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Un único deseo por Amelia_Badguy

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Debía admitir que esa casa no estaba mal. Si bien no era la más grande o la más limpia -después de todo llevaba varios años abandonada ahí en la montaña-, era una casa aceptable para vivir, se dijo suspirando.

Cuando llegó se había encargado de limpiarla, pues no tenía mugre como cosas amontonadas ni nada de eso, era simplemente la naturaleza buscando reclamar lo que por derecho le correspondía, pero ahora él vivía en esa pequeña casa en la montaña.

Acostumbrarse a eso había sido fácil, es decir, toda su vida había sido un pirata espacial, acostumbrado a dormir en cualquier lugar que quedase en pie en el planeta que iba a conquistar, por eso no le molesto dormir ahí. Había limpiado, la cama estaba decente, a pesar de los años, y habían cosas que se podían utilizar aun, se decía.

Ahora estaba sentado afuera, en medio de la noche. Nunca había observado la noche en el planeta Tierra, pero se veían brillar muchas estrellas, aunque claro, la Luna no estaba por algún motivo que no comprendía simplemente, por lo cual las noches solían ser mucho más obscuras en el aquel planeta, pero simplemente tenía prendida una fogata, donde cocinaba un pedazo de carne de un animal que había cazado.

No esperaba que en esa montaña hubieran dinosaurios y esas cosas, pero así era. Habían diferentes especies que eran fáciles de cazar en realidad, algunas creían que con atacarlo lograrían algo, pero siempre las mataba y aprovechaba su carne.

Kakarotto le dijo que podía vivir ahí, sabía que esa había sido la casa del idiota cuando había sido un niño, lo cual lo hacía sentir algo incómodo, después de todo estaba en la casa que había pertenecido al alfa, pero siempre sacaba esos pensamientos de su mente. No tenía ningún lugar donde vivir y aquel era perfecto. Podía entrenar en el bosque, cazar, fortalecer instintos que tenía olvidados, para ir perfeccionando otras áreas de su entrenamiento, que aunque ya no era tan fuerte como antes, pues no podía modificar la gravedad, lo estaba llevando bastante bien.

Aunque claro, para su desagrado todavía no lograba llegar a ser un súper saiyajin. No entendía como ese alfa lo había logrado, sólo recordaba verlo. Recordaba llegar donde estaba Kakarroto combatiendo con Frezzer y ahí ver al guerrero con su cabello dorado, siendo mucho más poderoso que cualquier guerrero existente.

Un suspiro pesado brotó de sus labios, debía averiguar qué cosas que debía hacer para poder llegar a ese nivel de poder, aunque no lo comprendía. Había sido más fuerte que aquel idiota cuando llegó a la Tierra, ahora él lo superaba por mucho, haciendo que odiara todo aquello.

Por esa noche no quiso pensar más, simplemente tiro un poco de tierra y agua a la fogata que tenía, después de terminar de comer, para ir a la cama a dormir, debía seguir entrenando, para ser más fuerte, no dejaría que su condición lo limitase ni nada de aquello, se repetía una y otra vez, como si aquello fuera a quitar todos sus problemas de una vez por todas.

.-.-.-.-.-.-.

— Ya no quiero vivir aquí contigo... — Todo había prometido ser una noche tranquila, después de cenar, Gohan había vuelto a hacer sus deberes como siempre, aquellos que le quedaban para poder dormir. Chi-Chi había estado terminando de lavar la loza de la comida y él simplemente había dicho aquello que sentía.

No quería estar más ahí, no quería vivir más al lado de aquella mujer, que de un tiempo le había dejado de llamar completamente la atención. Ni su aspecto ni el olor que ella desprendía era en realidad algo serio para él, pensó, sintiendo como uno de los platos que estaba siendo lavados se rompía, anunciando lo que vendría.

— ¿Qué acabas de decir, Goku? — Le preguntó la mujer mientras se giraba para ver a aquel hombre con que se había casado.

En retrospectiva él únicamente había cumplido con una promesa de algo que ni siquiera conocía, no es como si él hubiera estado interesado en ella desde un principio o algo así... es decir, nunca habían compartido un beso, pues él no entendía el significado de aquello y ella nunca le había explicado en realidad.

— Eso, Chi-Chi, no quiero vivir más aquí, no quiero vivir más contigo — Le respondió como si nada, encogiendo un poco sus hombros, estando sentado aun en la mesa de la cocina, aquella que usaban para comer. Sabía que era mejor decir aquello de una vez por todas, es decir... no sentía nada por ella, no quería seguir alargando algo que nunca sería posible, no quería seguir en aquella casa donde no se sentía cómodo.

— ¡No puedes decir eso ahora! ¡Tenemos una familia, Goku! ¡No puedes simplemente irte, para ir a hacer tus cosas de maleantes! — Le grito de aquella manera en que hacía que los oídos del alfa dolieran. Odiaba cuando ella gritaba de esa forma en realidad, siendo que suspiró pesadamente, cansado de todo aquello, de esa situación que no era cómoda para él ni nada de eso.

Sólo quería una vida simple, siempre había deseado aquello, enfrentarse a enemigos fuertes, divertirse como lo había hecho cuando pequeño, participando en los torneos de las artes marciales, sin necesidad de nada más para vivir que su fuerza, sólo eso. Nunca le había agradado el hecho de ser regañado siempre, de que lo obligaran a comportarse de formas que no le gustaban, ni nada de eso.

Él no era una mala persona para que le dijeran maleante, sólo quería cosas distintas, cosas que la mujer humana frente a él nunca comprendería, pues, aunque sonara mal, eran de otra especie en realidad. Ella se iría marchitando, ella moriría mucho antes de que a él si quiera se le comenzara a mostrar un poco su edad. Él quería su libertad, mientras que ella vivía del qué dirán y quería tener una vida perfecta, una familia perfecta aunque nunca sería de aquella forma en realidad.

— No son cosas de maleantes, yo no soy un maleante ni nada de eso, Chi-Chi, sólo no quiero estar más acá, no me agrada... no me gusta tener que hacer esas cosas que no me agradan, como trabajar, ¿por qué tengo que hacer eso?, estamos en una montaña, aquí está todo lo que necesitamos, la carne, el agua, todo... siempre traigo la comida, me gusta entrenar, no lo puedo evitar. Me gusta jugar con Gohan, pero ti nunca te agrada eso... siempre quieres que hacer que estudie y aunque él es listo, lo sigues presionando y no te gustan las cosas que hace... sólo... no quiero estar aquí y me iré — Termino de hablar cuando sintió, a penas, para él, la bofetada que le dio con fuerza la mujer, fuerza para ella, pues a él eso ni siquiera le dolería.

— ¡Eres un mal agradecido! ¡Nunca te ha importado nada! ¡Sólo pelear y pelear! ¡Esas cosas no son buenas para nada! — Le gritó, pero el saiyajin simplemente suspiró pesadamente y se levantó de donde había estado sentado. Recogería sus cosas y se iría, pensó. Recogería sus cosas y simplemente saldría de aquella casa, donde ya nada le agradaba ni nada podría mejorar.


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