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FUCK ME | jikook por mrsswag9394

[Reviews - 110]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del capitulo:

IMPORTANTE: Si no has leído | Undercover |, | Enmity | & | Falling |, te sugiero pasarte a revisar si estás al día con la lectura ^^ para evitarte confusiones y que te saltes trama c:

 

Si estás al corriente del maratón y de los últimos capítulos... entonces disfruta tu lectura 7w7r

 

 

 

Grrr~

 

 

 

 

 

Diez años...

 

 

El cinturón acarició dolorosamente su espalda sacándole un gimoteo seguido de su llanto incontrolable. Estaba empapado y tiritaba debido a la repentina ducha en agua fría, pero eso no parecía importarle a Wendy, quien seguía y seguía retándole por su reciente comportamiento inadecuado. Su padre solo se limitaba a mirar desde la puerta, cruzado de brazos, vacío e indiferente hacia el castigo.

 

El único que no parecía de acuerdo era Jimin.





 

—Es suficiente —habló para sí mismo.

 

Se levantó y caminó hacia arriba dispuesto a encarar a su hermana y cuñado. Jeongguk solamente le dijo no a irse a dormir temprano... arrojó algunos juguetes, también, pero eso no era motivo para semejante paliza que se escuchaba. Los gritos y gemidos de dolor de Jeongguk llegaron a él una vez estuvo cerca y se estremeció por completo al escucharle... una sensación tibia y estimulante recorriéndole el cuerpo entero que él cubrió enseguida con un sencillo y mero estremecimiento. Se engañó diciéndose que era por simple y sana empatía hacia su sobrino en vez de cualquier otra cosa provocada por los sonidos lastimeros, las respiraciones agitadas y, para él, el conocido sonido del cuero sobre la piel, recordándole la porquería de persona que era antes. Recordándole pero con un pálido y delgado ser indefenso y de mirada profunda como protagonista, torcido como él quería. Sacudió su cabeza. Subió de inmediato las escaleras y fue hacia la habitación del pequeño. En el pasillo pudo ver a Jaehwa volteándose en dirección contraria a la habitación con desinterés y encendiéndose un cigarrillo. La impotencia se apoderó de él. Apretó sus puños y se acercó a paso decidido, completamente dispuesto a encararle a él y a Wendy.

 

—¡Basta, me duele!

 

—Es por tu bien.

 

—¡Pero no hice algo malo!

 

—¡Me has faltado el respeto!

 

Se oyó cómo el cinturón impactaba contra algo húmedo, seguido de un chillido de dolor y unos piecitos arrastrándose.







 

Jaehwa notó a Jimin y sonrió con sorna. Se acercó con parsimonia mientras degustaba del tabaco en sus largos dedos y le impidió el seguir avanzando, colocándose justo frente a él e interrumpiendo su fachada de seriedad e imposición, cambiándola por una dudosa y torpe. Tan Jimin.

 

—Vete.

 

—Déjenle.

 

—Es disciplina.

 

—¡No! ¡Que le dejen!

 

Jaehwa, siempre imperturbable, dio una calada al cigarrillo y se lo echó en la cara, provocando que Jimin retrocediera un poco. Sus ojos estaban oscurecidos y le escrutaba, como quien analizando a la competencia, a un enemigo. Jimin estaba confundido por ese trato singular. Si bien sabía que no era del todo agradable para Jaehwa, ese no era motivo para su extraño comportamiento, como si le odiara, quisiera golpearle y al mismo tiempo le tuviera pena... Jimin era ingenuo en ese entonces.

 

—¿Por qué tanto interés?

 

—Pero qué me cuentas, Jae. ¡Trato de proteger a Jeongguk! —quiso acercarse pero de nuevo Jaehwa se lo impidió.

 

—No...



 

—¡Mami, basta!



 

Ambos temblaron ante el chillido agudo y entonado de Jeongguk.

 

—Por favor.

 

Suplicó y, tras mirar esos ojos pequeños suplicantes, por fin Jeon se apartó.

 

Jimin caminó a pasos rápidos hacia la habitación y sostuvo su muñeca antes de que nuevamente el cinturón impactara contra el menudo cuerpesito frágil de Jeongguk. Wendy le miró sorprendida y todo se silenció, quedando de fondo únicamente las respiraciones entrecortadas de la criatura hecha una bolita en el suelo.





 

—D-déjale, tuvo suficiente...



 

Jimin suavizó el agarre y soltó a Wendy, quien pareció darse cuenta de la gravedad de la situación y miró con culpa a su hijo.

 

Trató de acercarse pero Jeongguk se alejó de inmediato, refugiándose detrás de Jimin, sollozando y apretando con todas sus fuerzas la camiseta, mientras su rostro, pegado a la espalda baja de Jimin debido a su estatura, mojaba un poco el lugar donde se había refugiado por las lágrimas, su pelo húmedo y la saliva. Wendy se sentía terriblemente... pero, ¿qué culpa tenía ella, si nunca alguien le instruyó para ser madre? ¿Si no pidió tener esa responsabilidad pero que sin embargo había aceptado para mal o para bien? Sí, nadie le dijo que fuera y la cagara en grande; pero era una muchacha todavía, con veintidós años, inexperta en muchos aspectos, que se enamoró de la persona equivocada; porque sí, por desgracia estaba enamorada de Jaehwa. Miró a Jimin, quien ya había cargado al niño en sus brazos y ahora le decía palabras reconfortantes al oído. Había pasado mucho tiempo y aún seguía sin tener ese tacto que Jimin dejaba ver con tanta facilidad cuando de Jeongguk se trataba, esas caricias suaves y tiernas que no tenía; y estaba celosa de su hermano porque pese a ser hombre y una persona lejana al primer lazo familiar demostraba ser más madre que ella misma. Jaehwa tampoco se quedaba atrás, pues también tenía cierta resistencia hacia su cuñado, pero sus motivos eran tan oscuros como asquerosos. Desde la primera vez que notó esa mirada de adoración el día del nacimiento de ese pequeño y frágil ser que se hacía llamar su hijo, enfermó de celos y rabia; porque Jimin le adoraba y Jeongguk respondía a sus mimos, no a los suyos, porque él quería tener esa miradita iluminada y juguetona... pero torcida, para satisfacción propia. Jaehwa era un enfermo sin medida... como Jimin; pero este, en ese tiempo, era tan blanco e inocente que aún seguía pensando que lo que sentía hacia el chiquillo, ahora aferrado fuertemente en sus brazos, era simplemente cariño y no aquellito que llevaba tiempo sin perturbar su moral. Pero la vida se encargaría de aclarárselo en ese mismo instante, esa misma tarde.

 

Jaehwa se escondió en otra habitación cuando vio a Wendy macharse, con dejes de sorpresa y culpa, y se quedó allí para ver qué sucedía, qué haría Jimin con su galletita.



 

Jimin salió con el niño en brazos y se dirigió al cuartillo de baño, no se molestó en cerrar la puerta, por supuesto, y entonces Jaehwa pudo mirar tranquilamente lo que ocurría dentro. Jeongguk estaba sentado infantilmente sobre el váter, con un puchero de molestia y dolor, completamente húmedo, debido a la ducha que le dio su madre antes de empezar la reprimenda, y los pies colgando —muy apetecible—; mientras, Jimin llenaba la bañera para sumergir allí al niño.

 

—Con eso basta —dijo la aterciopelada voz, logrando estremecer a Jae... y a Jimin.

 

—Pues vale, métete.







 

Seguido, el mayor se dirigió al pelinegro con la intención de desvestirle y Jaehwa notó con gusto cómo se tensó y resistió. Pero luego de unas sonrisas cálidas y palabras tiernas, cedió y se dejó hacer de su tío. Colérico, el padre notó el rubor adorable en las mejillas pálidas, y sabía que se había producido no por la situación de ser desvestido, sino que al parecer, inconscientemente, Jimin acarició súbitamente su menudo y sensible cuerpo... y eso a Jeongguk le había gustado. No estaba enojado con Jimin, pues sabía de sus secretos y también de lo que es resistirse ante un niño como aquel, tan bello y perfecto; sino que estaba enfadado de sobremanera con el mismísimo Jeongguk, por tomarse el atrevimiento de disfrutar del tacto y sonrojarse de puro placer.

 

Jeongguk se encontraba ya dentro de la bañera, mojado completamente y tiritando un poco debido al frío.

 

—Dios, tu espalda está marcada.

 

Las yemas de sus dedos tocaron y delinearon las líneas rojizas en su nívea piel. Jeongguk disimuló un gemido placentero al sentir ese picor de ardor sumado a la suavidad y sensualidad con la que fue tocado, con uno de dolor, torciendo los labios en una mueca de fingido enfado... y el único en notarlo fue Jaehwa, Jimin pensó que alucinaba.











 

Un acto tranquilo, furtivo. Pero ya se notaba la hiperventilación en Jimin, con sus respiraciones rápidas, sus manos extrañamente temblorosas y titubeantes, la mirada oscurecida, los labios húmedos por las lamidas constantes e hinchados por las mordidas... Jaehwa, como el enfermo que era, sabía con exactitud lo que acontecía. Y le hizo gracia. Jeongguk era muy indiferente, simplemente concentrado en reventar las jodidas burbujas del jabón. Odiaba la espuma y luchaba por eliminar la mayor población de pompas brillosas; tentando sin querer en un juego prohibido a Jimin y Jaehwa, provocando que su sensualidad se derramase con cada quejido de molestia y chapoteo con sus delgadas piernas. Los adultos estaban a punto de perder el control. Pero pronto su juego terminó al darle una mirada rápida a Jimin y notar sus ojos vidriosos, confundiendo su excitación con llanto, y entonces se preocupó, poniéndose a pensar en qué hacer para aliviarle. No le gustaba ver a Jimin sufrir.



 

—Jimin hyung —susurró y tomó su mano, atrayéndola a su mejilla y creando así un contacto infantil—... gracias.

 

El hombre enmudeció con sus palabras, aquello le había tomado con sorpresa. Luego pilló a qué se refería y sonrió enternecido.





 

Gratitud por su cuidado algo torcido.





 

—Oh, galletita... ven aquí.

 

Y se abrazaron, logrando así calmar un poco a Jimin, pues el tacto ahora era puro de nuevo.

 

Pero eso no duró mucho.





 

Cuando el cálido baño terminó, Jimin perdió el control de nuevo pero esta vez de manera desmesurada, pues una inminente erección sobresalía ahora en sus pantalones y le incomodaba hasta el más sencillo roce; más aún si el causante de esta estaba desnudo y completamente expuesto en sus brazos, tan indefenso. Jeongguk no pareció notarlo, indiferente a todo, como siempre, dejándose hacer. Pero el hombre en la puerta lo notó y miraba con morbo y diversión aquello. Jimin tensaba la mandíbula, su labio inferior estaba más rojo e hinchado debido a las mordidas constantes, se hizo sangre, incluso, y nuevamente temblaba y tomaba al niño con una firmeza que no sentía. Cuando terminó de secarle, permitió el desliz. Repentinamente envolvió a Jeongguk en sus brazos y escondió su rostro en la curvatura de su cuello, inhalando el sutil aroma dulzón de bebé y sales de baño, sus manos acariciando con parsimonia su espalda. El de cabellos azabache se paralizó ante el repentino contacto y cuando reaccionó, trató de no moverse demasiado, pues sus pies aun mojados no eran estables y resbalaban sobre la tapa del váter donde Jimin le había subido para terminar la tarea del baño. Luego de unos pocos minutos Jeongguk se resignó, viendo aquello como algo normal y pasable y rodeó el cuello ajeno con sus delgados brazos, correspondiendo al abrazo, logrando aliviar solo un poco los temblores de Jimin. Sintiéndose extrañamente poderoso al calmarle con ese simple gesto de afecto.



 

Estuvieron juntos unos minutos, en donde Jaehwa ya se encontraba rojo de la furia.

 

Nadie podía disfrutar de él.



 

Egoísta y enfermo.











 

—Jimin...

 

—¿Mnh?

 

—No me digas galletita, por favor —susurró y Jaehwa de pronto sonrió con malicia.

 

Jimin se separó un poco.

 

—¿Por qué?

 

—Solo... no me llames así y ya está.

 

Después de todo. Jeongguk sentía, aparte de asco por el calificativo, un poco de recelo que alguien más le dijese así. Solo un poco.

 

—...

 

—...

 

—...

 

—...

 

—¿Qué te parece bunny?



 

Jeongguk sonrió ampliamente y asintió.





























 

Cuando Jimin hubo por fin terminado de atender a su sobrino y dejarlo en la cama para que descansase un poco, pudo respirar tranquilamente. Su vista ya no estaba nublada, su corazón latía a un ritmo normal y sus manos habían dejado de sudar y temblar... quería beber algo.

 

Fue hacia la cocina, notando de paso que estaba completamente solo... o eso creyó, y se sirvió vodka. Dejó que el líquido le quemara la garganta mientras trataba de quitar de su cabeza las imágenes de la lisa y suave piel de Jeongguk.

 

Una figura masculina se asomó por las escaleras.



 

—Pensé que te habías ido con Wendy.

 

Jaehwa ignoró el comentario y se acercó a Jimin, haciéndole un ademán de que quería un trago. Este se lo sirvió de inmediato.

 

—Veo que has hecho que se duerma...

 

—Huh.

 

Era un ambiente muy incómodo, Jeon lo sabía, sin embargo eso era lo que le entretenía, el ver tenso a Jimin, el ponerle nervioso con su desinterés. Y sabía la razón... Jeongguk era como la réplica exacta pero más suave y un poco más delicada de Jaehwa. Y lo más probable era que Jimin estaba teniendo un debate interno... y no se equivocaba. Jimin comparaba ambos rostros, ambos cuerpos. Prefería a Jeongguk, pero Jaehwa se asemejaba mucho más al ideal de belleza que él veía en los hombres: rostro angular, estatura promedio, hombros amplios, piernas trabajadas... Jaehwa entraba en ese grupo —claro que lo hacía, con él habían empezado las cosas. Jaehwa había sido el detonante de su lívido—, pero claro, Jimin ya no estaba interesado en ello. Siempre engañándose a sí mismo. Y es por eso que no entendía por qué no podía despegar la vista de su cuerpo. Trató de visualizar a Jeongguk mayor y definitivamente era la copia exacta de su padre solo que un poco menos musculoso. Lamió sus labios resecos y siguió bebiendo.

 

—Le has dado un baño —Jimin tosió, debido a la sorpresa.

 

—Y-yo... sí.

 

—...

 

Jaehwa había ido a ver a Jeongguk en la cama... y notó molesto que tenía una sonrisa dibujada en su rostro.

 

—¿Por qué el interés, Jimin?

 

Se tomó el atrevimiento de tocar ligeramente su brazo desnudo, erizando los vellos de Jimin.

 

Este entró en estado de alerta ante el sutil acercamiento. Estaba loco, realmente loco al haberse estremecido, era Jaehwa, su cuñado, él no podía ni siquiera pensar en nada guarro. Ya no. Se suponía que habían pasado años desde que ellos... Jimin simplemente debía alejarse. Debía calmarse.

 

—No sé a qué te refieres... oh, y casi lo olvidaba —supo con qué distraerse—. Quiero pedirte que no le vuelvan a tocar, porque como me entere que le han golpeado o lo escuche o me cuente... tomaré acciones legales y juro que les quitaré al niño.

 

Jaehwa sonrió.

 

—Y deja de lado esa actitud arrogante.

 

—Vamos, Jiminnie... no seas dramático.

 

—No estoy siendo nada. Hablo muy enserio, Jae.

 

—Vale... te he escuchado.

 

—Bien.

 

Volvió a centrarse en el vaso frente a él, evitando cruzarse con su mirada.

 

—...

 

—...

 

—...

 

—...



 

Sonrió divertido y siguió con su juego mental.



 

—Pero no has contestado mi pregunta.

 

—... que no sé de qué vas.

 

—Me refiero a Jeongguk. ¿Por qué, Jimin? Te veo muy interesado en el chico.

 

—De qué mierda hablas... ¿acaso crees que yo...?

 

Jaehwa le dio una mirada escéptica, obviamente dejando bastante claro a qué se refería e indignando a Jimin.



 

—Bueno, viniendo de ti, es lógico pensarlo teniendo en cuenta cómo eres... —insinuó.

 

—¡Pero tú estás loco! ¡¿Cómo se te ocurre pensar en mí de esa manera?! Nunca tocaría a Jeongguk, lo sabes. Dejé esa vida atrás... además es un niño, yo no soy así.

 

—Admite que eres un enfermo.

 

—No soy tú, Jae.

 

Sabes que somos más parecidos de lo que deseas que seamos, no quieras quitarte responsabilidades. Y volviendo al tema, yo tengo todo el derecho a dudar, sé de tus cosas, sé que practicas sexo no convencional y que gustas de hombres... para mí es muy fácil malinterpretar tu cariño hacia Jeongguk.

 

—...





 

Jaehwa se acercó lentamente hasta quedar cerca, muy cerca de Jimin. Sus respiraciones chocaban y el castaño comenzaba a ver borroso de nuevo.





 

—Parece que no lo recuerdas, ¿quieres que te ayude a hacer memoria? —levantó su barbilla con un dedo—. Sabes que por mí no hay problema... nunca te negué nada.

 

—No le he dicho a nadie... lo he olvidado y esperaba que tú también lo hicieras. Eso pasó hace mucho tiempo, nosotros ya no somos nada. Y yo he dejado de lado eso.

 

—Ese tipo de cosas no se olvidan... tampoco pasan porque sí.

 

—Solo era un muchacho, no pensaba.

 

—No te engañes, es tu maldita naturaleza ser un puto fetichista... igual que yo.

 

—¡NO! —tomó de las muñecas a Jaehwa y le puso contra la pared. Estaba enfadado, solo quería golpearlo—. Yo no soy tú. ¡NO SOY IGUAL QUE TÚ!

 

—Tenemos más cosas en común de las que crees.

 

—No. Yo cambié.

 

—Demuéstralo...

 

—... no voy a acostarme contigo para demostrarte mi hombría no recayendo en mis vicios, pedazo de enfermo —Jaehwa sonrió otra vez, a Jimin comenzaba a cansarle.

 

—Qué aburrido —se lamentó—. Pero bien, voy a probarte entonces de otra forma...

 

—...

 

—Aléjate de Jeongguk... si puedes hacerlo, sabré que te has curado —dijo con sorna.

 

—Eres un puto morboso.

 

—Y empieza desde hoy. No te quiero ver demasiado cerca de mi hijo.

 

—O si no qué...

 

—Yo no haré nada. Tú te condenarás...

 

—No entiendo...

 

—Jeongguk no es el angelito que crees... si te involucras demasiado te darás cuenta.

 

—Que no soy un jodido pederasta.

 

—No lo digo sexualmente, pedazo de bruto. Me refiero a que como conozcas la verdadera lacra que es, lo cual solo lograrás saber una vez te enrede en sus juegos, habrás caído por tu propio peso...

 

—No sé qué tienen en contra de Jeongguk.

 

—Nada. Pero tú no le conoces...

 

—¿Estás... celoso?

 

—No —fingió desinterés—, ustedes pueden ser muy cercanos, pero no me molesta.

 

—¿Entonces?

 

—Quiero probarte —mintió porque en realidad si que estaba celoso de Jimin—... y de paso ahorrarte un dolor de cabeza. Ahora vete de mi casa.





 

Jimin, todavía no muy convencido de la reciente conversación, decidió que aquello sería lo más sensato.















 

Mientras conducía camino a su casa, pensaba. Eso había estado muy cerca, el casi besar a Jaehwa, el ponerse duro viendo a Jeongguk... la conversación; todo. ¿Es que acaso Wendy no se daba cuenta del loco con el que estaba? Realmente el enamorarse era una de las cosas más estúpidas, volvía inútiles a las personas. Pero pasando de eso y centrándose en lo verdaderamente importante, Jimin se dio cuenta con pesar que no estaba "curado" del todo, que seguía teniendo sus malos hábitos y se dijo que haría caso a Jae... para evitar cualquier pensamiento fuera de lugar, lo mejor sería alejarse del muchacho... lo suficiente hasta que creciera. Creyó que más grande, todas esas cosas que le provocaba se irían, pero él no podía estar más equivocado. Lo supo cuando le hizo suyo.

























 

En casa, Jaehwa se paseaba por el baño, recordando la manera en la que Jeongguk había mirado a Jimin, sus ojos expectantes y cariñosos, llenos de comodidad, y soltó un golpe a la pared debido a la rabia de verse contrariado y doblegado por un niño. Ya no pensaba... y es por eso que caminó echando humo por los oídos hacia donde yacía Jeongguk dormido plácidamente. Entró y le encontró allí, apacible, y ardió de ternura envenenada mordiendo su puño y con visión borrosa... porque nunca sería de forma correcta si se trataba de él. Pero no es como si lo quisiera cambiar; verdad es que le jodía mirar que otro robaba su atención, pero no hacía algo por mejorar su forma de ser para con el niño, no le daba la gana. Se acercó y acuclilló frente al pelinegro, su mano se estiró y retiró algunos mechones que tapaban su rostro; observó las largas y espesas pestañas, la nariz pequeña, las cejas rectas y los labios finos y esponjosos. Siguió acariciando ligeramente su rostro hasta que el niño despertó. Y esa mirada dulce ya no estaba, en cambio había una vacía y penetrante. Jaehwa se acercó y besó sus labios con delicadeza, la respiración de Jeongguk se aceleró.

 

—Papi te quiere mucho... galletita.

 

—Mientes...

 

—No, claro que no.

 

—...

 

—Ven, dale un beso a papi.

 

—Ya no quiero besar a papá —pero Jaehwa le ignoró y tomó sus mejillas para besar nuevamente sus labios esta vez ejerciendo más presión. Jeongguk le apartó.

 

—¿Por qué a mí? —le reclamó, como si el niño tuviese la culpa... bueno, tal vez un poco. Solo un poco—. Ya estaba bastante jodido, Jeongguk... y tú planeas hundirme completamente. Me vuelves loco y enfermo cuando alguien más te toca o te saca una sonrisa. Pero no te importa en lo absoluto y dejas que otros te hagan sonreír. ¿Por qué eres así conmigo?, ¿eh? —besó su mano.

 

—...

 

—...

 

Jeongguk se enfadó.

 

—Nos espiaste...

 

—Él pudo haberse sobrepasado.

 

—Jiminnie hyung no es Jaehwa.

 

—No estés tan seguro. Contigo cualquiera puede volverse un Jaehwa, es solo cuestión de tiempo.

 

—...

 

—...

 

—...

 

—...

 

—Vete, quiero dormir.

 

—No, voy pasar tiempo contigo.



 

Jaehwa logró meterse en las cobijas a empujones y una vez dentro, atrajo a Jeongguk y comenzó a acariciarle tiernamente.



 

—Nadie puede tocarte... ¿oíste? Nadie, porque como alguien lo haga, juro que lo mataré... en verdad —Jeongguk le miró con frialdad.

 

No creía en el azar, pero Jaehwa acababa de condenarse...







 

Lo roces no permitidos no se hicieron esperar junto con las ganas de vomitar. Ya tenía a Jaehwa lamiéndole el cuello y tocando lugares que no debía mientras se restregaba contra él. Jeongguk lloró, como cada vez, y quiso golpearse porque por desgracia, aquello gustaba muchísimo a Jeon. No sabía por qué, eso era extraño, cómo podía gustarle el verlo llorar; le decía que se veía precioso, que adoraba cuando, en el intento por quitarlo de encima, le arañaba sin querer. Jeongguk no lo entendería sino hasta después.



 

Cuando las manos quisieron adentrarse en las ropas, Jeongguk le sujetó de las muñecas.



 

—No, papi, ahí no, por favor.

 

Jaehwa soltó un gruñido frustrado y se lanzó a besar de nuevo a Jeongguk, quien ya simplemente se dejaba, cansado de luchar.

 

—No sabes el mal que me haces —hablaba sobre su boca—... no tienes ni idea de lo idiota que me traes.

 

—Por favor, papá. Vete.

 

—¿Por qué a mí? —Jeongguk ya estaba hartándose de esa jodida pregunta—. Soy tu maldito padre... se supone que debo cuidar de ti y no hacerte esto... pero es que es inevitable. Me tentas.

 

—Yo no hago nada...

 

—Sí, sí haces. Me provocas. Llevas esos pantalones cortos para gimnasia cuando hace calor, andas con camisones por la casa, te duchas con la puerta abierta, duermes sin echar pestillo.

 

—Yo no...

 

—Eres un niño malo.

 

—...

 

—Y siempre será así aunque no lo pidas. Porque eres mi jodido hijo y esa es tu naturaleza, el pecado vive en ti... solo debes madurar por completo, tu esencia debe derramarse para que lo notes y entonces yo seré el primero en tomarte...

 

—...



 

Él era solamente un niño. Inocente porque no sabía la diferencia entre el bien y el mal, no en esta magnitud. Lo único que sabía era que permitía que su padre le tocase de forma indebida cada que quisiese, y no se lo había dicho a nadie, se dejaba consumir por ese tacto asqueroso y vil y lo aceptaba como si fuese ya parte de él. Y tal vez lo era, tal vez estaba destinado a vivir de este modo; no creía en el destino, no del todo, pues las decisiones que tomamos son las que nos llevan por diferentes caminos, pero es que aunque sabía que debía pararle y cómo hacerlo, no lo consideró. O mejor dicho no quería tomar cartas en el asunto. Demasiado asustado por equivocarse de nuevo.



 

—Hay muchos locos deseando tener a niños como tú. Pero de todos esos locos, ¿por qué a mí, maldita sea? Y no entiendes que yo solo te protejo porque no quiero que tomen lo que es mío. Porque ya tienes a varias personas detrás de ti.

 

—...





 

Jeongguk no esperó aquella confesión.













 

Tampoco esperó volverla a escuchar años después en dos pares de labios distintos.



















 

Su padre finalmente decidió dejarle y se marchó de la casa dando un portazo. Jeongguk aprovechó para ir al baño y vomitar... de nuevo. Luego se dirigió a su cama pero en el trayecto alcanzó a mirarse en el espejo. Sentía asco de sí mismo... ya ni las novias constantes o aventuras y ciertas travesuras entre amigos eran suficientes para quitarse el mal sabor en la boca y esas ganas de arañarse. Esto último lo había hecho, lo de herir su propio cuerpo, y Jaehwa había enloquecido casi por completo, enojado al dañar su propia piel. Le castigó por ello.



 

Con solo diez años, debía cargar con un montón de recuerdos azules y grises. Todo por culpa de la familia que le había tocado. Debía callar y afrontar solo problemas que eran demasiado grandes para él, alguien tan joven, demasiado.

 

No entendía y él odiaba no entender las cosas.

 

Se encargaría de averiguar a lo que se refería. Tomase el tiempo que le tomase, era lo de menos.

 

 

 

 

Notas finales:

OMO

Dato random: al capítulo lo tengo escrito desde que prácticamente comencé el fanfic xD

 

En fin... apuesto a que nadie se esperaba es jijae, jihwa, jaemin (?) jajaj, más adelante se aclarará todo xD

Por cierto... no sé si recierden | Daddy... | e | ... Issues |, bueno, ahí yo coloqué unas frases en cursiva 7w7r ahora saben de dónde salieron.

 

Por último, he decidido actualizar temprano hoy porque salgo de viaje c: y es probable que no vuelva hasta la noche, entonces eso. Contestaré sus reviews ni bien me desocupe. Lamento lo de no dejar notita la vez pasada .-. pero es que no era mi orenador y no tenía mucho tiempo, ahora ya tengo internet 7w7r y alargaré el maratón con un par de capítulos más.

 

14 de Sep | Together |

16 de Sep | Hey, Min |

18 de Sep | Pulse |

20 de Sep | Him (I) |

22 de Sep |Him (II) |

El capítulo | Changes | queda para otra ocasión xD es que primero escribí los otros... pero es probable que para cuando acabe el maratón esté terminado, solo es probable, y entonces lo subiré.

 

 

¡FELIZ CUMPLEAÑOS, NAMJOONIE!

¡Que viva BTSxTheChainsmokers!

#YoNoMeVoyAComprarElÁlbum #KhéSad #PinchePobrezaTT

 

Eso es todo c:

Gracias por leer >:3


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