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IMPERDONABLE por Liss83

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A todos les sorprendió que en las siguientes semanas la muchacha no dijese nada, sin embargo Harry decidió que se autorrecluiría en su habitación y solamente saldría para ir a sus clases. En una de sus andadas con Draco por la cocina se había hecho amigo de un elfo, quien le llevaba su comida a su habitación. A nadie le sorprendió la actitud del chico después de la muerte de su novio, por lo que lo profesores y compañeros le daban su espacio. Espacio que aprovechaba para bajo la capa de invisibilidad observar a la pelirroja. Sabía que tramaba algo, pero no se atrevía a nada aun y eso realmente lo intrigaba, pero no le robaba el sueño.

Lo que si se lo robaba era el regalo de navidad que estaba preparando para su dragón. Al nacer sus padres le habían abierto una cuenta en Gringotts, en la que le depositaban una cantidad mensual, pero casi nunca la tocaba, pues sus padres le cubrían absolutamente todas sus necesidades y algunos deseos, de sus demás caprichos se encargaban sus abuelos, y no eran pocos. Por lo que su cuenta estaba casi intacta. Casi, porque hacia un par de semanas había pedido que se le enviara una fuerte suma de galeones de oro a uno de los joyeros más exclusivos de la ciudad, junto con un pedido que incluía total y absoluta discreción. Ya había recibido varios informes de los avances del trabajo, en realidad, los trabajos, dado que eran dos. Hacia unos días su padre le había preguntado sobre ese desembolso, por lo que se vio obligado a contarle su secreto, con la firme promesa de no decir nada hasta que el pedido llegara a su destino final, cosa que sería el día de navidad.

El día veinte de diciembre los alumnos subían a sus carruajes para que los transportaran hasta el tren. Todos conversaban animadamente excepto Harry, cuando lanzo un grito ahogado mientras miraba fijamente hacia adelante, pero donde pasos hacia atrás

- ¿Qué paso, Harry? – dijo Blaise

- ¿Acaso no lo estás viendo? – le dijo Harry mientras intentaba controlar su respiración

- Ahí no hay nada – dijo Hermione seriamente preocupada por la salud mental de su amigo

- ¿Acaso me están llamando loco? – dijo Harry molesto

- No dijimos eso – dijo Pansy nerviosa

- Son thestrales, chicos – dijo Luna acariciando el aire – solo aquellos que han visto de cerca la muerte los pueden ver

- Nunca antes los había visto – dijo Harry ya repuesto del susto pero alejándose de los animales

- Nunca antes habías muerto – le dijo Ron en voz baja, pero sonriendo, ganándose un empujón de parte de Theo, quien también sonreía

- Apuren – dijo Neville también con una sonrisa – quiero llegar a casa. Mamá me dijo que me esperaría con un pastel de chocolate

- ¿Y yo te puedo acompañar? – pregunto Theo acercándose al león que no pudo evitar sonrojarse

El viaje fue tranquilo aunque Harry no hablo mucho. Sus amigos sabían que estaba contando los segundos para ver a su novio, y a pesar de reírse de él, no lo culpaban, sabían que era el lazo que les exigía la cercanía. En cuanto bajo del tren corrió hacia donde estaba el chofer que lo llevaría a casa. Grande fue su sorpresa al ver a su padre esperándolo

- Padre – dijo nervioso - ¿Paso algo?

- Nada – dijo sonriendo mientras lo abrazaba – tranquilo. Solamente que tu papá se empeñó en pasar las fiestas en otro lado que no sea Inglaterra. Ya sabes, para estar más tranquilos

- ¿Él esta...? – susurro el chico

- Vamos – dijo sonriendo –, está volviendo loco a los elfos de tanto preguntar por ti

Tom saco de su traje un sonajero de bebe y lo agarro de un extremo mientras Harry lo hacía del otro e inmediatamente sintieron el tirón en su estómago producto de viajar por medio de un traslador. Sintió como todo le daba vuelta y segundos después se estrellaba de bruces contra el suelo. Una suave risa inundo sus oídos por lo que también él sonrió poniéndose de pie de un salto.

Un cuerpo se chocó contra el suyo, por lo que instintivamente lo abrazo por la cintura. Unos brazos rodearon su cuello y unos suaves labios se apoderaron de los suyos. Escuchaba murmullos y risas suaves, aunque no sabía si eran cerca o lejos, lo único de lo que era consiente era de esos de deliciosos labios y ese cálido cuerpo que le brinda un calor que le llegaba hasta su corazón

- ¡Por Merlín! – protesto Severus – ¿podrías alejarte de la boca de mi bebé por cinco minutos?

- Si pones atención – replico James – el acosador es tu hijo

- ¿Vas a empezar a hablar mal de mi hijo, Potter? – siseo Severus

- Eres tú el que... – empezó James pero fue interrumpido por un carraspeo

- Harry – dijo Tom – saluda a los demás también

- Perdón – dijo sonriendo mientras Draco escondía su sonrojo en su pecho – tío Lucius, buenos días – dijo dándole la mano al rubio – tío Severus... – dijo extendiéndole también la mano

- Tío Severus un cuerno – dijo este jalando a su hijo hacia él y abrazándolo protectoramente

- ¿Y a mí no me vas a saludar? – dijo James haciendo un puchero que hizo reír a su hijo quien se lanzó a su brazos – mi bebe. Bienvenido a casa

- Te quiero papi – le susurro en el oído

- Mande hacer un pastel de chocolate de dos pisos – dijo Severus – para la cena, pero el troglodita que tienes por padre dijo que no te gustaba y lo iba tirar...

- Pero finalmente lo tiro el troglodita que tienes por suegro – dijo James

- ¿A quién le dijiste troglodita, energúmeno con cara de moco de troll? – dijo Severus

- Cállate, Snivellus – exige el auror

- Cállame si puedes – desafío el pocionista

- Te voy a...

Ambos hombres se enfrascaron en una pelea cuerpo a cuerpo que nadie intento si quiera detener. Ahora estaban en familia, una muy extraña, pero familia al fin y al cabo. Y más allá de las peleas, insultos, y malos ratos, todos tenían el mismo compromiso estar juntos y unos para otros

* * *

Los regalos de navidad estaban bajo el árbol que adornaba la sala de la lujosa casa en las afueras de Paris donde se escuchaba un coro de villancicos. Pequeños gnomos jugaban en él mientras diminutos brujitas volaban a su alrededor. La noche anterior había sido tranquila al igual que los últimos cuatro días, bueno tan tranquila como una velada puede ser en presencia tanto de Severus Malfoy como de James Ryddle. Los primeros en bajar fueron los dueños de casa quienes entre besos y abrazos se deseaban un buen día. Aunque Harry solía hacer gestos cuando veía así a sus padres, ahora estaba ocupado haciendo lo mismo con su novio. Draco le había regalado un set de mantenimiento para su escoba de carrera y un álbum de fotografías hecho con sus manos. En cambio Harry se le había entregado una pequeña cajita, donde estaba un precioso camafeo de plata en forma de corazón, al abrirlo encontró una foto de Lucius abrazando a un Severus que arrullaba tiernamente a un bebé a un lado y al otro una foto suya junto a Harry jugando abrazados en la orilla del lado negro. Draco recordaba el día que se la habían tomado, una semana después del ritual

- Es... bellísimo – susurro el rubio con lágrimas en los ojos – gracias.

- Eso no es todo – dijo poniéndose de pie – yo recuerdo lo que dijo Hermione sobre lo que pasara al finalizar el año en que nuestro enlace se estará solidificando, pero... – dijo arrodillándose frente a su novio que lo miraba tan sorprendido como los demás, a excepción de Tom que sonreía condescendiente – no me importa si al terminar de hablar nuestros papás me matan, o deciden encerrarme en Azkaban o en San Mungo, o... que se yo... - respiro hondo - Draco Lucius Malfoy Snape, ¿quieres casarte conmigo? Ojo que sabes porque debes aceptar – dijo sonriendo

- ¿Qué quieres decir? – gritaron James y Severus al mismo tiempo

- ¿Acaso te atreviste a tocar a mi bebe? – dijo el profesor a punto de sufrir un colapso

- Claro que si – susurro el rubio con una lágrimas en los ojos que contrastaban con una sonrisa radiante

Un anillo de oro con relieve serpentino en el aro y un zafiro enorme se deslizo por su dedo medio izquierdo como símbolo de su amor. Tanto James como Severus se miraron y no pudieron ocultar sus lágrimas, en cuanto los chicos se separaron unos centímetros después de un dulce beso sus padres se abalanzaron sobre ellos llenándolos de felicitaciones.

Estas fueron interrumpidas cuando la chimenea anuncio que alguien quería pasar. Tom dio el permiso sin pensar, y segundos después se arrepintió cuando tres cabezas pelirrojas entraban en el lugar

- Arthur – dijo James sorprendido - ¿Cómo supiste donde encontrarnos?

- Le dije a Sirius que era una emergencia – dijo mirando fijamente a los jóvenes que enlazaban sus manos

- Y eso sería porque... - dijo Tom con voz neutra

- Preferiría tratar este tema... en familia – dijo mirando hacia los Malfoys

- Estamos en familia – dijo Tom

- Imposible – susurro Giny mirando al rubio – tú estabas muerto

- Ya conoces a los periodista – dijo Draco sonriendo – siempre especulan. Solo me desmaye y me golpee la cabeza

- Repito es algo familiar y privado – insistió Arthur

- Y yo te repito que los Malfoys son parte de nuestras familias – dijo Tom – ya que Harry y Draco se acaban de comprometer en matrimonio. Y no te preocupes, te llegara la invitación

- Pues yo exijo que ese compromiso se rompa en este momento – dijo Arthur un tanto alterado – para que Harry cumpla con su obligación

- ¿Y esa seria...? – dijo Harry arqueando una ceja

- Casarte con mi hija y darle su apellido al bebe que espera – dijo Arthur alzando la barbilla

- ¡Usted está loco! – grito Draco

- Mira niño – dijo Molly – mi Giny tiene un mes de embarazo y tú no te vas a burlar de ella

- Si tu hija está embarazada – dijo Severus exaltado – ve a reclamarle al padre de la criatura

- ¿Qué crees que estamos haciendo? – dijo la mujer

- Harry no es el... – protesto James

- Basta – dijo Tom y respiro hondo – Harry no es el padre de ese bebe por lo tanto no tiene obligación alguna sobre él o tu hija

- ¿Y cómo estás tan seguro, Ryddle? – dijo Arthur alzando más la voz – son jóvenes e irresponsables

- Exacto, Weasley – dijo Tom sonriendo de la manera en la que Lord Voldemort solía hacerlo antes de matar – son jóvenes e irresponsables por lo que hace tiempo hicieron un enlace mágico. ¿Sabes lo que representa eso, me imagino?

- ¿De qué hablas? – dijo Arthur intrigado y sorprendido a la vez

- Pocos días después de iniciado el año escolar – dijo Lucius – Severus y yo decidimos cambiar a Draco de escuela por motivos personales, a los chicos no les gusto nuestra decisión, por lo que escaparon prácticamente un día entero. ¿Sabes lo que hicieron en ese tiempo?

- No nos interesa – dijo Molly – solo queremos...

- Enlazaron sus magias – continuo Lucius sonriendo –. Cuando Harry nos contó de que había despertado junto a tu hija, Draco reviso su conexión y se percató que estaba intacta. Ellos jamás se acostaron, por lo tanto sabemos que ese bebé no es de Harry

- ¿Cómo sé que no están mintiendo? – dijo Arthur

Sin decir nada Harry y Draco lanzaron un especto patronus, un ciervo salió de la varita de Harry mientras que de la de Draco salía un hurón que jugaron a perseguirse mientras los chicos reían, minutos después el ciervo corrió hacia Draco atravesándolo y envolviéndolo en una luz blanca, mientras el hurón hacía lo propio con Harry

- Merlín santísimo – dijo Arthur

- Como entenderá señor Weasley – dijo Tom – ellos están casados ante la madre magia. Solo deben esperar que su lazo termine de solidificarse y el certificado aparecerá en el ministerio

- Yo... no se... – tartamudeo Arthur – en verdad...

- No se preocupe, señor – dijo Harry dijo abrazando a Draco – lo único que le pedimos es que su hija no se acerque a nosotros

- Harry, yo te amo – dijo Giny sollozando – no dejes a nuestro bebe desamparado

- No te preocupes – dijo Arthur ignorando a su hija – me encargare personalmente que ella no te vuelva a molestar

- ¡Arthur! – dijo Molly indignada

- ¡Papá! – protesto su hija – ¿dejaras esto así? Harry, por favor...

El pelirrojo arrastro a su esposa e hija devuelta a la chimenea por donde desaparecieron, mientras, tanto los Malfoys como los Ryddle se miraban entre si

 


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