Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Perdonar por amor y devoción | Hunhan por LYhobbit

[Reviews - 16]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!!! apuesto a que no me esperaban asdghjasds ;^; (se va a su cuevita)

Disfruten, la parte que sigue ya es el final, o epílogo mejor dicho, espero que este por lo mientras les guste ASFDAHDGHí!!! *¬* asdfsds

A veces Sehun suele ser amable; muy amable—Aunque la mayoría del tiempo sea violento, tan violento.

 

Están de paseo por la ciudad, Luhan lame su helado de fresas con vainilla y chispas de chocolate dulce; está muy contento, está feliz —tan feliz, palabra que hacía tanto había olvidado el verdadero significado—. Sehun le ha llevado al parque a tomar un poco de aire, antes de la aparición del ocaso dorado, antes de que el sol se oculte tras las montañas y la noche les abrace. No hay mucha gente caminando en los alrededores, aun cuando las flores estén brotando en luceros rosas y blancos, o los pajarillos canten una armonía carismática. Sehun mira a Luhan, le enternece su alegría infantil y el modo en cómo se come el delicioso postre. Sus rasgos delicados no se han desvanecido del todo, todavía ve un poco de blancura en el rostro maquillado deficientemente, la luz en aquellos almendrados ojos resplandece como si no hubiesen pasado 2 o quizá 3 años —golpeándole a casi diario—. Sus cabellos castaños brillan con la puesta dorada, y se ve hermoso. Sehun se siente bien al verle así—aunque a veces sea él más miserable de las bestias pisando un ángel divino y perfecto.

 

—Luhan…

 

¿Hm?

 

—Me gustaría tener una familia, un hijo.

 

—Yo también.

 

Por vez primera, ambos concuerdan en algo; sin que Luhan reciba respuestas negativas, reproches e insultos—en el más vil de los casos, golpes.

 

—¿Sabes?, he leído sobre un tratamiento para que puedas tenerlo, es muy eficiente —comenta Sehun—. No es muy costoso ni peligroso.

 

—Sí, quiero tenerlo, sería lindo. Aunque… —Luhan se ve dubitativo, y no es que no quiera, es más bien que conoce el método, es muy reciente y no cree que sea del todo seguro.

 

—¿Aunque qué? —voltea molesto.

 

—No nada, solo que una vez leí sobre ese método del que me hablas, y tengo miedo.

 

—No te preocupes, estaré contigo siempre. Lo prometo.

 

Cruza sus dedos con los más delgados—y morados también—, y así, se hilan en una promesa que se repite constantemente, a casi diario, que jamás llega y suele romperse. Promesas que no existen ni existirán; sin embargo, Luhan confía tan ciegamente en que sí dejarán de ser, algún día, una quimera ahogada en un océano muerto y contaminado; tan contaminado. Como esos monótonos días cuando Sehun llega a su hogar, le agrede, le insulta y el aliento odre entra a sus fosas nasales; Sehun había roto la promesa, ha roto decenas de ellas.

 

Luhan recuerda una de tantas promesas habituales, un día como cualquiera, con golpes y humillaciones. Sehun había llegado por la noche, antes de la medianoche. Apenas podía estar de pie, entonces cayó como cualquier ebrio a quién las copas se le pasan. Luhan no llegó a su rescate, Luhan estaba regañándole, suplicándole que dejara de portarse como un jodido idiota, y se encerró a la habitación, a llorar —como siempre—. Sehun, inmediatamente se levantó y se dirigió al lugar. Al principio tocó fuerte, pero Luhan no abrió, sabría lo que pasaría en cuanto lo hiciese. Entonces, le siguieron decenas de patadas, Luhan sabía que en cualquier momento, la puerta sería derribada, por ello, siguió aferrado en una de las esquinas, temblando, llorando. La puerta seguía siendo pateada, una y otra vez y cada golpe iba en aumento, más alto, más bruto. Al fin la puerta se abrió. Las obscenidades escaparon de sus labios, la ira y el resquemor se desataron para marcar su autoridad; Sehun le hizo suyo. Luhan no quería, Sehun apestaba a sexo barato—nuevamente—. Y aunque reclamó y suplicó, nada le hizo cambiar de opinión, aún con la fragilidad y nula fuerza, entraron a él toscamente. Sintió llamas, un fuego que le quemaba su alma, que le torturaba en un segundo perdurable. Cada estocada era un martirio y Sehun no se detuvo hasta estar satisfecho. Y no conforme con las heridas interiores, Sehun también le golpeó, lo azotó contra el piso, contra el muro frío. Y no paró, no se detuvo hasta dejarle más teñido de lo acostumbrado. Lagos y lagos de sangre hacia donde fuesen los ojos de Luhan. Aquel día, Luhan durmió más de lo habitual, pero cuando despertó, Sehun estaba allí, mirándole con piedad y compunción—la misma de siempre—. Sus manos traían un enorme ramo de hermosas rosas rojas y chocolates costosos envueltos en papel dorado y corazones rosas. Luhan no dudó en perdonarle, y le hubiese perdonado aún si Sehun no le hubiese traído aquellos presentes. Lo hubiera hecho tan gentilmente—y estúpidamente.

 

Porque Luhan le perdonaría siempre, por amor y tanta devoción.

 

 

Cuando el sol brilla más de lo normal, es que buenas noticias trae, la abuela de Luhan siempre se lo decía de pequeño, cuando le iban a visitar con su familia—su madre llorando, con la piel manchada en púrpura—. Y probablemente es cierto, porque ya no había visto tan nítidamente el cielo, tan despejado y claro, con aves rozando el azul celeste, mariposas volando por su cabeza, melodías allanando sus oídos, el viento soplar con delicadeza su rostro y finos cabellos castaños. Luhan había olvidado esas sensaciones reconfortantes, delicadas, celestiales.

 

Al llegar a casa, Sehun ya está allí, sentado en el sofá, con los brazos cruzados y ojos amenazantes.

 

—¿A dónde fuiste?

 

—Al doctor —responde tranquilamente mientras cierra la puerta, despacio, porque ha visto la ira en Sehun—. No hice nada malo.

 

—¿Crees que soy un pendejo? —se levanta abruptamente y le jala de la chaqueta, arrastrándolo hasta la habitación —¡¡¡Contesta maldita perra!!! —le empuja, tirándolo al suelo con desdén.

 

Luhan, instintivamente, se encoje, extrañamente no lleva sus manos hacia su rostro, sino que cubre su vientre.

 

—¡P-por favor detente! —suplica atemorizado—. No me pegues, ¡por favor!

 

Nada importa, sus sollozos y lágrimas dolientes no son capaces de calmar tanta fiereza.

 

Los golpes siguen, le desfiguran un poco su angelical rostro, sus brazos y piernas también son vilmente golpeados hasta dejarle más estelas de un púrpura punzante. Luhan puede apenas, contemplar la sangre cayendo en el piso. Su nariz curada nuevamente ha sido destrozada, sus labios vuelven a abrirse. Un charco escarlata está creándose y se mezcla con sus lágrimas llenas de agonía. La voz desapareció, y aun si no lo hiciesen, si no le abandonasen, no servirían de nada, porque lo ha intentado tantas veces y jamás funciona su voz quebrada, ni las palabras atestas de súplicas y perdón.

 

Se-Sehun… estoy esperando un bebé.

 

Cierra los ojos, durmiéndose sin querer hacerlo. Pero solo así, puede escapar del dolor. Solo así.

 

 

Al abrir sus ojos en pleno alba dorado e inefable, Sehun está metiendo sus pertenencias en unas maletas, su ropa vieja y objetos personales están desapareciendo del armario, del tocador, de todo. ¡Es imposible! Sehun no puede estar echándole del departamento; dejándolo a la deriva del dolor y del amor que tantas veces le juró y clamó. Debe ser la peor de las pesadillas en carne propia.

 

—Se-Se —Luhan no puede hablar tampoco, es difícil cuando la voz le ha abandonado. Intenta ponerse de pie, pero no puede ni moverse por el dolor calándole hasta los huesos. Aún está en el piso, su sangre sigue fresca y el dolor aún punza en su cuerpo—un dolor que se ha expandido también a su alma y corazón y le quieren hacer morir, agonizar de su eterno y enfermizo amor.

 

Al mirar la cama en la que suele dormir con su adorada pareja, otra persona se levanta.

 

—¿Estuviste con alguien más? —su voz fluctúa, sus ojos se están nublando; el dolor que tiene no se va, y sigue enamorándose más y más.

 

—¿Estabas despierto? —murmura Sehun mientras da una seña al otro chico para que salga.

 

—Te pregunté algo, respóndeme… —Luhan alza el débil tono de su voz temblorosa, levantándose de a poco, sin recibir un tipo de ayuda de aquel a quien siempre le dio todo, a quien siempre le dará todo incluso si están separados—. ¿Por qué? Es que yo ya no soy suficiente, ¿ya no me amas?

 

Duele esa pregunta, jamás pensó en decirla, jamás pensó en usarla, ni siquiera formaba parte de su cerebro. Es verdad que a veces estaba cansado y ya no quería ser humillado pese a siempre darlo todo: lealtad, fidelidad, amor; aunque solo haya recibido insultos, golpes, mentiras… Llora, porque nada de eso importaba, no importaba qué tan hartado y atiborrado de agonía estuviese. No importaba nada porque así era el amor, así es amar.

 

Luhan, tal vez, solo tal vez quiere oír súplicas, como las de siempre, quiere escuchar promesas, aunque sean vacías, Luhan quiere oírlas.

 

—Sí, tienes razón, ya no te amo —le acuchillan el alma, Luhan desea morir—, ya no eres suficiente, mírate, es cuestión de verte, de olerte, escucharte o tocarte, ya no causas nada en mí, solo me das asco.

 

Duelen tanto esas palabras. Nunca nada fue suficiente entonces. Él sigue buscando alguna solución porque aunque Sehun no se lo pidiese, Luhan daría todo por él; lo dio todo. Y comprende que no vale la vida esforzarse tanto por alguien que no valora nada… pero así es el amor, así es. Y así es también, cuando todo termina, cuando la burbuja rosácea y refulgente explota sin que nadie lo espere. Así es.

 

—C-Cambiaré… l-lo prometo, perdóname…

 

Camina hacia Sehun cómo puede y le intenta tomar la muñeca, y antes de rozarle, Sehun la aleja de un manotazo, mirándole con desprecio y repulsión. En sus ojos, la tristeza le carcome, sus pupilas se aguan, y su iris pierde todo brillo, todo fulgor que una vez tuvo. Una lúgubre oscuridad invade lo poco que desea, una oportunidad más. Y aunque cuente segundo a segundo esperando por la voz de Sehun aceptándole una vez más, nada llega.

 

—Vete ya, tengo cosas qué hacer.

 

Las lágrimas caen como una tormenta pesarosa, y accede, accede a hacerle feliz hasta el final; aún si esa felicidad signifique no estar junto a él.

 

—A-Adiós —se despide antes de salir de la habitación. Toma sus maletas, mirando a la otra persona en el departamento de Sehun, solo le desea lo mejor. Siempre y cuando Sehun sea feliz.

 

 

Los trabajos son pesados, la vida no es tan fácil cuando el amor de su vida ya no está a su lado; pero Luhan debe trabajar, su hijo le necesitará fuerte y seguro en el futuro cuando nazca, debe hacer todo para hacerle feliz, esmerarse en todo.

 

Es empleado en una florería, y allí, al respirar las flores, ellas no pueden devolverle la totalidad de su alegría, extraña a Sehun, lo extraña tanto. Piensa en él por las noches, en cada amanecer, cuando llueve y el arcoíris se pinta en cielo con sus siete hermosos colores. Pero entiende que Sehun no era bueno con él, su amor era nocivo y dañino; y a pesar de todo, quiere volver.

 

—Quiero ese ramo de rosas.

 

Luhan conoce a ese cliente, le vio por primera y última vez cuando Sehun le echó de casa. Al parecer ese chico no lo recuerda, y probablemente Sehun tampoco. Se lo dejó claro la última vez, ya no lo amaba.

 

—Claro, ¿solo eso?

 

—No, quiero también una tarjeta, es que hoy alguien se gradúa de la universidad —duda un poco antes de tomar aquel arreglo floral—. Pero… quisiera un arreglo algo mejor…

 

Sabe quién es esa persona, sabe muy bien quién se gradúa hoy. Luhan quisiera estar con él, abrazarle y felicitarle muchas veces hasta que su voz se volviese silencio y nada más. Luhan quisiera regresar con él, lo ha pensado tantas veces, como lo ha intentado también, pero su abuela y padres se lo tienen prohibido. Luhan les ha suplicado que le dejen volver con Sehun, lo dice con ojos vidriosos y la voz quebrada, rota; ellos siempre se lo niegan y rechazan cualquier excusa y estúpidas justificaciones. Porque Luhan, al mirar a su madre y padre juntos, arreglando todos sus problemas calmadamente y en un ambiente pacífico, piensa que él puede hacer lo mismo con Sehun, porque aún le ama, le amará siempre.

 

Porque así es el amor verdadero, sincero, leal.

 

Amor y devoción, juntos; no siempre es tan buena combinación.

 

—¡Qué hermosos ramos de rosas! ¿Tú los haces?

 

—Sí —responde mirándolo un poco celoso.

 

Ese chico no tiene huellas en el rostro ni en sus manos, no está usando maquillaje tampoco, sus ropas se ven costosas. Parece feliz, parece que ha logrado cambiar a Sehun, de la manera en cómo a él le hubiera gustado hacerlo.

 

—Todos son tan bellos que no puedo decidirme por cuál llevar.

 

—Éste —le muestra uno—, apenas lo terminé de hacer, las flores las he cortado esta mañana, elegí la mejores con un color brillante, durarán por mucho más tiempo.

 

—Me quedo con éste, entonces.

 

—No te arrepentirás, en serio.

 

—No lo haré —vuelve su mirada al joven de tez blanca, cabellos castaños y sonrisa tenue—. Seguro te inspira algo o alguien para hacerlos verdaderamente sublimes.

 

—Sí, supongo.

 

—También podrías escribirle algún tipo de mensaje o poema, yo soy muy tonto para eso —inquiere travieso.

 

—Claro, a veces soy muy cursi, eso me dicen los clientes, pero les gusta —confiesa tímido.

 

Comienza a escribir, y a pesar de querer escribirle varias palabras más, se detiene nostálgico.

 

¡Wow! Parece que sí eres un cursi,  a mí jamás se me hubiera ocurrido —y aunque lo diga en tono de broma, no le está mintiendo—. Muchas gracias, adiós, ¡ten un buen día!

 

Cuando Luhan divisa por el cristal, con unas inmensas ganas de llorar, Sehun allí está, caminando del otro lado de la calle, con un moño negro y traje elegante, sus cabellos rubios los peina hacia atrás, sugestivo. Luhan amaba esa manía en él, era tan seductor, que siempre terminaba alagando lo apuesto que se veía. En la universidad Sehun siempre peinaba así su cabello, ahora lo ha decolorado un poco más, está más rubio que antes; pero aun así le gusta, se ve encantadoramente bien.

 

Cuando el chico de cabellos negros con el que estuvo platicando sale con el ramo en manos, Sehun le ayuda, agarra el inmenso arreglo de rosas rojas y extrae la tarjeta adornada con un moño dorado. Está leyendo el mensaje, se le ve feliz—el corazón de Luhan late acelerado, como siempre, desde que le conoció, desde que vivieron juntos, incluso con su manera bestial de ser. Aún late, siempre late su corazón, nunca deja de hacerlo, nunca lo hará—De pronto, el chico señala la florería y Sehun y él caminan hacia ella, volviendo al establecimiento de fragancia floral.

 

—Disculpe, ¿quién escribió esto? —Sehun pregunta a un empleado con delantal rojo.

 

—Oh, esa persona fue a hacer un envío, teníamos un pedido hace unos minutos, así que lo llevó de inmediato, si no, no recibiría propina —le responde un joven con sonrisa amplia y ojos grandes.

 

—Ya veo, gracias, el mensaje estuvo muy lindo.

 

—Sí, él es muy cursi a veces, yo no podría escribir nada de eso —juega —parece como si secretamente estuviese muy enamorado.

 

—Ah —duele, ¡oh duele tanto!—, gracias —Sehun se vira, aún confundido, como si quisiese reencontrarse con alguien, lo nota el dependiente.

 

Sehunnie —exclama su pareja —¿Por qué querías encontrar al dueño del mensaje?

 

—Porque yo conozco esta letra.

 

—Era de…

 

—Sí, yo… quisiera pedirle perdón.

 

Luhan escucha escondido entre las flores aquella plática, llorando en silencio, tan desconsolado. Porque quisiera ir con él, abrazarle y besarle. Quisiera decirle que le perdona y que lo hará por siempre; expresarle que lo ama y lo hará hasta su último suspiro. Que su amor es infinito, su lealtad y devoción no se han ido y continúan allí, esperando el momento adecuado para volver a él, aunque esos deseos no sean más que un dulce martirio a su felicidad. Y se repite a diario, Sehun te lo dejó bien claro aquel amanecer, “ya no te amo, mírate…”

 

La pareja sube al auto, Sehun echa un último vistazo con una sonrisa melancólica hacia la florería, y finalmente, se sube, enciende el auto y se marcha para siempre.

 

Pero Luhan sale, las lágrimas brotan sin detenerse ni un instante y repite lo que siempre está en su lengua, atado a ese hilo rojo y transparente, un sueño y anhelo solamente:

 

—Sehun, te perdono por siempre, por amor y devoción.

Notas finales:

Los espero en la parte 4!!!! o epílogo como le llamo yop XD asdfgh

Muchos abracitos y besos pa' que no me odien *w*

 

NOS VEMOSSSS~~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).