Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Haciendo irlandesitos. por nezalxuchitl

[Reviews - 49]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Contrabando de libros en este capitulo, señores. La mercancia mas peligrosa en ese entonces.

En la celebración del bautizo Domhnall volvió a ver a su alegre y despreocupado Gwaine, verlo lo hizo muy feliz. Festivo, bailando como en los viejos tiempos; con Helder, con Trofida, con Bastiao, que era bastante resbaloso. Verlos bailar y beber cuando el no pudo mas, y despertarse al dia siguiente con ese gesto característico, la mano asi sobre la frente.

Trofida preparo carne picante y en la tarde se alistaron para cruzar la frontera; no habría luna esa noche, era la mas segura para pasar mercancía tan peligrosa. Con seriedad, casi con reverencia, vistieron los chalecos largos llenos de bolsillos; uno o dos libros cabian en en ellos, dependiendo de su grosor. Libros con radicales novedades matemáticas, que seguían oliendo a morisco y hereje a los inquisidores censores. Libros eróticos de la mas descarada narrativa francesa, libros de filosofía de Hegel, libros de naturalismo con perniciosas ideas sobre la evolución, textos sagrados del antiguo Egipto.

Libros, costosos y peligrosos, títulos prohibidos en España, donde su posesión, ya no digamos su contrabando, acarreaba problemas con la justicia: adentrarse en el extraño, curveado mundo de los logaritmos naturales en vez de solo utilizarlos era tan ilegal como descubrir que las criaturas sobrenaturales que poblaban los bosques y la mitología japonesas en modo alguno podían ser considerados demonios, y si Gauss mismo había temido publicar su geometría tridimensional, España defitinivamente no estaba lista para ella.

-Miarma – se acerco el Guadalquivir a Domhnall con unos fajitos de papeles pequeños – usté se lleva esto entre los pañales de la nena, y me la mantiene bien calladita.

-Nuestra ahijada es una tumba – le apretó un cachetito Helder.

-¿Seguro que no necesitara una mordaza? – solto su veneno Bastiao.

-Seras desagradable. – le dijo el Desagradable – Oye, ¿no te cabe mas pornografía entre la ropa?

Domhnall no le pudo contestar, sonrojado como estaba al reconocer la copia de uno de los cuadros favoritos de Pacino, uno con siete ninfas en ruedita comiéndose armoniosamente en un laguito.

-¡No! Se le vaya a caer, o si la registran…

-Nadie nos va a pillar – aseguro Trofida, extendiendo ya la cuerda.

La cogieron todos con una mano, Helder en cabeza, el explorador mas experimentado y agil, Dom cargando a su bebe con ayuda de un rebozo en antepenúltimo lugar, Gwaine detrás de el y Trofida cerrando la marcha.

-Recuerden, si algo pasa, sueltan la cuerda y corren – miro el cielo y los invito a mirarlos – a la derecha de la Osa Mayor. Siempre a la derecha, a Portugal.

Asintieron, apagaron las antorchas y se pusieron en marcha bajo un cielo cuajado de estrellas, sobre un terreno rocoso y cortante. Tierra, tierra sin fin, solo con los hilos brillantes de los afluentes al Tajo bajando por entre las montañas.

-No se ve el mar… - le dijo Domhnall a Gwaine.

-No, esta muy lejos, en aquella dirección. – se las señalo Fradique.

-Lo verán, y tanto lo verán que llegaran a hartarse de el. – les prometio Trofida.

-Navegar es agradable. – aseguro Gwaine a Dom.

-Ji ere un pé.

-¡Silencio! – los callo el Desagradable.

Como fuera, al cabo de un rato nadie tenia aliento para hablar. Sudaban en medio de la noche por el pesado ejercicio físico. Trofida preferia llegar a Alcantara por la mañana, como si viniera de un pueblo vecino, para no despertar sospechas.

Dom se había desacostumbrado del exfuerzo físico, pero el temor a Pacino le daba alas para seguirles el paso a los curtidos varones. Estaba realmente jadeante cuando pararon en un dolmen del neolítico.

-Es la piedra parada – dijo Fadrique.

-Ya estamos en España.

A Domhnall le alegro saberse mas lejos de su marido.

-¿Puedes seguir? – le pregunto Helder cuando la ropa sudada comenzaba a sentirse fría.

-Dejame ver si Gealghealach tiene hambre.

Gealghealach tenia. Sus ojos verdes miraban atentos el cielo raso, como si lo desconociera, como si se supiera tan lejos de Irlanda como sus padres. El fresco se convertia en frio conforme las estrellas avanzaban sobre ellos; la osa, el cazador, las Pleyades a punto de ocultarse. Oyeron a lo lejos las campanadas de una iglesia.

-Joer, las cinco. – mascullo el Guadalquivir, y todos apretaron el paso.

Poco después del pueblo tomaron un sendero que se convertia en camino, para a la postre unirse a una antigua via romana. Otro puente, otra iglesia medieval y otra rocosa montaña detrás de ella.

Era una ciudad grande como Killarney, pero con calles empedradas y arbustos bajos y de un verde mas oscuro forestando sus alrededores.

Vendedores de churros que le hicieron agua la boca a Dom, pero los contrabandistas, como muchos otros, se apuraron a entrar a la iglesia. Dieron la paz a muchas personas, Gwaine se dio cuenta de que intercambiaban discretos signos, y a la salida, algunas personas se reunieron con ellos en el atrio.

-No conseguimos nada de Kant, profesor. – dijo Trofida al mas desesperado de ellos, un joven de apariencia nerviosa y grandes anteojos.

-¿Y estampitas?

-Esas si. Al ratito, el Desagradable se pondra donde siempre. Ahueque el ala, profesor, que un tio como usted no tiene que tratar con nosotros.

Varones vestidos con sencillez y sin cara de locos atormentados se acercaron.

-¿Conseguiste el lote?

-Todo todito. Dame el dinero y debajo de la piedra grande lo recoges en un ratito.

Una bolsita tintineante cambio de manos, recibieron encargos, Gwaine le compro churros a Domhnall y cuando estaban a punto de ser los últimos rezagados el Guadalquivir dijo:

-Ahora si, amo en cá mi compare.

En una hosteria bastante limpia, al pie de la antigua via romana, descargaron casi toda la mercancía en la trastienda.

El compadre del Guadalquivir se sento a la mesa con ellos.

-Es mejor que salgan asi. – dijo, refiriéndose a la salida del país de los irlandeses – Con esas caras ni un funcionario nacido ayer creería que son de por aquí.

-¿Ni si la pelirroja se pintara el pelo?

-Ni si se embozara como las árabes. Con esos ojos. – termino su vaso y lo puso en la mesa. - ¿A dónde quieren ir?

-¿Qué tan lejos podemos llegar?

-¿Cuánto tienen?

Trofida les había recomendado apañárselas con la perla de la concha de bautizo de la niña y mantener el manto escondido, como su herencia.

-Genova o Napoles.

-¿Cuál es menos caliente?

Gwaine se había dado cuenta de que eso seria un problema, si eran las diez de la mañana y sentia calor.

-Genova.

-Vasco – dijo Trofida – te los encargo mucho.

-Los cuidare como si fueran sacos de azafrán. Aunque por ese precio, el seme tendrá que trabajar, hasta resultara mas creible.

Gwaine asintió.

-El sábado voy a mandar jamon al duque (del Nuevo Extremo), pueden quedarse con el Coimbres hasta que llegue la carga de cacao de Mexico.

-¿La que va a mandar a Genova?

-Exactamente.

-¿Y no llamaran la atención?

-¿Dos irlandeses pobres buscando una vida mejor en otro lugar? No lo creo.

 

***

A la luz de una vela, el secretario adjunto del obispo de Castelo Branco se dispuso a revisar las listas con los nuevos bautizados que cada parroquia había sido solicitada a enviar, luego de una nota enviada por el Patriarca a cada obispo. Bautizados y niños nacidos muertos, o muertos poco después de nacer, aunque no hubieran sido bautizados. Esos pobres angelitos llenaban de pesar su corazón, aunque lo consolo que ninguno de los que había nacido vivo en el ultimo mes había muerto sin bautismo.

Muchos nombres, gracias a Dios, pues seguía haciendo falta gente luego de la guerra, tantos años de guerra contra Napoleon, los ingleses, ambos a la vez.

No sabia muy bien como debía sonar un nombre irlandés, fuera de Patricio, pero Gealghealach de Jesus Macken Gleeson no sonaba portugués, ni español, ni nada de lo que hubiera oído. Macken. Tenia idea que el Mac era escoces, pero igual no estaba muy seguro de que Escocia e Irlanda fueran una cosa diferente. Gealghealach Macken, turra, viva, hija natural destacaba con las características solicitadas como mosca blanca. Escribio dos notas, una para el secretario del Patriarca con sus datos y otra para el secretario de la catedral, solicitándole una copia de su fe de bautizo, misma que enviaría en cuanto tuviera.

Por el momento, la información, catalogada de urgente, tenia que salir.

 

*

 

Pacino interrumpio su entrevista con el emperador romano, Marco Antonio, en cuanto recibió la nota.

-Voreno, traidor. – lo saludo el emperador, tan fastidiado como el emperador en sombras de no haber follado a nadie en tres horas.

-Señor. – saludo Voreno a su señor actual, al acudir al llamado de la campanilla.

-Proveele entretenimiento al emperador mientras despacho un asunto urgente.

Voreno asintió, contrito. El mas juvenil e imberbe de sus soldados tendría que servir, pues ningún seme tocaba a una turra en los dominios de Pacino. Marco Antonio, por otro lado, estaba encantado de sodomizar muchachitos a media mañana.

Encontro a Vinny jugando con los niños en el jardín, ayudado por dos niñeras.

Le dio la buena noticia.

-Estan bien, los he encontrado.

-¡¿Domhnall y el bebe!? – cogio sus manos.

Asintio con una sonrisa linda.

-¿Dónde están, donde ha nacido?

-La bautizaron en Castelo Branco hace poco mas de una semana. Domhnall sobrevivio.

-¡Oh! Por supuesto que si – dijo, aliviado a pesar de todo – tiene que tener mas bebes con el hombre que ama.

-El hombre estaba con el. Reconocio a su hijo.

-Castelo Branco… - susurraba Vinny – Eso esta… - su mirada interrogante pedia ayuda a su tio.

-Cruzando la sierra.

-¡No puede ser! Embarazado y en esas rocas, lo que habrá sufrido…

-Fue lo mas inteligente. Ahora sabes que dio a luz y están a salvo tanto el como su turrita…

Pacino tenia una sonrisa ensoñada como del gato que pretende que no quiere comerse la mantequilla.

-Tio… - lo reconvino.

-Tambien sabemos que dentro de quince años su turrita será tan bella como el. Tal vez catorce.

Vinny meneo la cabeza.

-Eres incorregible. – Pacino lo beso - ¿Qué mas sabes?

-Pusieron Luna llena de brillo a la nena, y los dos apellidos, como los portugueses. Pero no te preocupes – le acaricio la mano- sabiendo donde estuvieron, mis espias tendrán que darme información pronto.

Ni siquiera había un “o les cortare las cabezas”; ellos mismos se las cortarían si no tenían noticias en breve.

 

Continuara...

Notas finales:

(Huye)

Slán!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).