Me fijé en la gran cicatriz que se había formado en mi brazo, mi cuerpo había reaccionado más lento por la mordida de un Ghoul así que tardó en cerrarse la herida e iba a durar aun más tiempo antes de que sanar por completo. Pero lo más relevante es que algo había cambiado en mí desde aquel momento, desde aquella escena violenta y sensual. Recordé esa experiencia pero igual regresó a mi mente el instante en que vi a ese tierno muchacho, tan inocente que ahora se volvió un joven feroz y noble. No sólo él cambió… Yo también al parecer. Mi organismo no entiende lo que pasa, no procesa lo que está naciendo en mí. Siempre me he visualizado devorando plácidamente a Kaneki pero ahora solo siento como estoy detrás de él, a punto de alcanzarlo pero sin tocarlo. Es una extraña sensación, me inquieta. Empezaba a albergar todo tipo de sentimientos, hasta un cierto punto dejé de controlar mi cuerpo y se liberó mi Kagune. Lo veía brillar como nunca antes, esta inusual visión me dejó plasmado.
-Es que Kaneki es mi platillo no otra cosa, no es alguien que necesite con esmero, es mi alimento. ¡¿Qué me pasa?!
Le gritaba al aíre. El órgano utilizado como arma estaba tan lúcido y logré ver mi reflejo. Mis ojos habían adoptado su forma de Ghoul. Agarré dramáticamente mi pecho, donde los latidos del corazón parecían a punto de estallar.
-¿Es así como se siente cuando quieres a alguien? The first love?
Imaginar a Kaneki lejos de mí hacía que albergara un dolor grotesco. Los deseo tanto en alma como en cuerpo. Llegué a la conclusión de que el ser más delicioso que he conocido, es el ser que más amo…
Pasaron los días y las semanas y desde que aclaré mis sentimientos, decidí mantener mi distancia, con la esperanza de que todo fuera una equivocación y así regresar a mi plan original, sigo confundido y sin creer que mis sentimientos hayan cambiado tan drásticamente. Era casi inaceptable para mí. Todos se sorprendieron y tomé de excusa que me estaba recuperando de una pelea contra los del CCG en mi última misión. Solo observaba como Kaneki crecía y se tornaba más brillante, porque así es como lo veo ahora, como una luz. Me sentía en paz con tan solo observarlo y en ocasiones en las que tomábamos una taza de café junto. Después de todo mi debate interno, tomé la simple decisión de ser un punto de transición entre el esfuerzo en el entrenamiento y la vida normal de aquel joven. Quería darle tranquilidad, así que platicábamos de los libros que solíamos intercambiar, los de su autor favorito. Allí es cuando lograba grabar en mis memorias su preciosa sonrisa… Porque nuestros días normales no volverían jamás, ya que la tormenta recién se estaba acercando. A pesar de mi distanciamiento me mantenía al tanto de los planes y estrategias. En unos días la batalla sería inevitable, en unos cuantos días iba a empezar la batalla. No iba a permitir que le pasara algo a Kaneki, <<el único que puede hacerle algo soy yo. >> Estaba más que decidido a defenderlo, destruiría a sus enemigos, sin piedad.
El día estaba nublado, gris, tétrico, como anticipando algún tipo de desgracia. En aquella tarde daría lugar inicio una guerra entre: la CCG, el Arbol Aoigiri, Anteiku. Kaneki junto con sus seguidores estaremos presentes. Su lema en la pelea era: “proteger a sus seres queridos”. << Patrañas>> una mezcla de celos y preocupación ocupaba la mayoría de mi mente. Yo había participado en disputas anteriormente, sabía cómo manejar situaciones así. Pero conocía a la perfección el nivel de poder de Kaneki y desgraciadamente no era suficiente para ganar. En un abrir y cerrar de ojos, todo se tornó gritos y ruidos estruendosos de armas de fuego. Con el avance de la batalla perdí de vista al muchacho, corrí desenfrenadamente para dar con su paradero. La situación se había tornado demasiado para nuestro pequeño grupo. Nuestros aliados estaban cayendo uno tras otro y los CCG estaban al tope de refuerzos. No importa si eres un Ghoul, el regenerarte múltiples veces presenta un riesgo y resultó que el árbol Aogiri es una amenaza aun mayor de lo que predecimos. Me había desesperado por encontrar al chico y llevármelo lejos de allí, antes que alguna tragedia ocurriera. Estoy consciente de que se opondrá, pero mi tarea es la de mantenerlo a salvo y ni siquiera él me lo impedirá. Me deshice de varios enemigos, tantos que ya no diferenciaba si eran humanos o Ghouls. Mi Kagune se iba escondiendo como señal de agotamiento. <<Wait for me, darlyng>>. Después de intensa búsqueda por el campo de batalla, lo localicé en el techo de un edificio. El paisaje era nada más que escombros por doquier, igual que cuerpos sin vida, como signo de una lucha sanguinaria. El joven estaba llevando a cabo un asesinato, él tan elegante hasta cuando le quita la vida a alguien, tal como un cuadro recién pintado… Llevaba puesta su máscara para proteger su identidad, esa dramáticamente sádica que escondía la verdad sobre él. Volteó a mi dirección y nuestras miradas chocaron, ambos con nuestros ojos de Ghoul. Me dijo todo y nada al mismo tiempo, <<mirarme así solo hace que pierda la cordura Kaneki Ken>>. Tranquilicé mis instintos y estaba listo para hablar con él, si fuese necesario, pelearía. El método no era importante, en cambio salvarlo sí:
-Kaneki, no puedes seguir. Se volvió demasiado peligroso.
Le grité para que me escuchara a través de los sonidos de disparos y explosiones. Quise simular seriedad pasándome la mano por el cabello y acomodando la chaqueta de mi traje. No podía demostrar lo desesperado que estaba por él, ahora necesito que me haga caso.
-No pueden detenerme, debo concluir con la misión.
Mi paciencia se desvanecía y mi esmero por mantenerme controlado se esfumaba:
-¡No les debes nada!
Le reclamé locamente, apretaba mis puños por la rabia.
-Debo protegerlos.
Rebatía sin doblegarse, con una voz serena, casi dulce. <<You are a fool Kaneki>> gritaba en mi interior. Mordí mi labio inferior por el enejo y seguidamente perdí los estribos. Mi bestia interior amenazaba con apoderarse de mis impulsos:
-¡No voy a dejarte ir! ¡Aunque sea necesario lastimarte!
Empecé mi ataque y me acercaba rápidamente a él, mi Kagune estaba en posición, listo para atacar pero mi vista me traicionó, estaba iniciando a nublarse: <<ahora que tengo la oportunidad que antes deseaba, no puedo lastimarte… Amore mio!>> Me detuve justo cuando mi arma estaba a unos centímetros de su yugular. Él no movió ni un músculo, solo se mantuvo observándome con esos ojos profundos, en los cuales me veía reflejado. Yo, estaba llorando… Yo que me había comprometido a ser su espada, su salvación. Y de un rostro sin expresión cambió a uno de remordimiento, fue lo último que vi de Kaneki. No me había dado cuenta de lo sucedido, solo percibía un calor, que se expandía desde mi abdomen. Veía sangre correr sin cesar, algunas gotas escurrían de mi boca. Después de que el efecto de shock se pasará me percaté, el muchacho me había apuñalado con su Kagune. La herida era sin duda grave pero no mortal. Fríamente calculado por Kaneki para sacarme del juego. Se aprovechó de mi momento de quiebre… <<Tan cruel, aprendiste bien>>. Por más que quisiera hablar, me quedaba sin fuerzas. La impotencia es un sentimiento desgarrador, <<esto es una mierda>> repetía en mi cabeza tirado en el suelo, sin ninguna oportunidad de moverme. No solo se había estropeado mi elegante traje, si no que había fallado, por primera vez, en algo que me había propuesto. Estaba tan frustrado tanto por mi situación como por tener en mente que las probabilidades de que Kaneki fuera derrotado eran altas. El sofocante dolor, rabia, desesperación formaban un veneno mortal, me sentía desvanecer, mis ojos se cerraban lentamente y me cuerpo me pedía a gritos el rendirme. Lancé un largo suspiro, acompañado de una oleada de recuerdos, tales como una película en blanco y negro, memorias de ese niño que tanto me obsesionaba. Kaneki es el que ocupara mis pensamientos más profundos. Percibí a lo lejos unos pasos, se tornaban cada vez más cercanos. Escuché su voz, muy cerca de mi oído, sus labios rozaban mi oreja. Dejó un calor que recorrió desde mi nuca hacía todo mi cuerpo. Por su tonalidad parecía que tuviera un nudo en la garganta y con dificultad me dijo:
-Recuérdame, ámame… Quisiera haber tenido el tiempo suficiente para quererte aun más.
Después de eso solo se camufló con la oscuridad de aquella noche turbia y así desaparecer. <<Yo aun no te he probado Kaneki Ken>>, imploraba por mis adentros. Aunque de forma descabellada, eso me dio una idea. << Probar, comida, recuperación…>> junté las piezas del rompecabezas, lo que revivió mis esperanzas. Sin pensarlo dos veces enfoqué toda mi energía restante en una de mis extremidades. Después de varios intentos logré llevar mi antebrazo a mi boca. Brutalmente desgarré una parte de mi propia carne, <<tal como me imaginaba, tengo un sabor sublime>> alardeé mientras tragaba lentamente. Cada segundo contaba y al ingerir poco a poco sentía como me cuerpo se revitalizaba. La naturaleza de un Ghoul es tan atroz, pero lo que estoy haciendo es técnicamente flagelación, sin duda Kaneki me tiene bien controlado, enamorado… sobretodo loco. No quise exagerar con el daño a mi brazo para que mi cuerpo se repusiera por completo, el proceso iba a tardar más pero al fin podría levantarme y hacer algo antes de que fuese demasiado tarde. O eso quería creer. <<Amore! Voy a salvarte>>