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Entre Letras por Marieene

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Notas del capitulo:

Lo sé y lo siento, demoré una bocha -.-

Capítulo IV

 

Cuando sus ojos se abrieron en la tenue claridad de la mañana siguiente, no supo reconocer dónde estaba exactamente, sábanas ajenas, habitación desconocida y un silencio profundo a su alrededor. Con calmada lentitud se incorporó, peinándose los cabellos rubios con una mano, quitandose el sueño de encima y arreglandose el desprolijo peinado que debería tener en ese momento. Pestañeó un par de veces, se levantó y se vistió. Sonrió al recordar que estaba en la habitacion de huespedes de la persona a la que había admirado tanto y de quien se habia sentido atraido en el mismísimo momento en que lo vio. Se arregló lo más que pudo, emprolijandose las ropas y salió al pasillo, recorriendo el camino inverso que lo había llevado hasta ahí, para volver a donde habían estado tomando café y hablando, supondría que Sasuke, si estaba despierto, estaría en ese lugar desayunando.

Y así fue, cruzó por el living del lugar, asustandose en un primer momento por un sonido de lo más particular, comprobando con la mirada que se trataba del guardaespaldas de cabello albino de Sasuke, que dormía profundamente sobre el sofá, en una posición de lo más incómoda y roncando con algo de humedad en la boca. Elevó las cejas y sonrió de medio lado, si pudiera le tomaría una foto para vengarse por los sustos que le había dado la noche anterior. Siguió su camino hasta el comedor y la cocina. Sobre la mesa, frente a una laptop, con un café humeante a su lado, se encontraba el joven escritor. Caminó silenciosamente hasta él.

—El café está recién hecho. Sirvete. —El dijo sin levantar la mirada de la pantalla y sin dejar siquiera de teclear. Naruto aceptó la "sugerencia" gustoso, y sabiendo dónde encontrar la cafetera se preparó un café bien dulce. Volvió al comedor y se sentó completamente silencioso frente a Sasuke. Solo se escuchaba el ruido de las teclas al ser presionadas con velocidad. Y sin incomodidad, desayuno en completo mutismo observando de tanto en tanto a su compañero. —Espero que hayas descansado bien. -En ese momento el más joven dejó de hacer lo que estaba haciendo y elevó su rostro por sobre el portátil para mirar a la cara a su inesperado invitado. Naruto sonrió mirándolo a los ojos. Asintió con la cabeza.

—Por supuesto. Gracias. —Sin dejar de mirar el rostro que resplandecía hermosamente por la luz blanca de la pantalla, ladeó la cabeza y lo admiró como lo que era, un escritor y un joven muy apuesto. Con lentes aéreos como los que traía puestos en ese momento, su madurez e intelecto parecían resaltar de sobremanera, y su belleza no podría ser menor. —¿Estás trabajando en el nuevo libro? —Preguntó curioso, sintiendo que podría abalanzarse sobre la mesa para leer lo que estaba escribiendo.

—Si. Pero es muy joven, aun no llego a la mitad. —Respondió y aprovechando la pausa, bebió su café. Con disimulo miró al rubio. Era extraño que la presencia de alguien mas no le molestara cuando escribía. Era muy reacio y arisco, no dejaba que nadie estuviera cerca de él cuando se centraba para escribir. No era algo realmente alarmante, solo pensaba que hacía mucho tiempo que no compartía un momento así con nadie. Cuando escribía, siempre había elegido estar solo y en silencio. Ni siquiera sus compañeros más cercanos se podrían permitir acompañarlo en semejante momento. Pero ahí radicaba la cuestión, tener a ese hombre rubio frente a él, mirándolo con admiración y curiosidad, en el momento que escribía, no le estaba molestando en lo absoluto. Era inquietante, en cualquier otra ocasión se estaría sintiendo incómodo, con su espacio personal violado, molesto y desconcentrado.

—Estoy ansioso por leerlo. Si me lo permites, claro. —Confesó Naruto, realmente deseoso de poder leer algo nuevo y original de su autor favorito. —En especial ahora, no solo porque eres el autor Sasuke Uchiha, sino porque eres tú de quién se trata. —Tal vez no tenía mucho sentido lo que había dicho, pero para él si tenía. Sonrió sin dejar de mirar a los ojos negros del escritor y su cuerpo reaccionó con un energético cosquilleo. Sasuke apenas hizo una mueca con los labios, de cierta forma alegre por escuchar aquello. No era que realmente le importara... ¿o si?.

—Ya veremos. —Contestó, y siguió en lo suyo, trabajando con avidez. Nuevamente quedaron en silencio, acompañándose mutuamente de forma agradable.

El teléfono del más joven comenzó a vibrar sobre la mesa, ambos enfocaron su atención en el aparato. Sin dudas, Sasuke lo agarró y atendió. Hizo un par de movimientos con la cabeza y luego de un acuerdo, colgó. Luego se quitó los lentes y miró a Naruto, apoyó el codo en la mesa y su cabeza en la palma de su mano. Siguió mirándolo hasta que Naruto se removió intranquilo. El de cabellos negros rio.

—Juugo está subiendo, el te escoltara hasta tu auto y podrás ser libre. Le pediré que te acompañe en su auto hasta que estés seguro en tu casa, solo como precaución, para estar tranquilo. —Naruto no pudo notar que había preocupación por parte del menor y eso le resultaba tierno. Tal vez no significaba nada para el autor, pero para él, el que Sasuke se preocupara era algo bueno.

A los pocos minutos el sujeto corpulento y de semblante serio, ya estaba en la puerta de la vivienda personal de Sasuke, esperando a Naruto para volver a bajar por el ascensor. Sasuke se puso en pie y se despidió del rubio sin mayor protocolo. Pero Naruto se le acercó y con su altura superior sonrió antes de inclinarse para susurrarle un "hasta pronto" y depositar un pequeño beso en el cuello del menor. Este no se movió, pero sí dio un brinco en el lugar de forma disimulada, no esperando aquel húmedo contacto. Hubiese preferido no reaccionar a aquello, pero su cuerpo lo había traicionado, y ahora el rubio lo miraba con picardía y una encantadora sensualidad. Sasuke negó con cortos movimientos de la cabeza, pero no pudo impedir que sus labios se curvaran.

Naruto miró hacia atrás una última vez antes de cruzar el umbral de la puerta y luego caminó hacia el ascensor seguido de cerca por el sujeto grande. Sasuke retomó su actividad matinera sin mayor dificultad o desconcentración y con una pequeña mueca que no podía borrar de su rostro. El rubio era todo un caso.

Cuando subió a su auto se permitió suspirar y se tomó su tiempo para acomodarse y encender el vehículo. Se sentía inquieto al tener que ser escoltado por el guardaespaldas del autor, le generaba una sensación de inseguridad que realmente no sentía y le ponía de los nervios pensar en que algo podría pasar. Pero solo debía ignorarlo. Salió del lugar y tomó la autopista, encaminado por la ruta más rápida a su hogar. En el transcurso decidió pensar en lo bien que se había sentido al estar en compañía del menor, como si fuera algo rutinario para ellos y de lo más habitual el desayunar juntos. Era algo realmente agradable.

Para cuando llegó a su casa, ya era media mañana. Al bajar de su auto vio pasar a Juugo, que miraba atentamente hacia todas direcciones. Le resultó exagerado todo el tema del seguimiento y cuidado, pero como había sido una orden de Sasuke, no se había negado a que le echaran una mirada de lo más escrutante sobre él y sobre su hogar. Todo estaba en orden y no había de qué preocuparse. Ingresó a su casa y se dispuso a preparar algo elaborado para el almuerzo. No era muy buen cocinero, pero le gustaba intentar cosas nuevas, cocinar era algo que no se le daba pero no se rendía en intentar y mejorar.  

Por la tarde tomó la esperada y necesitada decisión de organizar los papeles de su oficina, limpiar la casa y arreglar la puerta de su ropero que insistía en hacer un molesto chirrido cada vez que la abría o que se habría por el viento. Con música, movimientos derivados de los ritmos y entusiasmo, realizó poco a poco todas las tareas que se había propuesto, teniendo como última actividad, relajarse en su sofá mirando alguna película, la que fuera, y tal vez escribirle a Sasuke, aunque no quería ser un pesado insistente. Solo queria saber como se encontraba, como iba la nueva novela y tal vez y de forma indirecta decirle que le gustaría volver a verlo pronto.

El día llegaba a su fin, y allí estaba, luego de cenar algo ligero, se había acomodado de lo mas bien en el mullido sillón y miraba la pantalla de la tele, jugando a su vez con su celular, aguantándose las ganas de escribir o de llamar. Sasuke realmente lo había transformado en un ser dependiente, que no podía dejar de pensar en él.

Tal vez había sido un dia hogareño, pues no había salido a ningún lugar, pero había resultado de lo mas cansador, y poco a poco fue quedando dormido en la sala, con la televisión encendida y la luz prendida. Su cabeza con lentitud se fue ladeando hacia la derecha hasta hacer tope con el respaldo del sillón. Solo se escuchaba el ruido de la música, efectos especiales y ruidos provenientes de la pantalla planta y muy levemente se escuchaba su respiración tranquila, pausada y relajada.

Cuando el sonido del teléfono lo despertó de forma abrupta, lo primero que pensó aparte de lo tonto que se veía dormido en ese lugar, era que no parecía haberse dormido por mucho tiempo, cosa que comprobó como desacertado al ver la pantalla brillosa del aparato que sonaba y que le marcaba las 3:14am. Sorprendido, estiró la espalda que hizo un ruido descontracturador y atendió el teléfono.

—¿Diga? —Contestó de lo mas distraido. Mientras apagaba la tele y se ponía de pie para irse a dormir apropiadamente a su cama.

—¡¿Estas bien?! ¡¿Te ha hecho algo?! —La voz de Sasuke lo aturdió por lo eufórico, fuerte y alterado que sonaba. Sin comprender parpadeó un par de veces, acomodando lo que acababa de escuchar y asociándolo a algo, aunque era inútil, no entendía a qué se refería.

—¿Sasuke?... a qué te refieres. Estoy bien, solo me quedé dormido. ¿Sucede algo? —Preguntó, esta vez sintiéndose algo alarmado y escuchando pormo del otro lado de la línea Sasuke daba instrucciones y parecía estar moviéndose aceleradamente.

-Estoy yendo para allá. Cierra todo con llave y ponle seguro a todas las ventanas. -Dijo asustando al rubio, que por inercia comenzó a observar a su alrededor. Donde estaba era la única sala iluminada de la casa y con desconfianza miraba cada rincón oscuro más allá de las puertas. -LLama a la policía. En 10 minutos estaré llegando.

-¿Qué es lo que sucede? -Preguntó alarmado por de más. No entendía pero algo le alertaba, en especial el tono de voz de sasuke y el rumbo de la conversación.

-No te asustes, pero te esta observando. Intentaré ir lo más deprisa posible.

-No entiendo nada de lo que me estás diciendo.

-ÉL está ahí, en tu casa! Te mando el mensaje que recibí recién y dime si es actual. — Y de pronto dejó de escuchar la voz alterada de Sasuke, antes de que pudiera bajar el aparato, el tono que anunciaba la entrada de un nuevo mensaje lo hizo mirar la pantalla. Evidentemente era un mensaje de Sasuke, como bien había anunciado. Lo miró con curiosidad y retrocedió sintiendo como las fuerzas lo abandonaron, dejándolo débil y con temor ante lo que veía en la pantalla plana de su celular digital.   

— Pero... que mierda es esto. — Dijo a la supuesta soledad que lo rodeaba, mirando inmediatamente a su alrededor, sintiendo la violación a su privacidad y el miedo de una potencial situación comenzó a calarle por la columna. El mensaje no era otra cosa que una foto de el. mirando nuevamente la imagen, se miró las prendas y eran las que estaba usando en ese mismísimo momento. El, dormido sobre el sofá.   

Con los ojos bien abiertos, los oídos afinados y el vello de su cuerpo erizado, buscó el ángulo por donde parecía haber sido tomada la foto y lo encontró, parecería ser aun lado de la tele, para que saliera de frente en la foto, justo en el rincón de la habitación. Con total desconfianza miró la ventana, buscando algo que no deseaba encontrar y suspirando con total ansiedad caminó hacia el lugar, tomando la precaución inconsciente e irracional de cerrar los puños con todas sus fuerzas, estando preparado para un eventual enfrentamiento. Con el corazón en la garganta y los latidos sacudiendo los tímpanos, estiró la mano y corrió con velocidad la cortina. Nada. Comprobó que la ventana estuviera correctamente cerrada y suspiró el aire que había contenido en sus pulmones. Giró sobre sus talones y volvió a escrutar la sala, el resto de la casa estaba en completa oscuridad. En ese momento deseó tener algún tipo de interruptor que encendiera todas las luces al mismo tiempo.

Peinando sus cabellos, enderezó su espalda y estrechó la mirada. Si alguien había entrado a su casa se las pagaría, no podía permitirlo y si el sujeto seguía dentro, lo encontraría y lo llevaría empaquetado a la comisaria mas cercana. Sintiendo que no debía temer nada, comenzó a recorrer las habitaciones, encendiendo las luces y comprobando las cerraduras de ventanas y puertas. Todo parecía estar en su lugar y correctamente trabado. Volviendo a la sala principal, apagó la televisión y quedó de pie, escuchando.

Depronto golpes en la puerta principal lo sobresaltaron, y su angustiado corazón dio un salto acelerado. Respirando pesadamente y quitándose la sensación de haber corrido un maratón, caminó a la entrada y abrió, no sin antes mirar por la mirilla.   

—Sasuke… -Saludó, aunque fue lo único que alcanzó a pronunciar antes de ser apartado de la puerta. El joven escritor se metió seguido por sus dos guardaespaldas, dejándolo en la puerta solo.

—Cierra la puert. —Dijo desde la sala, notando que el anfitrión aun seguía de pie en la entrada. —¿Llamaste a la policía? —Cuestionó cuando estuvieron todos en la misma habitación. Sasuke no dejaba de mirar a todos lados, encontrando de inmediato el punto exacto de donde había sido sacada la foto.

—No. —Respondió, habiéndose olvidado por completo de hacerlo.

—Hazlo ya. —Insistió el menor. Y haciendo una seña al más grande de sus amigos, éste desapareció en busca de pistas por la casa mientras que Suigetsu miraba curioso por la ventana, manteniéndose cerca de su protegido.

—De inmediato. —Respondió. Y alzó su teléfono para marcar. En ese momento el celular de Sasuke sonó.

—Maldito. —Masculló entre diente y Naruto pudo notar como el rostro de Sasuke se transformaba. Este no dejaba de mirar la pantalla, frunciendo sus labios y arrugando las cejas. —No lo hagas Naruto. Nos está observando. —Y notando que los ojos fríos y enfadados del menor seguían en la pantalla, se acercó chocando hombros y se permitió inclinarse, juntando sus cabezas miró una foto, era una similar a la que le había mandado Sasuke antes de que llegara. Evidentemente era su casa. Y la imagen lo sorprendió, no solo eso, sino también el mensaje escrito que rezaba al pie de la foto.

“Dile a tu nuevo noviecito que no lo haga o las pagaran”

Ambos se miraron y se sobresaltaron al ver una nueva foto llegar. Al verla ambos sintieron sus cuerpos temblar y la alerta de que podrían llegar a estar en peligro real se activó. Sus ojos hicieron contacto, no había tranquilidad en sus miradas. Y aunque querían pensar que todo era una mala broma, en el fondo sabían que no lo era.

En la foto ambos estaban de espaldas, uno junto al otro, con la cabezas levemente inclinadas hacia adelante, completamente ignorantes de que seguían siendo observados hasta ese momento.

 
Notas finales:

No me maten por demorar tanto pls Dx


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