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Huellitas - Haikyuu - Oikawa por Sickactress

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Extra I

 

Al final de la noche, un reducido grupo de amigos cercanos se vieron en la necesidad de contener el entusiasmo de disfrutar juntos un ameno reencuentro (si es que la conmoción generada por el cachorro se podía considerar como tal) y una alegre y extensa conversación. Yamaguchi se fue por su lado junto a Tsukishima, tendrían mucho que explicar mañana en la tienda de mascotas; y Oikawa e Iwaizumi volvieron a casa con sus dos mascotitas: el minino, en brazos de Iwaizumi, y el cachorro, dado a las tendencias de Oikawa de volverse torpe al lado de su pareja por andar muy enamorado, encerrado en la transportadora para mascotas. El cachorro roncaba muy suave.

 

Durante el regreso a casa ambos compartieron risas y desenfundaron rubores porque le habían entregado su confianza al mismo Yamaguchi sobre las secretas intensiones que guardaban para el otro. Enloquecían porque… ¿no había sido muy obvio que permitieran a ambos bebés vivir en vitrinas continuas, apartados de todos los demás? ¡Por supuesto que sí! Iwaizumi adoptaría un gatito para Oikawa, y Oikawa adoptaría un cachorro para Iwaizumi; como lazos de protección y señal de que siempre estarían ahí para aliviar su soledad. Enterneció tanto a Iwachan el noble y considerado gesto que les tuvo el pecoso, que a Oikawa le entraron un poco de celos: no siempre conseguía impresionar de ese modo a Iwachan tan fácilmente… aunque tampoco es como si él hiciera puntos y méritos para mejorar su score o para al menos saldar sus errores más tontos. 

 

Iwaizumi fue muy inteligente cuando se decidió por comprar todo lo necesario para que Oikawa pudiera satisfacer las necesidades del gatito. Claro que “necesidades del gatito” pasó a segundo plano y ser reemplazado por “la supervivencia del gatito”; porque, al parecer, Oikawa esperaba que el cachorrito que había adoptado para Iwaizumi comiera del suelo, bebiera del inodoro y durmiera sobre sus zapatos. Sí… esos eran pequeños desméritos de Oikawa que, secretamente, Iwaizumi amaba de él; aunque muy de vez en cuando también le dejaban muy cabreado. En fin… tan pronto como tendieron un suave almohadón en el suelo, sus pequeños bebés se arrimaron entre sí: el precioso gatito con la colita erizada y las garritas expuestas; y el amado cachorro con su patita enyesada, la trufa irritada por las muchas lamidas del minino, y su imparable colita.

 

Iwaizumi, con el menos cuidado de no espantarlos, fotografió el dulce momento y fue a reunirse con Oikawa; sentándose a su lado en el mueble, no sin antes frotar sus mejillas como lo haría un gatito afectuoso, abrazarse a uno de sus brazos y sacarles una fotografía a ambos. Se sentía tan realizado en ese momento, que le invadió la necesidad de transmitirle su satisfacción a Oikawa.

 

– Lamento que tu cachorro se fracturara una pata, Iwachan – se disculpó Oikawa, causando que las puntiagudas orejitas del gatito se movieran al escuchar se nombre – No se suponía que fuera de esta manera… y no pude hacer nada para evitarlo – dijo, encogiéndose como un niño pequeño.

 

– Tranquilo, es un lindo cachorrito – Desvió su mirada de la galería de fotos de su teléfono celular y le dedicó un casto beso en los labios, para luego sestarle una suave bofetada en la otra mejilla, desconcertando a su novio – ¿Por qué regalarme un cachorro en el día de tu cumpleaños?

 

– Me sentí muy mal por no estar ahí el día de tu cumpleaños, Iwachan – dijo, agitando de nuevo las orejitas de su gatito; y dado a su tristeza, rememoró un día soleado como si hubiese sido el día más gris y lluvioso – Prometo no volver a perderme un día que sea importante para ti – Tomó las suaves manos de Iwaizumi entre las suyas y besó cada uno de sus dedos con suma ternura.

 

– Tonto, sólo fue el trabajo, no me debes nada. Además… – Con una sugerente mirada, Iwaizumi envolvió el cuello de Oikawa entre sus brazos, acercándose peligrosamente a sus labios – cuando volviste a casa me cuidaste “muy bien”, luego de tratarme “muy mal” – susurró, esclavizándolo con su dulce aliento. Iwaizumi suspiró una sonrisa, percibiendo el estremecimiento de Oikawa.

 

– ¡¡I-Iwachan…!! – Oikawa se abalanzó sobre sus labios y recostó el cuerpo de Iwaizumi sobre el mueble, con desbordante pasión – Iwachan… ¿p-puedo pedir un deseo de cumpleaños… ahora?

 

– ¿Ahora? – dijo, dudoso. Entonces, sin esperar su respuesta, Oikawa corrió hacia su dormitorio y regresó a los pocos segundos, en las puntas de sus pies para no despertar a sus mascotas, con un bonito cofre, rosa pastel, donde, tras abrirla, Iwaizumi encontró unas orejitas de gato y una ropa muy diminuta y transparente. De inmediato, frunció el entrecejo – Tooru… esto es... no, no tengo palabras para describir esto. ¡¿Cómo duermes por las noches?! – rugió silenciosamente.

 

– ¿Puedo, puedo, puedo…? – suplicó Oikawa, juntando ambas palmas por encima de su cabeza, arrodillándose frente a Iwaizumi; quien consideró seriamente llamar al cachorro con su nombre.

 

– ¿Piensas ponértelo para mí? – sonrió Iwaizumi, expandiendo la prenda ligera sobre el cuerpo de su impaciente y hambriento novio – Te quedará un poco pequeño, pero te verás muy lindo.

 

– Eh… y-yo… yo esperaba que tú… – Oikawa tartamudeó, no sabía cómo explicárselo sin que de pronto Iwaizumi le hiciera sentir que era la primera vez que hacían este tipo de cosas juntos.

 

Rebosante de ternura por el rostro desconcertado de Oikawa, Iwaizumi reprimió una carcajada; era muy lindo ver lo idiota que Oikawa se ponía por él, aunque muy de vez en cuando le sacaba de quicio. Dejando los ridículos acontecimientos de su novio a un lado, Iwaizumi guardó la ropa íntima en el adorable cofre y, con felina mirada, tomó a su presa por la muñeca, tentándolo con el contorneo de su cuerpo a atravesar la oscuridad del corredor, en dirección al dormitorio, en las puntas de sus pies. Oikawa quedó esclavizado en la sensualidad de Iwaizumi y, temiendo hacer un mal movimiento que pudiera arruinar este momento, caminó detrás de él tan rígido como una estatua, dejándose llevar por su suavidad y el coqueteo del dueño de su corazón. 

Notas finales:

Apenas ayer volví a editarlo *sí, nunca estoy satisfecha con lo que escribo y tiendo a editarlas si no estan concluidas del todo. Este tipo de cosas, por supuesto, no pasan en las demás historias, tranquilos*  Puede que edite algunas cosas mas tardes, a partir de "¡¡I-Iwachan!!"


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