"A veces sonreír es peligroso, porque no solo las buenas personas se enamoran de tu sonrisa"
"Mamá me dijo una vez que mi tía era una persona muy alegre, vivaz y bonita. Sonreía a todo el mundo, pero mucho más a quienes lo necesitaran.
Tal vez eso fue lo malo.
No todo el mundo es bueno o confiable, lo sé. Mamá dice que papá no era bueno, nos dejó hace mucho tiempo. A mí me molestan en la escuela, también por los reportajes en los noticieros sobre gente que mata, roba o hace daño grave a otros. Mi tía terminó siendo uno de esos casos.
Ella vivía con nosotros. Salió a hacer las compras mientras yo iba a la escuela y mamá pagaba las cuentas. Para cuando terminaron las clases mamá no llegó a buscarme, y mi maestra se quedó a esperarla conmigo, pero pasada una hora decidió acompañarme. Cuando llegamos había una patrulla en la calle y mamá hablaba con un policía, se la veía muy nerviosa y lloraba. En cuanto notó mi presencia corrió a abrazarme y no paraba de llorar pidiéndome disculpas por no haber ido a buscarme.
En ese momento era muy pequeño y no entendía la situación, pero mi tía había desaparecido. Nadie sabía dónde estaba, era como si se la hubiera tragado la tierra.
Mamá durante mucho tiempo estuvo triste y deprimida, yo no entendía nada, y aunque quería preguntar no lo hacía para no entristecerla aún más. Solo cuando entré en Secundaria me atreví a preguntarle lo que había pasado exactamente, y deseé no haberlo sabido.
Mi tía Luce desapareció porque un hombre desconocido para nosotros -pero conocido para ella- la secuestró y la mantuvo cautiva por varios años. Su cuerpo fue hallado un par de años antes de entrar a la Secundaria, yo tendría 9 años, por esas fechas mamá estuvo muy deprimida y tuve que hacerme cargo de cuidarla, alimentarla y de la casa. Ese sujeto había sido una de las personas que pasaba por alguna mala situación y tía Luce le brindaba apoyo, ropa, comida. Mamá dice que el sujeto confesó haberla mantenido cautiva, confesó que mi tía le había gustado por su sonrisa, pero cuando le pidió una cita ella lo rechazó y él no pudo soportarlo, así que la tomó desprevenida a plena luz del día y se la llevó a una cabaña abandonada en el bosque donde él vivía, y la violó prácticamente todos los días... Al final confesó que tuvo que matarla cuando ella se escapó por un descuido suyo. La persiguió por el bosque, ella corría y tropezaba de vez en cuando, y de no haberla atrapado a tiempo hubiera logrado pedir ayuda a un grupo de campistas cerca de ellos. La mantuvo callada y terminó asfixiándola porque no querían que escucharan algún grito de ella y lo descubrieran, no quería ir a prisión.
Por eso me da miedo sonreír. No quiero atraer a malas personas, no quiero atraer a nadie. No quiero que me hagan daño como se lo hicieron a ella"
Terminó de escribir dando un suspiro, dejó la lapicera en su lugar y cerró su diario privado. La Psicóloga ya le había dicho que era terapéutico escribir sus miedos, problemas, preocupaciones y tristezas, que el solo hecho de expresarlos le quitaba un peso de encima. Y vaya que tenía razón.
Actualmente estaba intentando tener una relación, necesitaba enfrentar sus miedos, necesitaba aprender a ser fuerte. Quería vivir la vida plenamente justo como su tía le aconsejó cuando aún vivía. No quería vivir oculto y con miedo a que algo malo le pasara.
—¿Estás listo?
—Sí.
Y ese Azabache de hermosos ojos azules era quien podía ayudarlo a lograrlo.
Hoy era el baile de graduación de la Universidad, era momento para divertirse y pasarla bien.
—Vamos — él le tendió la mano y la aceptó con una sonrisa, que fue recompensada con un tierno beso.
Y con quien quería era pasarla bien era con Kyoya.
FIN.