La casa estaba justo como la recordaba, los mismos muebles polvorientos, el mismo olor a alcohol, las botellas tiradas en todas partes, todos los recuerdos que guardaba de su vida entre esas paredes se habían exagerado y no podía dejar de sollozar…Si tan solo Harry hubiera llegado ya por el…
Estaba seguro de que iba a volver por él.
Su padre se aproximó al rincón en donde estaba atado, Manny se esforzó por parecer amenazador, pero sus gestos y sus ojos enrojecidos solo hicieron reír a Roy.
-Ya está bien, déjate de tonterías, ¿no recuerdas lo bien que lo pasábamos?- Roy se acercó a Manny y lo levanto para luego llevarlo al comedor, mientras el pequeño no dejaba de retorcerse
- ¡YA ESTUVO BIEN, DEJA DE MOVERTE!- ¿Por qué no podía su hijo comportarse bien y aceptarlo de nuevo? Nunca le había dado tantos problemas, además ahora estaba mejor alimentado y era más fuerte, no se parecía nada al niño debilucho, vulnerable e inactivo que había criado.
Había dos platos en la mesa y Roy dejo a su hijo frente a uno de ellos, después se sentó junto a él e intentó darle una cucharada, pero Manny no abría la boca.
-Vamos, no tiene nada raro, lo juro- Roy tomó una cucharada del plato de su hijo para probar su inocencia - Ahora, ¡comételo!
Empujo con más fuerza la cuchara dentro de la boca de su hijo, haciéndole daño y tirando parte del contenido sobre el niño.
-Pero mira que desastre hiciste, vamos, se un niño bueno y…-Roy se estaba acercando demasiado, cada vez estaba más cerca de la cara de su hijo, de pronto sonrió y le dio un forzado beso en la boca, sin dejar que el pequeño se separara… cuando al fin se soltó, Roy se apartó de su hijo, enfurecido.
-¿Quién dijo que podías parar, estúpido?- Roy no podía creerlo, ¿cómo se atrevía ese mocoso a desobedecerlo?
-P-pero…yo no…
-¡¡CÁLLATE!!
Roy, enfurecido, tomo el plato y volcó su contenido sobre la cabeza de Manny, lanzándoselo luego y lastimándolo, luego se marchó, pero algo no estaba bien, no había sido el niño el que rompió el beso, nunca se atrevería, había sido el mismo, ¿Por qué? Ya no era lo mismo, ya no sentía lo mismo por su hijo…
Manny intento bajar de la silla, pero se cayó y simplemente se quedó en el suelo, sollozando, esperando a que Harry llegara por él. Ojala fuera pronto.
…
Cuando Tony llego a casa de su vecino y amor platónico y entro por la ventana que se encontraba abierta, lo primero que vio fue al niño de pelo azul que se encontraba tirado en el piso. Perfecto, si su amado Roy lo quería, lo único que tenía que hacer era llevárselo, obviamente Roy lo seguiría.
Se acercó al niño y lo levanto para llevárselo, pero eso lo despertó.
-¿Harry? ¿Robin?- El niño hablo con una voz temblorosa, parecía a punto de llorar.
-¡¡¡Shhh, guarda silencio!!!-Tony no tenía tiempo para eso…él pequeño se veía tan inocente…
-¡Vinieron por mí!-No, no podía ser, no podía gustarle nadie más a Roy, mucho menos un chiquillo tan torpe y feo como el que llevaba en brazos
-¡Cállate!- El niño estaba despertando, más le valía salir de ahí rápido….
-¡¿¡¿Espera, quien eres tú!?!? , ¡Bájame ahora!- Enojado se veía aún peor…
-Hey, espera un momento, ¿sí?, voy a sacarte de aquí…
-No, déjame, quiero ver a Harry, ¡no! , ¡Suéltame!- Quien fuera ese tal Harry, parecía importarle mucho al hombrecito…-¡¡Robin!! ¡¡Harry!!
-Salió por la ventana con dificultad a causa de su carga, que no dejaba de moverse, y se dirigió tranquilamente a su casa, dispuesto a darle una ducha al pequeño para luego poder hablar tranquilamente con él. Tenía todo perfectamente planeado, pronto lograría que el pequeño hombrecito se olvidara de los otros.
Iba a tener demasiados problemas como para recordar a su antigua familia.
….
Harry no había dejado de temblar en todo el camino, no dejaba de pensar que era su culpa que Manny hubiera vuelto con Roy, si hubiera tenido más cuidado…
-Rojo, tranquilo, no va a pasarle nada, además, mira, ya llegamos.
Había pasado mucho tiempo desde que Manny se había perdido, Robin solo esperaba que su amigo no enloqueciera y que Manny estuviera bien.
Cuando entraron a la casa, Harry corrió por todas las habitaciones gritando el nombre de su niño, para mala suerte de Robin, que tenía miedo de encontrarse cara a cara con el hombre que había hecho cosas tan horribles. Para su suerte, Roy no se encontraba en casa, pero tampoco estaba Manny.
Harry se sintió desvanecer.