Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Llama viva por 1827kratSN

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

"Eres lo que comes" 

 

Suspiró por enésima vez mirando a través del vidrio el como su hermano pequeño se removía en la cama de sábanas blancas, tratando de zafarse de las ataduras a las que las enfermeras lo habían logrado someter para que no escapara. A veces se preguntaba por qué Tsuna no lograba ser normal como los demás. Definitivamente tendría una vida más feliz.

Y es que era tan cerrado. No dejaba que nadie lo ayudara ni le aconsejara. Hacía oídos sordos a lo que sea que le dijera la gente para ayudarlo y que no siguiera auto-destruyéndose. Pero no pudo soportarlo más. Si Tsuna no quería ayudarse a sí mismo lo obligaría, no importa que lo odiase, le gritase o lo insultara. Por algo era su hermano mayor, debía ayudarlo. Y suponía que era una suerte que Tsuna fuera aún menor de edad.

Sintió una vibración en el bolsillo de su pantalón y sacó su celular. Alaude llamando era lo que resaltaba en la pantalla, pero decidió ignorarlo. Extrañaba mucho a su novio, pero era Tsuna quien más lo necesitaba ahora, no podía perder un solo segundo. 

Tenía que hacer lo que fuera necesario para salvar a su hermanito.

 

.

.

.

.

 

Seis años después... 

 

 

—Giotto, ¿por qué haces las cosas así?

—¿Eh?

 

 

Se hizo el silencio, todos querían preguntar lo mismo que G -el que menos tacto tenía- acababa de cuestionarle al rubio con cabellos anti-gravitatorios que junto a su pareja -otro rubio con cara de palo amargo- inflaban globos azules y naranjas para la decoración del restaurante de sushi de su otro amigo Asari, a quien el pelirrojo denominado G llamaba friki de la flauta. Pero no querían incomodar a Giotto siendo un tema que parecía deprimirlo, aunque lo disimulara -no muy bien, cabe destacar-.

Sin embargo, el pelirrojo ya se había hartado de vivir con la incertidumbre y decidió salir de dudas, tratando de ignorar la mirada asesina de Alaude quien notaba lo tenso que su novio se encontraba.

Los demás -Asari, Daemon, Knuckle y Lampo- miraban sin disimulo al rubio menor esperando la respuesta.

Giotto viéndose acorralado no tuvo de otra que tratar de volver a respirar para tranquilizarse y agarrar fuerzas para que no le temblara la voz. Era muy doloroso para él recordarlo, y peor tener que contarlo todo. Especialmente porque sabía que si lo hacía inevitablemente terminaría llorando, y no quería llorar. No quería que lo vieran así.

El rubio mayor, Alaude, suspiró y tomando la mano de Giotto lo atrajo hacia él para abrazarlo y esconderle la cara en su pecho, sabiendo que eso le tranquilizaría. A Giotto le calmaba que nadie pudiera ver sus expresiones en momentos así.

 

 

—Yo respondo.

—¿Tú lo sabes Alaude? — preguntó G.

—Sí.

—¿Desde cuándo? — entrecerró los ojos con suspicacia.

—Casi 5 años. Así que no interrumpan, es difícil para Giotto — acarició la melena rubia con suavidad sabiendo lo mucho que el rubio menor lo disfrutaba — Tiene un hermano menor llamado Tsunayoshi, el cual actualmente tiene 21 años. Sufrió una fuerte depresión cuando sus padres fallecieron, lo que desencadenó en un desorden alimenticio que casi le cuesta la vida. No daré muchos detalles, sólo deben saber que, por su bien, Giotto lo internó en un hospital donde lo ayudaron con su problema. Ahora está mucho mejor y salió hace poco, Giotto y él viven juntos, y si decoramos el restaurante es para celebrar su regreso y hacer que Tsunayoshi pase un buen momento.

—¿Eso es cierto, Giotto? — preguntó G, a lo que el rubio asintió aún oculto en el pecho de su novio que lo envolvió en un abrazo — De acuerdo, sigamos.

 

 

Las actividades volvieron a reanudarse mientras cada uno intentaba ignorar a la pareja que ahora se besaba con pasión. Alaude llegaba a conocer mejor a Giotto que éste sí mismo, por eso sabía cuándo necesitaba distraerse. Y cuando se besaban podría decirse que Giotto perdía la consciencia para volar en la bruma de sensaciones que lo llenaban.

Y así el restaurante quedó listo gracias a cinco personas no muy contentas que miraban con molestia y algo de enojo -algunos más disimuladamente que otros- a la pareja que sentados muy juntos, eran ajenos a todo el trabajo que tuvieron que hacer para que todo quedara listo.

 

 

—¿Vendrán sus hermanos? — se atrevió a cuestionar Giotto aún entre los brazos de Alaude, sentado en sus piernas y recibiendo tiernas caricias.

—Hayato estaba ocupado.

—Takeshi me dijo que tenía una cita.

—Lambo no quería venir. Está deprimido porque terminó con su novio.

—Ryouhei tuvo que cuidar a Kyoko que tenía gripe. Cuando la fiesta termine les llevaré de comer.

—Nufufu~ Nagi tenía estudiar para un examen.

—¿Y el cabeza de piña? — cuestionó el único pelirrojo.

—Debe andar de vago por ahí, no me interesa — se encogió de hombros el de peinado de melón.

—Entiendo. Supongo que es mejor así. A Tsuna no le gustan mucho las personas.

 

 

Los demás prefirieron ignorar el comentario, con lo contado por Alaude y la reciente afirmación de Giotto ya estaban un tanto inquietos. Algunos se preguntaban si tenían que saber alguna cosa que no debieran hacer para molestar al hermanito de Giotto, pero no querían ser indiscretos y poner mal al rubio menor. Aunque no es que Lampo se considerara a sí mismo como discreto, así que fue directamente a preguntarle a Giotto, sólo para volver unos muy pocos minutos después.

 

 

—Giotto dice que no le demos nada dulce a Tsuna. Ni bebidas, ni comida. Cero dulces.

—Ya entiendo — comentó el pelirrojo.

—¿A qué te refieres G? — preguntó el siempre sonriente y calmo Asari.

—Sólo hasta con ver la comida. Hay de todo menos cosas dulces.

 

 

Y era cierto, había pizza, pasta, sushi, papitas. Nada dulce. Incluso tampoco había gaseosa, sólo agua mineral. Ni siquiera postre.

En eso la puerta del local se desliza dejando ver a un adorable castaño de aparentes... ¿un minuto? ¿Que acaso el chico no debía verse de 21? Miraron a Giotto esperando una explicación, pero ya no estaba en los brazos de Alaude. Volvieron a ver al chico y si, ahí estaba Giotto dándole un abrazo al parecer de todos asfixiante. Pero no pudieron evitar notar que el chico no parecía sufrir, no se movía. Ni siquiera correspondía el abrazo.

¿Qué estaba pasando?

Giotto llevó a su hermano a sentarse a la barra y aprovechando la distracción de este les suplicó a sus amigos con la mirada que actuaran normalmente. Claro que solo Alaude lo entendió, así que fue él el encargado de explicarlo. Los chicos se miraron unos a otros para suspirar e ir a sentarse, presentían que sería una velada un poco incómoda.

 

 

.

.

.

.

 

 

Giotto suspiró aliviado cuando él y Tsuna- acompañados por Alaude- dejaron el restaurante para ir a casa. La fiesta había sido un tanto agobiante, Tsuna habló un poco con cada uno de sus amigos, no mucho, pero eso ya era un gran avance, comió bastante sushi y pizza y un poco de lo demás junto con bastante agua. En lo que se refiere a la alimentación de su hermano podía darse por satisfecho, había comido más de lo usual y esta vez no hubo verduras.

Alaude se había ofrecido a acompañarlo y no se negó a ello. Luego del episodio antes de la fiesta era normal que Alaude se preocupara, y eso significaba que no quería dejarlo solo. Así que llegando le preguntaría si se quedaba con él, la verdad es que deseaba dormir a su lado.

Miró a su hermano que iba bien abrigado y sin mirar a nadie en particular. No porque tuviera frío, sino porque estaba muy delgado y no quería que los demás lo vieran así. No quería que Tsuna sintiera vergüenza de sí mismo. 

Toda la fiesta llevó puesto el abrigo verde.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el súbito detenerse de Alaude quien le tomaba de la mano. Lo miró esperando una explicación, pero este miró al costado y es cuando recordó la presencia de su hermanito por lo que miró hacia donde estaba y... No lo vio. ¿Dónde estaba?

Lo buscó con la mirada y al encontrarlo, bueno. Digamos que un TIC atacó su ceja izquierda mientras que Alaude sonreía divertido.

El pequeño Castaño -en estatura, no en edad- se hallaba en brazos de un azabache parecido a Alaude, recibiendo un beso suave y lento. Al alejarse el Azabache comprobó con satisfacción que como de costumbre las mejillas de su castaño se ponían rosadas y sus ojos normalmente vacíos adquirían un brillo especial.

 

 

"Y eso que sólo lo besé. No me imagino como será cuando lo haga mío" — pensaba el azabache. Y siendo sincero esperaba que eso pudiera pasar pronto.

—Hm, hm — el rubio menor interrumpió deliberadamente carraspeando — Buenas noches Kyoya, es tarde. Debemos irnos a casa — decía con toda la mala intención, no le agradaba ese Azabache.

—Mi casa queda cerca, Tsunayoshi puede pasar la noche ahí.

—De ninguna manera, Tsuna...

—Quiero ir con Hibari-san — hizo saber el castaño abrazando posesivamente al azabache que miraba con superioridad a Giotto, el cual quería asesinarlo.

—Debes descansar Tsuna — intentó razonar con su hermano.

—Tengo 21 años, es mi decisión.

—Pero...

—Vamos — Alaude tiró de Giotto para que no siguiera alegando, intuía que Tsuna no tenía mucha paciencia y recordarle a Giotto su ya más que real mayoría de edad era su último recurso para convencerle antes que estallara en gritos y reclamos — Ya no es un niño, déjalo hacer su vida.

—¡Pero ese idiota se va a aprovechar de él!

—No creo que a Tsuna le moleste, se nota que le gusta — se apresuró a cortar el reclamo de su rubio — Además como ya te ha dicho tiene 21 años, no puedes seguir tratándolo como a un niño. Creo que Tsuna apreciaría que confiaras en él lo suficiente como para dejarlo tomar sus decisiones y equivocarse solo. Si necesita ayuda déjalo que sea él quien se acerque a ti a pedirla, o a cualquier otro. Pero dale espacio... Y si te preocupa que coma dulces, bien sabes que a Kyoya no le gustan.

 

Ante todas esas verdades Giotto no pudo sino permanecer callado lo que restaba el viaje, su conciencia no le ayudaba mucho dándole la razón a su rubio amor.

 

 

.

.

.

.

 

 

Si había algo que a Kyoya le gustaba, era mirar a Tsuna después de hacer el amor. Admirar su piel brillosa por el leve sudor pre-seco, las mejillas aún rosadas en su dulce rostro dormido, las leves marcas de besos en lugares diferentes cada vez, salvo en el cuello porque Tsuna adoraba que besara su cuello. Y lo mejor de todo era verlo acurrucarse a más junto a él, y saber que podía besarlo, hablarle, y Tsuna reaccionaba.

Con los besos suspiraba y sonreía.

Y, aunque no tuviera muchas pruebas, quería creer que Tsuna lo escuchaba y su mente lo asimilaba inconscientemente.

 

"No necesitas comer tantos dulces, ya eres dulce sin ellos" — fue el susurro que acostumbraba a decirle.

 

Y es que sabía perfectamente cuál fue el problema de Tsuna. Al criterio de Tsuna fue lo suficientemente confiable para hablarle de su problema.

La muerte de sus padres le provocó depresión, y al no querer ver a su hermano tan triste comenzó a comer dulces y golosinas en grandes cantidades para mantenerse de buen humor, ya que su madre le dijo que una sonrisa mantiene a todos felices, aunque estén tristes. Por eso dejó de comer como regularmente lo hacía y se dedicó a sólo ingerir dulces. A tal punto de casi convertirse en diabético... Y cuando su hermano se dio cuenta y quiso ayudarlo Tsuna estaba muy perturbado y agresivo, se había vuelto adicto, no a los dulces, sino al placer que le provocaba comerlos. Es por eso que Giotto lo internó en una clínica de rehabilitación psiquiátrica en la que lo trataron con terapia de electro choques, pues su trastorno era muy fuerte. También acudió a una nutricionista que ayudó mucho a que Tsuna se curara.

Y el resultado fue exitoso, aunque bastante doloroso para Tsuna. Más encima Giotto anda de paranoico creyendo que si Tsuna come dulces volverá a su adicción. Lo cual no es cierto, porque desde que comenzó salir con Tsuna se permitió guardar en su casa algunos postres, caramelos y chocolates, y cada vez que Tsuna lo visitaba -que no era muy seguido- los devoraba.

En resumen, la salud de Tsuna está bien, no hay muchas probabilidades de que vuelva a caer. Pero incluso si las hubiera, estando ahora a su lado Kyoya no permitiría que sucediera.

Era una promesa que se había hecho por el bien de su hermoso novio cuyo desarrollo físico se había visto afectado por la alimentación incorrecta. Aparentando ter no más de 15 años cuando en realidad es mayor que él por 4 años. Fue tan gracioso cuando Tsuna se creyó un asalta cunas por sus pensamientos pervertidos con él.

Con esos graciosos recuerdos cedió al sueño siendo recibido por los brazos de su lindo castaño que buscaba su calor.

 

FIN.

 

 

Notas finales:

 

Antes que nada, debo decir que no he publicado el fic corregido porque olvidé que había nuevo fic. ¡Rayos! ¡Cuando me di cuenta fue el lunes, pero no tuve tiempo! Ahora que me puse a pensar, guardé el fic sin siquiera fijarme, estaba de apuro y tal vez por eso lo olvidé. Pido millón de disculpas, pero si demoro de nuevo mereceré reprimenda XD

Bueno, como de costumbre dejaré mi “visión del fanfic” …

Cariño, confieso que me dio miedo leerlo. Empezó demasiado tétrico, como que sería tragedia. Ahora paso por una crisis emocional debido a “problemas de clase” y temía bloquearme si leía algo que me rompiera en pedazos (sí, estoy sensible XD). Pero terminé riéndome con lo de Kyoya… wow, fue un cambio demasiado brusco.

Ahora debo decir que este shot daba para más, el desarrollo pudo ampliarse con un relato de los días de crisis, de cómo empezó el 1827 o (aunque no creo haber podido soportar el leerlo) una trama más oscura, como una mala reacción por comer un dulce de nuevo. No sé… creo que estoy perturbada y ahora todo lo veo de forma agónica… pido disculpas por eso XD

Eso es todo. Si puedo mañana subo el otro fic~

PD: revisa los comentarios

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).