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Haciendo irlandesitos. por nezalxuchitl

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Tercera parte

 

Vinny dejo correr un par de lagrimas mientras lo veía partir. Pacino, atento solo a el, lo consolo en cuanto se perdieron de vista.

-¿Lo quieres de vuelta?

-No, dejalos. Se aman.

Vinny se enjuago las lagrimas y se acerco a la mesita.

-No se que dice. – le paso la hoja a su tio con una carita triste, resignada. Hermosa.

Pacino cogio el papel.

-Me dice gracias, y a ti te desea que tengas un hijo cada año, hasta que tu amado te mate por celos en la cama a los noventa años.

Creyo que tendría que explicarle la bendición irlandesa, pero Vinny sabia. Sonrio.

-Ojala se cumpla su hermoso deseo.

 

***

 

Cuando se acabaron las municiones el señor Willbond se limpio el sudor y el hollín con el pañuelo que se había sujetado a la cabeza. Lo tiro a un lado, y poniéndose el sombrero de oficial ingles dijo;

-¡Las que quieran venir por la gloria y el botin, síganme!

Ni una turra inglesa permaneció a bordo, y, cuando una turba de nenas (probablemente mas interesadas en el botin) con hachas y sables de abordaje se les fueron encima, los guardias de Pacino supieron aun menos que hacer.

Estaba estrictamente prohibido que cualquiera de ellos hiciera daño a una turra, pero cuando una se te viene encima con tan malas intenciones… Ademas, los vikingos habían destruido las defensas exteriores y solo las interiores protegían el haren, y, aunque no dejaban de entrar turras en el, no lo hacían con tan mala leche.

Buscaban a Voreno para que les diera ordenes y Voreno buscaba a Pacino.

 

*

 

Burton había estado defendiendo la vida de Wilde mientras este gobernaba el barco. Brian se aburria a su lado, viéndolo batear las balas con una hogaza dura como la piedra.

Cuando vio que Will salía, salio tras el. Le gustaba y no pensaba perderse la batalla, ni no reunirse con su hermano.

-¡Maldito mocoso caliente! – le grito Burton con su vozarron - ¡Debi dejarte inconciente de un baguetazo!

Pero el chico ya iba tras donde la juventud lo llamaba.

El señor Willbond peleaba bien, era hermosa. Una turra que peleara era algo que solo había escuchado en las lebor gábala Érenn o en las historias de valkirias de los vikingos. Si no hubiera estado distraído admirándola, no lo habrían herido, ni a ella cuando lo ayudaba a regresar.

-Yo la llevo. – dijo Rollo, que dejo caer todas las armas que llevaba como botin en los brazos.

Brian asintió, pero Will se aferro a el y aquello se sintió mejor que cuanto el muchachito había experimentado románticamente.

-Ve con el. No te hara nada.

Will no estaba tan seguro, ahora que estaba en proceso de perder a su concubino.

Pero Rollo no le dio tiempo de pensar; la cargo, pasándole bien las manos por las pompas antes de sujetarla por debajo de las rodillas.

-Volvere por ti, niño. – le dijo, y hecho a correr.

 

*

 

Pacino había salido a ver los daños. Basicamente, le habían arruinado el jardín, y ya se replegaban, llevándose algunas de sus hermosas estatuas de turras o haciéndoles guarradas en el jardín, sin poder esperar mas.

Su esposa acababa de dejarlo, el amor yaoi ortodoxo acababa de triunfar, y no sabia cual de las dos cosas le molestaba mas.

Una necesidad no pensada de moverse, de caminar, lo llevo a descender por los escombros de la muralla inferior, en una de las pocas partes donde lo habían arruinado.

-¡Tú! – le grito un energúmeno tatuado, un seme cubierto de sangre, todos sus desagradables musculos.

Por un instante creyo que estaba robándose una de sus turras y la sangre se le calentó. Luego vio que la inglesa madurita le era desconocida y siguió calentándosele, aunque por diferente motivo.

El enojo volvió cuando vio que la dejo caer. Para correr en su dirección, como si pretendiera, como si…

Los guardias estaban demasiado lejos, en lo alto de la muralla, y ni siquiera se habían dado cuenta (muchos guardias iban a ser reemplazados). Estaba desarmado, pues venia de estar con Vinny y los niños. La mole de carne iba a atropellarlo, o algo peor, se lo veía en los ojos, la deleznable lujuria.

Era inconcebible pensarlo, que a sus años, fuera a tocarlo por primera vez un asqueroso seme en su propio castillo. La imposibilidad estaba congelada en su mente, pero afuera, los segundos trascurrian muy de prisa, con la distancia acortándose.

Ya casi estaba sobre el, podía sentir su desagradable aroma, su violenta respiración.

-¡Nooo!!! – grito la voz de Duval, a la par que un disparo.

El vikingo se inclino hacia el frente, cayo con una rodilla en tierra. Duval cayo sobre el, protegiéndolo. Al sonido del disparo, ahora si, los inútiles abrieron fuego nutrido sobre el agresor.

-¡Basta, basta! – grito empujándose de encima a Duval - ¡Heriran a la turra!

Cesaron los disparos, y Rollo, con otro en el brazo, descubrió por fin que le gustaba mas, si su vida o las turras viejas.

Prometiendose regresar algún dia por esa belleza de incomparable vejez, por esa visión sobrenatural, escapo, olvidándose de la madurita que había codiciado todo el viaje.

Dejando a un engorroso y emocional enamorado se deslizo cuesta abajo por los escombros hasta donde la turra herida estaba. Pobrecita, seguro ese cerdo se la había robado para violarla; para eso, para eso era para lo único que querían los semes a las turras.

-Estaras bien… - le aseguraron por segunda vez a Will antes de que perdiera el conocimiento.

 

*

 

Para hacer su actuación mas convincente, para que a los defensores no les cupiera ninguna duda de que Domhnall y Gwaine escapaban en el barco, Burton y Wilde los interpretarían, disfrazados.

Cuando acabo la municion y las turras fueron por su botin, ambos agarraron la misma camisa despechugada, exageradamente escotada, del disfraz de Gwaine.

-Tu seras Domhnall. – se dijeron a la vez.

-No, tu seras Domhnall. – jalo la camisa Wilde.

-No, tu lo seras. Eres mas delgado.

Tampoco sabían que estaba embarazado.

-Tambien mas alto. – le hecho la pulla Wilde.

Burton lo admitió.

-Ademas, tus capacidades histriónicas son excelentes: ningún seme como tu podría interpretar mejor a una turra.

Halagado, Wilde se puso el vestido, mas apropiado para disfrazarse de Angelina de Gravillac que de Domhnall.

Wilde era un dublines con un vergonzozo abuelo ingles, que le salía a la cara con cierta longitud y rasgos que lo avergozaban profundamente, lo mismo que su semedad no fuera del todo patente a primera vista.

Inglesa fea, le habían dicho, hiriendo profundamente su orgullo.

-¿Cómo me veo?

Aquel disfraz de opereta, lleno de lacitos, prestado por el rey pirata no era la prenda mas sexy del mundo, pero Burton trago saliva.

-Muy bien. Como la turra mas bonita de Kerry.

-¡Ay si! – actuo exageradamente Wilde - ¡Soy la turra mas bonita de Kerry y tengo un vestido loco!

-¡Y yo soy Gwaine – dijo sacando la cabeza por la enorme abertura enjaretada – y enamoro a todas las turras de aquí a Londonderry!

-¡Pero no mas! – se le abrazo Wilde – O me pongo celosa.

-¡Ay no! ¿Cómo crees? Si desde que te amo no bebo ni vivo.

-¡Ay mi vidita!

-¡Ay mi amor!

Estaban peligrosamente cerca de besarse en su interpretación. Burton tosio y se aparto gentilmente.

-Sera mejor que vayamos a la costa.

Para darle realismo realista a la cosa, subirían a la vista de todos a la nave procedentes del castillo.

Wilde se alzo las faldas y con las flacas piernas corrió. Sandia se hizo cargo del timon, a pesar de que no llegaba ni al eje de la rueda, y en lancha, bien disimulados, los falsos Domhnall y Gwaine llegaron a la costa.

Llegaron (jadeando Burton) a un boquete en la muralla y de ahí les hablaron a los defensores:

-¡Yuju! ¡Hola! ¡Somos Domhnall y Gwaine, miren como escapamos!

-¡Ay, mi nalga! – dijo Burton, recibiendo un rozon, al no poder correr tan rápido como el espantapájaros, digo Wilde.

-¡Atrevidos! – les hizo una seña obcena Wilde, y arrancándose el ruedo del vestido de las rodillas para abajo, cargo a su seme como costal de papas, hundiéndose mucho sus pies en la arena.

Por fortuna, los que iban a ser reemplazados eran lo bastante tontos como para seguirlos, y Juha Pekka, con el brazo bueno, los ayudo a subir.

-¿Vieron a mi hermano? – pregunto angustiado Brian.

-No mocoso, esa era la idea.

Sandia seguía haciéndose cargo del timon, que giraba como un juguete, evadiendo la artillería que se ponía seria del castillo y saliendo graciosamente de la bahía.

Brian trato de lanzarse, pero Rollo lo detuvo, tambien con el brazo bueno.

-Te atraparan. – lo pego a su torso herido. El chico se remolineo, lo que quizá fuera malo para la herida pero bueno para… tal vez los varoncitos jóvenes fueran opción para cuando no había turras viejas.

-Con suerte ya están lejos. – le dijo comprensivo Wilde.

Brian dejo de retorcerse.

-Rollo, suéltalo.

-Queria ir con el…

-Solo hubieras estorbado. – le dijo grumpy Burton, mas grumpy que de costumbre por su nalga.

-Como si no fuera a estorbarles ya la rogona esa.

-¿Will? – se avivo Burton, buscándolo.

Rollo se hizo el mas disimulado del mundo.

-Si. Seguramente se fue con Gwaine. – salido de la boca de Wilde, era un hecho.

-Debi quedarme con ella… - se lamento Brian.

-Maldito suertudo – meneo la cabeza Burton – paseándose con su novia y su concubina por Portugal.

 

Continuara...

 

Notas finales:

La despedida de Dom y Vinny :'(

El juego de las sillas de Pacino con las turras.

Slán!


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