Monjes convulsionantes subían y bajaban atorados en las cuerdas del campanario de Skellig Michael, con las campanadas frenéticas de fondo y los rayos de la tormenta que se alejaba, disolviendose tierra adentro.
-Ay, en serio, ya superenlo. – les dijo un cansado piloto vikingo al hacer pasar la drakar justo por entre las dos islas.
Los monjes aullantes lo ignoraron y Brian, Burton y Wilde miraron contentos su hogar al frente. Volvian ricos, experimentados, enamorados, y si hubieran podido tener a todos sus seres queridos con ellos, habrían sido plenamente felices.
Brendan ya sabia que esperar, por lo que con otros fornidos y forzudos parientes estaba listo para ayudarlos a subir por el acantilado contra el que tanto les gustaba enfrentarse a los vikingos.
-Hijo. – lo estrujo con cariño Brendan en cuando lo tuvo arriba.
El tiempo pasado sin sus bebes había sido el mas largo de su vida. Solo su esposa lo consolaba, y estaba un tanto agobiada de tenerlo con ella todo el dia, como lo demostraba el hecho de que le pegara con el garrote y lo mandara a traer cerveza a Killarney a pie.
-¡Papa!
-¿Cómo esta Domhnall? ¿Lograron rescatarlo?
-Perkele dice que si.
-Perkele. – asevero el susodicho, muy formal.
-¡Bendito sea! ¿Lo viste? ¿Cómo estaba?
-No pude verlo. – dijo con desconsuelo Brian.
-Nosotros tampoco, señor. Pero creemos que se fue a salvo.
Toda esa gente preocupándose por la estúpida campesina, toda su familia, en especial su pequeño Brian.
-Estaba bien cuando la vi largarse con un buenorro pelicastaño.
Philip había desembarcado ni el mismo sabia por que. Para sentir la tierra natal bajo las plantas, pues, aunque fuera pobre, seguía siendo su tierra natal.
-Disculpa, ¿Quién eres? – le pregunto ansioso papa Brendan.
Philip hizo gesto de malhumor antes de contestar.
-Era su doncella…
Burton, Wilde y el resto de sus conocidos se impactaron.
-No era una labor de la que estuviera muy orgulloso, ese Pacino me tenia esclavizado, y hui tambien.
-¿Los viste escapar? ¿Estaban a salvo?
-Hubieran estado mas a salvo con mas equipaje, pero si, se veian bien. Redonda, ella.
-¡Mi bebe! – se llevo las manos al pecho Brendan - ¿Ya habrá dado a luz?
-Supongo – contesto Philip, creyendo que le preguntaban.
El papa se fue sobre el, enorme y amoroso como un oso.
-¿Cómo estaba mi niña? ¿Tenia reflujo por el embarazo? ¿Te hizo confidencias?
-Nada de ridiculeces, señor. – lo detuvo con un dedo en alto Philip – No eramos amigas (la detestaba, pues, en su mente, por ella había perdido a Pacino) su embarazo iba bien y tanto ella como la estúpida sobrinita estaban muy emocionadas. Ellas si que eran amigas. – bufo.
Brian bebia sus palabras con los oídos, atento, fijo en el.
-¿Qué estúpida sobrinita?
-La de Pacino.
-¿Al tiene una sobrina? – se extraño Brendan.
-Si, su heredera…
Brendan arrugo el ceño. ¿Para que necesitaba a Domhnall si ya tenia heredero?
-Pasaban mucho tiempo juntas, tejiendo y cosas asi. Aburridisimas. – se lucia delante de Brian – Debian faltarle una o dos semanas para dar a luz cuando nos fugamos.
-Ojala haya dado a luz a salvo… - pensó, volviéndosele a escurrir las lagrimas, como cuando pensó, o mas bien sintió, que ya debería de ser abuelo.
-Lo ignoro. Pero se marcho con su Gwaine.
-¿Y la oficial inglesa? – pregunto Brian y los vikingos soltaron risitas.
-Lo ignoro. Pero yo los vi descender de la torre. – añadió para consolarlo, sorprendiéndose a si mismo.
-¿La que era su concubina? – fruncio el ceño Brendan.
-Menudo suertudo. – corroboro Rollo, haciéndose el disimulado – Aunque hubiera sido mas suertudo llevándose su hermosa madre. ¿Dónde esta?
-En la taberna.
-¡A la taberna! – gritaron los vikingos.
-¡Pero de manera ordenada, o les disparara con el arcabuz! Se pone muy irritable cuando esta preñada. – añadió con un guiño para Brian.
-¡¿Qué!? – exclamo el muchachito, abriendo sus brillantes ojos azules - ¡¿Mama esta embarazada?!
-Estabamos tan desconsolados sin ustedes…
Brian ya corria para verla. Philip era el único que permanecia junto a Brendan, con una sonrisa agridulce por haber hecho algo bueno.
-Venga, mademoiselle. Mi esposa no hace descuentos a nadie, pero quien estuvo con mi Domhnall merece una botella de vino de endrino (en existencias ahora que no esta Gwaine).
-Gracias. – agarro el brazo que le ofrecia para ir a la taberna.
-¿Qué puede contarme de mi bebe? ¿Se dormia a sus horas?
-¿En que quedamos señor? – volvió a verlo con dureza, adivinando que había sido mala idea decir la verdad.
Continuara...