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Vampires and Demons por Anna-chan

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Notas del capitulo:

¡Hola! Disculpen por la tardanza, pero los examenes me tienen loca.

Aqui un nuevo capítulo de esta loca historia. 

Espero que les guste!

Rido bufo molesto, hastiado de estar detrás de ese aburrido escritorio. Con pereza tomo una de las tantas carpetas que se encontraban allí. Reviso el documento que los demonios le habían llevado. Ser el Rey, tanto del mundo demoniaco como el vampírico era muy aburrido. Pensó en la posibilidad de usar aquellos documentos para hacer una fogata con sus niñas, pero la desecho, eran papeles importantes para su mundo. ¡¿Dónde carajos esta Haruka?! Él también era un regente, pero no, seguro estaba durmiendo como un puto oso con las pequeñas. Gruño de nuevo.

 -  Ya van cuatro gruñidos y tres bufidos desde la mañana. – Escucho la suave voz de su esposo.

 -  Revisar tantos documentos me aburren. – Suspiro el demonio, Zero sonrió.

 - Puedes dejarlos un momento. – Se escucho un click en la puerta. El vampiro se acercó a él y se sentó en su regazo. – Tengo hambre.

 -  ¿Ese estúpido de mi hermano no te alimento ayer? – Suspiro al sentir la fría lengua pasearse sobre su cuello.

 -  Sí lo hizo, pero sabes que solo la sangre de los dos, me llenan por completo. – Susurro sobre la piel del otro, haciendo que esta se erizara por completo.

Introdujo sus colmillos en aquel cuello palpitante. Zero gimió de placer al sentirse completo. Era lo bueno de tener dos alfas, así se podía alimentar más. Rido sabía lo que venía después, lo estaba sintiendo en aquella punzada placentera en su bajo vientre. Conjuro un hechizo para que nada saliera de estas cuatro paredes. Con cada sorbo que su esposo daba, iba excitándose más y más. Se levanto, sujetando a Zero para que no cayera y lo sentó en su escritorio haciendo volar los documentos que le estorbaban. Con un suave lamido, el vampiro se apartó de su cuello, dándole un casto beso en los labios.

Rido no se contuvo, sus labios bajaron hasta el cuello del vampiro, lamiendo el lugar opuesto a la marca de su hermano. Zero ronroneó ante el mimo recibido, rodeo a su esposo con sus torneadas piernas haciendo que el contacto entre sus cuerpos se acrecentara. Sintió unos brazos rodearle desde atrás, el otro aroma invadió sus fosas nasales. Haruka.

-   Empezaron la fiesta sin mi… - Susurro lamiendo el lóbulo del vampiro. Sus manos viajaron por el pecho, desabrochando los botones. - ¿Te parece si terminamos lo que dejamos pendiente la otra noche, Hermano?

-   Estoy de acuerdo Haruka. – Rido respondió. – Ayer nos dejaste con las ganas y te fuiste a dormir sin más. –

-   Cuando nuestras hijas me llamaron Mami se burlaron. – Sus mejillas se colorearon.

-  Te queda muy bien ese mote, total, eres su madre ¿No? – Rido le quito los pantalones de un tirón.

- Será muy difícil hacerlo aquí… - Dejo de acariciarle.

Rido lo levanto y lo llevó a un diván cercano, de tapiz rojo y largo, con almohadas blancas y negras. Zero se sintió devorado con las miradas que sus esposos le dedicaban. Sabia lo que esas miradas significaban, sería devorado por esas dos bestias que estaban hambrientas de su ser. Le encendía esa situación, le excitaba saber que sería devorado por dos demonios. Oh si, su libido crecía poco a poco. Sus ojos se encendieron en rojo vivo.

Con su poder hizo que los demonios se sentaran en el diván. Besó a Rido, introduciendo su lengua en la boca de su esposo. Tan rápido como el beso llegó, se fue. Luego besó a Haruka, repitiendo el proceso que había hecho. Se separó del hermano menor, y lo pusieron de pie. Eso lo tomo por sorpresa. Chocó con el torso desnudo de Rido, gruño cuando sintió una cálida boca engullir su miembro. Abrió los ojos, las amatistas se fijaron en los ojos chocolates de Haruka, quien le practicaba una felación exquisita.

-  Ah~. -Unos dedos pellizcaban sus pezones. El placer intenso se esparcía por todo su cuerpo.

- Parece que a nuestro gatito le gusta. – Ronroneo de placer, lamiendo el cuello de Zero.

Haruka dejó de engullir aquel delicioso miembro, lamiendo el abdomen para luego subir por el torso, dejando un camino de saliva por el cuerpo del vampiro. Miro a su hermano compartiendo un mensaje en silencio. Zero trago con dificultad al sentir que sus piernas eran levantadas, Rido se apoyo contra un mueble que misteriosamente estaba allí. Levanto las piernas de Zero dejándolas abiertas.

-   Ayer nos dejaste con hambre, pequeño Zero. – decía Haruka mientras se quitaba la camisa, para luego proceder con sus prendas inferiores. – ahora pagaras por ello. – Zero se sonrojo al ver como aquel palpitante y gran miembro dejaba salir gotas del líquido pre-seminal.

-  Relájate, cariño~. - susurro Rido en su nuca. Dios, se estaba muriendo por tener a aquellos dos demonios enterrados en él.

Iba a decir algo, pero calló cuando sintió que aquel pene se introducía en él. Se apoyó en los hombros de Haruka cuando el ardor se mezclo con el placer. Una traviesa lengua le pidió permiso para acceder a su cavidad. No se rehusó, dejó que aquella lengua explorara su boca, sintiéndose extasiado. Haruka salió un poco, para luego volver a entrar con fiereza. Soltó un gemido ante el trato que recibió. El vaivén empezó, lento y tranquilo. Cuando Haruka le sostuvo las piernas, Rido pudo terminar de desvestirse. Nunca lo diría, pero ver cómo le follaban a Zero le estaba calentando, pero solo lo compartiría con su hermano, no con otra persona, por algo ambos eran los alfas del vampiro.

Zero de pronto fue volteado brusca mente, apoyo sus rodillas en el extraño mueble en que se sostenía. Gimió contra el pecho de Rido, la mano de este le estaba estimulando, aumentando el placer que sentía. Sus miradas se conectaron y ambos se besaron. Zero no podía estar quieto, las embestidas le mareaban del placer, haciendo que su vista se desenfocara. Haruka dejo de embestir de forma salvaje, moviéndose en forma de circulo en su interior. Esta era la parte que más le gustaba.

Sus piernas volvieron a ser levantadas, esta vez por Haruka quien seguía dentro suyo. Respiro profundo y con un asentimiento, Rido entro en él. Contuvo un gruñido de dolor, aun no se acostumbraba a tener a los dos en su interior. Ambos demonios dejaron que se acostumbrara a la doble penetración. Unos tímidos movimientos por parte de Zero les indico que era el momento.

Y las embestidas empezaron…

De forma sincronizada salían y entraban en su interior. Por más que al principio dolía un coño, siempre terminaba en placer para los tres. Pues ambas bestias, a la vez que disfrutaban de su cuerpo, se preocupaban en hacerle disfrutar a él también. Por lo que terminaba de delirar del placer, sintiéndose completo al ser penetrado por sus dos alfas. Los gemidos no se hicieron esperar, ambos miembros tocaban el punto que le hacia delirar, el placer se acumulaba bajo de su vientre, haciéndole temblar sus piernas. Los espasmos le volvían loco, dejándose guiar por ellos, mordió a Rido, bebiendo de él. Las embestidas aumentaron de ritmo. Los sentía cerca del orgasmo.

El fue el primero en venirse, ambos demonios lo mordieron, y el dolor de ambas mordidas fue el detonante de su éxtasis, manchando su vientre y el de Rido. No supo quien fue el segundo en venirse, pero la semillas de ambos le ardió en un placentero calor que fue derramándose en el suelo. Ambos demonios soltaron su cuello, cerrando la herida. Salieron de su interior y Haruka le alzó en sus brazos y le llevo al diván de antes. Rido comenzó a vestirse, podían seguir haciéndolo, pero sus pequeñas se despertarían en breve.

No sentía sus piernas y el espasmo del orgasmo seguía produciéndole una agradable sensación de tranquilidad y relajación. Se vistió lo mejor que pudo, sus sentidos seguían nublados. Se acostó en el diván rojo, aun tenía un poco de tiempo para dormir, sus deberes empezaban en unas horas.

Ambos hermanos se quedaron mirándolo. Se sentían muy a gusto, sin duda, encontrar al vampiro peli blanco fue lo mejor que paso en sus monótonas vidas. Lo amaban, ese mocoso los pudo unir más que nunca, ahora que ambos pertenecían al vampiro no se separarían de él y lo amarían como solo aman los demonios.

……………………………………………………………………

El carro se detuvo frente a una gigantesca mansión. Su madre, Kaien, fue el que se bajó primero, siendo recibidos por los regentes del mundo demoniaco. Su padre, Yagari, fue el segundo en bajarse, saludando con una respetuosa reverencia, la pareja le devolvió el gesto, sonriendo con amabilidad. Apretó su pantalón, estaba nervioso, nunca había llegado a esa parte del mundo. Sus padres le habían dicho que el mundo se dividía en muchas partes, siendo cada parte pertenencia de cada una de las razas. Ya habían visitado la gran parte del mundo, presentándole a él como futuro regente del mundo vampírico, pasaron por los distintos reinos. Pero faltaba uno solo, el reino de los demonios. Intento tranquilizar su respiración, conocer gente lo ponía nervioso. La puerta se abrió, asustándole. La mirada de su padre lo tranquilizo un poco.

Su padre se hizo a un lado, y un poco dudoso salió del auto. Fue hasta donde estaba la pareja y saludo como lo había hecho su padre, con una reverencia. Y como respuesta, una cálida sonrisa y una reverencia por parte de la mujer, el hombre se limitó a hacer una reverencia. Una bienvenida por parte de la pareja y entraron a la mansión.

El salón era grande, con sofás y sillones de cuero rojo que iba a cuerdo con el tapiz marrón claro, en una mesa frente a los sillones se encontraba un juego de té y pastelillos de distintos colores. Las ventanas de marcos negros eran cubiertas por largas cortinas rojas con bordados de rosas. Él se sentó en medio de sus padres y la pareja se sentó en el sofá del frente. Estaban conversando amenamente, pero Zero no podía escuchar, los nervios le dominaban y no permitía que escuchara y dijera nada. Todo quedo en silencio y sintió unas pesadas miradas sobre su persona.

-   Zero ¿Estas escuchando? – Escuhó la voz de Kaien cerca suyo.

-   ¿Eh? – Puso atención a su entorno.

-   Aww… - la mujer lo miró con ternura. – Cariño, no tienes que sentirte nervioso.

-  Eso lo dijiste amor, pero también estabas así cuando te presentaron. – Se burló la pareja de la demonesa, esta solo sonrió.

-  Es que no estoy acostumbrado a conocer personas. – respondió, sus mejillas estaban un poco rojas.

-  Es por que no te gusta socializar… - recrimino su padre. Iba a responder, pero se escuchó una voz.

-  ¡Kaien-san! ¡Que alegría verlo aquí! – Una voz femenina llamó la atención. Una mujer igual a la demonesa del frente se bajaba por las escaleras. Llevaba un vestido casual y su cabello marrón recogido en una coleta.

-  ¡Juuri, quería! ¿Dónde están los sonsos de tus hermanos? – pregunto el padre de la chica, haciéndole un lugar en el sofá.

-  Esos perezosos no han querido bañarse aún. – tomó un bocadillo y se sentó entre sus progenitores.

-  ¡Que grande estas Juuri! La ultima vez que pude verte aún eras una adolescente. – Kaien sonrió.

-  ¿¡Eres Zero-chan?! – pregunto sorprendida cuando vio al joven. - ¡Woah! Cuando te vi estabas pequeño, me daban ganas de abrazarte. – le tendió su mano en forma de saludo, su madre la reprocho con la mirada, esa no era una manera de saludar.

-  ¿Debes ser Juuri-san? – Pregunto curioso, le caía bien la mujer. Antes de que ella quitara su mano la estrecho, se sentía bien que ella actuara como él.

-  ¿Juuri querida, puedes mostrarle a Zero-kun nuestra casa? – Pregunto la mujer, mas bien fue una petición.

- Por supuesto madre. – Se puso de pie - ¿Vienes Zero-chan?

-  Si. – Respondió poniéndose de pie. – Muchas gracias Señores Kuran.

-  ¡Awee! Dime Akeno-san cariño. – Se sonrojo ante el cariño que le había tomado la mujer.

Ambos jóvenes se retiraron, recorrían la mansión hablando cómodamente. La chica era muy explosiva, pero se sentía bien con su compañía, le trataba como un amigo y eso le relajaba y le hacía feliz. Le mostro cada parte, las habitaciones, la cocina, los baños, nada se le escapaba a ella, incluso le había presentado a sus mascotas. Un perro negro y dos gatos, ella había dicho que los gatos eran de sus heramanos y el perro era de ella. Como lo pensó, el perro tenía la misma personalidad que su dueña, en este caso madre, y apenas verlo se lanzó a sus brazos lamiéndole la cara. El se reía mientras Juuri regañaba al perro de nombre Scotti, mientras este con las orejitas bajas intentaba hacerla reír, lo que consiguió en poco tiempo. Luego de aquellas presentaciones, el miro hacia una de las ventanas y quedó muy enamorado de la vista del jardín.

Era grande y colorido, las rojas eran las flores favoritas de la familia, estaban por todo el jardín. Rojas, rosadas, blancas, amarillas, todas adornaban el jardín que en el centro tenía una mesa de hierro verde y un par de sillas del mismo color. Juuri abrió la puerta y Scotti fue el primero en salir, alegremente corrió por los lados, llamándolos con su ladrido. Sin esperar que la chica le invitara, salió de la casa, mirando maravillado el jardín, sus oídos captaron el sonido de agua golpeando unas rocas. El jardín daba paso a un arroyo que pasaba por ahí, el sonido le relajaba. El viento soplo y el se dejo llevar, hasta que un exquisito aroma llamo su atención. Sentía como su omega interior ronroneaba con el aroma a su alrededor. No podía ser.

Cuando volteo, los volvió a ver. Dos jóvenes, uno de cabellos cobrizos y otro de cabellos chocolate. Estaban hablando con Juuri y abrió los ojos con sorpresa, ahora los recordaba. Eran los pequeños que fueron una vez en su fiesta de cumpleaños. Los hermanos fijaron su vista en él, si mal recordaba, el de cabellos cobrizos se llamaba Rido y el otro era Haruka, el mellizo de Juuri. Ambos lo observaban con depredadoras miradas. Su omega se revolvió en su interior. No podía ser, esto no estaba pasando. Y cuando uno de ellos se acerco para tomar su mano y darle un beso en ella, lo entendió. No podía creer que esos hermanos sean sus alfas, un omega solo tenía un alfa en su vida. ¡Y él poseía dos alfas! Estaba muy confundido.

-   Wow, Zero-chan, tu… - Al parecer la mujer había entendido la situación. – Rido, déjalo.

-  ¿Por qué deberíamos dejarlo, hermanita? – Pregunto Haruka acercándose al albino vampiro. Repitiendo la misma acción que su hermano. – Mira hermanito, nuestro pequeño omega ya es mayor.

-    Si~ podemos comerlo cuando queremos. – sonrió de forma depredadora.

-   ¡Ni siquiera lo piensen! ¡Zero-chan debe llegar puro y casto al matrimonio! – grito su hermana intentando alejarlos.

-    Tanto así no… - dijo Zero, arrepintiéndose de haberlo dicho, pues las sonrisas de los hermanos se ensancho más. – Eh, quiero decir que, eh. – Intentaba excusarse.

-    Entonces deberíamos casarnos con él ¿Verdad hermano? – pregunto Haruka mirando a Rido.

-    ¡¿Están Locos?! – grito Juuri. – ¡No dejare que lo violen!

-    No va a ser una violación en si… - Zero volvió a arrepentirse de su comentario, odiaba a su naturaleza omega al decir tales cosas. – No me hagan caso. –

-    Ves, a él le gustaría que nosotros lo comie… - No termino la frase, un cubo de agua fue lanzado misteriosamente a su persona. Zero si que tenía buena puntería.

-   ¿Qué pasa aquí? – Los progenitores hicieron acto de presencia.

-    Madre, Padre. – Saludo cordialmente Zero con el cubo de agua en sus manos. – Estábamos charlando amenamente con Juuri y sus hermanos. –

-    Pues, si es una amena charla ¿Por qué tienes ese cubo de agua en tu mano? – su Padre parecía divertido.

-    Zero, debemos irnos ya, Kaito nos aviso que Ichiru esta por matar a los cocineros de hambre. – Kaien agarraba el brazo de Yagari.

-   ¡Oh ya entiendo! – Akeno parecía muy feliz. - ¡Seremos familia muy pronto!

-    ¿A que te refieres, querida? – pregunto su pareja.

-    Kaien, Yagari, al parecer su hijo ya encontró a su alfa. – sonrió ella.

-    ¡Oh, Juuri no me digas que…! – La mencionada se sonrojo.

-    No me refería a ella, Juuri es una hermosa omega. –

-    ¿Entonces te refieres a…? – Yagari pregunto celoso.

-    A mis hijos. – Seguía sonriendo.

-    ¿A quién de los dos? – Kaien estaba muy sorprendido y feliz, sus familias se podían unir, ahora solo faltaba saber quien de los dos hermanos era el alfa de su lindo hijo.

-   Papá, Mamá… - Zero empezó a jugar con sus dedos. – Lo había sabido desde mi cumpleaños número cinco, pero me había olvidado. – Estaba muy rojo.

-   ¿Por qué no simplemente no dicen quién es? – reprocho el demonio mirando a su esposa.

-  El problema es que… -

-  ¡Zero-chan posee dos alfas! – Juuri no se aguantaba el chisme. – Y son los estúpidos de mis hermanos.

Yagari se quedó piedra, Kaien se había desmayado de la sorpresa. El demonio exploto de la risa al enterarse y al ver la cara de los demás. Akeno dio un grito de alegría y abrazo a Zero dándole la bienvenida. Ambos hermanos estaban regañando a su hermana, reprochándole por ser tan impulsiva y decir eso sin tacto alguno. Zero simplemente se quedo sonriendo, no se había esperado una reacción así de parte de sus progenitores. Sin duda alguna, su hermano mayor, Kaito mataría a sus alfas al enterarse. Y sonriendo por su pensamiento, correspondió al abrazo de su futura suegra.

Notas finales:

¡Espero que les haya gustado! 

Nos leemos luego. 

Anna-chan


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