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Entre él, tú y yo. por Aria Rovimare

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Notas del capitulo:

¡Es la primera vez que subo dos capítulos en un día!

Bueno, eso no es algo malo al final... ¿Verdad?

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Él


~Parte 2~


Sasuke, el inexpresivo.


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La noticia de su muerte llegó como una especie de condena, y a la vez, como una liberación.


Tras la muerte de su madre, Menma vivía solo, pero cualquier asunto relacionado con él era informado a sus padres. Esa mañana, sin embargo, fue Sasuke quien tomó el teléfono que resonó en casa. La voz que intentaba calmar al oyente antes de soltar las malas noticias, servía más como una predicción instintiva, un mal presagio, que como protector de su salud mental. Sasuke lo supo incluso antes de que la palabra “fallecido” saliera de la boca de su informante.


Menma se había ido.


No se sorprendió al oír la noticia, no porque no lo sintiera, nada de eso, sino porque algo en su interior se lo había dicho hace mucho tiempo. Fue hace cinco años específicamente, cuando la madre de quien fue su mejor amigo por seis años murió por la enfermedad que le aquejaba. Cada vez que se metía en problemas con las personas equivocadas, algo se lo decía; cada vez que aparecía con golpes y moretones por todo el cuerpo y con la consciencia alterada, su instinto protector se lo gritaba. Pero Sasuke no había podido hacer nada.


La terquedad de su mejor amigo siempre superaba los límites de lo que llegaba a ser prudente, debido a eso, cualquier palabra, consejo o petición suya era anulada por su mente e ignoradas para recaer una vez más. Lo único que Sasuke había podido hacer al final, guiado por las emociones de amor que sintió por él por más de tres años, fue haberse convertido en su refugio dentro de todo el caos que le rodeaba. Un refugio lleno de afectos que para Menma, pudieron no valer mucho, pero que para él lo significaban todo; lleno de promesas y caricias cálidas que se perderían en las marcas impresas en la piel del otro, día tras día y año tras año…


Sasuke había amado a Menma, más de lo que pudo imaginar.


Lo amó tanto como se puede amar a los quince años, entregándole todo lo que podía dar e incluso más, pero ahora, que realmente le había perdido, Sasuke no podía llorar. No podía sentir, ni tampoco pensar. Guardaba sentimientos tan intensos por él desde hace tanto, pero a sus veinte años no sabía cómo llamarlos en realidad. Seguía amándole profundamente, pero también había algo más, y era ese detalle lo que le impedía reaccionar.


Cuando su madre llegó a su lado, le forzó a entregar el teléfono y llamó a su hermano mayor para que lo acompañara por el momento. Escuchó la voz profunda de Itachi preguntándole que le sucedía, pero él no decía nada, no podía… y no quería. No quería pensar en Menma -en su mirada desesperada o en su sonrisa perdida-, pero era inevitable hacerlo. Desde el instante en que lo conoció cuando tenían nueve años, hasta sus últimos encuentros hace unos días, los momentos pasaban uno por uno frente a sus ojos de manera impasible. Eran una cadena de recuerdos de la que nunca se podría desligar del todo…


Eran su mayor tesoro y a la vez, su mayor tortura.


El proceso que siguió tras varias horas, fue mucho más simple para él que lo sucedido antes del reconocimiento del cuerpo.


Todo quien conocía a Menma sabía quién era él. Su “mejor amigo”, eso decían, pero habían solo unos pocos que sabían también que fueron algo más. Jamás le dieron un nombre a esa relación extraña, pero aquello era un punto de inflexión que permitía a Sasuke no caer en un bucle de total desesperación.


Aquel detalle, el haber sido la persona más cercana a Menma, lo justificaba en su mutismo permanente y en su fachada que no demostraba expresión alguna. Cuando vio su reflejo antes de salir de casa hacia el cementerio y despedirle para siempre, Sasuke no vio nada más que un ser perdido en sus propias confusiones, un ser que no asimilaba del todo lo que estaba ocurriendo y que por lo mismo, no sabía cómo actuar.


¿Debía llorar?


Probablemente fuera lo correcto…


¿Debería estar triste?


Era lo más lógico en ese momento…


¿Y si no lo estaba del todo?


No lo comprendía…


¿…Era malo sentir alivio?



¿Pero… por quien sientes alivio?


A medida que se adentraba en el cementerio, notó como aquellos murmullos, lejanos en un principio, se volvían cada vez más cercanos y recurrentes. Sentía un poco de alarma en ellos, asombro, pero como con toda palabra enunciada por alguien a su alrededor, Sasuke las ignoró y siguió su camino. Cada paso que daba se volvía más pesado al tocar el suelo y a medida que se acercaban al lugar donde Menma sería sepultado, el frió que recorría su cuerpo se hacía más consistente.


Intentó distraer en algo su atención, buscando los colores de la fecha a su alrededor, pero no los encontró. Hasta el azul del cielo le pareció extraño, ajeno a la insinuación que le daban de los ojos de Menma años atrás. ¿Cuándo fue que el brillo en su mirada, esa que le hacía estremecer, se perdió completamente? No lo recuerdo…se dijo, antes de posar sus oscuros ojos sobre el ataúd que estaba siendo dejado allí, entre los oscuros muros de tierra húmeda.


Las palabras de despedida para su amigo, eran un entramado de mitos entorno a su vida que Sasuke prefería ignorar, nadie podía retratarle mejor lo que fue la existencia de Menma que sus propias memorias. Sus ojos lo habían visto cuidar de su madre, esforzarse por hacer amigos y lo había visto acercarse a él mismo cuando le necesitó; pero, también le vio caer en un bucle de caos tras la muerte de su madre, su intento de aislamiento completo del mundo exterior y su caída en los peligros que finalmente le habían llevado a la muerte.


Sasuke recordaba todo eso y más. Mucho más, de lo que vivió junto a él.


Sasuke estaba demasiado cansado, lo estaba desde hace tiempo, pero no importaba, No. No cuando podía tenerlo a su lado de alguna forma, no cuando podía expresar sus sentimientos con algo de libertad. No le importaba entregarse a Menma solo para ser olvidado. Nada había importado, ni en ese entonces, ni ahora.


No caería en la desesperación.


El sonido de la tierra cayendo sobre el ataúd, le gritaba que todo estaría bien. A cada segundo que pasaba, el peso de su alma se volvía más pequeño. Era como entrar a un nuevo nivel de resignación después de varios años. Ya había aceptado la primera vez que ambos durmieron juntos, que jamás sería feliz por ello. Y aceptar que guardaría sus sentimientos para siempre en ese momento se le asemejaba bastante.


Menma no volvería jamás y por eso estaba seguro de que su amor no podría crecer más de lo que ya había crecido.


Solo podría asentarse, y nada más.


O eso creyó, hasta que el ruido de los murmullos a su alrededor interfirió con sus pensamientos, obligándole a fijar su atención ya no más en el ataúd medianamente cubierto a sus pies, sino en la gente que tenía a su alrededor.


Sasuke quería que se callaran, quería que guardaran su llanto y no lo mostraran más, aquellos que no entendieron su verdadero sufrimiento no tenían derecho a llorar. Sin embargo, cuando intentaba regresar a su quietud resignada e ignorar a los otros, un detalle tan fascinante como doloroso llamó su atención.


El cielo que había perdido hace más tiempo del que podía recordar, apareció ante él como una llama incandescente, abrasando toda la calma que había podido encontrar para su corazón y en su lugar, una nueva llama -mucho más intensa- fue encendida. Sus sentimientos medianamente asentados, florecieron nuevamente, atraídos por su fuerza y de una forma que jamás creyó posible. Fue como revivir el momento en que se dio cuenta de lo que sentía por Menma, hace seis años.


Menma estaba justo frente a sus ojos, pero Sasuke sabía que no podía ser él.


La confusión impresa en la mirada azul lo calmó de una manera inimaginable, y solo un instante más tarde, lo irritó como nunca nadie lo había hecho. Cuando exhaló con fuerza, se dio cuenta de la presión que había estado guardando en su pecho desde el momento en que contestó esa fatídica llamada. ¿Cuándo se volvió así? Se preguntó.


Un viejo impulso moría y uno nuevo nacía al ver en detalle al extraño frente a él. Aquel que por imagen lo era todo, pero que por su silencio, no era nada. Todavía…


NO.


La imagen de Menma le atraía más de lo que podía imaginar.


Una nueva posibilidad se abría paso ante sus ojos, aunque lo quisiera negar. Sasuke no se podía calmar. Ya no había resignación en él, solo existía el calor de una nueva ira a punto de estallar.


Si este era el hermano de Menma…


¿Por qué no estuvo él allí antes de que llegara su final

Notas finales:

He aquí el punto de vista de Sasuke.


Es de verdad complejo intentar expresar lo que se podría sentir en una situación como esta. Muere la persona a quien amas y de la nada, aparece alguien con su misma apariencia cuando apenas intentas asimilar lo que está pasando...


Como pueden ver, Menma es el punto que une a Sasuke y a Naruto aunque sea de diferentes maneras, por eso, la estructura de la historia irá de esta manera: un capítulo para Sasuke, y otro, para Naruto.


Hasta la próxima~


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