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Un Cambio en el Destino por Jen_ciel

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Notas del fanfic:

Crossover Harry Potter y Percy Jackson, historia del mismo mundo de "Harry Potter y el hijo ignorado de los tres grandes"

Notas del capitulo:

Buenas para los que siguen mi otra historia este es el fic de Leyendo la vida de Percy Jackson… esta es una historia paralela que en determinado momento se fusionara con la otra.

Es una historia con parejas del mismo sexo aunque al principio parezca que no, recuerden que en los libros originales de Percy las parejas son hetéro pero aquí ocurrirá una decisión que cambiaría esto, pero es en la historia del fic, dentro de los eventos del libro las parejas son como el original… espero poder haberme dado a entender igual en el transcurso de los capítulos se pondrá más claro…

Sin nada más que agregar que disfruten de la lectura.

§Texto en negrita y entre símbolos es del libro original.§

Cambio de escena:

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Texto dentro de este símbolo “§” es del libro original.

Era el solsticio de invierno cerca ya de media noche cuando Artemisa llego al Olimpo cansada y herida, apenas unos minutos antes había sido liberada de su prisión por un grupo de valientes semidioses ahora ya un poco más recuperada después de haber bebido y comido Néctar y Ambrosía además del chequeo que su gemelo le había hecho, se encontraba parada frente a su padre Zeus tratando de hacerle entender que Cronos el rey Titán y su abuelo estaba tomando fuerza y el Olimpo podía correr peligro.

Para desgracia de Artemisa, Zeus prefería hacer de la vista gorda y atrasar el enfrentamiento real todo  lo posible a considerar la idea de enfrentar de nuevo a su padre…

En el Olimpo se encontraban todos los dioses reunidos inclusive Hades y su esposa Perséfone además de un sátiro de nombre Grover, muchos estaban de acuerdo con Artemisa había que enfrentar la situación pronto, otros preferían desentenderse del asunto; en medio de la discusión de la diosa virgen y su padre el grupo de semidioses llego a la Sala del Trono, provocando un silencio al momento, después de todo Zeus no aceptaba que le llevaran la contraria frente a mortales inclusive si entre estos estuviera una hija suya.

El grupo de semidioses estaba constituido por Percy Jackson hijo de Poseidón, Thalía Grace hija de Zeus y Annabeth Chase hija de Atenea; los semidioses al llegar frente a los dioses hicieron reverencia ante todos como era su obligación, Poseidón y Atenea veían con orgullo a sus respectivos hijos mientras Zeus escondía su alegría de ver a su hija por varias razones… para empezar no quería demostrar debilidad y segundo si su esposa Hera veía el cariño que sentía por Thalía podría poner su vida en peligro.

-Señora Artemisa, me alegro de verla mejor –hablo con respeto Percy.- gracias por lo que hizo por nosotros.

-Soy yo la que debe agradecer Perseus –le respondió Artemisa con obvio gratitud en su voz.

Grover se acercó a sus amigos para comprobar que todos estaban sanos, en ese momento Artemisa pretendía seguir su discusión con su padre pero fue interrumpida por una enorme luz blanca que inundo la Sala del Trono.

Los dioses asustados pensando en un ataque se levantaron de sus tronos con las armas en mano, pero lo que surgió de la luz los dejo completamente desconcertados. Las Moiras caminaron tranquilas hasta el centro de la sala luego de surgir de la luz, los dioses al ver quiénes eran guardaron las armas e hicieron una reverencia a las tres hermanas.

-Dioses estamos muy molestas con ustedes –hablaron al mismo tiempo las tres.

-Pero nosotros… -intento justificarse Zeus.

-Tu mejor no hables Zeus que eres con quien estamos más enfadadas –le dijo Cloto la hiladora de la hebra de la vida.

-El futuro es desolador para algunos de los presentes en esta sala –continuo Láquesis la tejedora de la hebra de vida.

-El Olimpo enfrenta un futuro difícil –dijo Átropos la segadora de la hebra de vida.

-Señoras que podemos hacer para evitar nuestro mal futuro –pregunto Hera.

-Nosotras no dijimos que fueran ustedes dioses los que tuvieran un mal futuro –respondieron juntas de nuevo.

-Entonces quien –pregunto algo temeroso Poseidón intuyendo la respuesta de las damas.

-Estos semidioses aquí presentes… -respondió Láquesis.

-En especial tu hijo Poseidón –dijo Átropos mientras miraba un hilo entre sus manos.

Percy al escuchar hablar a las damas se sintió apesadumbrado, él sabía que ser un semidiós hijo de uno de los 3 grandes era complicado pero nunca se imaginó que su destino pudiera ser tan malo; con algo de miedo pregunto a las Moiras.

-¿Moriré?

-No Perseus, pero sufrías grandemente –le dijo Cloto.

-Veras a tus amigos morir sin poder hacer nada –siguió Láquesis.

El miedo en el corazón de Percy alcanzo niveles alarmantes el realmente prefería morir que ver a sus amigos sufrir sin poder ayudarles.

-Yo prefiero morir que pasar eso –les dijo Percy con temor claro en su voz.

-Lo sabemos es por eso que estamos aquí –le dijo Átropos.

-Muchos semidioses morirán por errores suyos dioses y lo cierto es que estamos cansadas de cortar hilos de vidas que podrían llegar a ser muy grandes en el futuro por eso traemos una posible solución –les dijo Cloto.

-Cual sería esa solución, yo estoy dispuesto a hacer lo que sea si con eso mi hijo no sufre –hablo seriamente Poseidón, realmente el haría lo que fuera por Percy.

Percy al escuchar a su padre sintió un calor llenarle el pecho logrando que el miedo disminuyera bastante, la relación con su padre era algo confusa para el en ciertos momentos pero escuchar le preocupaba su bienestar hacia que las cosas valieran la pena.

-Poseidón siempre has sido un buen padre pero lamentablemente la decisión de la que dependerá la vida de estos semidioses no recae en ti –le dijo Láquesis.

-Entonces que tengo que hacer –intervino Zeus, él pensaba que al ser el rey tendría que ser suya la decisión… su intervención causo un poco de sorpresa en el resto de presentes lo que ellos no sabían es que él tampoco quería que su hija sufriera y a pesar de no saber si ella sobrevivía prefería no volver a perderla.

-Tampoco es tuya la decisión –siguió Láquesis. –la decisión es del héroe que salvaría al Olimpo, el niño del que habla la profecía.

Las miradas de los dioses viajaban entre Thalía y Percy, Thalía estaba por cumplí los 16 y Percy tenía 13 así que no estaban del todo seguros.

Las tres Moiras se pararon frente a los semidioses dándoles la espalda a los dioses y hablando al mismo tiempo dijeron. –Perseus Jackson es tuya la decisión.

Mirándolas con algo de miedo, decidió que ellas realmente querían ayudarles así que se dispuso a aceptar pero fue interrumpido de nuevo.

-Antes de que aceptes debes saber cuál es el sacrificio que deberás realizar –le dijo Láquesis.

-Un cambio en el destino no se da de gratis ni aunque nosotras estemos de acuerdo –siguió Átropos.

-Primero debes saber que en ese futuro tú tendrías una relación amorosa con la chica de la que estás enamorado –le dijo Cloto.

Percy al escuchar esto se sonrojo en gran manera, sacando una risita de Afrodita y una sonrisa de felicidad de su padre.

-Si Perseus tendrías un noviazgo con Annabeth Chase –continuo Cloto, sacando un grito de ultraje de Atenea una mirada de incredulidad de Poseidón.

El sonrojo en Percy se hizo más profundo y disimuladamente volteo a ver a Annabeth pero ella no le miraba simplemente tenía una mirada calculadora como cuando estaba analizando un plan de batalla, esto lo descoloco un poco pero no le puso mucha atención después de todo al final serían novios… sus ilusiones no duraron mucho.

-Perseus Jackson ese es tu sacrificio –le dijo Láquesis.

Con algo de confusión en su rostro Percy le pregunto –disculpe pero no alcanzo a entender.

-La única forma de que tantas muertes se eviten y al mismo tiempo salvar el Olimpo es que les traigamos algo de ayuda externa, en específico un servidor de Elenya.

Una exclamación de asombro recorrió a los dioses.

-Pero señoras como podría ser esto posible, un servidor de Elenya no tendría el poder para pelear contra los monstruos mitológicos, ellos enfrentan otras cosas –pregunto Atenea.

Volteándose a ver a los dioses Cloto dijo –este servidor de Elenya tiene sangre de los dioses así que puede enfrentar ambos peligrosos sin problemas, pero su existencia ha pasado desapercibida por ustedes y seguirá así si Perseus no acepta el sacrificio; sin embargo si lo acepta traeremos a esta persona que sería la mejor ayuda y la mejor forma de evitar todas esas muertes.

Los dioses se miraron entre ellos queriendo saber quién había sido el irresponsable que no había tenido cuidado de proteger adecuadamente a su hijo con él o la servidora de Elenya, pero en ninguno de los rostros inmortales se veía el reconocimiento, ellos realmente no tenían de idea de quien podría ser este personaje tan importante.

-A ver si entiendo ¿mi sacrificio seria no estar con Annabeth? –pregunto entristecido Percy.

-Así es Perseus tu sacrificio sería no tener un noviazgo con la hija de Atenea, podrías seguir siendo su amigo si ese es tu deseo pero no ser su novio –le dijo Cloto.

-Si aceptas el sacrificio traeremos a los semidioses del campamente mestizo para que estén presentes en la lectura de 5 libros con el futuro, además también traeríamos al servidor de Elenya eso si él tendría algunos pequeños cambios, nada de lo que deban preocuparse –dijo Láquesis.

-El también tiene que aceptar un sacrificio pero ya lo ha aceptado, ahora la decisión final es de Perseus –continuo Átropos.

Percy se quedó pensativo, el realmente se había enamorado de la hija de Atenea pero tampoco quería perder a sus amigos, volteo a ver a Thalía y Grover sintiendo un escalofrió recorrer su cuerpo al imaginarles muertos… no él ya había tenido demasiado de eso y no quería perder a nadie más si su felicidad con la rubia debía ser sacrificada para salvar a sus amigos y al Olimpo que así fuese, pero antes de poder hablar escucho a Annabeth hablarle.

-Percy no puedes hacer eso

-Annabeth te das cuenta que es la única forma de evitar que nuestros amigos mueran.

-Percy, las Moiras han dicho que el Olimpo se salvara eso es lo importante, nosotros no tenemos que sacrificar nuestra felicidad.

El asombro de Percy era mayúsculo, no podía creer que la chica dijera esas cosas. – ¡Estás diciendo que no importa que nuestro amigos mueran con tal de que seamos novios! ¡No te importa su vida! Thalía, Grover ellos podrían morir y quien sabe quiénes más ¿no te importa?

-Mientras nosotros seamos felices –le dijo Annabeth con una sonrisa, creyendo que ya tenía a Percy convencido.

Percy no podía creer que esa fuese su Annabeth, que le había pasado para que dijera esas cosas… aunque ahora que lo recordaba Luke era quien parecía importarle verdaderamente y él era precisamente a quien había que enfrentar.

Thalía y Grover no podían creer que la rubia los despreciara de esa forma, que le habría hecho Luke para dejarla así o es que acaso siempre fue así y ellos no se habían dado cuenta.

Con decisión brillando en los ojos Percy se giró en dirección a los Moiras y dijo –Acepto el sacrificio.

-Que así sea –hablaron las tres hermanas al mismo tiempo.

Los dioses miraron con sorpresa al semidiós y los que tenían hijos semidioses con vida le miraban con agradecimiento, después de todo no sabían quienes iban a morir o más bien dicho quienes hubiesen muerto pues ahora las cosas serían diferentes ellos darían su mayor esfuerzo también, inclusive Zeus y Hades pensaban que su sobrino estaba siendo muy valiente y un nuevo sentimiento de respeto nació en ellos; después de todo ellos sabían lo que era estar enamorados y tener que renunciar a esa persona.

-No pierdas la esperanza Perseus –le dijo Cloto. –tu sacrificio tendrá recompensas y no solo evitar esas muertes, pero debes tener tu mente abierta a los posibilidades.

-Así lo hare señora y gracias –les dijo Percy mientras les sonreía.

-Dioses traigan aquí a los semidioses del Campamente Mestizo, nosotras iremos por el servidor de Elenya.

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Las Moiras se aparecieron en la entrada de la Mansión Potter donde el dueño de la propiedad las esperaba en el salón principal, en cuanto estas llegaron a la habitación el muchacho se levantó con respeto.

-Señoras ¿qué se ha decidido? –les pregunto Harry Potter.

-Perseus Jackson ha decidido aceptar el sacrificio –le respondió Átropos.

-Pero debemos volver a preguntarte aceptas tú el tuyo –continuo Láquesis.

-Aceptas que tu pasado, tu infancia sea leída –le pregunto Cloto.

-Señoras mi infancia es muy mala, pero como ya les había dicho acepto si con eso logro salvar las vidas de niños inocentes solo que sería prudente que los más pequeños no estén presentes en ese momento no quiero crear traumas.

Las Moiras se vieron entre ellas –debido a que has estado en los dominios de Elenya, no sabemos prácticamente nada de tu pasado… ¿es realmente tan malo? –preguntaron al mismo tiempo.

-Mucho me temo que sí, yo la verdad prefiero que los pequeños no sepan –les respondió entristecido el muchacho.

-Muy bien, tu vida será la última en ser leída así que no creo que suponga un problema realmente, mientras se lee la vida de Percy Jackson tú mismo decidirás quienes de ellos pueden quedarse a escuchar, excepto los dioses ellos deben estar si o si –le dijo Cloto.

-Me parece bien señora Cloto –respondió algo más tranquilo el azabache. – ¿debo llevar alguna cosa en particular?

-Si –le respondió Láquesis. –debes llevar este medallón en todo momento, eso ocultara la esencia de los dioses que llevas encima, solo debes quitártelo cuando el relato de tu vida termine.

-Muy bien –le respondió Harry mientras se colocaba el medallón en el cuello.

-Otra cosa Harry, queremos que tengas la oportunidad de sentir algo del cariño que nunca has tenido por lo que haremos que tu cuerpo  tenga 10 años.

-¿Pero por qué? No es lo mismo a que vaya ahora.

-Ya estas crecido y los habitantes del Olimpo no demostraran tanto contigo debido al temor de creer que no lo tomaras bien debido a tu edad, en cambio con 10 años es más sencillo pues serias un niño –le dijo Láquesis.

-No te preocupes que tus recuerdos no serán modificados solo tu cuerpo nada más y cuando se terminen los relatos volverás a la apariencia que tienes ahora –continuo Cloto.

-De acuerdo si ustedes piensan que es lo mejor está bien, solo quisiera hacerles una petición.

-¿Qué petición? –le pregunto Átropos.

-Desde que se fueron he estado pensando que me será difícil enfrentar  todo mi pasado solo, necesito a alguien en quien ya confió junto a mí… así que quisiera saber si es posible que un amigo muy importante para mí me acompañe.

-¿Y quién sería ese amigo? –le pregunto Cloto.

-Se llama Draco Malfoy

Luego de quedarse pensando un rato mientras analizaban las cosas las Moiras le contestaron –no habrá ningún problema pero el también tendrá que aceptar ir con una apariencia de 10 años, crees que aceptará –le dijeron los tres al mismo tiempo.

-Si aceptara –respondió con decisión Harry.

En ese caso que venga debemos hacerles la transformación e irnos pues en el Olimpo ya nos esperan.

Harry se comunicó con Draco y luego de explicarle la situación, el rubio acepto ser transformado en niño de nuevo si con eso podía apoyar a Harry. Se presentaron frente a las Moiras y luego de ser transformados en su apariencia de 10 años las damas del destino les transportaron al Olimpo.

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En el Olimpo, Zeus había transportado a los semidioses del Campamente Mestizo y se les había explicado que iba a suceder y el sacrificio que había hecho Percy para asegurar su bienestar, todos estaban impresionados por esto pero la que se encontraba más impresionada y avergonzada era una hija de Afrodita.

Hestia hizo aparecer cojines y un sillón especial para Quirón que también había venido con sus alumnos, los semidioses se sentaron en los diferentes cojines esperando la llegada del personaje misterioso.

Fue en ese momento que de nuevo la luz blanca inundo la Sala del Trono cegando momentáneamente a los ahí presentes. Las Moiras de nuevo caminaron hasta los dioses siendo seguidas por dos niños de 10 años, la sorpresa era evidente en la cara de los dioses al ver a los más pequeños.

-Señoras nos hablaste de un servidor de Elenya que nos ayudaría en la batalla, pero estos son dos niños –hablo por primera vez en el día Ares.

-Ellos han sido transformados por nosotras en niños para que el convivir durante la lectura sea más llevadero –respondió Átropos.

-Si creen que eso es lo mejor está bien, pero nos hablaron de un servidor acá hay dos –hablo Hades.

-El servidor del que les hablamos es el –dijeron las Moiras al mismo tiempo mientras señalaban al niño más pequeño de los dos.

Las diosas junto al dios de la medicina miraron con algo de preocupación el estado del niño de cabello azabache a quien las Destino se referían, el pequeño tenía una clara desnutrición era por lo menos unos 20 cm más pequeño que su compañero.

-Su nombre es Harry, él es el servidor de Elenya del que le hablamos –hablo Cloto.- su apellido lo mantendremos en secreto de momento, al igual que su ascendencia y respondiendo a tu pregunta Zeus, Harry nos pidió que si su amigo lo podía acompañar en su estadía aquí.

-¿Y por qué? No es como si le fuéramos a hacer algo –dijo Poseidón algo confundido.

-El motivo es que después de que se termine de leer el que sería el futuro de Percy, leerán sobre la infancia de este muchacho para que sepan más de el –le respondí Láquesis.

-El nombre de este otro muchacho es Draco Malfoy –continuo Cloto mientras señalaba al niño rubio que saco suspiros de ternura de los diosas.- ahora es momento de que comiencen a leer.

Luego de las presentaciones de los magos, las tres Destino hicieron aparecer 6 libros que dejaron en manos de Harry.

-Los primeros 3 libros son un relato de lo que ya ha pasado, dioses queremos que sepan que piensan sus hijos y los detalles de las misiones que Percy ha tenido hasta el momento –siguió hablando Cloto.

-El tiempo será detenido afuera del Olimpo para que no ocurran desgracias mientras no están presentes, así que tomasen el tiempo necesario para leer –dijo Átropos.

-Dioses una última cosa, está prohibido que ataquéis a cualquiera de los semidioses o magos aquí presentes deben hacer un juramento comprometiéndose con ello.

Algo resignado Zeus hablo- En nombre de todos los dioses, nos comprometemos a no dañar a los mortales aquí presentes durante la lectura de los libros lo juramos en nombre del río Estigio. –en cuanto termino de hablar el Rey de los Cielos, un trueno retumbo en el cielo haciendo saltar ligeramente a Harry más solo Draco se percató de esto.

Una vez hecho el juramento las Moiras se retiraron del Olimpo, dejando a los pequeños magos solos con los dioses.

Un niño pequeño de pelo negro y ojos igual de negros se acercó a Percy con una sonrisa en los labios y le pregunto –Percy ¿dónde esta Bianca?

Percy le miro con miedo y volteo a ver a su prima Thalía sin saber que decirle al niño, como decirle que su hermana estaba muerta –Y-y-yo Nico es…

Pero fue interrumpido por su tío Hades quien dijo –Nico el destino de tu hermana saldrá en los libros que vamos a leer ten paciencia.

Mirando confundido al dios que le hablaba decidió hacerle caso, algo le decía que ese dios era importante para él, así que asintiendo con la cabeza se sentó junto a Percy mientras le regalaba una gran sonrisa llena de inocencia.

Esta acción le produjo un gran pesar a Percy, no sabía cómo iba a enfrentar la ira de Nico cuando supiera la verdad el realmente no quería que el pequeño niño sufriera o que estuviera enojado con él, por lo que decidió que cuando tuviera una oportunidad hablaría con su tío Hades para ver si lo podía ayudar con él.

-Bueno empecemos –exclamo Zeus después de ver con sospecha a su hermano mayor. – ¿quién comienza a leer?

-Yo  comienzo –dijo Atenea.

Harry se acercó y le dio los libros a la diosa… todos los dioses excepción analizaban al niño y al ver que este caminaba sin duda hacia la diosa tuvieron claro que el chico poseía confianza y eso era algo bueno en vista de lo que se les venía encima.

-Antes de empezar –interrumpió Apolo a su medio hermana antes de que comenzara a leer y dirigiéndose al mago azabache le pregunto. –muchacho ¿me permitirías atenderte primero?

-Disculpe señor Apolo pero no entiendo a lo que se refiere

Los que habían notado el mal estado del niño se quedaron confundidos por sus palabras hasta que intervino Draco. –discúlpelo señor Apolo pero mi amigo Harry tiene la tendencia de ignorar sus heridas o condición de salud con bastante frecuencia.

Fue en ese momento que Harry se dio cuenta que devolverle la apariencia de 10 años también le dieron el aspecto enfermizo que había tenido, con algo de vergüenza por no haberse dado cuenta antes le respondió al dios. –no se preocupe señor Apolo, mi verdadera apariencia es diferente y no estoy enfermo; aunque cuando tenía 10 sí que necesite atención pero ahora no es necesario, después de todo cuando terminemos de leer me devolverán mi apariencia.

-Si bueno pero igual me sentiría mejor si te curo un poco, me pone de los nervios ver a alguien en tan mal estado –insistió Apolo.

-De acuerdo entonces señor –termino aceptando Harry con resignación.

Apolo comenzó a curar los daños más evidentes en el niño, como la desnutrición pero en el chequeo que le hizo se dio cuenta de que todo el cuerpo del niño estaba marcado, dañado o con efectos secundarios de lesiones… Apolo se limitó a empezar a curar lo más grave, ya después podría hacer otras sesiones de curación pero lo que si tenía claro es quería saber que clase de pasado tendría el niño para estar tan lastimado.

-Bien termine por ahora, puedes empezar Atenea –le dijo Apolo mientras volvía a sentarse en su trono, Draco y Harry se sentaron juntos en un cojín cerca de Quirón mientras se disponían a escuchar a la diosa.

-Capitulo 1: Pulverizo accidentalmente a mi profesora de introducción al álgebra-Leyó Atenea

§Mira, yo no quería ser mestizo.

Si estás leyendo esto porque crees que podrías estar en la misma situación, mi consejo es éste: cierra el libro inmediatamente. Créete la mentira que tu padre o tu madre te contaran sobre tu nacimiento, e intenta llevar una vida normal. §

-Ese fue un buen consejo viniendo de Percy –interrumpió Thalía, mientras le sonría con algo de burla a Percy

-Ja ja ja ja, que graciosa Grace –le respondió Percy, lo negaría si le preguntaban pero estaba feliz de ver a su prima viva después del rescate de Artemisa.

-Me van a dejar seguir leyendo –pregunto malhumorada Atenea.

§Ser mestizo es peligroso. Asusta. La mayor parte del tiempo sólo sirve para que te maten de manera horrible y dolorosa. §

Los dioses con hijos se observaron entre sí, algo les decía que esos libros les pondrían los nervios alterados y es que aunque no lo demostraran o más bien no les permitieran demostrarlo, ellos se preocupaban por sus hijos… salvo una que otra excepción claro.

§Si eres un niño normal, que está leyendo esto porque cree que es ficción, fantástico. Sigue leyendo. Te envidio por ser capaz de creer que nada de esto sucedió.

Pero si te reconoces en estas páginas —si sientes que algo se remueve en tu interior—, deja de leer al instante. Podrías ser uno de nosotros. Y en cuanto lo sepas, sólo es cuestión de tiempo que también ellos lo presientan, y entonces irán por ti.

No digas que no estás avisado. §

 

-No me avisaste –le reclamo Nico a Percy.

-La próxima vez te aviso pero no reclames si la mantícora aprovecha para matarte –le replico sonriente Percy agradeciendo que el niño siguiera siendo alegre.

§Me llamo Percy Jackson. §

-He vivido engañado, pensé que era Peter Johnson –exclamo Connor Stoll con dramatismo, logrando sacar una risa de sus compañeros griegos, los magos y los dioses no entendían cuál era el chiste pero se abstuvieron de decir nada porque Atenea continuo leyendo cada vez más molesta por las interrupciones.

§Tengo doce años. Hasta hace unos meses estudiaba interno en la academia Yancy, un colegio privado para niños con problemas, en el norte del estado de Nueva York.

¿Soy un niño con problemas? §

-Siiiii –exclamaron con diversión todos los que conocían al chico, Harry y Draco sonreían con humor al ver como el muchacho Jackson era aceptado por sus compañeros.

§Sí.

Podríamos llamarlo así. §

-Hasta tú mismo lo reconoces, sesos de alga –dijo Annabeth, logrando enfurruñar al muchacho, empezaba a odiar el hecho de que fueran sus pensamientos los que se leían pero sobre todo el que Annabeth aún se refiriera a el de esa forma, después de ver la forma en la que despreciaba la vida de sus amigos no se creía capaz de volver a ser el mismo con ella.

§Podría empezar en cualquier punto de mi corta y triste vida para dar prueba de ello, pero las cosas comenzaron a ir realmente mal en mayo del año pasado, cuando los alumnos de sexto curso fuimos de excursión a Manhattan: veintiocho críos tarados y dos profesores en un autobús escolar amarillo, en dirección al Museo Metropolitano de Arte a ver cosas griegas y romanas. §

-Pero que tortura .intervino Poseidón, ganándose una mirada de odio de la diosa que leía y una sonrisa divertida de Percy.

§Ya lo sé: suena a tortura. La mayoría de las excursiones de Yancy lo eran. Pero el señor Brunner, nuestro profesor de latín, dirigía la excursión, así que tenía esperanzas. El señor Brunner era un tipo de mediana edad que iba en silla de ruedas motorizada. Le clareaba el cabello, lucía una barba desaliñada y una chaqueta de tweed raída que siempre olía a café. §

 

-Ese soy yo –les explico Quirón a los pequeños magos que se veían algo confundidos con tantos nombres que no reconocían.

Hestia al ver también la confusión de los chicos dijo –para que Harry y Draco no se pierdan tanto, cuando se les mencione por primera vez levanten la mano para ellos vayan reconociéndoles.

Todos aceptaron la idea de la diosa virgen y Atenea continuo con la lectura.

§Con ese aspecto, imposible adivinar que era guay, pero contaba historias y chistes y nos dejaba jugar en clase. También tenía una colección alucinante de armaduras y armas romanas, así que era el único profesor con el que no me dormía en clase. §

-No debes dormirte en clase muchacho –se auto interrumpió Atenea, para luego seguir leyendo sin esperar respuesta.

§Esperaba que el viaje saliera bien. Esperaba, por una vez, no meterme en problemas.

Anda que no estaba equivocado.

Verás, en las excursiones me pasan cosas malas. Como cuando en quinto fui al campo de batalla de Saratoga, donde tuve aquel accidente con el cañón de la guerra de la Independencia americana. Yo no estaba apuntando al autobús del colegio, pero por supuesto me expulsaron igualmente. Y antes de aquello, en cuarto curso, durante la visita a las instalaciones de la piscina para tiburones en Marine World, le di a la palanca equivocada en la pasarela y nuestra clase acabó dándose un chapuzón inesperado. Y la anterior… Bueno, te haces una idea, ¿verdad? §

Para ese momento todos reían acosta de las desgracias del muchacho, incluyendo a los dioses y al mismo muchacho que ahora le resultaba divertido recordar esas experiencias.

-Muchacho debes contarnos más –le dijo Apolo.

-Ningún inconveniente señor Apolo, pero mejor lo dejamos para cuando terminemos los libros –le respondió Percy.

§En aquella excursión estaba decidido a portarme bien.

Durante todo el viaje a la ciudad soporté a Nancy Bobofit, la pelirroja pecosa y cleptómana que le lanzaba a mi mejor amigo, Grover, trocitos de sándwich de mantequilla de cacahuete y kétchup al cogote.

Grover era un blanco fácil.

Grover levanto la mano cuando fue mencionado recibiendo un asentimiento de los dos magos.

Era canijo y lloraba cuando se sentía frustrado. Debía de haber repetido varios cursos, porque era el único en sexto con acné y una pelusilla incipiente en la barbilla. Además, estaba lisiado. Tenía un justificante que lo eximía de la clase de Educación Física durante el resto de su vida, ya que padecía una enfermedad muscular en las piernas. Caminaba raro, como si cada paso le doliera; pero que eso no te engañe: tendrías que verlo correr el día que tocaba enchilada en la cafetería. §

-Vaya amigo gracias por describirme tan bien –le reclamo sarcástico Grover a Percy.

-Lo siento hombre –le respondió pero era claro que le hacía gracia todavía.

§En cualquier caso, Nancy Bobofit estaba tirándole trocitos de sándwich que se le quedaban pegados en el pelo castaño y rizado, y sabía que yo no podía hacer nada porque ya estaba en periodo de prueba. El director me había amenazado con expulsión temporal si algo malo, vergonzoso o siquiera medianamente entretenido sucedía en aquella salida.

—Voy a matarla —murmuré. §

-Por fin algo de acción –exclamo Ares sentándose al borde de su trono por la anticipación.

§Grover intentó calmarme.

—No pasa nada. Me gusta la mantequilla de cacahuete.

—Esquivó otro pedazo del almuerzo de Nancy.

—Hasta aquí hemos llegado.

—Empecé a ponerme en pie, pero Grover volvió a hundirme en mi asiento.

—Ya estás en periodo de prueba —me recordó—. Sabes a quién van a culpar si pasa algo. §

-Sátiro eso no se hace, yo quería acción –dijo Ares haciendo rabieta, dejando sorprendidos a los magos que no conocían ese lado inmaduro de uno de los dioses.

§Echando la vista atrás, ojalá hubiera tumbado a Nancy Bobofit de un tortazo en aquel preciso instante.

La expulsión temporal no habría sido nada en comparación con el lío en que estaba a punto de meterme. §

-En cuantos problemas te has metido muchacho –interrumpió Hestia mientras miraba preocupada a Percy.

-Señora Hestia son tantos que no podría contarlos.- eso solo logro preocupar más a la diosa pues tenía cariño por todos los semidioses y comenzaba a sentir lo mismo por los pequeños magos.

§El señor Brunner conducía la visita al museo.

Él iba delante, en su silla de ruedas, guiándonos por las enormes y resonantes galerías, a través de estatuas de mármol y vitrinas de cristal llenas de cerámica roja y negra súper vieja.

Me parecía flipante que todo aquello hubiese sobrevivido más de dos mil o tres mil años. §

-Mucho más que eso niño, mucho más –interrumpió Deméter.

-Dejen de interrumpir así nunca vamos a acabar –dijo molesta Atenea.

-Relájate sobrina, el tiempo de los chicos está detenido así que podemos tomarnos todo lo necesario para leer. –le dijo Poseidón.

-Si el necesario, pero con tanta interrupción nunca vamos a acabar –le respondió obstinada la diosa.

-Bueno, bueno sigue leyendo hija. –le dijo Zeus antes de que esos dos comenzaran a pelear, porque de comenzar una pelea nunca terminarían de leer ni el primer capítulo y él estaba interesado en ese mago Harry, podía sentir el poder que irradiaba a pesar de no poder identificar el origen. Y él quería saber de quién era hijo.

§Nos reunió alrededor de una columna de piedra de casi cuatro metros de altura con una gran esfinge encima, y empezó a contarnos que había sido un monumento mortuorio, una estela, de una chica de nuestra edad. Nos habló de los relieves de sus costados. Yo intentaba prestar atención, porque parecía realmente interesante, pero los demás hablaban sin parar, y cuando les decía que se callaran, la otra profesora acompañante, la señora Dodds, me miraba mal. §

-Este es definitivamente el fin del mundo, Percy interesado en una clase. –interrumpió de nuevo Annabeth.

-Oye que yo puedo interesarme en muchas cosas –le respondió Percy para luego alejarse de Annabeth que se le había sentado a un lado y acercándose más a Nico inconscientemente.

Harry con su don empático podía sentir el enojo y tristeza de Percy así como la codicia y frustración de la rubia, pero callaría él no debía decir nada de momento, después de todo no tenía una relación con el semidiós no aun al menos.

-Puede continuar señorita Atenea –dijo Percy luego de haberse sentado más cerca de Nico.

§La señora Dodds era una profesora de matemáticas procedente de Georgia que siempre llevaba cazadora de cuero, aunque era menuda y rondaba los cincuenta años. Tenía un aspecto tan fiero que parecía dispuesta a plantarte la Harley en la taquilla. §

-Por qué le enviaron una furia –pregunto en un susurro sorprendido Draco a Harry, pero con lo que no contaba era el buen sentido del oído de los dioses.

-Ya se verá en el libro muchacho –le dijo Hades

Sintiendo las emociones de enojo de la diosa Atenea, Harry se sentó más derecho con la intención de intervenir en defensa de Draco de ser necesario y con la mirada fija en la diosa escucho que su rubio hablaba de nuevo.

-Siento la interrupción no pensé que me escucharían.

-No hay problema, no es para tanto –le respondió de nuevo Hades.

En cuanto a Zeus y Poseidón miraban con sorpresa las acciones de Harry y mirándose de reojo ambos llegaron a la conclusión de que este mago no era poca cosa si estaba dispuesto a defender al rubio de una diosa, Hades dirigió la mirada también a Harry luego de ver las miradas calculadoras de sus hermanos y llego a la misma conclusión que ellos además era también bastante claro que ese niño Draco era algo mucho más importante que solo un amigo para el azabache.

-Atenea continua leyendo –le ordeno Zeus a su hija luego de notar que el poder del niño comenzaba a salir.

§Había llegado a Yancy a mitad de curso, cuando nuestra anterior profesora de matemáticas sufrió un ataque de nervios.

Desde el primer día, la señora Dodds adoró a Nancy Bobofit y a mí me clasificó como un engendro del demonio. Me señalaba con un dedo retorcido y me decía «y ahora, cariño», súper dulce, y yo sabía que a continuación me castigaría a quedarme después de clase. §

-Como se atreve a llamarte así –exclamo ofendido Poseidón, Percy solo lo miro sin saber que responderle a su padre, no era la primera vez que alguien le ofendía así que para él era algo casi normal.

-Al ver que el muchacho no le respondía a su padre, Atenea continúo leyendo.

§Una vez, tras haberme obligado a borrar respuestas de viejos libros de ejercicios de matemáticas hasta medianoche, le dije a Grover que no creía que la señora Dodds fuera humana. Se quedó mirándome, muy serio, y me respondió: «Tienes toda la razón.» §

-Grover te dije que tenías que disimular –lo reprendió Quirón.

-Lo siento Quirón pero en ese tiempo me era muy difícil –le respondió el sátiro sonrojado al escuchar las risitas nada disimuladas de los semidioses.

§El señor Brunner seguía hablando del arte funerario griego.

Al final, Nancy Bobofit se burló de una figura desnuda cincelada en la estela y yo le espeté:

— ¿Te quieres callar?

—Me salió más alto de lo que pretendía.

El grupo entero soltó risitas y el profesor interrumpió su disertación.

—Señor Jackson —dijo—, ¿tiene algún comentario que hacer?

Me puse como un tomate y contesté:

—No, señor.

El señor Brunner señaló una de las imágenes de la estela.

—A lo mejor puede decirnos qué representa esa imagen.

Miré el relieve y sentí alivio porque de hecho lo reconocía.

—Ése es Cronos devorando a sus hijos, ¿no? §

-Tenías que elegir justamente esa Quirón –dijo Hestia recordando la terrible infancia que paso junto a sus hermanos.

-Lo siento señora, pero era la más cercana a donde estábamos.

§—Sí —repuso él—. E hizo tal cosa por…

—Bueno…

—Escarbé en mi cerebro—. Cronos era el rey dios y… §

Zeus estuvo tentado a regañar al muchacho pero se contuvo solo porque sabía que el chico en ese momento no sabía nada de su procedencia y de que ellos eran reales.

§— ¿Dios?

—Titán —me corregí—. Y… y no confiaba en sus hijos, que eran dioses. Así que Cronos… esto… se los comió, ¿no? Pero su mujer escondió al pequeño Zeus y le dio a cambio una piedra. Y después, cuando Zeus creció, engañó a su padre para que vomitara a sus hermanos y hermanas…

— ¡Puaj! —dijo una chica a mis espaldas. §

-Eso es quedarse corto –interrumpió por primera vez Hera.

§—… así que hubo una gran lucha entre dioses y titanes —proseguí—, y los dioses ganaron.

Algunas risitas.

Detrás de mí, Nancy Bobofit cuchicheó con una amiga:

—Menudo rollo. ¿Para qué va a servirnos en la vida real? Ni que en nuestras solicitudes de empleo fuera a poner: «Por favor, explique por qué Cronos se comió a sus hijos.»

— ¿Y para qué, señor Jackson —insistió Brunner, parafraseando la excelente pregunta de la señorita Bobofit—, hay que saber esto en la vida real?

—Te han pillado —murmuró Grover.

—Cierra el pico —siseó Nancy, con la cara aún más roja que su pelo.

Por lo menos habían pillado también a Nancy. El señor Brunner era el único que la sorprendía diciendo maldades. Tenía radares por orejas. §

-En ese momento me alegro muchísimo que esa tuviera un poco de escarmiento –dijo riendo Percy mientras se  medio reclinaba en el cojín que compartía con Nico, logrando que este quedara medio a recostado en él.

§Pensé en su pregunta y me encogí de hombros.

—No lo sé, señor.

—Ya veo.

—Brunner pareció decepcionado—. Bueno, señor Jackson, ha salido medio airoso. Es cierto que Zeus le dio a Cronos una mezcla de mostaza y vino que le hizo expulsar a sus otros cinco hijos, que al ser dioses inmortales habían estado viviendo y creciendo sin ser digeridos en el estómago del titán. Los dioses derrotaron a su padre, lo cortaron en pedazos con su propia hoz y desperdigaron los restos por el Tártaro, la parte más oscura del inframundo. Bien, ya es la hora del almuerzo. Señora Dodds, ¿podría conducirnos a la salida? §

-Vaya manera de cambiar de tema Quirón –le dijo Hermes al centauro.

§La clase empezó a salir, las chicas conteniéndose el estómago, y los chicos a empujones y actuando como merluzos. Grover y yo nos disponíamos a seguirlos cuando el profesor exclamó:

— ¡Señor Jackson!

Lo sabía.

Le dije a Grover que se fuera y me volví hacia Brunner.

— ¿Señor?

—Tenía una mirada que no te dejaba escapar: ojos castaño intenso que podrían tener mil años y haberlo visto todo. §

-No soy tan viejo Percy –le dijo sonriendo al muchacho.

§—Debes aprender la respuesta a mi pregunta —me dijo.

— ¿La de los titanes?

—La de la vida real. Y también cómo se aplican a ella tus estudios.

—Ah.

—Lo que vas a aprender de mí es de importancia vital. Espero que lo trates como se merece. Sólo voy a aceptar de ti lo mejor, Percy Jackson.

Quería enfadarme, pues aquel tipo sabía cómo presionarme de verdad. Verás, quiero decir que sí, que molaban los días de competición, esos en que se disfrazaba con una armadura romana y gritaba « ¡Adelante!», y nos desafiaba, espada contra tiza, a que corriéramos a la pizarra y nombráramos a todas las personas griegas y romanas que vivieron alguna vez, a sus madres y a los dioses que adoraban. Pero Brunner esperaba que yo lo hiciera tan bien como los demás, a pesar de que soy disléxico y poseo un trastorno por déficit de atención y jamás he pasado de un aprobado… §

-Enserio semidiós nunca pasaste de un aprobado. –le interrogo Atenea parando con la lectura.

-Hasta ese momento así era, luego tuve algo de ayuda para mejorar –le respondió un poco triste recordando cómo había sido su amistad con Annabeth pero cada vez más se convencía de que no podría ser igual de nuevo con ella.

Tanto Harry como Draco estaban disfrutando de las interacciones de los dioses y sus hijos, era toda una experiencia conocer a seres tan importantes aunque no tuvieran tanta relevancia en el mundo mágico seguían siendo respetados.

§No; no esperaba que fuera tan bueno como los demás: esperaba que fuera mejor. Y yo simplemente no podía aprenderme todos aquellos nombres y hechos, y mucho menos deletrearlos correctamente. §

-Ahora no me cuesta nada de nada –interrumpió de nuevo Percy tratando de dejar de pensar en Annabeth.

§Murmuré algo acerca de esforzarme más mientras él dedicaba una triste mirada a la estela, como si hubiera estado en el funeral de la chica.

Me dijo que saliera y tomase mi almuerzo.

La clase se reunió en la escalinata de la fachada, desde donde se podía contemplar el tráfico de la Quinta Avenida. Se avecinaba una enorme tormenta, con las nubes más negras que había visto nunca sobre la ciudad. Supuse que sería efecto del calentamiento global o algo así, porque el tiempo en Nueva York había sido más bien rarito desde Navidad. Habíamos sufrido brutales tormentas de nieve, inundaciones e incendios provocados por rayos. No me habría sorprendido que fuese un huracán. §

Los dos magos se miraron sin pronunciar palabra, pero era bastante obvio para ellos que los dioses se estaban peleando la pregunta era por qué, aun así no dijeron nada Draco porque no quería interrumpir de nuevo a la diosa, había sentido su magia vibrar advirtiéndole de un peligro y no quería correr riesgo y Harry no diría nada a menos de que algo fuese muy importante y porque no creía que pudiera contener su enojo si la diosa volvía a tener deseos de lastimar al rubio.

§Nadie más pareció reparar en ello. Algunos chicos apedreaban palomas con trocitos de cookies. Nancy Bobofit intentaba robar algo del monedero de una mujer y, evidentemente, la señora Dodds hacía la vista gorda. §

-Díganme que esa no es mi hija –pregunto asustado Hermes olvidando que eso ya había pasado.

-No se preocupe señor que no es hija suya.-le respondió Grover con diversión.

§Grover y yo estábamos sentados en el borde de una fuente, alejados de los demás. Pensábamos que así no todo el mundo sabría que pertenecíamos a aquella escuela: la escuela de los pringados y los raritos que no encajaban en ningún otro sitio.

— ¿Castigado? —me preguntó Grover.

—Qué va. Brunner no me castiga. Pero me gustaría que aflojara de vez en cuando. Quiero decir… no soy ningún genio.

Grover guardó silencio. Entonces, cuando pensé que iba a soltarme algún reconfortante comentario filosófico, me preguntó:

— ¿Puedo comerme tu manzana? §

Todos los presentes en la sala del trono comenzaron a reírse de la salida del sátiro, inclusive Hera y Zeus pues la lectura había comenzado a relajar el ambiente de manera gradual.

§Tampoco tenía demasiado apetito, así que se la di.

Observé la corriente de taxis que bajaban por la Quinta Avenida y pensé en el apartamento de mi madre, a sólo unas calles de allí.

No la veía desde Navidad. Me entraron ganas de subir a un taxi que me llevara a casa. Me abrazaría y se alegraría de verme, pero también se sentiría decepcionada y me miraría de aquella manera. Me devolvería directamente a Yancy, me recordaría que tenía que esforzarme más, aunque aquélla era mi sexta escuela en seis años y probablemente fueran a expulsarme otra vez. Era incapaz de volver a soportar esa mirada. §

-Quieres mucho a tu madre ¿no? –le pregunto Hera.

-Si señora haría de todo por ella.- la diosa solo le sonrió en respuesta, Percy se sentía algo extraño con la actitud de la diosa pero era mejor aprovechar que estaba de buenas y no provocarla.

§El señor Brunner aparcó su vehículo al final de la rampa para paralíticos. Masticaba apio mientras leía una novela en rústica. En la parte trasera de la silla tenía encajada una sombrilla roja, lo que la hacía parecer una mesita de terraza motorizada.

Me disponía a abrir mi sándwich cuando Nancy Bobofit apareció con sus desagradables amigas —supongo que se habría cansado de desplumar a los turistas—, y tiró la mitad de su almuerzo a medio comer sobre el regazo de Grover. §

-Esa mocosa- exclamo enfurecida Thalía. -Percy dime que le hiciste algo.

Por toda respuesta Percy le sonrió de manera sombría.

§—Vaya, mira quién está aquí.

—Me sonrió con los dientes torcidos. Tenía pecas naranja, como si alguien le hubiera pintado las mejillas con espray.

Intenté mantener la calma. El consejero de la escuela me había dicho un millón de veces: «Cuenta hasta diez, controla tu mal genio.» Pero yo estaba tan cabreado que me quedé en blanco. Y a continuación oí un revuelo y estrépito de agua. No recuerdo haberla tocado, pero lo siguiente que vi fue a Nancy sentada de culo en medio de la fuente, gritando:

— ¡Percy me ha empujado! ¡Ha sido él! §

-Poseidón –exclamo aun molesto Zeus, a pesar de que ya habían pasado casi 3 años de eso; no podía creer que su hermano hubiera roto el pacto.

-Tú no tienes que hablar hermano, mira que estoy viendo a tu hija justo frente a mí –le respondió Poseidón a su hermano menor mientras le daba una sonrisa a Thalía.

§La señora Dodds se materializó a nuestro lado.

Algunos chicos cuchicheaban:

— ¿Has visto…?

—… el agua…

—…la ha arrastrado…

No sabía de qué hablaban, pero sí sabía que había vuelto a meterme en problemas.

En cuanto la profesora se aseguró de que la pobrecita Nancy estaba bien y le hubo prometido una camiseta nueva en la tienda del museo, se centró en mí. Había un resplandor triunfal en sus ojos, como si por fin yo hubiese hecho algo que ella llevaba esperando todo el semestre.

—Y ahora, cariño…

—Lo sé —musité—. Un mes borrando libros de ejercicios.

—Pero no acerté.

—Ven conmigo —ordenó la mujer. §

-Hades saliste bien librado de que tu furia no le hiciera nada a mi hijo.-exclamo Poseidón molesto todavía con su hermano por enviarle un monstruo semejante.

Hades solo le sonrió con algo de vergüenza, sabía que había actuado mal y también sabía que Poseidón enfurecido era algo que no quería ver y muchos sentir su ira.

§— ¡Espere! —Intervino Grover—. He sido yo. Yo la he empujado.

Me quedé mirándolo, perplejo. No podía creer que intentara encubrirme. A Grover la señora Dodds le daba un miedo de muerte. Ella lo miró con tanto desdén que a Grover le tembló la barbilla.

—Me parece que no, señor Underwood —replicó.

—Pero…

—Usted-se-queda-aquí. §

-Gracias sátiro –le dijo Poseidón  a Grover, seguía sintiéndose enormemente agradecido de que le hubiera defendido.

-No tiene que agradecer señor, era mi deber y Percy es mi mejor amigo.

Harry sonrió al sentir el enorme aprecio del sátiro por Percy, ese semidiós era afortunado de tener un amigo como él.

§Grover me miró con desesperación.

—No te preocupes —le dije—. Gracias por intentarlo.

—Bien, cariño —ladró la profesora—. ¡En marcha!

Nancy Bobofit dejó escapar una risita.

Yo le lancé mi mirada de luego-te-asesino §

Los semidioses  se estremecieron al unísono, recordaban bastante bien esa mirada y no querían recibirla en persona. Los dioses notaron la reacción y pensaron que exageraban después de todo Percy tenía solo 13 años.

§Y me volví dispuesto a enfrentarme a aquella bruja, pero ya no estaba allí. Se hallaba en la entrada del museo, en lo alto de la escalinata, dándome prisas con gestos de impaciencia.

¿Cómo había llegado allí tan rápido?

Suelo tener momentos como ése, cuando mi cerebro parece quedarse dormido, y lo siguiente que ocurre es que me he perdido algo, como si una pieza de puzzle se hubiera caído del universo y me dejara mirando el vacío detrás. El consejero del colegio me dijo que era una consecuencia del THDA, Trastorno Hiperactivo del Déficit de Atención: mi cerebro malinterpretando las cosas.

Yo no estaba tan seguro. §

-Buenos instintos sobrino –le dijo Hestia cariñosamente a Percy.

-Gracias señora Hestia, ojala les hubiera hecho caso más seguido –le dijo riendo ligeramente.

§Me dirigí hacia la señora Dodds.

A mitad de camino me volví para mirar a Grover. Estaba pálido, dejándose los ojos entre el señor Brunner y yo, como si quisiera que éste reparara en lo que estaba sucediendo, pero Brunner seguía absorto en su novela. §

-Quirón. –exclamaron los dioses que habían comenzado a sentir cariño por el semidiós, los cuales eran todos menos Atenea y Zeus, hasta Artemisa había comenzado a tener un gran cariño y respeto por su primo.

§Miré de nuevo hacia arriba. La muy bruja había vuelto a desaparecer. Ya estaba dentro del edificio, al final del vestíbulo. «Vale —pensé—. Me obligará a comprarle a Nancy una camiseta nueva en la tienda de regalos.» Pero al parecer no era ése el plan.

Nos adentramos en el museo. Cuando por fin la alcancé, estábamos de nuevo en la sección grecorromana. Salvo nosotros, la galería estaba desierta. §

-Que conveniente no –dijo Connor hijo de Hermes preocupado por su amigo.

§Ella permanecía de brazos cruzados frente a un enorme friso de mármol de los dioses griegos. Hacía un ruido muy raro con la garganta, como si gruñera. Pero incluso sin ese ruido yo habría estado nervioso.

Ya es bastante malo quedarse a solas con un profesor, no digamos con la señora Dodds. Había algo en la manera en que miraba el friso, como si quisiera pulverizarlo…

—Has estado dándonos problemas, cariño —dijo.

Opté por la opción segura y respondí:

—Sí, señora. §

Los que conocían bien a Percy, ósea Grover, Thalía, Clarisse hija de Ares y Quirón; lo miraron con incredulidad desde cuando Percy era prudente, Draco sonrió divertido pensando que él conocía un azabache que era muy parecido.

§Se estiró los puños de la cazadora de cuero.

— ¿Creías realmente que te saldrías con la tuya?

—Su mirada iba más allá del enfado. Era perversa.

«Es una profesora —pensé nervioso—, así que no puede hacerme daño.»

—Me… me esforzaré más, señora —dije.

Un trueno sacudió el edificio.

—No somos idiotas, Percy Jackson —prosiguió ella—. Descubrirte sólo era cuestión de tiempo.

Confiesa, y sufrirás menos dolor.

¿De qué hablaba? Quizá los profesores habían encontrado el alijo ilegal de caramelos que vendía en mi dormitorio. O quizá se habían dado cuenta de que había sacado la redacción sobre Tom Sawyer de internet sin leerme siquiera el libro y ahora iban a quitarme la nota. O peor aún, me harían leer el libro. §

-Me caes bien primo –dijeron al unísono Hermes y Apolo riendo.

§— ¿Y bien? —insistió.

—Señora, yo no…

—Se te ha acabado el tiempo —siseó entre dientes.

Entonces ocurrió la cosa más rara del mundo: los ojos empezaron a brillarle como carbones en una barbacoa, se le alargaron los dedos y se transformaron en garras, su cazadora se derritió hasta convertirse en enormes alas coriáceas… Me quedé estupefacto. Aquella mujer no era humana. Era una criatura horripilante con alas de murciélago, zarpas y la boca llena de colmillos amarillentos, y quería hacerme trizas… §

-Tienes suerte Hades de que mi hijo haya salido con bien –decía Poseidón jugando con su tridente  en las manos.

§Y de pronto las cosas se tornaron aún más extrañas: el señor Brunner, que un minuto antes estaba fuera del museo, apareció en la galería y me lanzó un bolígrafo.

— ¡Agárralo, Percy! —gritó.

La señora Dodds se abalanzó sobre mí.

Con un gemido, la esquivé y sentí sus garras rasgar el aire junto a mi oreja. Atrapé el bolígrafo al vuelo y en ese momento se convirtió en una espada. Era la espada de bronce del señor Brunner, la que usaba el día de las competiciones. §

-Buenos reflejos chico –le dijo sorprendido Ares aunque con algo de reticencia, la relación con su primo no era buena, pero no por eso iba a negar el talento del chico.

§La señora Dodds se volvió hacia mí con una mirada asesina.

Mis rodillas parecían de gelatina y las manos me temblaban tanto que casi se me cae la espada.

— ¡Muere, cariño! —rugió, y voló directamente hacia mí.

Me invadió el pánico e instintivamente blandí la espada. §

-Vaya un guerrero nato, no nació uno desde hace muchos siglos. –interrumpió Deméter, expresando la sorpresa de todos los Olímpicos que no sabían los detalles de ese enfrentamiento y Draco, Harry no lo encontraba tan raro después de todo a él le paso algo similar.

§La hoja de metal le dio en el hombro y atravesó su cuerpo como si estuviera relleno de aire. ¡Chsss! La señora Dodds explotó en una nube de polvo amarillo y se volatilizó en el acto, sin dejar nada aparte de un intenso olor a azufre, un alarido moribundo y un frío malvado alrededor, como si sus ojos encendidos siguieran observándome. §

-Qué bueno que saliste de esa bien Percy –le dijo medio preocupado y medio aliviado Poseidón.

§Estaba solo. Y en mi mano sólo tenía un bolígrafo.

El señor Brunner había desaparecido. No había nadie excepto yo. Aún me temblaban las manos. Mi almuerzo debía de estar contaminado con hongos alucinógenos o algo así.

¿Me lo había imaginado todo?

Regresé fuera.

Había empezado a lloviznar.

Grover seguía sentado junto a la fuente, con un mapa del museo extendido sobre su cabeza. Nancy Bobofit también estaba allí, aún empapada por su bañito en la fuente, cuchicheando con sus compinches. Cuando me vio, me dijo:

—Espero que la señora Kerr te haya dado unos buenos azotes en el culo.

— ¿Quién? —pregunté.

—Nuestra profesora, lumbrera.

Parpadeé. No teníamos ninguna profesora que se llamara así. Le dije de qué estaba hablando, pero ella se limitó a poner los ojos en blanco y darse la vuelta. §

 

-Te afecta mucho la niebla hijo. –le dijo preocupado Poseidón.

-Si papá me afecta bastante, pero con el paso del tiempo se fue quitando, aunque aún ahora algunas cosas aún se me escapan.

Eso no logro tranquilizar mucho a Poseidón que se preguntaba el motivo por el cual la niebla era tan fuerte en su hijo.

Harry Draco no necesitaron preguntar que era la niebla después de todo la educación de los sangre puras incluía el conocimiento del mundo de los dioses.

§Le pregunté a Grover por la señora Dodds.

— ¿Quién? —preguntó, y como vaciló un instante y no me miró a los ojos, pensé que pretendía tomarme el pelo.

—No es gracioso, tío —le dije—. Esto es grave.

Resonaron truenos sobre nuestras cabezas.

El señor Brunner seguía sentado bajo su sombrilla roja, leyendo su libro, como si no se hubiera movido. Me acerqué a él. Levantó la mirada, algo distraído.

—Ah, mi bolígrafo. Le agradecería, señor Jackson, que en el futuro trajera su propio utensilio de escritura.

Se lo tendí. Ni siquiera había reparado en que seguía sosteniéndolo.

—Señor —dije—, ¿dónde está la señora Dodds?

El me miró con aire inexpresivo.

— ¿Quién?

—La otra acompañante. La señora Dodds, la profesora de introducción al álgebra.

Frunció el entrecejo y se inclinó hacia delante, con gesto de ligera preocupación.

—Percy, no hay ninguna señora Dodds en esta excursión. Que yo sepa, jamás ha habido ninguna señora Dodds en la academia Yancy. ¿Te encuentras bien? §

-Tu sí que sabes mentir Quirón –exclamo emocionado Hermes.- estoy tan orgulloso

Eso solo logro hacer sonrojar un poco al centauro.

-Bueno ya terminamos el primer capítulo y desde ya les digo no vuelvan a pedirme que lea, es demasiado frustrante leer con tanta interrupción.-exclamo indignada Atenea.

 

-Bueno quien lee ahora- pregunto Apolo.

-Yo quiero leer. –dijo Poseidón.

Atenea le paso de mala manera el libro a su tío quien solo le dirigió una mala mirada.

-El siguiente capítulo se titula Tres ancianas tejen los calcetines de la muerte. –Con un suspiro de resignación Poseidón dijo.- solo yo puedo terminar con semejante capitulo, hijo espero que en el futuro mates de un ataque al corazón. –le dijo a Percy mientras lo miraba con preocupación.

Percy solo rio algo nervioso, su padre ya estaba que se moría y los libros apenas y acababan de empezar y ni el mismo sabía que podrían contener los que se refieran al futuro.

Notas finales:

Bueno hasta aquí el primer el capítulo, espero les haya gustado agradezco sus comentarios con sus opiniones.

Este capítulo quedo sumamente largo porque junte el primer capítulo de mi historia con el primer capítulo de la historia original de Percy Jackson, no esperen que los próximos capítulos sean así de largos, la mayoría van a ser de la extensión del capítulo original salvo alguno que otra excepción.

Gracias de nuevo por leer y espero los comentarios eh xD

Saludos…


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