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Buttontale. La historia de las almas por Lubay Nue

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Notas del capitulo:

¡Se viene lo bueno! El encuentro con “el otro” Papyrus XD muajajaj… vamos a ver por que las cosas se ponene interesantes ¬u¬

 

¡A leer!

 

¡Prepárense para los feels XD!

-¿P-Papyrus?-  pregunta incrédulo y tímidamente, viendo como su hermano le sonríe tiernamente con ese gesto que recuerda tan claro como el agua, Sans traga duro luego de observarlo detalladamente, desde sus pies hasta su rostro y cabeza, ha encontrado detalles inesperados que jamás pensó verle… este Papyrus, tal cual lo tiene en sus recuerdos posee un par de botones por ojos, aun cuando su sonrisa es gentil y amable, Sans siente un escalofrío recorrer su columna

-t-tu… e-estas… aquí-  susurra cada vez mas y mas bajo, dejando caer el peluche al suelo que a su vez hace un sonido sordo, de un modo lento extiende sus brazos, se encamina con pasos vacilantes ante esta alucinación de su hermano… aquel Papyrus ha dejado lo que tenía en sus manos, abandona todas sus acciones y de igual modo extiende sus brazos gentilmente, inclinándose un poco para estar a la altura del contrario

 

Sans no ha pensado en anda mas, solo ha corrido con todas sus fuerzas en dirección de su hermano, saltando a sus brazos comienza a llorar entre la felicidad y la amargura de saberlo perdido, se aferra con desesperación a sus brazos, suplica por el perdón que el mismo no se puede dar, restriega su rostro lloroso y suplicante en el pecho de su hermano quien con gentileza lo carga y apega a su cuerpo, acariciando dulcemente tanto su espalda como su cabeza en un gesto tranquilizador

 

-está bien hermano… yo estoy aquí contigo… siempre lo estaré-  le susurro estrechándolo aun mas contra su cuerpo, escuchando el gimotear de Sans, continua acariciando su cabeza, besando con dulzura la misma dentro de lo que puede. A Sans le parecía adorable, lo que justo sabia, su hermano le hubiera hecho si estuviera vivo… y le pareció divertido que, aunque él fuera el mayor de ambos hermanos, tratándose de la fuerza “sentimental” Papyrus tenía más fuerza… Papyrus era mucho mejor que Sans en muchas formas… era más alto como su padre Gaster, a veces también era más maduro, era más dedicado a seguir adelante con la misma amabilidad que le entregaba al mundo… aun cuando él era el más pequeño en la familia… y de igual modo le causaba gracia que confundieran a ambos hermanos, suponiendo que Papyrus era el mayor de ambos hermanos… era divertido y genial para Sans… recuerdos que atesoraba fuertemente contra su pecho al igual que hacía en ese momento con su hermano

 

El tiempo pasa para ambos hermanos, Sans no sabe cuánto tiempo a estado aferrado a su Papyrus, pero cuando por fin han parado sus lagrimas el más alto lo separa, regalándole un dulce “clanck” en su frente que hace sonrojar suavemente a Sans y que este a su vez le regale una sonrisa feliz, ambos ríen suavemente… incluso los planes de ese Papyrus se han ido por la borda con las acciones de Sans, pero no importa realmente

 

-¿Ya te sientes mejor hermano?-  pregunta suavemente, Sans asiente limpiando el rastro de sus lagrimas y abrazándose al cuello de su hermano

 

-perdón-  es todo lo que puede susurrar con su voz cansada, Papyrus ríe suavemente y lo separa con todo el cuidado del mundo, ambos se miran, Sans con confusión mientras Papyrus con cierta ternura aun cuando posee botones por ojos, Sans por fin parece caer en cuenta de este hecho, mira a todos lados algo incomodo, quiere preguntar pero supone que sería una falta de respeto

 

-haha, ¿Te incomodan mis botones?-  pregunta divertido haciendo saltar a Sans de su lugar y verlo con nervios, tratando de negar, Papyrus levanta a ambos del suelo y lleva a Sans a sentarse en la mesa mientras el continua preparando la comida que tiene en la estufa

-soy tu otro hermano-  explica tranquilo, ahora Sans lo mira confuso, susurrando sus palabras en clara muestra de no comprender

-todo el mundo tiene su otro yo, otro hermano, otro padre… otra madre-  explica tranquilo, entregando una comida sencilla a su hermano quien mira todo confuso

 

-¿Pero… por que los botones?-  pregunta extrañado, Papyrus sonríe suavemente y niega tranquilo, besando nuevamente la frente de su hermano

 

-poco a poco Sans, fue una sorpresa muy fuerte para ti, tienes que tomarlo con calma o podría darte un ataque-  le susurra sentándose delante suyo y sonriéndole como de costumbre, Sans suelta un suspiro cansado y lo mira una última vez mientras come un poco de su plato

 

-¿Y tú? ¿No estás enfermo aquí?-  a su pregunta casi deprimente Papyrus le niega con tranquilidad, levantándose de su lugar y caminando a donde se encuentra el peluche tirado, al tomarlo Sans lo observa y su mirada vuelve a apagarse con la soledad de su corazón, al ver el otro Papyrus aquello su mirada cambia a una de tristeza, acercándose de un modo lento, acaricia con ternura la cabeza de Sans llamando su atención

 

El más alto le sonríe amable y coloca su dedo enfrente de su boca para enseñarle a guardar silencio, Sans observa confuso lo que pasa y de algún lado que no ha logrado alcanzar a ver, aquel otro Papyrus saca una pequeña caja, casi del tamaño de un portafolio, Sans supone con amargura que Papyrus irá a hacer algo que le molestara, ideando que la referencia será precisamente el hecho de su enfermedad, pero en cuanto el más alto abre el portafolios este se extiende hacia sus costados dejando ver una caja llena de objetos para costura

 

-¿Q-que haces?-  pregunta tímido, tal vez intimidado observando que en medio del set de costura deja con cuidado el pequeño muñeco que había traído Sans y que era el favorito de su fallecido hermano, aquel otro Papyrus le sonríe gentil y le hace una seña, como si quisiera guiñarle el ojo, le hace señas para que no diga nada y que solo observe, Sans traga duro cuando ve que ese otro Papyrus toma unas tijeras y comienza a deshacer el peluche delante de sus propios ojos

 

Alarmado, Sans quiere detenerlo pero extrañamente no hace nada, no se mueve, simplemente, se queda ahí, estático, observando con miedo como el contrario desarma por completo el que alguna vez fue un peluche de conejo, cortando las orejas y el rabo esponjoso, desaparece todo lo que demuestre que alguna vez fue un conejo, saca el relleno de borra y recorta mas filos, continua moviendo el muñeco, lo hace poner lo de dentro hacia fuera, vuelve a rellenar el muñeco y lo cose a modo de que quede más delgado y alto aun a ojos de Sans, confuso continua observando, trata de no hacer preguntas pero desde hace rato esta alterado, el muñeco era lo último que le quedaba de su hermano y ahora ya no tiene nada… aun cuando ve que es su… “¿Su propio hermano?” quien lo manipula y arregla

 

El tiempo pasa, Sans se sorprende de encontrar que su “otro” hermano es habilidoso con las manos y no solo para la cocina (si, aun mas que su Papyrus original), no demora mucho, aquel otro Papyrus ha cosido un muñeco idéntico a el mismo, con botones por ojos, con las ropas que ambos Papyrus portan, no sabe con exactitud en qué momento habría cortado la tela para hacer las ropas pero ahí estaban, terminando de vestir a la ahora muñeca de felpa. Una vez acabado y con el asombro surcando sus ojos, el otro Papyrus le hace entrega del peluche a Sans quien lo toma con cuidado, como si con el más mínimo movimiento brusco este se fuera a romper en miles de pedazos

 

-g-gracias Paps-  susurra sorprendido, observando la precisión de la costura, que no hay ningún tipo de fallos, incluso que parece ser una copia perfecta en tamaño pequeño, con la única diferencia de un par de botones por ojos, Sans observa la muñeca otro poco más, la estrecha con cuidado contra su cuerpo y por fin siente una mano gentil empujando fuera de la silla, al alzar la mirada sigue sumisamente a ese otro Papyrus quien con sonrisas amables lo encamina de vuelta a la habitación que tiene, ambos se miran con sonrisas contentas y una vez en la habitación de Sans, Papyrus lo arropa, acostándose a su lado, ambos se miran fijamente

 

-trata de dormir un poco Sans… siempre serás bienvenido aquí-  le susurra besando una última vez su frente con ternura, Sans sonríe, aferrado a la ahora muñeca y con su otra mano, tomando la de su hermano, soltando un último susurro

 

-Te amo Paps-  Sans ha caído dormido delante de los ojos de botón de aquel Papyrus que con sonrisas enternecidas le desea las buenas noches una última vez

 

----------

 

El día llega, la ventana sin cortinas deja entrar el sol de lleno frente de Sans, un gruñido de enfado le carcome y gira dándole la espalda, ocultando su rostro entre las cobijas hasta que escucha el llamado de su padre, se ve obligado a despertar, aunque en esta ocasión no despierta por su llamado, sino que, a un flash los recuerdos de lo pasado por la noche lo hacen exaltarse y sentare de golpe en la cama, a su vez, creando un ataque de tos

 

Sans se toma del pecho con dolor, había olvidado que no debía de hacer movimientos agresivos o estos perjudicarían en su de por sí ya maltrecha salud. Cuando se pudo calmar miro a todos lados, encontrando su habitación igual que como en el día, pero diferente a como la vio de noche cuando entro con su otro hermano Papyrus; soltó un suspiro amargo y miro a todos lados… nada había cambiado

 

*he… solo fue un sueño*  se dijo decaído, al borde de las lagrimas. Soltando un suspiro que amenaza con volverse un llanto lastimero y lleno de dolor y soledad, se apoya con sus manos viendo al techo recién pintado que parece ante sus ojos descolorido y muerto, notando un bulto extrañó entre su cobijas, abre sus ojos confuso, quitando las telas y encontrando algo que le deja anonadado

 

-e-estas aquí-  susurra no creyendo lo que sus ojos observan, toma entre sus manos la ahora muñeca con la forma de su hermano Papyrus, aun con los botones en sus ojos, su aspecto seguro y decidido pero con una sonrisa gentil, tal cual lo recuerda… eso significa… ¿No fue un sueño?

 

No le interesa ponerse a pensar si lo ha sido o no, se levanta de un salto de su cama, aun con el muñeco en mano, corre con todas sus fuerzas, ha olvidado que tiene la habilidad de tele transportarse, o tal vez está demasiado débil como para poder hacerlo sin matarse a sí mismo; de cualquier manera, corre con todas sus fuerzas, entre los pasillos, bajando las escaleras donde otro poco y tropieza, corre hasta la sala principal, jadeante y con un ataque nuevo de tos que parece asma, lo ignora, no le interesa su salud en ese momento, solo corre, corre con todas sus fuerzas llegando por fin a su objetivo

 

-¡Sans no corras o tendrás otro ataque!-  se escucha el regaño alrededor del a casa, pero Sans no responde, entre jadeos y el ataque de tos, busca por todas partes de la habitación, busca con el desespero de un naufrago por tierra y comida o bebida… busca con desespero la última oportunidad que tiene para ver a su hermano, no le interesa escuchar a su padre a sus espaldas, no le interesa arrastrarse por el suelo buscando en los muros de la casa… no puede hallar la puerta que lo llevo a donde su hermano estaba

 

-no está… no está, no está, no está, no está!-  dice cada vez mas y mas nervioso, su padre, que desde hacía mucho había llegado a donde estaba el, lo toma de la ropa levantándolo y obligándolo a que se vean a los ojos, encontrando a Sans con su ataque de tos, pero con sus ojos llenos de lagrimas y desesperación… como si hubiera vuelto a vivir la muerte de Papyrus en persona una vez más… y eso le parte el corazón, el enfado que tenia junto a su preocupación se esfuman al ver que llora y continua susurrando lo mismo una y otra vez “no está”

 

-¿A qué te refieres Sans? ¿Qué cosa no está?-  pregunta Gaster tratando de hacer calmar a su hijo, sentándolo en el sofá recién acomodado y ayudándolo a que respire con calma, regularizando su agitada alma maltrecha, Sans gimotea y llora desconsolado, casi perdido en una especie de shock que su padre nunca le había visto ni siquiera cuando ocurrió el accidente

 

-la puerta… la puerta ya no está-  llora mas Sans aferrándose después de mucho tiempo, a su padre, buscando el consuelo que necesita; Gaster está confundido, aun cuando abraza a su hijo y acaricia su espalda para tratar de calmar ahora sus llantos, pregunta por la puerta de la que habla Sans

-la puerta que me lleva a Papyrus… desapareció-  continua sollozando, Gaster niega, no comprende… tal vez, tal vez estuvo soñando de un modo demasiado vivido, no le extraña, no ha podido descansar correctamente y esta era la primera noche que Sans no despertaba entre gritos de terror llamando a su hermano… tal vez ha tenido un sueño diferente por fin

 

-fue solo un sueño, no fue real Sans-  le dice suavemente, acariciando su cabeza con amor y el dolor de saber, que tal vez su hijo mayor esté perdiendo la cordura presa del dolor

 

-no… fue real-  susurra Sans alejándose de su padre, viéndolo con suplica por que le crea, porque de verdad le crea solo por esta vez, pero Gaster no parece poder creerle, Sans niega de nuevo, repitiendo con voz firme y afirmante que lo que ha soñado fue real, no solo un simple sueño, Gaster parece molesto, Sans puede perder la cordura si las cosas sigue así, así que lo obliga a ver la realidad

 

Pronto comienza una pelea entre ambos nuevamente, Sans se niega, busca entre sus ropas, pero la muñeca desaparece de su lado, tal vez se le ha caído en su carrera aunque esta muy seguro que la tuvo en todo momento aferrada a su mano, busca con desespero pero de igual modo, su intento es cortado cuando Gaster apresa su alma con ayuda de su magia morada, elevando al joven varios pies sobre el suelo, colocándolo a la altura de su hombro y caminando en dirección de la cocina donde ya está todo preparado para el desayuno

 

… … …

 

En lo que resto del día, Sans se negó a dirigir palabra a su padre, aunque se dejo hacer de un modo más manso ante sus ordenes, Sans se negó a emitir cualquier tipo de voz, ni siquiera afirmaba o negaba, solo mostraba sus cuencas molestas, vacías, negando a sus ojos a aparecer; no le interesaba lo que su padre dijera, una vez más, Sans se sentía traicionado por la última persona que le quedaba en el mundo

 

¿Tan difícil era creerle por una vez? No estaba diciendo mentiras ¡El nunca dijo mentiras! ¡Nunca le mintió a nadie! ¿Por qué entonces su padre no le cree? Si tan solo pudiera mostrarle la muñeca de Papyrus… si tan solo pudiera enseñarle el hermoso mundo donde su hermano estaba… ¡¿Por qué la muñeca desapareció justo ahora?! Incluso parecía uno de sus malos chistes que antes amaba decir con holgura y que ahora parecen perdidos junto con su felicidad

 

Ya casi llega el anochecer y con ello, un nuevo experimento de su padre por salvar a su hijo, una última investigación, Sans se encuentra recostado sobre una fría cama de metal, ya incluso está acostumbrado, desvía su mirada a cualquier punto, encontrando a lo lejos la muñeca tirada que parecía incluso que lo estaba observando directamente a él; sus ojos se abren, Sans se comienza a levantar ayudado de sus codos; escucha a su padre gritarle que no se levante…

 

Sorpresivamente siente movimiento brusco, algo lo aferra contra la mesa metálica lastimándolo, gritos de dolor se hacen presentes, Sans no lo soporta, escucha los llamados de su padre; algo se está saliendo de control, escucha el crujir de las maquinas a su alrededor. A una velocidad abrumadora recuerda el momento de la explosión que ha acabado con la vida de su hermano, el pánico lo consume, su mirada se niega a despegarse de la muñeca que parece observar fijamente la situación, Sans pierde la consciencia y cuando parpadea se encuentra esta vez en medio de la sala

 

Su cuerpo le duele demasiado, aun esta aturdido por lo que fuera que haya pasado, escucha maquinas a lo lejos retumbar de un modo brusco, escucha a su padre llamándolo con desespero, tal vez… ¿Se tele transporto? ¿Aun y en su estado? Sans por fin parece comenzar a moverse, por lo menos coloca su cuello viendo hacia el frente, donde el techo recién creado se encuentra elegante y bonito aunque sin mucho interés, a los pocos segundos escucha el traqueteo de las pisadas de su padre quien asustado corre hasta su lado, lo carga con cuidado, tratando de captar su atención. Sans solo mira su rostro preocupado un segundo antes de dejar caer su cara del otro lado, viendo a lo lejos que la muñeca de Papyrus está lejos, bastante cercas del lugar donde estaba la puerta pero alejándose de sus manos al ser llevado por su padre Gaster

 

-l-la puerta-  susurra antes de perder el conocimiento

 

… … …

 

Sus ojos se abren lentamente, le duele el cuerpo pero siente movimiento que lastima aun mas su ya de por si magullado cuerpo, al lograr enfocar encuentra a su padre quien termina de acomodarlo en su cama, ambos se miran a los ojos, su padre parece arrepentido de lo que ha ocurrido, Sans lo mira fijamente

 

-pudiste matarme-  susurra Sans con amargura pero sin las fuerzas para hacerse notar molesto y rencoroso, aun así, Gaster sabe, puede casi suponer los sentimientos que le tiene su hijo en ese preciso instante y le duele de sobremanera

-Papyrus sigue vivo y si yo pudiera, también escaparía de ti-  responde secamente, molesto y dolido de recordar el accidente que les arrebato a ambos al más joven de la familia, Gaster lo mira sin expresión, ha aprendido a mostrar aquella mascara cuando se trata de sus sentimientos lastimados, sabe que su hijo lo odia y no puede hacer nada al respecto, así que solo lo termina de acomodar en su cama, observándolo una última vez

 

-duerme, hoy ha sido difícil el experimento-  finaliza, acariciando su cabeza una última vez, desea darle un beso pero a como se encuentra Sans ahora, sabe que no dejara que se acerque más que eso, así que sale de la habitación comenzando a permitir que sus ojos se llenen de lagrimas pero fuera de la vista de su hijo mayor

 

Sans ha observado como su padre se marchaba cerrando la puerta de su habitación tras de sí, las lagrimas se acunaron sobre sus cuencas vacías y las dejo caer fluidamente, por la expresión de su padre podía darse una idea… lo más seguro es que estuvo al borde de la muerte… bueno, no es algo de extrañarle, no desde que Papyrus murió

Notas finales:

¡Este fic martiriza mis sentimientos!!!! DX es horrible lo que le hago a Sans pero así va la trama… no me odien ni me maten… ni saber a quién odiar… en fin… perdón, el cap esta chiquito esta vez

 

¿Les ha gustado?

Que tengan buen día

¡Comenten!

Sip, aquí ya es domingo… media noche, pero domingo


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