16 años después.
—Naruto…— Amenazó con voz suave, frunciendo ligeramente el ceño.
—Sasuke.— Le sostuvo la mirada al pelinegro a la vez que cruzaba ambos brazos, frunciendo el ceño de forma más pronunciada que el contrario.
—Tienes 32 años, ¿cuánto tengo que esperar a que madures por completo?— Preguntó con un gruñido, acariciando el puente de su nariz con resignación. —No es la primera vez que tenemos esta conversación, ¡no seas un mocoso!— Renegó, llevando su mano a la espada que se encontraba en su espalda.
—¡Jamás! ¡Y sabes que no me importa sacar a pasear a Kurama por la aldea-dattebayo!— Amenazó, llevando una mano a su vientre para hacer más seria su amenaza.
—Atrévete, patearé el trasero del Kyūbi con mi Susano y a ti te meteré a Kusanagi en el trasero…hasta la empuñadura.— El guerrero espiritual de Sasuke comenzó a formarse a su alrededor al tiempo que Naruto presionaba su vientre, dispuesto a abrir la llave de Kurama.
Ambos se fulminaron con la mirada, retando en silencio al otro a cumplir con su amenaza y, como siempre, el primero en hacerlo fue Naruto. Si bien había adquirido mucha madurez en esos años, la misma se esfumaba con ese tema, obligando a Sasuke a tomar medidas especiales. Sin quedarse atrás ante la clara provocación, el pelinegro dio forma total al Susano, irguiéndose ambos en las afueras de la aldea.
—¿Otra vez me metiste en una de sus estúpidas peleas maritales, mocoso? — Kurama entornó los ojos al verse libre de su celda y al Uchiha frente a él, sabiendo cuál era su propósito allí. Lo único bueno era que podía patear el trasero del Uchiha, eso valía un poco la pena.
—¡Sí! Vamos a patear el trasero del teme, Kurama!— Exclamó, chocando su puño con la palma de su mano.
Cansado de semejante estupidez desde su punto de vista, Sasuke decidió que sería el primero en atacar, valiéndose de su espada para atacar la cabeza del zorro desde el inicio. Naruto se las pagaría por semejante drama, pondría su maldita cabeza en su lugar o al menos la usaría para decorar el jardín. Los gritos no tardaron en llegar desde Konoha, quienes si bien ya estaban acostumbrados a las peleas del Uzumaki y el Uchiha, pocas veces llegaban al extremo de tener que ver una pelea de esas dimensiones. A todos les causaba temor la vista Kyūbi y el Susano de Sasuke.
Sin quedarse atrás, Kurama no dudó en esquivar el ataque y correr, preparando varias biju damas especialmente para el Susano. La pelea transcurrió durante largos minutos en los que ambos se atacaban sin que el lazo sentimental los hiciera tener algo de consideración, después de todo estaban defendiendo sus puntos de vista.
—¡Madura, usuratonkachi!— Le gritó Sasuke momentos antes de que las manos de su guerrero quedaran unidas con las de Kurama en una lucha por ver quién se los dos hacía ceder al otro.
—¡Si permitir eso es ser maduro, jamás lo haré. Ya te lo dije!— Totalmente convencido, liberó más de su chakra para poder superar a Sasuke, riendo triunfal desde antes cuando lo vio perder fuerza poco a poco. Aquello lo extrañó bastante, cuestionándose por unos segundos por qué el bastardo había comenzado a disminuir su fuerza, sacando conclusiones lo más rápido que su cerebro podía. ¿¡Y si…!? Asustado, tiró el cabello de la cabeza de Kurama para que se detuviera. —Déjalo, zorro estúpido. ¡Vamos a lastimarlo si…!— El miedo lo recorrió entero y le dio un escalofríos al imaginar que podría estar dañando a Sasuke mientras se encontraba en estado, volviendo a sellar a Kurama en su interior rápidamente. Quedó en el aire unos segundos, justo los necesarios para que el Uchiha lo viera y pudiera acercarse a él, retirando el Susano para poder golpearlo con su puño, dándole un buen golpe a Naruto en la cabeza que lo mandó directamente al suelo.
—¡Duele! — Gritó éste mientras se tomaba la cabeza, moviéndose de un lado a otro con lágrimas en los ojos. —¡Joder, Sasuke! ¿Así tratas al padre de tu futuro hijo?— Preguntó cuando Sasuke aterrizó elegantemente a su lado, pisándole el estómago con saña.
—¿De qué hijo hablas, usuratonkachi? — Preguntó en contestación, ejerciendo más presión en el vientre del contrario.
—El nuestro, por supu-…— Fue interrumpido por la voz de una de sus hijas, Naori, quien se acercaba corriendo junto a un varón que claramente se notaba pertenecía al clan Hyūga por sus ojos blancos. —¿¡Qué haces con él, Naori!?— Gruñó, apartando el pie de su esposo sin delicadeza para ponerse en pie, fulminando al chico de cabello azulado con total seriedad.
—¡Papá! Por dios, ¿harás este drama cada vez que te diga que Ichigo vendrá a comer con nosotros? — Pisó con fuerza el suelo bajo su pie para remarcar el punto, levantando la mano que sostenía la de su pareja. —Los aldeanos están como locos por haberte visto pelear con papi, ¿es que no quieres que sea feliz?— Preguntó con la voz rota, bajando la mirada y formando una mueca en sus labios. Sasuke sonrió al ver aquella táctica en su primogénita, orgulloso de lo inteligente y buena que era para conseguir lo que quería, justo como él.
—Te lo dije, dobe. Sólo haces que esté triste.— Aportó su parte para apoyar a su hija, dándole un ligero golpe detrás de la cabeza al rubio.
—Pero, pero, pero… ¡Nos va a dejar por un chico, Sasuke! ¡Mi bebita, a quien le cambié los pañales y vi crecer! Se la va a llevar este delincuente a hacer sabrá Kami qué cosas.— Se quejó, avergonzando todavía más a Naori.
—Algún día tenía que crecer, no seas bebé. Además, Ichigo no es un delincuente, ¿verdad?— La mirada que le lanzó el Uchiha mayor al susodicho le hizo tragar saliva y negar rápidamente, sin saber a quién convenía más tener de su lado. Sasuke siempre le había dado más miedo que Naruto, aún cuando era el rubio quien no lo aceptaba como pareja de su hija.
—¡Pero…!— Volvió a protestar con una mueca, recibiendo una mirada cansada de su esposo, de las cuales le daba a entender que ya había llegado a su punto. —Está bien…— Cedió con enojo, cruzándose de brazos inconforme. —¡Pero como vea una sola mirada de tristeza en mi hija, ¡conocerás en persona a Kurama!— Amenazó, señalándolo con el dedo acusador antes de girar y caminar en dirección a la aldea, siendo seguido por un Sasuke con los ojos en blanco.
Al estar alejados de la otra pareja pero o suficientemente cerca para que los escucharan o vieran, Sasuke tomó la mano de Naruto y lo acercó un poco hacia él, susurrando las palabras que sabía, serían perfectas para tranquilizar al dobe que tenía por pareja.
—Siempre podemos tener otro…— Murmuró en su oído, para luego morder suavemente su lóbulo, esbozando una media sonrisa.