que sus piernas abandonaran el suelo envolviéndolas alrededor de su cintura. YoungJae se imaginó que éste le manoseaba el cuerpo de extremo a extremo, sin verle el rostro, y él se dejaba. Pero de pronto, JaeBum aparecía en ese sujeto y le comenzaba a besar, le empezaba a tratar tan duro que sentía que explotaría. YoungJae se imaginó siendo ultrajado allí mismo, rodeado de gente extraña, sudando a oscuras, con la rígida pared a sus espaldas y un dolor agudo punzando entre sus piernas.

 

–Sigue así, YoungJae.

 

La sobre estimulación fue demasiada.

 

Estiró sus piernas cuando sintió aumentar hasta el extremo la velocidad y tirar de la punta con fuerza, acompañando el momento con un fuerte jadeo que conllevó a su tan ansiado orgasmo. Se retorció luego, liberando su esperma sobre la mano de JinYoung y sobre su propia piel, gimiendo entrecortadamente al finalizar.

 

–Ahora dormirás mejor, al menos todo el día.

 

YoungJae recobró la visión por breves segundos, para luego caer dormido repentinamente. Su compañero se encargó de limpiarle y cubrirle nuevamente con las sábanas, dejando que descansara lo que pudiese.

 

–Espero que no te haya escuchado.

 

Notas finales:

JinJae para su consumo personal o grupal (?)

Ankdfjd si esperaban más de esta couple, perdón, dije que habría couples con mayor o menor intensidad XD!

No olviden cofcof dejarme un review para saber qué les está pareciendo esto.

Nos vemos en la siguiente actualización♥


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