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Broken por LaylaRedfox

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Notas del capitulo:

Ushiwaka proteje tu casa!!!

—Oh, por favor, deja de poner esa cara.

—No puedo. Esta es mi única y fabulosa cara, no hay nada que pueda hacer para cambiarla.

—Tal vez sea única, pero no luce para nada fabulosa en este momento.

Oikawa bufó, recostándose en el respaldar de la silla.

—Perdóname por no tener tu optimismo, Boku-chan.

—Sí, tal vez yo sea el optimista, pero él más realista eres tú — le dijo Bokuto al tipo que se quedó toda una noche en la azotea del edificio por un documental de alienígenas, esperando a que lo secuestraran o algo —. No entiendo como no reconoces los hechos como son.

—¿Me vas a decir eso tú, el tipo no acepta que perdió con una chica, que debo aceptar los hechos como son?

—¡Yukie hizo trampa!

—Sí, tal vez Yuki-chan tenga la contextura para entrar en un candado, tal vez no sea fisiológicamente posible que se acabe tanta comida en un segundo, pero tramposa no es, solo colocas pretextos donde no los hay.

—¿Crees que eso era imposible? Es que no has visto a Akaashi comer, ese chico es un animal.

—¿Por qué siento que si él te escuchara te golpearía?

—Nah, Akaashi no es como Iwa, él es muy pacifico. Porque seguramente si no lo fuera, yo estaría muerto.

—¡Ja! Eso no lo dudo.

—Tu falta de perplejidad me ofende.

—¿Desde cuándo tú sabes el significado de 'perplejidad'?

—Desde que recordé que tengo que ampliar mi vocabulario para el nuevo semestre.

—¿No deberías haber hecho eso hace un año?

—La profesora Chiba está loca, ¿está bien? La edad ya le está cobrando factura.

—Eso es tan desconsiderado de tu parte, Boku-chan.

—Lo sé, me siento mal, pero al menos evito que pongas esa cara.

—A ver dime ¿Cómo es esa cara, exactamente?

—Pues…

Oikawa-san.

Ambos muchachos se vieron interrumpidos ante la voz en los parlantes de la pizzería. Oikawa se puso de pie y fue directo al mostrado principal, seguido de Bokuto. Allí ya había un chico con dos cajas de pizza en una bolsa, que los esperaba para entregársela. Recibió la boleta que le extendió Oikawa y después de recoger el pedido salieron a la fría noche del barrio Shinjuku.

Bokuto decidió retomar la conversación conforme caminaban.

—Pues, es algo como el ceño fruncido de Iwa combinado con la cara inexpresiva de Kenma — explicó.

Oikawa se llevó la mano libre a su frente, alarmado de repente.

—¿Ves que no le haces bien a tu cara?

—¿Y a ti desde cuando te importa mi cara?

—Wow, pensé que estaba mal responder preguntas con más preguntas — dijo Bokuto con las manos en alto.

—Ah, o sea que tú puedes hacerlo durante dos años sin parar, y yo lo hago una maldita vez y está mal.

—Un poco, tal vez, es solo cosa mía, Oikawa-kun, no quieras copiarme.

—No te preocupes por eso, no podría copiarte aunque quisiera. Sería demasiado complicado.

—Es porque soy único.

—Una especie única de rareza, ciertamente.

—¡Ahora estas siendo cruel!

—Hmmm…

A pesar de sus intentos, y que logró mantener a Oikawa distraído por cinco minutos, todo se fue a la basura cuando él ya no le respondió y miró el suelo por donde caminaba. Bokuto tampoco quería ser latoso, por eso no insistió en seguir la conversación, pero lo cierto era que el pesimismo de Oikawa le afectaba. Sí, comprendía la situación dramática en la cual se encontraba. Todos sus némesis -a ojos de Oikawa y ya, porque para los demás no eran nada como eso- habían sido llamados por la sub-21, y a él no le habían dado ni las buenas tardes.

Bokuto entendía, porque también le afectaba, pero solo un poco, no como a Oikawa, para quien parecía ser el fin del mundo. Bokuto sabía que entre más viejo te hacías y esos condenados no te llamaban, la carrera de uno podía acabarse. Pero Bokuto no perdía las esperanzas, porque sabía lo que hacía y también sabía lo que valía. Así de seguro era él. Y así también había sido Oikawa. Lo había sido cuando lo conoció el primer día de la práctica, y lo fue hasta ese momento en que enfrentaron a Ushiwaka, y este los derrotó como a moscas. Cabe decir que Ushiwaka no estaba solo en ese momento, había tipos peores que él en su equipo, y tal vez eso justificaba las cosas para los demás del equipo de Bokuto, pero no para Oikawa.

Se pasó semanas deprimido, y de no ser por Iwaizumi seguro y perdía el semestre, porque lo obligó a estudiar como loco para los finales. Bokuto y Kuroo hicieron un sinfín de tonterías, no para divertir a Oikawa, al menos no directamente. Todas esas tonterías estresaban a Iwaizumi, y ese tipo estresado sí que le causaba gracia a Oikawa. Pero cuando parecía que ya iba a recomponerse, el viernes salió la noticia de Ushiwaka y mandó todo a la literal mierda.

Y Bokuto sentía que por culpa de ello Oikawa mandaba todo también a la literal mierda, aun si lo quería o no. Y Bokuto no lo podía soportar. Su optimismo desenfrenado se veía limitado por culpa de la depresión de Oikawa, y al ser compañeros de equipo y vecinos de un mismo edificio, la cosa empeoraba.

Por eso, hacía semanas que Bokuto había decidido que ese tipo debía mantenerse animado y distraído, así no le afectaba, no se estresaba nadie, y todos quedarían felices. Y no era algo tan egoísta como sonaba, porque Oikawa era uno de sus mejores amigos. Un peculiar amigo que había adquirido en el paso de dos años, pero amigo al fin y al cabo, y eso le bastaba a Bokuto para querer que sonriera.

Pensó que al tener dos meses libres, las posibilidades para animar a Oikawa eran infinitas. En realidad tal vez no lo fueran, pero si Bokuto decía que podían ser infinitas, serian infinitas.

Había pensado en viajes al campo, obligarlo a él y a Iwaizumi que los llevaran a Miyagi a conocer su escuela, su familia y amigos. También había pensado en maratones de películas o series encerrados todo el santo día comiendo comida chatarra, un plan que sería muy efectivo con la participación de Kenma y la llegada de Akaashi. Lo más efectivo habría sido que jugaran todos juntos todos los días a todas horas.

Bokuto se había puesto a pensar todo eso el día que se perdió y descubrió el almacén del viejo Midori, y no fue hasta la noticia de Ushiwaka que decidió usar ese lugar para practicar, lo cual era muy conveniente ya que el entrenador de su equipo dijo que el gimnasio de la universidad iba a estar cerrado durante los dos meses vacacionales, por alguna razón. Y el gimnasio del equipo de Kuroo tampoco era una opción porque habían decidido remodelar alguna tontería del lugar. Así que Bokuto decidió llevar a Oikawa ahí, y le devolvió los ánimos por una mañana entera.

Ánimos que se fueron a la -valga la redundancia- literal mierda cuando llegaron Kageyama y los demás pequeños cuervos. A Bokuto no le importaba, adoraba a esos chicos. Pero Oikawa no lo hacía. Y cuando le soltaron la bomba de la sub-21, todos los esfuerzos de Bokuto parecieron ser en vano. Al menos por ese día. Tal vez hubiera servido de algo detener a Iwaizumi para que no golpeara a Oikawa, pero a Iwaizumi enojado nadie lo paraba. Sin embargo, de haber sido así, tal vez Oikawa no habría terminado demacrado toda la tarde del sábado y todo el maldito domingo. La única razón de porque estaban ahí ahora era porque él y Bokuto habían hecho tradición el ir a comprar pizza todos los domingos. Oikawa podía ser un amargado y pesimista por aquellos días, pero no era desleal.

Además Iwaizumi lo había echado del departamento para que caminara y viera la luz del sol, sino la tradición de las pizzas le habría valido un comino.

Y sí, tal vez en ese momento Oikawa siguiera deprimido, pero Bokuto todavía tenía un ace bajo la manga. Ace que recordó cuando pasaron frente a la tienda de conveniencia que quedaba a media cuadra del condominio donde vivían.

Le dio un codazo a Oikawa, como si para avisarle que iba a entrar, cosa que hizo segundos después de captar su atención. Dejó a Oikawa en la calle con las dos cajas de pizza, compró lo que necesitaba y salió con una expresión satisfecha en la cara, solo para ser observado por Oikawa con los ojos entrecerrados.

—¿Compraste huevos? — preguntó medio indignado.

—¿Recuerdas que te hable sobre una propuesta? ¿Y que tenías que esperar hasta hoy?

Oikawa ladeó la cabeza a un lado.

—¿Acaso vas a hornearme un pastel, Boku-chan?

—Y sigues respondiendo con preguntas, ahora entiendo porque te molestaba tanto — dijo Bokuto mientras caminaban de nuevo —. Y, no es la idea que tengo, pero si quieres…

—No gracias, ya conozco tus habilidades culinarias. Pero un pastel suena a una idea más cuerda que cualquier otra cosa que vayas a querer que haga con esos huevos.

—¿Qué es lo más loco que podría pedirte?

Oikawa ladeó la cabeza nuevamente, pensativo.

—Posiblemente atacar a Kuroo, sería divertido. Pero si ensuciamos Iwa-chan se enojara, y no quiero que me golpee de nuevo.

—Uno pensaría que después de ser golpeado tanto por él ya estarías acostumbrado.

—¡Eso no es algo a lo que uno podría acostumbrarse!

—Pero y si… ¿oh? ¡Tsuki!

Oikawa agradeció que el mentado mocoso estuviera solo, pero no agradecía las habilidades sociales de Bokuto, quien se acercó rápidamente a Tsukishima. Este tampoco parecía agradecido con la llegada de Bokuto, pero parecía alguien que sabía que era mejor ceder a la emoción de la gente energética, en especial si se trataba de alguien como Bokuto.

—¿De dónde regresas? — preguntó Bokuto alegremente, gritando porque Tsukishima tenía audiófonos del mismo tamaño de su cabeza sobre las orejas.

El rubio se los quitó y los puso al cuello.

—Del cine — respondió, dando a entender que sí había escuchado a Bokuto.

Oikawa lo miró de lado, detrás de Bokuto.

—¿Vuelves solo?

—Los demás están en una especie de cita o algo — dijo Tsukishima entrando al edificio, pasando de largo a los dos mayores.

Oikawa se quedó flotando en la palabra cita, mientras Bokuto lo jalaba dentro de la recepción del edificio. Apenas saludaron al tipo del mostrador y entraron a uno de los ascensores.

—Hey, Tsuki, ¿No te aburres solo?

—El tiempo sin ese par de ridículos y el par de tórtolos es mi tiempo más preciado — dijo Tsukishima con calma —. Son mis amigos, pero son molestos, y me cansan.

—Y vas a vivir con ellos aun así — comentó Oikawa —. Aunque comprendo lo que es tener compañeros de piso o vecinos molestos.

—¡Oye! — exclamó Bokuto indignado, al tiempo que Tsukishima reía con sorna.

Bokuto se dio cuenta que Tsukishima recién presionaba el botón del piso 15, donde sabía que él y sus amigos vivían. Faltaron 2 centímetros para que Tsukishima tocara el botón, cuando algo en la cabeza de Bokuto pareció hacer clic.

—Tsuki ¿quieres comer con nosotros? — preguntó mientras levantaba el brazo de Oikawa, mostrando las dos cajas de pizza que tenía en la mano.

Tsukishima agrandó los ojos.

—Ehhh — dijo Oikawa entrecerrando los ojos, mirando a Bokuto.

—Claro, si a 'saque asesino' no le importa — agregó Bokuto rápidamente.

Tooru arqueó una ceja.

—Si a ti no te importa compartir una de tus 6 porciones — le dijo de vuelta.

Bokuto volvió a mirar a Tsukishima, quien no decía nada aun. Justo en ese momento las puertas del ascensor de abrieron. El menor miró el pasillo, y luego a los otros dos. Se encogió de hombros también.

—Por qué no — dijo, como sino importara.

Porque verdaderamente no importaba, pensaba Oikawa. De todos los pequeños cuervos, Tsukishima era el que menos le desagradaba ¿podría llegar a agradarle del todo? Seguro que no ¿tendría algo que ver con el hecho de que bloqueó alguna vez al temible Ushiwa? Tenía todo que ver. Pero claro, eso Oikawa no lo decía en voz alta.

Cruzaron el pasillo hasta llegar a la puerta del departamento de Oikawa, quien abrió la puerta que nunca tenía seguro. Entraron, y solo fueron recibidos por los gritos enojados de Iwaizumi.

—¡Esta cosa esta torcida, Kuroo!

—Claro que no está. Y no hace falta que grites.

—Grito porque estoy molesto ¡Y puedo gritar porque es mi maldito piso!

—Vas a asustar a los vecinos. A ver, Kenma, mira y dime si esto en verdad esta torcido.

—Está un poco torcido, sí — dijo Kenma desde el sofá.

—¡Kenma!

—Esto pasa porque eres imbécil, ni una puerta sabes poner.

—No hace falta ser tan cruel, Iwaizumi — Kuroo se dio cuenta de que Oikawa y Bokuto habían llegado —. Bien, llegaron, necesito su opinión y que me digan… ¡Ah, Tsuki está aquí!

—¿Tsukishima? — dijo Iwaizumi arqueando una ceja.

—¿Por qué están discutiendo ustedes dos? — preguntó Oikawa entrando y dejando la comida y su abrigo en la mesada de la cocina.

—Mira esta cosa — le dijo Iwaizumi.

Al parecer y Kuroo habían decidido cubrir el agujero del departamento con una puerta shoji [1], sostenida por un marco que había logrado poner Kuroo, pero en ese momento cuando Iwaizumi deslizaba la puerta, esta se atascaba en algún punto, dejando la mitad del agujero a la vista.

—Esta cosa no cierra, ahora tenemos que sacar este maldito marco de nuevo, eso quiere decir que habrán otros agujeros en la pared — se quejó Hajime mientras explicaba.

—Pero serán más pequeños — señaló Kuroo.

—¡Pues yo no quiero más agujeros en mi pared!

—Entonces no cerremos la puerta y ya.

Iwaizumi lo miró un momento.

—¿Lo hiciste a propósito, no es cierto?

—¿En serio te sorprende?

Cuando Iwa-chan levantó el puño para golpear Kuroo, Oikawa habló para detenerlo, no es que le molestara que golpearan a Kuroo, lo habría disfrutado, pero Kuroo estaba en una posición en la cual si era golpeado por Hajime rompería la puerta, y eso causaría más desastre, así que por eso lo detuvo.

—Ya verán eso después. Ahora a comer.

Bokuto había conseguido que Kenma lo ayudara a ordenar la mesa, con un plato y un vaso extra para Tsukishima.

—Tsuki, ¿puedes sacar una de las gaseosas de allá arriba? — le preguntó Bokuto.

Le señaló uno de los gabinetes de la parte alta de la cocina. El nombrado abrió las puertas y sacó una de las tantas botellas iguales que había ahí dentro.

—¿Este lunático te secuestró, Tsukishima? — preguntó Iwaizumi mientras todos tomaban asiento.

—¡Hey! — se quejó Bokuto, pues sabía que se refería a él.

—No en realidad — respondió Tsukishima con calma.

—¿Eso quiere decir que estas aquí con nosotros por voluntad propia? — dijo Kuroo fingiendo sorpresa —. Que gran honor.

Tanto Tsukishima como Iwaizumi lo miraron mal cuando se llevó una mano al pecho como si se sintiera conmovido.

—Viniste porque estas solo ¿No? — dijo Kenma con un trozo de pizza en la mano — ¿Y Shouyo y los demás?

—Ellos están en una especie de cita.

—Cierto. Explícame cómo es eso — dijo Oikawa al lado de Bokuto, que comía dos trozos a la vez.

—Pues eso… — habló con una rebanada cerca de la boca, hasta que pareció caer en la cuenta de algo —. Ah, creo que ustedes no lo saben.

—¿Eh?

—Creo que Kenma-san sabe.

Todos los demás miraron a Kenma, quien tragó su mordizco y ladeó la cabeza mirando a Tsukishima confundido. Entonces, sus ojos se agrandaron un poco.

—Te refieres a eso.

—Sí, eso — dijo Tsukishima entrecerrando los ojos y asintiendo.

—¿Eso? ¿Qué es eso?

—Si Hinata no les ha dicho debe ser por algo — dijo Tsukishima sirviéndose un vaso de gaseosa.

Bokuto casi se atraganta por la indignación.

—¡¿Pero qué es eso?! — exclamó —. Vamos a ser compañeros de equipo, me lo tendrá que decir en algún momento, sea lo que sea.

Dijo eso, y Oikawa a su lado se tensó un poco, pero solo un poco. Se tensó de una manera en la cual Bokuto no logró llegar a percatarse, por eso no se retractó ni nada, y continuaron hablando, dejando a un lado el eso a lo que se refería Tsukishima.

El menor de todos preguntó otras cosas antes de que Kuroo o Bokuto lo empezaran a interrogar a él, como por ejemplo, cuál era la relación de todos con el edificio donde vivían. Iwaizumi le explicó que tanto las universidades de Keio y Waseda se habían afiliado una empresa inmobiliaria, hacía ya varios años. La asociación de maestros de ambas universidades había coordinado la construcción del lugar donde vivían. Era un terreno rectangular enorme, ubicado exactamente entre los barrios de Shinjuku y Minato. Tenía 17 pisos, y un espacio en medio al aire libre en el primer piso. Uno podía salir del apartamento y llegar al pasillo y ver ese lugar a través de las ventanas. Era una especie de parque, de un tamaño considerable. Kuroo mencionó las barbacoas quincenales que organizaban los administradores del edificio, a la cual podían asistir todos los que vivían ahí, todos alumnos de Waseda o de Keio.

Kenma dijo también que le había explicado un resumen de eso a Hinata, y quizás por eso fue que decidió insistirle a los demás a que vivieran ahí.

Por un momento Oikawa pensó que entonces, su situación crítica podía ser también culpa de Kenma. Es decir, a los ojos de Oikawa, esos chicos eran idiotas -salvo Tsukishima, claro está-. Si no hubiera sido por Kenma, habrían terminado posiblemente en un edificio de mala muerte y muerto por la peste del lugar. Pero ahí estaban, en un piso por encima de él, en un departamento decente y limpio, sin ninguna posibilidad de infección por falta de sanidad. A lo mejor el par de idiotas no limpiaba el lugar donde dormían, y tal vez les daba algo. Oikawa quería pensar eso. Además, no podía culpar a Kenma-chan después de todo, eso ya sería demasiado, incluso para él.

Bokuto no se había fijado en eso, por eso no dijo nada tampoco. Al menos no hasta ver que el reloj de la pared marcaba las 8 y pico de la noche.

Esta vez no se atragantó con la pizza. Por el contrario, terminó de un bocado el pedazo que tenía en la mano, antes de sacar otro pedazo de la caja y comerlo en tres mordiscos, todo eso mientras se ponía de pie.

—¿Bokuto? — preguntó Kuroo, arqueando una ceja.

—Vámonos — dijo el otro, ignorando a Kuroo, y tomando a Oikawa por el brazo.

Oikawa no supo si fue la fuerza del mismo Bokuto, o la sorpresa lo que lo hizo que se deje poner de pie y jalar hacia la puerta.

—¿Eh? ¿Y ahora qué?

—¿A dónde van?

—¡Boku-chan, espera!

Bokuto no esperó. Pasó a la velocidad de la luz, tomó la bolsa donde estaba su compra de hace rato y jaló a Oikawa hasta la salida. Por poco y lo saca descalzo del departamento, y de alguna loca manera Oikawa todavía tenía su rebanada de pizza en la mano. Bokuto corrió hasta el ascensor y entraron ambos.

—Boku-chan — llamó Oikawa confundido y con la respiración entrecortada —, ¿Qué rayos…?

—Tú solo sígueme.

Oikawa se le quedó mirando.

—La última vez que solo te seguí terminamos atrapados en el congelador de la cafetería de la universidad. Ahora estas con una bolsa de huevos en la mano. Esto no me da para nada buena espina.

—…Okey, ¡Esta vez no pasara nada de eso!

—¿Qué vamos a hacer, exactamente?

—¿Sabes trepar muros?

—¡¿AHH?!

—Por eso te digo que no preguntes, ¡deja ya de mirarme así!

Oikawa resopló cuando las puertas del ascensor se abrieron.

—Muy bien, te haré caso, pero si termino en la estación de policía te pasaran cosas muy malas, Boku-chan.

Bokuto solo podía reír. Y rio mucho más por la cara consternada de Oikawa cuando llegaron a la estación de trenes. Y con esa cara se quedó en todo el trayecto al lugar a donde querían llegar, que era el barrio Nerima. Oikawa se preguntó que había de especial en Nerima, pero decidió no preguntar, porque entonces se retractaría, y lo cierto era que, con Boku-chan nunca se sabía. Un momento podías estar leyendo tranquilamente un libro, y al siguiente estabas en el skytree mirando el maldito atardecer.

Bokuto era un tipo impredecible y fugaz, no se podía controlar ni manejar, pero se podía llegar a comprender, siquiera un poco. Oikawa solo lo conocía dos años, y había cosas que le interesaban saber todavía, porque era una mina de secretos y misterios guardados, y cada uno de ellos brillaba con la intensidad de mil soles. Cada aspecto de Bokuto, ya fueran malos o buenos, era único y singular. Aunque Oikawa había conocido más aspectos buenos que malos, su modo depresivo era el peor de ellos. Pero Bokuto tenía sus cosas buenas. Cosas buenas por las cuales Oikawa había llegado a soportarlo, comprenderlo, y considerarlo un amigo.

Cuando bajaron en la estación Bokuto avanzó a paso rápido, y Oikawa lo siguió de cerca. Le sorprendió cuando de la estación de trenes pasaron a una parada de buses. Se mantuvieron en silencio hasta que apareció uno, y así siguieron cuando estuvieron dentro del autobús. Bokuto parecía un poco ansioso, y eso solo intrigaba más a Oikawa. Se quedaron observando las calles de Nerima, las luces de los faroles, la gente que iba a de aquí y allá. Parecía ser más tranquilo que Shinjuku, sobre todo cuando llegaron a una zona menos concurrida, llena de casas al estilo occidental y tiendas más pequeñas y más tranquilas.

Cuando se bajaron, Bokuto volvió a caminar con rapidez, pareciendo muy seguro de a donde querían llegar. Oikawa se distraía con la arquitectura de las casas que los rodeaban al pasar, también se fijó en el cielo, donde se podía notar una que otra estrella, mucho mejor que en su propio barrio. Se distrajo tanto, que se chocó contra la espalda de Bokuto, quien se había detenido en medio de la calle.

Estaban frente a muro blanco y decorado con piedras y tejas en el borde. Oikawa recordó lo que Bokuto le había mencionado en el ascensor, y pensó lo peor.

—¿Vamos hacer lo que creo que vamos hacer? — preguntó mirando la bolsa que Bokuto tenía en la mano — ¿Quién rayos vive aquí?

Bokuto sonrió con una malicia que Oikawa nunca creyó que sería capaz de expresar, pero también estaba sin duda la emoción.

—Ven, apurémonos — dijo Bokuto agachándose y formando un escalón al entrelazar sus manos.

Oikawa lo miró entrecerrando los ojos, pero pensó que ya estaban ahí, ya era muy tarde para arrepentirse.

Se apoyó en la pared y en Bokuto, pasando el pie sobre sus manos. Tomó impulso del suelo mientras Bokuto lo levantaba. Se trepó por el decorado de piedras hasta llegar al borde, y rogó que ninguna de las tejas se saliera de su lugar, aunque abajo estaba Bokuto para amortiguar su caída de todos modos. Logró estabilizarse en el borde y terminó con una pierna a cada lado del muro, obteniendo el equilibrio justo para sentarse y no caerse. Bokuto le pasó la bolsa de huevos, y de ahí Oikawa lo ayudó a subir, esperando igualmente que ninguna teja cayera, ocasionando que cayeran y se mataran.

Cuando Bokuto estuvo sentado frente a él, respiró hondo y tomó la bolsa de sus manos.

El muro escondía un terreno mucho más grande lo que Oikawa pensaba. Había un jardín enorme y una casa de dos pisos en medio de eso. Las luces estaban apagadas, así que si había alguien en casa los muchachos no podrían saberlo con exactitud.

—Boku-chan. Ahora sí, dime que-

—Esta es la casa de Ushiwaka.

Oikawa se quedó a cuadros, y Bokuto tuvo que sostenerlo del brazo para que no se hiciera a un lado y se cayera y se partiera la cabeza.

—Vamos a… ¡¿Vamos a tirarle huevos a la casa de Ushiwaka?!

Bokuto puso el dedo índice y musitó un shhh bastante largo.

—¡Vas a hacer que nos arresten tú! — le susurró apresuradamente.

Bokuto abrió la bolsa y el empaque de los huevos. Sacó uno y se lo pasó a Oikawa.

—¿Crees que estoy loco?

Oikawa miró el huevo, y luego a Bokuto, y de ahí a la casa que había al frente. Y así varias veces, decidiendo rápidamente que hacer.

—Creo que los dos estamos locos — dijo antes de tomar el huevo y lanzarlo con todas sus fuerzas.

Chocó contra unas de las paredes del segundo piso. Ambos muchachos observaron cómo reventó y se escurrió por la pared. No pudieron evitar reír después de eso. Bokuto tomó otro huevo y lo lanzó también, chocando contra uno de los marcos de las ventanas.

—¡Esto es por la secundaria! — exclamó Oikawa lanzando otro huevo — ¡Y por la preparatoria! ¡Y este va por lo de hace un mes!

Un huevo chocó contra las tejas del techo, otro solo llegó hasta el pórtico, y otro golpeo la puerta de entrada. Bokuto también lanzó varios más, gritando y riendo.

—¡Este va por despreciar a la universidad! — exclamó Bokuto.

El huevo explotó contra la pared al lado de la puerta, entonces tomó otro huevo rápidamente y lo lanzó, pero no se dio cuenta de que una luz dentro de la casa se encendió y alguien abrió la puerta. El huevo le dio de lleno en la cara de esa persona, haciéndola caer. Ambos muchachos sobre el muro ahogaron un grito. Tiraron los huevos que quedaban del jardín y se apresuraron a bajar.

Ninguno de los dos había hecho algo como eso antes, por eso Oikawa perdió el equilibrio al tocar el suelo pero detuvo el impacto de su cuerpo con las manos, pero Bokuto resbaló y cayó de costado a su lado.

—¡¿Estas bien?!

—¡No importa! ¡Corre, corre, corre, corre!

Y como de costumbre, Bokuto iba mucho más adelante que él, pero tanto daba, Oikawa solo corría y corría como si su vida dependiera de ello. No pararon, no miraron atrás, ni se fijaron hacia donde iban, solo sabían que tenían que alejarse de ahí. Oikawa corría con miedo de que en serio terminaran en la estación de policías, pero gracias al cielo no fue así.

Después de largo rato de correr desesperados, terminaron tirados en el césped de un parque solitario, iluminado por faroles de luz blanca.

—Ah… de verdad… estamos locos… — dijo Oikawa jadeando. Se sentó de golpe y miró a Bokuto, que estaba tirado a su lado con los brazos extendidos — ¿Y eso por qué fue?

—¿Te sientes culpable? — preguntó Bokuto sin mirarlo, con los ojos fijos en el cielo.

Oikawa dio un respingo.

—No… fue divertido de hecho… ¡Demasiado divertido! — lo dijo de una forma que hizo a Bokuto reír —. Pero, demonios, pudimos meternos en problemas ¿Qué te sucede? Siempre me llevas a hacer locuras, Boku-chan.

Bokuto paró de reír, y luego suspiró.

—Solo logro hacer eso entonces — dijo cerrando los ojos, con un tono resignado.

—¿Eh?

—La vez pasada, no le ganamos por mí.

—¿De qué hablar? — dijo Oikawa —. Tú ni siquiera…

—¡Exactamente por eso! — exclamó el otro sentándose de golpe — ¡Tú eras titular, yo no! ¡Debí estar en la cancha, debí estarlo!

Oikawa se le quedó viendo, sin saber que decir.

—Tirarle huevos a su linda casa es una forma para mí de poder desquitarme, aunque sea lo más inmaduro del mundo pero hey, soy inmaduro y todo el mundo lo sabe. Además, te hizo reír — dijo eso y se puso de pie después —. Pero para la próxima haré más que eso. Para la próxima estaré con los demás ahí, y contigo también. Entonces le mancharemos la cara, ¡y no será con huevos!

Dijo todo eso en una pose extraña, como si fuera un guerrero soltando un discurso de batalla, pero para Bokuto eso que dijo fácilmente era lo más cercano a eso. Oikawa solo lo miraba, comprendiendo que Bokuto ya tenía planeado ir a tirarle huevos a Ushiwaka por cuenta propia, como un plan personal, y lo incluyó solamente porque Oikawa estaba deprimido y se sentía derrotado.

Bokuto no era titular, no había jugado en ningún partido oficial hasta el momento, pero no se había dado por vencido, no como Oikawa, que era todo lo contrario y ya se sentía en el fin del mundo. Y llegar hasta el punto en que tuviera que ser animado por alguien así, de verdad que era tocar fondo.

Suspiró pesadamente al darse cuenta.

—Lamento haber sido tan patético estos días.

—Se te entiende, pero recuerda que no es final de tu carrera, todavía queda un largo camino — le tranquilizó Bokuto, extendiéndole la mano para que se pusiera de pie —. Solo hay que avanzar un poco más y ya.

Oikawa lo observó un segundo, pensando en que momento ese chico alocado que conoció el primer día de su entrenamiento universitario se había vuelto tan profundo. Pero maduro no era, el maduro en parte era Oikawa. Tal vez de esa manera, equilibrando todos los aspectos de ambos, podrían llegar a hacer grandes cosas.

—Hagámoslo.

Bokuto tomó su mano y lo ayudó a ponerse de pie. La noche era preciosa, y Oikawa se hubiera querido quedar un momento más a verla, pero se hacía tarde, y ya no habría buses ni trenes después de cierta hora, por lo que comenzaron a caminar de vuelta a la parada de autobús.

—Por cierto, Boku-chan, si pongo en práctica lo que tú dices, ¿eso quiere decir que puedo ir a lanzarle huevos a Tobio y a Chibi-chan?

—Nunca tan inmaduro, Oikawa-kun, nunca tanto.

Notas finales:

[1] Shoji, con esas puertas deslizables en Japón. Sus departamentos son del estilo occidental, así que esa puerta desentona bastante xD

Espero les haya gustado el capítulo ;w; aclaro, que los nombres de las unis y los barrios son verdaderos, aunque no estoy segura de los programas de deportes de cada universidad, pero bueno.

También ya se explicó como es el tema de donde viven, así que muy posiblemente veamos a más gente conocida más adelante.

Sé que había dicho para el domingo, pero por cosas los subí hoy, nos vemos el domingo :3

Layla Redfox fuera!

:3


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