Había pasado ya un tiempo y todos comenzaban a darse cuenta de la estrecha relación entre el nuevo y Jeongguk. Llegando incluso a sorprender cuando dejaban de lado a Taehyung hasta en los trabajos de equipo. Al rubio de sonrisa cuadrada no le importaba... casi ni se daba cuenta de eso.
Taehyung era así, siempre muy al pendiente de todo pero al mismo tiempo enterado de nada. Esto debido a lo olvidadizo que era, porque hasta había pasado por alto lo que habían hablado esa vez sobre Yoongi. Y Jeongguk lo agradecía internamente, así se evitaba momentos incómodos y el obligarse a odiar a Yoongi. Porque no podría hacerlo ni aunque lo intentara.
—Podríamos hacer una pijamada...
—Nah.
—¡Es buena idea! —exclamó el rubio.
—¿Qué somos?, ¿niñas?
—Tú pareces una, hyung... —Yoongi le arrojó una galleta a Jeongguk.
—Jackson hará una fiesta... podríamos ir, también —sugirió esta vez Taehyung.
—...
—...
—...
—Nah —dijeron ambos pelinegros.
—Oh, vamos...
—Sabes que sus fiestas son ñoñas y solo va gente pija. Ni siquiera hay bebidas...
—¡Sí hay!
—El ponche no cuenta.
Taehyung hizo un puchero.
Siguieron discutiendo qué hacer el fin de semana pero al no quedar en nada, decidieron que no saldrían... al menos Tae lo decidió.
~~•|b25;|•~~
—Ya volvemos.
—Bien~ —dijeron sobrino y tío al unísono.
Seguidamente Irene y Wendy desaparecieron, dejando a los tres solos.
Jimin se dijo que debía prepararles algo para comer en lo que su esposa y hermana volvían. Así que fue a hacerles una cena sencilla a los adolescentes.
—Te dije que era mal momento para que vinieras —masculló.
—Soy Min Suga, hago lo que me viene en gana siempre —se encogió de hombros.
—Sí pero igual no te quedarás mucho tiempo. Hoy se supone cenan en familia y tendrás que marcharte cuando mi madre diga.
—Ya~, ya entendí que no quieres a tu mejor amigo aquí.
—No eres mi amigo, Min.
—Podríamos hacer una pijamada, ¿qué dices? Como esas de las películas americanas —pasó de su comentario.
—¿Haciéndonos trencitas y pintándonos las uñas de los pies?
Y Jeongguk le siguió la corriente.
—¡Sí! ¡Y jugar la taza rota!
—¡O ver películas de terror para estar cagados de miedo y abrazados como unas nenas!
—¡Podríamos tijerear para conciliar el sueño!
Jeongguk rió un poco por el cometario, sabía que lo había dicho porque ambos eran muerdealmohadas, y eso le hizo mucha gracias... nunca se la pasaba así con Taehyung, con Suga había confianza casi de hermanos. Golpeó en el hombro a Yoongi, quien luego le abrazó con fuerza y dejó un beso en su frente.
Luego de varios minutos habló nuevamente.
—¿Por qué nos llevamos, Jeon? Quiero decir, soy cool y todo, pero realmente somos una muy mala combinación.
—¿A qué te refieres?
—Solo mírate. Tienes aspecto de emo reprimido pero eres jodidamente popular en el instituto. Yo en cambio tengo cara de que algo me apesta siempre y llevando solamente un par de meses aquí me he follado a cerca de diez tipos.
—Que superficial suenas, siento como si estuviera hablando con Mark, o BamBam.
—Lo sé —sacudió su cabello con suficiencia. Jeongguk lo definió como diva—. No importa... bueno, aparte de eso somos unas perras pasivas de mierda, y somos tan orgullosos que ninguno cede al otro para que dé, pero tampoco quiere recibir.
—¿Todas nuestras charlas deben terminar siempre en sexo?
—Es la tensión —le guiñó un ojo.
—Estás idiota.
Siguieron viendo la TV, donde pasaban American Dad. Se llenaron de mierda la cabeza unos minutos, hasta que Yoongi creyó adecuado ir a joder al adulto responsable que cuidaba de ellos. Estaba aburrido, era justificable. Se levantó del sillón bajo la mirada de soslayo de Jeongguk y se dirigió a la cocina, donde tomó asiento en el desayunador y miró al hombre sin disimulo, incomodándole un poco con su pesada presencia que emanaba saberlo todo de ti sin llegar a conocerte realmente.
—Jimin, te llamas Park Jimin, ¿no?
El hombre le miró entre sorprendido y divertido y asintió.
—Sí, tú eres...
—No puedo creer que esa rata no me haya mencionado. Soy Yoongi.
—¿Eres su compañero?
—Y su nuevo mejor amigo, sí.
Jimin le miró con recelo... algo en ese niño no le daba un buen presentimiento.
—¡Yoongi, ya pasó la publicidad! —gritó desde el living.
—¡Nah, ya me aburrí, mira tú si quieres!
No dijo nada más y entonces Yoongi centró de nuevo su atención en el tío de Jeongguk. Este estaba revolviendo algo en un bol, ahora de espaldas a él, así que podía apreciar perfectamente su gran trasero. Yoongi gustaba mucho de hombres mayores, muy mayores a él, y Jimin obviamente le parecía muy atractivo. Pero no podía hacer nada al respecto porque era casado —cosa que no importaba mucho en realidad—, pero era hetero y además el tío favorito de Jeongguk... así que debía mantener la compostura.
Era extraño, pues nada ni nadie le había hecho detenerse al tomar una decisión en el pasado, al menos no una de ese tipo. Sin embargo sentía que no podía traicionar a Jeongguk de esa manera, metiéndose con gente de su círculo, pues era como él además de que le quería mucho, pese a las constantes discusiones y peleas entre ambos, y se sentiría terriblemente culpable... era algo así como la moral que le picaba.
Luchaba por ello, porque la fuerza de voluntad con la que había nacido era escasa... por no decir nula.
—Jeongguk habla mucho de ti —dijo tratando de sacar tema de conversación. El hombre le dio una mirada rápida.
Yoongi había podido percibir nerviosismo en ella, cosa que le pareció muy extraña porque no había dicho nada fuera de lugar.
—¿A sí?
—Sí, bastante. Suele alardear mucho.
—Y... ¿qué tipo de cosas dice?
Se había voleato para mirarle. Pudo notar cómo pasaba saliva.
Yoongi era una persona muy perspicaz, y solía leer bastante a los demás solo con sus gestos. Y ahora mismo tenía un mal presentimiento del actuar de Jimin con él cuando solo dijo un par de comentarios inocentes. Además de que era extraño que el supuesto mejortíodelmundo se sorprendiera al decirle que Jeongguk hablaba de él... cuando se suponía eso era normal y común.
—Cosas —contestó simplemente.
Dejó la respuesta al aire solo para seguir analizando las actitudes de Jimin.
Quiso pensar que había imaginado que había pasado saliva nerviosamente por segunda ocasión. Pero era imposible, sumando ahora que se acomodó torpemente su corbata y que pudo ver que empezaba a sudar frío. Incluso el bol en sus manos había comenzado a temblar ligeramente, lo que le hizo un poco de gracia.
Un montón de ideas iban y venían en su cabecita. Pero había una sola que comenzaba tomar sentido y no sabía si reírse o vomitar.
Pero debía asegurarse.
—Oh...
—Sí, como que eres el mejor tío del mundo, o que eres casi como un hermano mayor... que le compras helado y chocolates cuando está triste y que le ayudas a hacer sus tareas cuando no las entiende. También que te quiere muchísimo.
Y ahí estaba lo que esperaba. Un suspiro de alivio que solamente les dejaba al descubierto sin darse cuenta.
—Es bueno saberlo.
Disimuló su sorpresa y, como había comenzado a hacerle calor, tuvo que quitarse la chaqueta. Notando otra cosa curiosa... su dilatación de pupilas. Yoongi no se consideraba una persona guapa... pero sabía que llamaba mucho la atención en especial de hombres adultos, que buscan saciarse.
Jimin le miró unos segundos y luego se volteó sacudiendo su cabeza.
Yoongi pensó que la gente era realmente estúpida. Es que era tan fácil sacarles información sin que se fijasen que comenzaba a aburrirle. Antes era divertido tratar de adivinar y leer expresiones, pero ahora que ya se sabía casi todas de memoria ya no le era tan entretenido... le daba flojera la facilidad de las personas; tal vez entonces era por eso que quería mucho a Jeongguk... porque era de esas pocas personas difíciles de descifrar. Oh, y volviendo a lo anterior... lo único bueno que sacaba de eso era que podía tener las cosas a su favor con un par de palabras.
Así que lo hizo de nuevo.
Poner la situación a su favor.
—¿Vas a algún gimnasio? —cambió de tema.
—¿Por qué preguntas?
Y Jimin le estaba respondiendo como él lo esperaba. Es que no se podía ser más idiota.
—Tienes un cuerpo trabajado. Y un lindo trasero.
Escuchó su risita coqueta y visualizó un tierno sonrojo.
—Pues, solo cuando tengo tiempo.
Yoongi se dio cuenta de que Jeongguk les miraba de vez en cuando. Sí, todo tenía mucho más sentido ahora. Se levantó y se puso al lado de Park, notando la gran diferencia de altura y observando mejor su físico; se dio cuenta también de que le puso ligeramente nervioso... lo definió como adorable. Luego miró al frente y vio que estaba friendo unos huevos, supuso que para darles de cenar.
—Yo quisiera tener tu físico —fingió decepción.
—Yo creo que estás bien.
—Pero estoy muy flaquito —puchereó.
—Eres lindo.
Yoongi quería besarle.
Luego, un cambio brusco del ruido de la TV por uno que bien conocía, le distrajo.
—¡Yoongi, ¿jugamos GodOfWar?!
Vamos, que los vídeo juegos son la debilidad de todo adolescente.
Aunque Yoongi sabía a qué había venido eso, cedió. Pues lo prefería a seguirse conteniendo frente a Jimin. Porque sí, quería montarlo.
—Ah, Kook, eres un puto tramposo.
—Tú eres un inepto —contestó simplemente.
Ambos conocían la dificultad del vídeo juego, y por desgracia Yoongi no lo dominaba.
Pero era orgulloso y le echaba toda la culpa al pelinegro.
Luego pasaron por una parte en la que el gamer debía pasar por donde unas prostitutas acostadas en una cama, se suponía que debía follárselas y seguir de largo, pero el mayor de ambos creyó divertido repetir las acciones una y otra vez, subiendo el volumen para que los gemidos de las tipas se escucharan.
Jeongguk solamente se reía de la inmadurez de Yoongi.
Un Jimin curioso salió de la cocina y observó lo que estaban haciendo. El menor de los tres lo notó.
—¿Juegas, Jimin?
—¿Ese no es el juego que te compré hace unos días? —el pelinegro asintió.
—Únetenos, se pone bueno —Yoongi dijo lascivo.
Park negó entre risas y volvió a su labor en la cocina.
—¡Ya! Deja de ser cerdo, Yoongi, y pasa de allí.
Le obedeció y cuando avanzó, entró en modo lucha... y perdió miserablemente.
Le arrojó el control un poco cabreado por su inutilidad y se hizo bolita a un extremo mientras Jeongguk retomaba el juego y pasaba con más habilidad y agilidad los obstáculos. Tenía su insoportable semblante de suficiencia... y Yoongi era idéntico cuando quería joder, pero le fastidiaba cuando las cosas iban contra él.
Luego le entraron unas terribles ganas de mear.
—Cuando pierdas le dejas en pause y me esperas.
—Nope.
—¿Disculpa, híbrido mutante de conejo?
—Mi casa, mis reglas. Te largas, pierdes turnos —se encogió de hombros.
—Putito.
Se levantó y se dirigió al baño a hacer sus necesidades.
Yoongi pensó en robarse las sales de baño para probarlas en su casa, pero se distrajo jugando con el papel y algunos productos de limpieza y lo olvidó. Iba a volver con Jeongguk, entonces vio que las escaleras le estaban invitando a subir, tan tentadoras. Y bueno, es un chico curioso así que se encontró yendo con cautela hacia el segundo piso. La verdad esperaba algo más impresionante, como candelabros o adornos carísimos que tomar, pero era un segundo piso muy común. Iba a bajar de vuelta porque no había nada lo suficientemente interesante para él cuando notó que una de las puertas tenía amarradas las cintas amarillas que ponen peligro que se suelen usar en la tele cuando hay algún asesinato y dedujo enseguida que se trataba del cuarto de Jeongguk. Miró que nadie se aproximara y se adentró en la habitación... no le sorprendió tampoco.
Paredes de colores oscuros, una cama deshecha junto con varios libros del instituto sobre ella, su mochila sobre una silla, la mesa que supuso era para hacer trabajos completamente despejada, zapatos regados por el suelo, el armario revuelto y ropas amontonadas sobre un sillón mediano. Estaba más limpia que su habitación, eso sí.
Jeongguk era un chico después de todo, así que debía tener algo de interés por allí.
Buscó superficialmente en sus cajones, el armario, el escritorio, y nada. Iba a desistir, cuando tomó asiento con fuerza en un extremo de la cama y algo cayó provocando un sonido un poco conocido. Miró debajo para averiguar de qué se trataba y casi suelta la carcajada de su vida. Pero mantuvo la compostura y se cubrió la boca con una mano mientras levantaba el objeto de goma para mirarlo de cerca y ver que en verdad era un dildo, y no uno cualquiera, sino que con textura. Ahora tenía algo para burlársele el resto de su vida.
a32;
Revisó en donde había estado y encontró también un par de revistas gay y de chicas y un móvil que tenía contraseña.
En verdad que casi no se podía aguantar la risa.
Jeongguk al darse cuenta de que Yoongi no volvía cuando ya había pasado un tiempo prudente, entró en pánico.
—¡Yoongi!
No hubo respuesta.
Dejó el mando y fue al baño y nada, entonces era obvio dónde pudo haberse metido. Corrió escaleras arriba para encontrarlo sentado en el suelo de su habitación con un juguete en sus manos... su juguete. Quiso morir de la vergüenza.
—¡Deja eso ahí!
Se lanzó sobre él en un intento inútil de arrebatarle el objeto, pues Yoongi se había levantado y puesto en alto el brazo, sacándolo de su alcance.
—¿Juegas con esto, Jeonggukie? —se burló.
Jeongguk se sonrojó por completo y Yoongi sintió ganas de morderle los mofletes porque se había visto adorable.
El menor saltaba tratando de alcanzar el consolador mientras Yoongi se ponía de puntitas para hacerle más difícil la tarea ya que le llevaba unos centímetros. Hicieron aquello hasta que en un punto, la lucha por el objeto se convirtió en juego y empezaron a hacerse cosquillas. Pellizcos aquí y allá, risas juguetonas e inocentes y un par de menudos cuerpecitos tumbados en la cama. Yoongi se colocó a horcajadas del Jeongguk y apresó sus caderas con sus piernas, le miró con insolencia. El menor respiraba con rapidez debido al reciente juego y aún soltaba risitas flojas recordando. Luego notó la posición comprometedora y se sonrojó de nuevo.
Yoongi se inclinó y le dio un pico que tomó por sorpresa a Jeongguk.
—Vuelve a avergonzarte y juro que te parto la cara a golpes.
—¿Eh?
Realmente tenía ganas de golpearle porque era muy bonito.
—Nada —se incorporó y comenzó a golpear su mejilla derecha con el pene de vidrio, mirándole con superioridad y aires lascivos que lograron hacer perder la razón a Jeongguk.
Al notar la intensidad de su mirada y que respiraba con rapidez, tomó la punta y la llevó a sus labios, luego abrió ligeramente la boca y comenzó a succionar solo un poco, todo esto mirando a Jeongguk directo a los ojos. El menor llevó su manito a la mejilla de Yoongi y le acarició un poco, obviamente no era una caricia cualquiera, sino que invitándole a seguir con ello. El contrario metió un poco más el objeto y volvió a sacarlo provocando un sonido de chupete en el acto. Sintió entonces que a Jeongguk le estaba poniendo debido a un bulto asomándose tímidamente en sus pantalones, así que comenzó a restregarse un poco, logrando sacarle un débil gemido que ahogó mordiéndose el labio.
—¿Le das un buen uso a esto?
—... —de nuevo estaba avergonzado. Yoongi sonrió con burla.
—Quiero verte.
—¿A-ahora? —asintió—. Es que no estamos solos, Yoongi.
Cierto, se olvidaron de Jimin por unos momentos.
—Tienes razón. Entonces solo déjame ver qué tanto te entra, abre la boca.
Jeongguk dudó pero terminó cediendo al pedido.
Abrió ligeramente sus pequeños labios y recibió el juguete en ellos. Pronto tuvo estuvo haciéndole una mamada a un dildo bajo la mirada oscurecida de Yoongi. Este impulsaba lentamente el objeto dentro de su cavidad y volvía a sacarlo, lo hacía cuidando no lastimarle.
—Estoy duro, Kookie —le susurró.
Quitó el consolador y lo dejó a un lado, pero Jeongguk reprochó con un gemido.
—Quiero ver hacerlo a hyung~.
Maldecía la experiencia del chico para utilizar las palabras convenientes en el momento adecuado. Se acomodó de modo que ahora tenía su cintura envuelta en las piernas del pelinegro y comenzó a restregarse contra su trasero. Jeongguk rápidamente tomó de nuevo el juguete y lo llevó a la boca ajena. A diferencia suya, Yoongi hacía ruido al succionar el objeto, pero no les importó.
Mientras, un atónito Park Jimin se preguntaba por qué carajos tenía una erección en vez de estar a reventar de furia al ver a su bunny jugando suciamente con otro mocoso.
Decidió que lo más sano era volverse pues no quería terminar haciendo una locura. Eso quiso, sin embargo no fue capaz de mover un músculo.
El dildo cayó y sus labios se tocaron superficialmente mientras el vaivén de las caderas de Yoongi aumentaban. Jeongguk decidió cortar la distancia y le besó hambriento a la par que también se impulsaba para crear más fricción con el miembro del contrario. Estaba caliente como la madre y eso no era bueno. No sabiendo que Jimin podría descubrirles.
El hombre se dio vuelta y bajó a la cocina, tratando de procesar lo de hace unos instantes.
Era obvio que no era el primer beso que compartían.
—P-para.
Recibió en respuesta un gruñido.
Tiró de los cabellos de Yoongi para levantar su rostro, que se había hecho lugar entre su cuello y clavícula, y mirarle.
—Para, por favor, ah. Jimin podría vernos.
—Que se nos una —respondió con burla.
Jeongguk pesó la idea y realmente era tentadora, tanto como imposible.
—Deja de decir estupideces.
Le empujó quitándoselo de encima y levantándose también.
—Mierda, estoy como roca, idiota.
—Lo siento, complejo de versátil, pero no voy a dejar que me folles con mi tío en casa.
Bromearon un poco más y finalmente bajaron a la primera planta donde un Jimin receloso les esperaba.
Jeongguk se preguntó si les había visto y se alarmó. Aunque si eso en verdad hubiese ocurrido, Jimin hubiese interferido, pero eso no pasó así que se quedó tranquilo.
Si supiera...
—Bien, entonces... ¿quieres que te llevemos a casa, Yoongi?
—Ma... quería pedirte permiso para que Yoongi se quede a dormir aquí, ¿puede?
—¿Y tus padres? —la voz de Jimin era escéptica.
—Mi padre no tiene problema, descuida.
—Sí, no le importará.
—No lo sé...
—Park Jimin negándole algo a Jeongguk. Voy a pedir un deseo —dijo Irene.
Yoongi por su lado se burlaba también, pero porque sabía que Jimin estaba celoso e incómodo. Entonces era más que obvio que les había visto hace unos minutos atrás y aquella idea era agradablemente mala.
—Bueno, creo que no se puede.
—Mami, porfaplis —puchereó.
Yoongi y Jimin le miraron embobados.
—Mnh... está bien. Pero no quiero que me destrocen nada, ¿ok?
—Sí —dijeron al unísono, lanzándose una mirada cómplice.
Las mujeres tomaron sus cosas y se adelantaron al auto. Jimin se quedó un momento más mirando a los adolescentes con frialdad.
—Jeonggukie... solo... ash, olvídalo.
Tomó su billetera y móvil y tras darles una última mirada de desconfianza salió de la casa.
—Tu tío o te quiere mucho o tiene un problema.
Quiso saber qué respondería a eso.
—Es que casi nunca he traído amigos a casa. La única persona antes de ti fue Taehyung, y ese día mi madre se había quedado con nosotros. Supongo que se le ha de hacer extraño o algo así, después de todo somos bastante cercanos.
«Demasiado, diría yo» pensó Yoongi.
Dedujo entonces que Jeongguk era medianamente bueno mintiendo.
—Bueno, da igual... —se acercó al pelinegro y le hizo sentarse sobre su regazo—. ¿Qué es lo que haremos, conejito?