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Hay alguien en mi armario. por OnlyYou

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5 años atrás.

—Voy a abrir tu maldita cabeza, necesito ver si es que tienes algo además de aire y malas ideas.— Al mismo tiempo que Sasuke dio un paso en su dirección, él retrocedió dos rápidamente, cuidando de no chocarse con nada. 

—¡Fue idea de Kurama! Él me dijo que era una buena idea ahora que las gemelas comenzaran a crecer, así las diferenciaríamos más fácil mientras crezcan para no tener problemas en el futuro. ¡Fue él, Sasu, te lo juro-ttebayo!— Exclamó, chocando ruidosamente con la mesa donde se encontraban los portarretratos con sus fotos más preciadas, aunque para su suerte no cayó ninguna al suelo.

—¿¡Y tú le haces caso, usuratonkachi!?— Subió el tono de voz, tomando al rubio por sus ropas y agitándolo con enojo, buscando liberar su frustración mientras pudiera. Gruñó una última vez antes de girar su cabeza en busca de su espada, tan sólo encontrando la vista de sus dos pequeñas desde el carrito en el que Naruto las había llevado a pasear. Una de ellas reía mientras los observaba con los ojos brillantes, estirando los brazos hacía su papi. —¿Quién fue el imbécil que les hizo eso?— Preguntó, soltando al otro contra la pared para poder tomar a su primogénita en brazos.

—Pues, verás…— Comenzó, dispuesto a contarle toda su tarde.

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Ya habiendo pasado unos meses del nacimiento de sus preciosas bebés, Naruto no podía estar más feliz al contemplar día a día cómo estas crecían, encargándose que no les faltara amor ni por su parte ni por la de Sasuke. Naori y Yui se habían vuelto el centro de su mundo, compartiendo con su adorable bastardo de pelo negro. Cada vez que tenía un momento libre entre sus responsabilidades y misiones, no dudaba en tomar a sus gemelas y sacarlas a pasear orgullosamente en su cochecito, llevándolas a la plaza a jugar.

Ese día había ocurrido con total normalidad, las había llevado a la plaza a que respiraran aire puro y a columpiarse en las sillas especiales para bebés, saludando a un par de madres con las que se encontraba frecuentemente. No tardó en entablar una conversación con ellas, en la cual salió a luz el tema de las travesuras que podrían hacer teniendo en cuenta las que había hecho el propio Naruto en su momento. Risa que iba, risa que venía, no se les ocurrió mejor idea que preguntarle cómo haría para diferenciarlas cuando fueran mayores y al principio, Naruto se quedó en silencio.

Era una buena pregunta, ¿cómo sabría si estaba dirigiéndose a la niña correcta? ¿Y si resultaba que ambas tenían una personalidad similar o gustos parecidos para vestir? ¡Iba a volverse loco! Tendría que hablar seriamente con Sasuke sobre ese tema tan importante, porque no pensaba dejar que lo llamaran mal padre por no poder diferenciar a sus hijas. ¡Jamás! Antes de ello tomaría cartas en el asunto por su propia mano.

—¡Tengo que irme!— Exclamó de pronto, tomando a sus niñas y, luego de acomodarlas en su carrito, se despidió de las mujeres para desaparecer.

Podrías cortarles el cabello de alguna forma diferente, comprarles ropa de determinado color, perforarle una oreja a una y a la otra no.— Sin nada que hacer en su aburrida celda, Kurama no tuvo mejor idea que darle diversas ideas a su contenedor para ayudarlo.

—No creo que a Sasuke le guste que le perfore las orejas sin hablar antes con él, no traigo suficiente dinero para comprarles ropa ahora…— Reflexionó, bajando la mirada a las niñas y viendo que el cabello ya comenzaba a crecer, sonriendo al ver el tono oscuro heredado de Sasuke. Al levantar su mirada, vio una peluquería y casi pudo imaginar el foco prenderse sobre su cabeza ante la brillante idea. —¡Eres un genio, Kurama!— Elogió, provocando una sonrisa de orgullo en el ser dentro de su cuerpo.

Ya lo sabía, mocoso. — Contestó, guardando silencio luego de ello.

Ingresó a la peluquería con una gran sonrisa en el rostro, saludando al hombre que se encontraba allí.

—Vengo a que le corte el cabello a mis niñas, señor peluquero. ¡Quiero algo que me ayude a diferenciarlas!— Pidió, haciendo el cochecito hacia adelante para que viera a Naori y a Yui.

—No diga más, joven. Ya sé qué se hace en estos casos.— Respondió con seguridad, indicándole que sacara a las niñas del carrito y las colocara en las sillas para niños que tenía a unos metros.

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—¡Así fue! No fue mi culpa.— Se defendió, cruzando los brazos y frunciendo el ceño cómicamente. Había cerrado los ojos, más abrió un lentamente y apenas al sentir algo extraño en el ambiente, notando que el Susano de Sasuke ya estaba siendo formado dentro de la casa. —¡En la casa no, Sasuke!— Rogó, buscando la ventana más cercana para escaparse de allí.

—¿¡Cómo pudiste dejar que le hicieran eso a las niñas!? ¡Eres un bruto, Naruto!— Apenas le dio tiempo a que escapara de la casa por la ventana, lanzándole con cada uno de los kunais y shurikens que tenía guardados, sin tener verdadera intención de herirlo. O sí… Lo que más esperaba era que se marchara de una vez.

Inspiró profundamente para llamar a toda la calma que pudiera ser capaz de conseguir en ese momento, acariciando  el puente de su nariz y posteriormente sus sienes. ¿Cómo podía ser que Naruto le hiciera eso? ¡Ni siquiera era gracioso! Por más que no lo hiciera con mala intensión, cosa que no dudaría jamás, era tan idiota que ni él mismo se daba cuenta.

—¿Cómo demonios arreglaré esto? Todos se reirán…— Murmuró, observando la cabeza de sus niñas y sintiendo un nuevo ataque de cólera al ver en sus lindas cabecitas los números “1” en Naori y “2” en Yui. —Ese usuratonkachi…— Renegó por lo bajo, dejando escapar un profundo suspiro en lo que se acercaba a la ventana y la cerraba con el seguro, dando a entender que no lo quería allí hasta que volviera a abrirla. —Ya me encargaré de ese maldito peluquero, atreverse a hacerle esto a un Uchiha. Lo torturaré por 72 horas… sí, 72 está bien.— Pensó en voz alta. 

Notas finales:

¡Aquí un segundo capítulo de esta historia! Iré subiendo uno que otro a medida que se me ocurran situaciones graciosas o vea chistes. Como sea, espero que les guste como el primer capítulo. <3

 

Si el capítulo les gustó, les pido un pequeño comentario para hacerme sentir bien(?) y saber que quieren más.

 

¡Muchas gracias por leer! 


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