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Llama viva por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holis~

Traigo otra historia, apenas la acabo de leer~

n.n

 

"Mejor pedir perdón que pedir permiso"

 

¿Han oído la frase: "El fin justifica los medios"?... ¿No? Pues yo sí, y creo que es bastante justa teniendo en cuenta la situación en la que estoy y mis emociones personales. No es fácil que el chico que amas esté enamorado de tu hermano y vayan a casarse, eso quebraría a cualquiera.

Menos mal que me enteré por mi mamá, de no haberme puesto sobre aviso, juro que hubiera llorado en la cena que se organizó para comunicarnos esto, hubiera llorado como Magdalena mojada en agua de mar.

Mamá me dio la idea, ella hizo lo mismo con nuestro padre, que sabemos existe, pero no tenemos idea de quién es. Solo que es rico y que usó a mamá para satisfacerse en su juventud, pues ella era una sirvienta en su casa y no tenía muchas opciones. Si se negaba podía perder su trabajo y era lo único que tenía... Nuestro padre la enamoró después de eso y le juró amor, le prometió la luna y las estrellas y ella enamorada le creyó. Pero él estaba comprometido con otra mujer de posición y no fue difícil para él elegir. Aunque de la unión debió nacer un heredero, pero la esposa no podía embarazarse, y ahí mamá vio la oportunidad. Como una venganza silenciosa para sentirse mejor consigo misma.

Lo sedujo y se embarazó de él, obvio sin hacerle saber. Nuestro padre nunca sabría que tendría un heredero, tendría que lidiar con sus problemas y perder tiempo valioso buscando tratamientos de fertilidad para su legal esposa, la cual -según lo que mamá me contó- se terminó suicidando por la presión que sus padres, suegros, nuestro padre y la alta sociedad llegaron a ejercer sobre ella.

Mamá nunca más volvió a saber de papá. Tan pronto se supo embarazada de mi oni-chan y de mí, renunció, juntó todo su dinero guardado y pertenencias y se fue. 

Ah, tal vez no lo mencioné, pero mi hermano y yo somos gemelos. Somos iguales, salvo por el color de cabello, piel y ojos.

A pesar de quererlo por ser mi hermano, él no siempre ha sido bueno, me quitaba mis juguetes, mi postre y se llevaba a los chicos que me gustaban en ese entonces. En resumen, un hermano molesto.

Y usualmente lo soporto, pero esto rebasó el vaso.

 

.

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Las dos líneas gemelas de color azul me sacan una sonrisa de felicidad, y tal vez hasta satisfacción. Estoy embarazado. A mis 23 años espero un bebé.

Obviamente es de Kyoya. Verán, desde que mamá me puso al tanto de que esos dos planeaban unirse, esta idea anduvo rondando mi cabeza. Consideré la idea con cuidado porque un bebé es una gran responsabilidad y si quedaba embarazado debía renunciar a muchas cosas. Pero luego caí en cuenta que yo soy una persona no muy sociable y no salgo a "divertirme" a bares o clubes, así que la paternidad es algo adecuado para mí.

Tiempo después del anuncio, mi primo Dino cumplió años, así que le organizamos una fiesta. Giotto por supuesto sugirió música y alcohol, de él no podía esperarse otra cosa. Cuando se hizo de noche todos nuestros familiares estaban ahí, Giotto socializaba muy fácil a diferencia de mí, aunque ya estaba algo tomado porque hacía más contacto físico de lo normal, estaba demasiado cariñoso, al igual que Dino quien se emborrachó y se le tiró encima a Kyoya. Tuve que sacárselo de encima porque Kyoya tampoco era sociable y no le gustaba que lo tocaran con tanta confianza y porque me molestaba pensar que pudiera llegar a besarlo.

Para mi sorpresa, Kyoya me ayudó a llevarlo al segundo piso y meterlo al baño para que se refrescara un poco, y luego a dormir al cuarto de huéspedes. Cuando dejé a Dino le agradecí a Kyoya su ayuda y para mi sorpresa me besó. En su boca sentí el sabor fuerte del alcohol, estaba algo tomado, eso me facilitó las cosas y sin pensar correspondí el beso mientras lo guiaba a mi habitación.

Esa noche hice el amor por primera vez, me sentí inmensamente feliz de entregarme a Kyoya, entregarle mi virginidad. Pude sentir en todo mi cuerpo lo tan apasionado que es, lo contrario a cómo se comporta normalmente, calmado, estoico, indiferente. Su pasión me llenó tantas veces que perdí la cuenta hasta caer exhausto... Lo amo, él no tiene la culpa de nada, es una buena persona que lamentablemente se fijó en mi hermano, y será una víctima inocente en todo esto.

Yo a quien quiero hacer sufrir es a Giotto, quiero lastimarlo. O al menos ser la causa verdadera- aunque no lo sepa- de su molestia, su estrés, su frustración, su enojo, y hasta su tristeza.

Como era de esperar a la mañana siguiente me desperté y lo vi sentado al borde de la cama, solo con su pantalón puesto, sostenía su cabeza con fuerza tal vez en parte por la resaca.

Al levantarme me miró y antes que dijera algo le aseguré que no debía preocuparse, porque no se lo diría a Giotto y solo debía olvidarlo, hacer como si nada hubiera pasado. Lo único que hice fue tomar ropa para ir a ducharme al baño del pasillo mientras él lo hacía en mi cuarto. Pero antes de salir le di un abrazo, le confesé mis sentimientos y le dije que estaba bien que se casara con mi hermano y le deseaba que fuera feliz el poco tiempo que duraran juntos, porque solo yo y mamá conocemos al verdadero Giotto, siendo su personalidad tan diferente a la suya dudaba que duraran juntos tanto tiempo.

Estar embarazado del hombre que amo me hace feliz, aunque no le quita lo agridulce de saber que nunca voy a compartir mi felicidad con él y criar a mi hijo completamente solo lejos de mi familia. Porque sí. Me voy. Mi querido primo Dino me ofreció vivir en su casa, buscaré un trabajo de medio tiempo para comprar lo que necesite mi bebé y ahorrar para emergencias. Mamá está al tanto de todo y me obligó a prometer que la llamaría todos los días para estar al tanto. No poder estar conmigo en mi embarazo es un precio a pagar por lo que estoy haciendo, ambos lo sabemos, ella nunca me recriminó mi actuar porque sabe exactamente como me siento, porque creo que aún después de todo, sigue amando a papá, pues no ha querido estar con ningún otro hombre. La admiro, es realmente una mujer fuerte. Prometió mandarme sus postres siempre que tuviera un antojo, y ayudarme con dinero o medicamentos o lo que fuera que necesitaba. Tengo mucho apoyo de ella y de Dino, quien me acompañará a mis citas con la obstetra, me siento muy afortunado. 

Siento que puedo hacer esto, puedo criar a mi hijo o hija. 

El sonido el altavoz avisando la llegada del tren me sobresalta, pero me recupero y con boleto y valija en mano me dirijo a la plataforma 12 para arribar mi transporte.

Aquí empieza a correr el tiempo.

 

.

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5 años después...

 

 

—¡Oni-chan! ¡Ya está la cena!

—¡Voy!

 

 

Dino bajó rápido las escaleras, seguramente hambriento, hay veces que se tarda mucho más por su trabajo. Últimamente los días otoñales son muy fríos, no quiero imaginarme como será cuando el invierno llegue, por eso todas las noches preparo una cena caliente para que mis dos chicos entren en calor.

Hoy toca estofado y Dino está entusiasmado igual que mi pequeño Akatsuki, quien juega con su plato y su cuchara, es divertido como Dino lo imita y juntos hacen ruido. Cada vez que los veo juntos siento que tomé la mejor decisión. Akatsuki tiene todo lo que necesita, un techo, ropa, comida, amor, juguetes, va a la guardería y el próximo año entraría en la primaria.

Mientras sirvo la comida pienso en cómo han cambiado las cosas. Dino trabaja como maestro de idiomas en una Universidad y le va bien. Yo, desde que llegué, batallé un poco con Dino porque no le parecía que trabajara estando embarazado, pero lo convencí al final. Tuve en total 3 trabajos en estos cinco años, primero como mesero de un café, la paga no era tan impresionante, pero como Dino se encargaba de los gastos de la casa, cada mes ahorraba lo ganado. Cerca del quinto mes tuve que dejar de trabajar y ponerme a descansar para prepararme para el parto, ya para ese entonces sabía que mi bebé iba a ser un doncel como yo y le empecé a comprar cosas, no muchas porque mamá envió toda la ropa que usé yo de bebé y también los juguetes, así que en eso estaba cubierto.

La habitación ya estaba lista desde hace tiempo y luego del parto recibió a mi hijo. Era una adorable habitación color crema con figuras de animales en color naranja y durazno, muebles blancos y hasta tenía su propio baño, estaba conectada a mi habitación así que siempre estaba pendiente de Akatsuki. Un par de meses luego del parto estaba recuperado y quería trabajar, pero no quería dejar solo a Akatsuki, así que intenté conseguir empleo en una guardería y por suerte lo conseguí. No fue sencillo, visité 5 guarderías hasta que me vieron suficientemente apto, además podía llevar a Akatsuki conmigo y no pagaba nada, genial. La paga era no muy buena, pero la mentalidad ahorrativa que mamá me inculcó me ayudó a no desesperarse.

 

"De poquito en poquito se llena el frasquito" Ese era su lema.

 

Cuando Akatsuki cumplió los 4 años dejé la guardería y me metí a trabajar en una panadería. La señora que la atendía era de edad y muy amable, me regalaba una caja de postres de mi elección para llevar a casa casi todos los días y me comprendía cuando le avisaba que no podía ir a trabajar si mi hijo se enfermaba o lo llevaba al médico. Me pagaba bien y hasta el día de hoy sigo ahí, haciendo postres y pan, atendiendo a los clientes y llenando los estantes.

Siento que mi vida es plena y pacífica.

Terminamos de cenar y luego llevé a Akatsuki a ducharse, ponerse el pijama y lavarse los dientes para acostarlo en su cama. Le di su beso de buenas noches y le dejé su luz de noche en forma de osito blanco para que no tuviera miedo.

Bajé las escaleras y llamé a mi madre, en todo el día no pude hacerlo.

 

 

—¿Cómo esta Aka-chan?

—Bien, está dormido. Hoy jugó mucho en la guardería, aunque supongo que el frío contribuyó.

—Abrígalo bien y asegúrate que tome mucha sopa caliente de verduras, eso le va a hacer bien.

—Lo hago, ayer en la noche se tomó 2 platos de sopa de arroz. Hoy hice estofado y siempre lo hago beber muchos líquidos, en la guardería cocinan y les dan comida caliente. Hasta casi parece momia con todos los abrigos, bufandas y medias que le pongo todos los días.

—De tal palo, tal astilla, yo hacía lo mismo contigo y tu hermano. Te enseñé bien — declaró orgullosa de sí misma.

—Hablando de Giotto, ¿cómo están las cosas allá?

—Tu hermano y Kyoya-kun empezaron los trámites de divorcio. No poder tener un hijo los afectó mucho.

—Me lo imagino, aunque sé que sospechabas que las cosas no estaban bien antes de eso, teniendo en cuenta que son tan diferentes.

—Si... Aunque creo que puede ser por otras razones.

—¿A qué te refieres?

 

 

Dino había vuelto a su despacho así que estaba solo. Me senté en la mesa para estar más cómodo.

 

 

—Hace unas semanas, él vino a preguntarme donde vivías ahora, de hecho viene casi cada tres días a pedirme que se lo diga. Y esto empezó desde antes, desde que te fuiste para ser más precisa... Antes no me di cuenta, pero Kyoya-kun a veces sacaba el tema y yo desviaba la conversación, supongo que se me hizo tan natural que por eso no me di cuenta. Varias de las discusiones de tu hermano con Kyoya-kun empezaron porque preguntaba por ti.

—Kyoya preguntaba por mí — repetía las palabras de mi madre para hacerme a la idea.

—Si... Kyoya-kun me confesó que le gustabas, por eso, quiero saber qué es lo que piensas.

—... ¿Te dijo por qué o desde cuando comencé a gustarle? — pregunté desconfiado, y no era para menos. Estaba comenzando a ver una esperanza, una posibilidad de que le dijera sobre nuestro hijo y pudiéramos estar los tres juntos como una familia, pero no sabía si era una posibilidad verdadera o solo mi corazón saltando de emoción ante la idea de que Kyoya me quisiera.

—No, no me lo dijo. Aunque yo tampoco le pregunté — me sentí decepcionado ante eso — Cuando lo vea le preguntaré.

—Está bien — no podía decir nada más, ¿qué podía decir? ¿Que no lo hiciera, que dejara el asunto por la paz? Por más que quisiera decirlo quería saber la respuesta con todas sus fuerzas — Es tarde, te llamo mañana mamá.

—Ok hijo, salúdame a Dino y a Aka-chan. En cuanto pueda iré a visitarlos.

—Claro, te estaremos esperando.

 

.

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.

.

 

Pasaron las semanas y entramos en época de invierno, yo estaba en cama resfriado, y no es para menos. Me centré tanto en cuidar a Dino y a mi hijo que me descuidé un poco y terminé así. Lo bueno de esto es que mi hijo me cuidaba mucho, se parece a mí, pero es adorable cuando frunce el ceño en concentración cuando me trae la comida o me toma la temperatura. 

Que tierno es mi hijo. No le he dicho nada, pero cuando se concentra no solo frunce el ceño, también hace un pucherito muy lindo, eso sumado a que se pone su disfraz de enfermero. Es tan lindo que a veces lo atrapo y le hago cosquillas.

Justo ahora, es este momento, me siento un poco mejor, pero Dino y Akatsuki no me dejan levantarme. Ellos me prepararon una merienda ligera consistente en un té con miel y limón y unas tostadas con manteca, y yo me sentía muy mimado.

Comía mientras Dino salía a atender una llamada, mientras que Akatsuki me vigilaba para que comiera todo.

 

 

—Estuvo muy rico, gracias hijo — me limpiaba la boca con la servilleta.

—De nada, pero mejor descansa otro rato. Tío Dino dijo que va a cocinar una sopa de verduras para que te repongas — su mirada se iluminaba siempre que hablaba de cosas que tenían que ver con cuidar a la gente, creo que además de enfermero sería un buen padre en el futuro.

—Claro, pero entonces dime como quedó la cocina — noté que se tensaba un poco, y no era para menos. Dino adora comer, pero no sabe ni hervir un huevo, seguramente la cocina debió quedar desordenada. Y eso que solo me hicieron una merienda simple, no quiero imaginarme como sería si cocinara. Suspiré — ¿Sabes qué? En el congelador hay un recipiente con sopa de verduras congelada que quedó de otra noche, ve y dile a tu tío que lo saque y no lo toque hasta las 7:30 — dije viendo el reloj que marcaba las 5:30 — Cuando lo caliente solo tiene que poner el caldo en una olla y llevarla al fuego por unos 15 minutos, ¿puedes decírselo? ¿Recordarás todo?

—¡Si!

—Bien, pero por las dudas repítemelo, ¿si?

 

 

Y así estuvimos un rato hasta que Akatsuki se lo supo de memoria y fue a decírselo a Dino. Una de sus cualidades es que tiene buena memoria, pero si tiene que recordar mucho tengo que ayudarlo a que se lo aprenda. No creo que tenga problemas a la hora de estudiar para un examen, sé que será un buen estudiante.

Un rato después Dino apareció antes de que me durmiera, se veía indeciso y se mordía el labio inferior, parecía nervioso. Esperé a que me dijera que le pasaba. Él se acercó y se sentó en la cama.

 

 

—Era la tía — ¿mamá llamó? ¿Por qué Dino no me avisó? — Dijo que Giotto se enteró que tuviste un hijo de Kyoya y viene para acá — ¡¿QUÉ!?

—¿Cómo se enteró? ¡Mamá me dijo que nunca iba decir nada!

—No se lo dijo, pero si se enteró por ella. Parece que Giotto la escuchó hablando contigo hace un par de años y supo que tuviste un hijo. Ahora me dijo que llamó a la casa, pero ninguno atendía, así que cuando dejaba un mensaje en la contestadora se le escapó que Kyoya era el padre de Akatsuki y Giotto enfureció. Como sabe que ahora vives conmigo viene para acá.

—¡Carajo!

—No pasa nada, cuando llegue seguramente Akatsuki estará en la guardería, trataré de calmarlo para que puedan hablar y no asuste al pequeño cuando llegue. Tu trata de dormir hasta la cena — revolvió mis cabellos con cariño.

 

 

Aunque me dijera eso no estaba nada tranquilo, pues no se de lo que Giotto es capaz. Jamás lo he visto enfurecido, molesto si, pero no al grado en que lo describió Dino. No dormí nada la siesta por los nervios, a causa de eso mi dolor de cabeza se hizo más fuerte y tuve que tomar una aspirina después de comer. Pero obviamente con el estómago lleno y todavía débil por el resfriado mi cuerpo me obligó a dormir, lo cual agradecí porque mañana iba a necesitar de toda la energía que tuviera.

 

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Bueno, aquí estoy todavía en cama. Son las 7:00 am, en otra habitación escucho a Giotto y Dino discutir. Hace un par de horas que Giotto llegó todo histérico y aún no se calmaba, aunque sus gritos eran más leves. Créanme que no es fácil ni lindo escuchar todos los insultos hacia mi persona, entiendo que esté así, pero no es como que sirva de algo gritar a los cuatro vientos lo que pasa. Pero conociendo lo rencoroso que es Giotto, seguro quiere que los vecinos escuchen y empiecen a hablar mal de mí.

En fin, Dino se encerró con él en una de las habitaciones del fondo al parecer, no creo que lo deje ir hasta que Giotto deje de gritar. En momentos como estos, me alegra que Akatsuki no salga de la guardería hasta las 11:30, espero que para entonces Giotto se quede afónico.

Y yo, estoy aquí sin poder volver a dormir por el escándalo.

Suspiré con resignación, y entonces la puerta se abrió.

Me quedé paralizado unos segundos creyendo que era Giotto. No mentiré, me dio algo de miedo, porque en su estado era capaz de hacer cualquier cosa, y yo en el mío no era capaz de defenderme. Pero al ver a Kyoya entrar me relajé para al segundo ponerme tenso. ¿Él también se enteró? ¿Giotto se lo dijo? ¿Vino a llevarse a Akatsuki para que Giotto y él lo críen y así salve su matrimonio? ¿Nunca me dejarán verlo otra vez?

Me quedé mirando a la nada asustado por las posibilidades que se me ocurrían, lo que más miedo me daba era perder a mi hijo. Pero no volví a la realidad hasta que sentí una mano en mi mejilla, misma que aparté de un manotazo... Fue ahí que noté la puerta cerrada y a Kyoya parado junto a la cama, con un abrigo en uno de sus brazos mirándome fijamente.

Ya no era el mismo desde que me volví padre, así que le sostuve la mirada con seriedad, no me dejaría intimidar.

 

 

—¿Vienes a quitarme a mi hijo? — al ver que no decía nada me desesperé y seguí hablando — ¿Vienes a llevártelo para salvar tu matrimonio con el idiota de mi hermano?

—No.

—¿Entonces vienes con buenas o malas intenciones?

—Vengo a que me digas si en verdad tu hijo es también mi hijo. Vengo a tratar de entender.

—No hay manera de que puedas entender los motivos por lo que hice todo esto. Tú no tienes hermanos, y tampoco te dejaste pisotear nunca por nadie. Pero si quieres saber, lo hice por dos razones: porque te amaba, y porque quería tener una parte tuya antes que Giotto. Lo odio por restregarme en la cara que salía y se comprometió con el hombre del que me enamoré, y si antes le perdoné todas sus burlas y bromas inmaduras que hacía para molestarme desde niños, no pude perdonarle esto... Y si tanto quieres saber, Akatsuki si es hijo tuyo también.

 

 

Vi como tensaba la mandíbula y los hombros, conteniendo su enojo. Soné más altanero de lo que quise, pero con ellos dos en la casa siento a mi familia en peligro.

La cachetada me la esperaba, tal vez porque mi conciencia siempre me dijo que esto es lo menos que merecía, a pesar de saber que Kyoya nunca le pondría la mano encima a un doncel o una mujer, de hecho, cada que imaginaba que se descubría el secreto sentía que lo que sea que Kyoya hiciera para castigarme lo tenía bien merecido, aunque me doliera. Y no lo culpaba, al contrario, estaba totalmente de acuerdo con que me golpeara, gritara o insultara. Pero no que alejara a mi hijo de mí.

 

 

—Quiero conocerlo.

—... Lo puedes ver cuando vuelva de la guardería — me sobé la mejilla izquierda — Pero no quiero que al volver encuentre a un loco gritando y se asuste, así que ve a calmar a tu- aún- esposo o llamo a la policía. Quién sabe si los vecinos también llamaron.

 

 

Me levanté para ir a darme una ducha caliente. Habré tardado unos 20 minutos bajo el chorro de agua. La verdad me sentí mucho mejor, la incomodidad del sudor y la alta temperatura se fueron, y aunque aún me dolían los músculos me cambié y bajé las escaleras con cuidado.

Justo como pensé había venido la policía. Dino estaba despidiendo a los oficiales, Giotto estaba sentado en una silla mirando el piso y respirando agitado, y Kyoya en el sofá esperando a que llegara Akatsuki. En cuanto puse un pie en la sala todos me voltearon a ver, y Giotto me miraba con odio.

 

 

—Traidor.

—No es mi culpa que no pudieras tener hijos — respondí de inmediato, era hora de dejar todo claro — Y me dices traidor como si me hubieras tenido confianza alguna vez. Biológicamente somos hermanos, pero nunca me trataste como uno. Mamá nunca hizo distinción entre los dos, nos amó por igual y nos dio lo mejor que pudo conseguir siendo madre soltera. Pero siempre quisiste más, todo lo que yo tenía lo tomabas y me dejabas casi sin nada — me detuve un momento a pensar —... ¿Esto es por no haber tenido a papá? ¿No te bastaba con el amor incondicional que mamá nos dio?

—¡Cállate! ¡Eres un maldito traidor de mierda! 

—Papá fue un maldito que usó a mamá para divertirse, no entiendo cómo es que sigas resintiendo no tenerlo después de que mamá nos contó la historia de cómo vinimos al mundo — tomé un poco de té que Dino me dio, estaba amargo, pero lo tomé de todas formas — Pero no importa. Nada de lo que digas va a lograr borrar la existencia de mi hijo, tampoco el que por algún extraño motivo no puedas concebir, porque el del problema eres tú, no Kyoya. Sino mira a Akatsuki, él es la prueba viviente — tomé una fotografía que ninguno de los dos notó que estaba en la mesita entre los sofás y se la pasé a Giotto.

 

 

Me senté en el sofá que quedaba frente a Kyoya y con calma fui tomando el té, Dino me puso una manta sobre los hombros y le agradecí. Podía ver como Giotto apretaba el marco con fuerza y luego su expresión se tornaba triste. Kyoya se levantó para quitarle la foto y ver a nuestro hijo, la miró por largo rato hasta que su expresión se volvió dulce y acarició el vidrio. Más enternecido no podía sentirme.

Akatsuki era físicamente parecido a mí, salvo por su cabello oscuro y porque no tenía una influencia negativa que lo hiciera sentir inferior y no le permitiera expresarse. A menudo pienso que yo pude haber sido como él si Giotto no hubiese existido o no hubiese sido un patán conmigo.

Miré a Giotto, se veía derrotado sobre la silla, sentí pena por él. Así que discretamente le hice señas a Dino para que se acercara y le susurré algo al oído, luego salió de la casa unos momentos.

 

 

—¿Vinieron juntos?

—No — respondió Kyoya.

—Bueno, son las 7:40, en tres horas y cincuenta minutos más o menos Dino irá por Akatsuki. Pueden quedarse a almorzar si quieren, pero si te quedas Giotto, quiero que te quedes tranquilo y no montes una escena o te pongas a gritar cuando lo veas, no quiero que se asuste — y por si las dudas agregué — O te quedas tranquilo o te vas, así de simple. Todavía puedo hacer que te arresten por alterar la paz de nuestro hogar y del vecindario — al ver que hacía un puchero enojado y se cruzaba de brazos evitando verme suspiré — Sigue igual — susurré — Supongo que no tengo que preguntarte Kyoya — al ver que asentía los dejé solos y fui a la cocina a ver que prepararía.

 

 

Por suerte mi hijo no era quisquilloso con la comida, así que la tenía más fácil, pero entre tantas opciones era complicado elegir. Al final me decidí por un pollo al horno con patatas y una ensalada, el calor del horno será bueno para la casa, pues Akatsuki vendrá con frío.

Dino volvió y se sentó a hacerle platica a Giotto, obligándolo literalmente a tomarse un té con miel para relajar la garganta, con tanto grito se hizo daño. Y yo, realmente me sorprendía haber llegado a este punto de alguna manera "armónica". Habría esperado golpes y más insultos, que la policía se llevara a Giotto y que Akatsuki terminara afectado por todo, y no me quejo, aunque fuera un poco extraño creo que las cosas son mejores así.

Repentinamente veo el marco con la foto de Akatsuki que Kyoya tenía frente a mí y luego sentí una respiración en mi cuello. Mi cuerpo se erizaba ante la cercanía que reconocía y anhelaba desde aquella primera vez. 

Ninguno dijo nada, no había necesidad. No nos estábamos comunicando sin palabras, nuestros cuerpos se necesitaban y cedían al toqueteo de las manos de Kyoya y los roces que mi trasero hacían en su entrepierna. Podía sentirlo, duro y caliente, deseoso de entrar en mí y hacer de las suyas, prácticamente gruñía entre cada mordida que le daba a mi cuello. Se sentía tan bien, hace tanto tiempo que no me sentía deseado, me gustaba.

Dejando la ensalada de lado di media vuelta y lo besé sin importarme nada más en ese momento, enganchando los brazos en su cuello, y cuando me abrazó para corresponder mi beso hundí mis dedos en su cabello, tirando ligeramente, sintiendo su suavidad.

Eso fue todo lo que hicimos porque el lugar y la situación no daban para más, no dijimos nada, solo me dediqué a terminar la ensalada y poner la mesa para cuando la comida estuviera lista. El tiempo se pasó enseguida y Dino fue por Akatsuki, quien sin notar a Kyoya o Giotto vino corriendo directamente a saludarme.

Podía ver a Kyoya mirar intensamente a mi niño, se le notaban las ganas de acercarse a abrazarlo. Giotto por otra parte se miraba pálido, sorprendido y sus ojos aguantaban las lágrimas. Salió de la sala rápidamente y Dino lo siguió para acompañarlo.

Yo por otra parte sabía que era el momento.

 

 

—Hijo, quiero presentarte a alguien — Kyoya se acercó a nosotros y volteé a mi niño sacándole la mochila y dejándola en la mesa de la cocina.

—¿Quién es ese señor papi?

Su pregunta con tono hostil se me hizo graciosa. Akatsuki se sentía amenazado e intranquilo con los extraños, y siempre que fruncía el ceño para verse intimidante le salía también un puchero. Era adorable, pero me pregunto si será propenso a hacerlos... En fin, hora de las presentaciones — Su nombre es Hibari Kyoya. Es tu otro padre.

—¿Qué?

—Sí, él es tu padre. Hasta tienen la misma marca de nacimiento.

 

 

Era verdad, los dos tienen ese lunar de forma circular en la curva que divide el cuello del hombro, eran idénticas. Y solo por si acaso le mostré a Kyoya la de nuestro hijo moviendo un poco su chaleco y camiseta. Kyoya se hincó quedando a la altura de Akatsuki y le mostró la suya.

Decidí darles un tiempo a solas mientras reviso que la comida no se queme.

 

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.

 

Era muy extraño estar comiendo todos juntos en tranquilidad, Akatsuki no dejaba de preguntarle cosas a Kyoya, creo que nunca lo vi hablar tanto- salvo aquella vez que me decía tantas obscenidades mientras me hacía suyo- trataba de complacer la curiosidad de nuestro niño, que lindo suena eso. Dino charlaba con Giotto tratando de distraerlo un poco, puedo imaginar que se siente agotado, triste y roto, miraba de reojo a Akatsuki y se deprimía más. Yo solo estaba pendiente de mi niño, limpiándolo cuando se ensuciaba y cortándole su pollo y patatas.

Cuando acabamos Kyoya se ofreció a ayudarme a lavar los platos, supongo que querrá decirme algo. Dino se llevó a Giotto y Akatsuki a jugar al cuarto de mi pequeño, espero no haya problemas o Giotto no diga ninguna indiscreción, de todas formas, Dino prometió hacerse cargo de él y confío en mi primo.

 

 

—¿Por qué elegiste "Akatsuki" como su nombre?

—Porque significa amanecer, y pienso que es hermoso. ¿Nunca viste el amanecer en todo su esplendor?

—No.

—No tienes idea de lo que te pierdes — le dije mientras enjuagaba los platos.

—Me he perdido muchas cosas.

—... Lo lamento.

—Quiero que Akatsuki viva conmigo.

—Eso no — declaré con seriedad dejando de enjuagar para mirarlo.

—Tú también puedes venir, los recibiré a ambos.

—¡Olvídalo! Estás loco. Estás en pleno divorcio. Oficialmente no somos nada. Y sería malo para nuestro hijo alejarlo de todo lo que conoce — le enumeré las razones de peso que existían — Te permitiré verlo porque es tu derecho, serás siempre bienvenido a esta casa y podrás verlo cuando quieras. Pero ninguno de los dos tiene derecho a tomar esa decisión, lo mejor para Akatsuki es lo que no le haga sentir incómodo. Tienes que pensar en sus sentimientos.

—...

—Eso es todo lo que puedo decirte — terminamos de lavar los platos y como Kyoya y Giotto viajaron de improviso sin realmente pensar tuve que prepararles un par de habitaciones.

 

 

Ummm, ahora que lo pienso me siento bien, se me había olvidado que tenía fiebre. La ducha hizo efecto, pero por las dudas tomaré la medicina.

Este fue un día estresante y cansado, no me sorprende que al tocar el colchón quedara inconsciente.

 

.

.

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.

 

Y bueno, así las cosas, han acabado.

Para antes de Primavera Kyoya era un hombre libre, y sorprendiéndome el 1er día de libertad me regaló una flor pidiéndome una oportunidad. Se la concedí, aunque traté de no verme demasiado feliz o entusiasmado. Akatsuki está feliz de vernos juntos.

De Giotto ya no supe más. Solo desapareció y ya, mamá está muy preocupada.

Seguimos viviendo en casa de Dino y Kyoya nos visita bastante seguido, aunque busca una casa o departamento para estar más cerca de nosotros. Dino sigue trabajando como maestro, aunque se sigue sonrojando cuando ve a Kyoya, no me preocupa demasiado... Por el momento.

Hace unas semanas adoptamos a una perrita de la calle, la bañamos, le dimos de comer y la llevamos con el veterinario para que la revisara y le diera las inyecciones necesarias. En un par de meses se repuso pues estaba algo delgada y para nuestra sorpresa ¡dio a luz a unos cachorros! Akatsuki está que se le cae la baba por esos perritos, no los deja ni a sol ni a sombra, los cuida mucho y los alimenta.

Kyoya pasa todo el tiempo que puede con Akatsuki y conmigo, me roba besos y hasta más pero no hemos llegado a la intimidad, todavía. Lo amo, por eso quiero que esto funcione.

Tal vez le imponga alguna condición para poder tocarme. 

A ustedes qué les parece. Yo opino que 10 primeras citas están bien. ¿Les parece demasiado?

 

 

FIN.

 

 

Notas finales:

Notas 1827Forever1827

*Aclaración: No estoy completamente segura que Akatsuki signifique "amanecer", solo lo leí en otro fic y como me gustó decidí usarlo*

 Notas 1827kratSN

Vaya, creo que Tsuna se fue al extremo literalmente. Sinceramente ver a Giotto en ese lado de su personalidad me causó una pequeña molestia extraña, no pude tomarlo con gracia, tal vez porque estoy metida en otra historia y Giotto es un amor. Efectos contraproducentes que desencadenarán en... jajaja no cuento más XD

Nos veremos cuando me den otra historia~

Muchos besos~


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